Los que llevamos muchos años en este mundillo, y que hemos seguido con más o menos atención el culebrón de su desarrollo, aún no nos podemos creer que vayamos a poder disfrutar por fin de Duke Nukem Forever, el ya cercano 10 de junio, para PC, PlayStation 3 y Xbox 360. Un título que va a salir catorce años después de su anuncio, en 1997, batiendo todos los récords habidos y por haber de desarrollo más largo en la historia de los videojuegos. Después de que 3D Realms quebrara en 2009, y gracias a Gearbox y 2K Games que han recuperado el proyecto, hemos podido por fin probar no ya un juego, sino casi un mito en esta industria.
Asistimos a una presentación organizada por 2K para únicamente probar el multijugador, aunque como se nos dijo, no será lo más importante, ya que la base es la campaña para un jugador, que durará bastantes horas, o al menos más de lo que nos tienen acostumbrados últimamente los juegos de acción en primera persona. Antes de ponernos manos a la obra –con la versión de PC y en una divertida sesión junto a otros compañeros de distintas webs, con campeonato por medio incluido-, se nos advirtió que esto no es un Call of Duty, que es un multijugador clásico, similar al de aquellos shooters de finales de los 90 como Quake 2, Unreal Tournament o el propio Duke Nukem 3D, y cuanto nos alegramos, ya que se nos había olvidado lo divertidos que eran.
Probamos –y parece ser que es lo que tendrá la versión final- sus cuatro modos de juego. Dukematch –un clásico todos contra todos-, Team Dukematch –todos contra todos pero por equipos-, Hail to the King -en el que por equipos tendremos que controlar distintas zonas el mayor tiempo posible para sumar puntos- y Capture the Babe -el captura la bandera de toda la vida pero con una chica en brazos y una pequeña curiosidad, que ya ha generado polémica, y que comentaremos más adelante-. Podremos jugar ocho jugadores, habrá unos diez mapas, y hemos contado al menos nueve armas distintas y varios tipos de granadas y algún que otro ítem como el jetpack o el Holoduke –un holograma o señuelo de nuestro personaje que engaña al resto de jugadores-. Estos son los datos así en frío, que no parecen espectaculares, pero vamos con las sensaciones, que al menos en nuestro caso, sí fueron bastante más calurosas.
Primero jugamos todos contra todos, en un mapa que era una especie de poblado del Salvaje Oeste. Comentar que todos los jugadores serán Duke, una decisión cuanto menos peculiar, pero al que podremos "tunear" o personalizar. A lo largo de las partidas iremos ganando experiencia y subiremos de nivel, pero aquí no parece que vayamos a contar con nuevas habilidades y armas como se ha puesto de moda en el género, sino que desbloquearemos accesorios para personalizar a nuestro personaje. Estas opciones de vestuario se aplican a tres partes: la cabeza, la cara y el torso. Sombreros árabes, de cocinero, samurái, de pollo, con una flecha, de calabaza de Halloween, gorrocóptero, gafas de sol de topo tipo, incluso unas con una nariz que nos da aspecto de Groucho Marx, camisetas con mensajes un tanto peculiares… Un montón de accesorios para desbloquear que en combinación dan a Duke un aspecto de lo más peculiar y gracioso, y que hacen que se diferencien los distintos jugadores durante la partida.
Ya en acción nos lo empezamos a pasar bomba a los pocos segundos de comenzar a pegar tiros. Aunque el multijugador solo vaya a ser para ocho jugadores, los mapas se han diseñado de acuerdo a esto con un tamaño bastante reducido, por lo que los tiroteos y la locura son constantes. Hay otros shooters con muchos más jugadores en los que debido a las enormes extensiones de los escenarios pasas ratos en los que no te cruzas con nadie, aquí eso no ocurrirá. Solo podemos llevar dos armas a la vez, y estas aparecen siempre en los mismos sitios, aunque una vez las ha recogido alguien tardan un buen rato en volver a aparecer. Pistola, escopeta, ametralladora, lanzamisiles –hay dos tipos, el clásico RPG y el Devastator, que lanza numerosos proyectiles muy rápidamente, bastante letal-, pistola de rayos o railgun, rifle francotirador, el rayo reductor con el que encogemos a nuestros rivales que después pisamos, y el rayo congelante, con el que dejamos a los otros jugadores hechos un cubito de hielo que luego acercándonos y dando un golpe podemos destruir.
Aunque como siempre al principio hay algunas armas que te caen más en gracia que otras, después de jugar una buena sesión todas se muestran útiles, incluso el rayo congelante que al principio no nos gustó al final nos acabó convenciendo. Por otro lado hay bastantes y curiosos ítems, desde invisibilidad al que comentamos de crear un señuelo, y el jetpack -que parece ser que no estará en la campaña y solo en el multijugador- le da un aliciente más a la acción, ya que es divertido cuando un jugador está volando haciendo mucho daño desde arriba y todo el mundo le intenta acertar en el aire. Las granadas son muy graciosas – y efectivas- en el caso de las que se activan con control remoto, ya que al pulsarlo suena como el mando a distancia de un coche, y podemos tirar varias a la vez, alejarnos y pillar a un despistado explotándolas todas. Después de jugar este todos contra todos, pasamos a jugar en equipos, cuatro contra cuatro –rojo y azul-, en un mapa muy divertido.
Este es una especie de almacén en el que hay un ente o masa de carne alienígena en el centro, y al que diversos saltadores repartidos por las esquinas te lanzan, montándose auténticas carnicerías sobre él. Además rodeando a este hay agua, y si te caes te matan, además de una serie de elementos electrificados, que contaban con armas suculentas, y que para poder acceder a ellas tenías que pulsar un botón y desactivar la corriente. Posiblemente el mapa más divertido de los que probamos, ya que la existencia de los saltadores le daba un toque de caos y de imprevisibilidad a la acción. Aquí encontramos el primer rifle francotirador, y parece que no será un juego para "camperos" o francotiradores, ya que los jugadores se mueven y saltan con mucha rapidez y agilidad, y es francamente difícil acertar a un objetivo moviéndose de esta manera, solo los mejores será capaces de hacer un buen uso de esta arma.
Luego probamos Hail to the King, el modo de conquistar zonas, jugando cuatro contra cuatro, en uno de los momentos más divertidos de la velada. El mapa era una cocina, pero con todos los Duke con tamaño reducido, por lo que nos subíamos por los fogones, palos de escoba y demás elementos como si de enormes estructuras se trataran. Una señal en pantalla nos indica dónde se encuentra la siguiente zona a conquistar, y una vez estemos en ella sumamos puntos para nuestro equipo. Debido a la alta concentración de jugadores en las proximidades del área que tenemos que tomar se originan momentos muy divertidos. Uno de nuestros compañeros descubrió y le cogió gusto al uso del jetpack, para desesperación del resto, ya que cuando su equipo tomaba una zona él desde arriba volando aniquilaba a los invasores, algo que provocó muchas risas.
Por último jugamos al Capture the Babe, este captura la bandera pero con una mujer como objetivo, que ya ha generado alguna que otra controversia, pero que una vez experimentado la verdad no es para tanto, y se ha realizado con relativo respeto. El centro de la polémica residía en que una vez que coges a la chica, esta en ocasiones te pone la mano en la cara y no te deja ver, por lo que debes pulsar un botón dándole un cachete en el trasero a lo que ella te responde con una pícara sonrisita. Suena más polémico y fuerte de lo que luego realmente es, ya que no vemos la acción en sí, y no creemos que pueda escandalizar a nadie que lo vea en directo, aunque es innegable que es algo de carácter machista, como el personaje y todo el resto del juego, una de sus señas de identidad y que hay que tomarse con humor, ya que no deja de ser todo una parodia.
Por lo demás este modo es el clásico captura la bandera, en el que es obligatorio el trabajo en equipo, ya que cuando llevamos a la presa nuestro personaje solo puede disparar con una ridícula pistola y se mueve más lento, por lo que necesitamos de compañeros que nos escolten, a la vez que tener que estar pendientes de que no nos roben nuestra "bandera". En lo técnico, aunque el momento de valorarlo será jugando la campaña, el juego cumple justito, y se ve claramente su origen y diseño un tanto antiguos, aunque Gearbox haya intentado darle un buen lavado de cara se nota desfasado respecto a otros shooter, pero no creemos que haya sido en ningún momento su intención ofrecer un espectáculo visual, sino divertir, y al menos en estas horas de contacto con el multijugador nos lo hemos pasado en grande.
Se aleja de los modos multijugador de los últimos títulos de acción en primera persona, para ofrecer una experiencia añeja, directa, divertida y sin complejos, casi retro, y nos parece inteligente la decisión de no querer entrar a competir con Modern Warfare o Battlefield, y tirar por la vía de ofrecer algo distinto. Y además, aunque ahora estos y otros títulos como Halo sean considerados los referentes de la acción multijugador por internet, hubo otros tiempos en los que ya existían este tipo de juegos que hacían las cosas de otra manera, y no solo eran igual de divertidos, sino que para algunos, como nos ha recordado Duke Nukem Forever, podían serlo incluso más, en los que cualquier jugador se podía divertir desde el primer minuto, sin tener que subir niveles o adquirir mejoras, ni aprenderse complicados mapas.
Aunque como ya hemos dicho no es la apuesta principal de este título, sino la campaña para un jugador que promete muchas horas de diversión, el multijugador nos ha convencido, con diversión directa y sin complejos que funciona como un buen complemento o añadido al modo historia, el núcleo de Duke Nukem Forever. Un juego que ya estamos deseando poder jugar en profundidad tras años de espera, que parece no va a cambiar el género ni revolucionarlo, pero que sí promete proporcionarnos unas cuantas carcajadas, a base de un humor burdo y primario, mientras disparamos y descubrimos mil y una curiosidades, en un shooter de sabor añejo que nos retrotraerá a unos tiempos en los que el género, hoy el más popular, daba sus primeros y entrañables pasos.
