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Game Freak ha dejado atrás su manera tradicional de ampliar los juegos principales de la saga. Hasta Pokémon Blanco y Negro (2010), un tiempo después del lanzamiento de los dos juegos de la generación (Rojo y Azul, Rubí y Zafiro, etc.) publicaban un tercer juego que replicaba la aventura original con ligeros cambios y añadía nuevo contenido, lo que obligaba a los jugadores de los originales a pasar decenas de horas jugando a lo que ya conocían y comprar un juego a precio completo. Después probaron con las secuelas, títulos dobles ambientados en la misma región con nuevas historias, que no funcionaron tan bien en ventas y que, en mayor o menor medida, fueron criticados por ser aún más continuistas de lo habitual en la saga, que es mucho.
Por suerte (si nos preguntáis a nosotros, cada cuál tendrá su opinión al respecto), con la anterior generación, Espada y Escudo, se probó un modelo nuevo que se repite, algo mejor pero aún con cosas por mejorar, en Pokémon Escarlata y Púrpura. Se trata de un contenido adicional en dos partes, que se deben comprar en conjunto por 35 euros, que amplían la aventura de Paldea con dos aventuras relacionadas entre ellas y con el juego principal. El pasado 13 de septiembre se estrenó la primera parte, La máscara turquesa, y en Vandal ya lo hemos jugado para contaros todo lo que ofrece, sin destripar nada que no hayan desvelado oficialmente, y cómo de bien (o mal) lo hace.
Una preparación para El disco índigo
Sin embargo, valorarlo como si fuera un único DLC se nos antoja injusto porque, como decíamos, no se puede adquirir por separado, ya que en el paquete se incluye el segundo DLC, El disco índigo, que se lanzará en el invierno de 2023. Decimos esto porque parece haber caído en el mismo error, aunque más suavizado, que en el contenido adicional de los juegos de octava generación, donde la segunda parte de la ampliación, Las nieves de la corona, tenía más enjundia y ofrecía más posibilidades a largo plazo que la primera parte, La isla de la armadura.
Aun con ese aviso de que potencialmente este sea un capítulo más pequeño que el que nos llegará en unos meses, desde el pasado miércoles hemos disfrutado de nuestra estancia en Noroteo durante más de una decena de horas (y las que nos quedan para repetir ciertas actividades) descubriendo leyendas de la región, recorriendo el lugar de cabo a rabo, conociendo a Pokémon inéditos y reencontrándonos con otros, participando en minijuegos y combatiendo a entrenadores que nos han puesto en algún apuro.
Una aventura en el Japón rural
La premisa argumental es bien sencilla: la Academia Uva (o Naranja, si jugáis a Escarlata) celebra anualmente un campamento de verano y hemos tenido la suerte de que nos toque ir. El viaje nos lleva hasta Noroteo, una región que recoge la arquitectura, la calma, la naturaleza y el alma del Japón rural. La aventura nos lleva a conocer a dos hermanos de la Academia Arándano (el lugar que visitaremos en el segundo DLC), dos oriundos que son como la noche y el día, con una personalidad estridente pero que, teniendo en cuenta el público infantil al que va dirigido principalmente Pokémon, sirve a la perfección para transmitir el mensaje positivo que se quiere comunicar.
Junto a ellos cumplimos una actividad extraescolar muy sencilla, consistente en leer tres carteles que hablan de un mito de la región, que cumple el objetivo de hacernos explorar Noroteo (casi) por completo. Ese mito habla de un malvado ogro que aterrorizó a los habitantes de Villa Versui, la pequeña aldea del lugar, y de tres extraños Pokémon enmascarados que lo combatieron. Desde ese momento, anualmente se celebra el festival de las máscaras para conmemorar el acontecimiento, pero no tardamos en descubrir más sobre la leyenda en una trama que habla, aunque de la manera sencilla y burda que se puede esperar en una ficción para niños, de temas tan importantes como las tradiciones, los lazos familiares y la xenofobia.
Por ello es una lástima que esta historia principal, por culpa de la estructura elegida, se haga repetitiva a pesar de que apenas dura unas cinco horas, aunque durante ese tiempo charlaremos con personajes, exploraremos, nos enfrentaremos con Pokémon dominantes y participaremos en combates de dificultad creciente contra los mismos personajes que, en la última etapa, suponen reto, siempre y cuando sigáis el siguiente consejo: si habéis terminado la aventura por Paldea cuando os adentréis en Noroteo, viajad con Pokémon que ronden el nivel 60 o 70, porque de lo contrario se os hará un paseo y no disfrutaréis de algunos de los enfrentamientos más interesantes que nos han ofrecido Escarlata y Púrpura fuera del modo en línea.
Combates interesantes y minijuegos fofos
Esos combates no son los únicos interesantes que abordaremos en Noroteo: hay otros ocho (más allá de los tradicionales enfrentamientos facilones con entrenadores que encontramos por los caminos), una cifra que sabe a poco, que se disfrutan tanto por el ligero reto que ofrecen como por la manera de encontrarlos, pues un personaje nos ofrece pistas con las que debemos estudiar el mapa de la región para encontrarlos. A ello hay que sumar otra misión que destaca por las implicaciones que tiene para el trasfondo de la saga y por lo que, como el resto del DLC, deja entrever para la segunda parte del pase de expansión, y que nos lleva a participar en un entretenido minijuego de fotografía en una noche de niebla.
Hablando de minijuegos, existe una prueba que, aunque tiene su dificultad y se puede jugar en línea con amigos (no hay búsqueda automática de partida), se suma a esa lista de actividades paralelas de la saga que dicen poco a nivel jugable: se resume en explotar globos a bordo de Koraidon o Miraidon y depositar las bayas de su interior en unos contenedores, alejando a los Pokémon que llegan para comérselas. Lo que nos lleva a repetir una y otra vez es la recompensa, objetos consumibles superútiles para la crianza. De hecho, parte del atractivo del contenido adicional está en los objetos, algunos de ellos nuevos, que introduce para crear y mejorar nuestros equipos, para alterar los Pokémon salvajes que aparecen y de las Teraincursiones.
Una región accidentada con más de 100 Pokémon nuevos
Por supuesto, la principal novedad son los Pokémon que descubrimos en Noroteo, más de 100, un puñado de ellos totalmente nuevos, que destacan por su combinación de tipos, por sus habilidades y, en el caso del legendario, por su particular uso de la teracristalización. Buscando esas criaturas para completar la Pokédex, entre las que hay algunas exclusivas de Escarlata y de Púrpura, exploraremos una región donde predomina un ecosistema montañoso, pero donde no faltan los lagos, las arboledas, los bosques de bambú y las praderas. En un primer momento puede parecer muy continuista respecto a lo que vimos en Paldea, que ya es una localización genial que nos obliga a hacer uso de la libertad de movimiento ofrece la montura, pero aquí se apuesta por un diseño aún más vertical y con alguna sorpresa que no queremos desvelar.
El gran problema, el que sacó a muchos de una de las mejores entregas de la serie, que tantas criticas contra The Pokémon Company propició, y que incluso llevó al presidente de la compañía a declarar que están estudiando cómo replantear el desarrollo de los juegos principales de la saga, sigue estando aquí. El DLC no se aprovecha para abordar el desastre técnico que son estas ediciones. Así, por muy bonitos que pueden ser algunos de los paisajes que ofrece, por muy detallados que estén los modelados de los Pokémon que vuelven, por preciosa que sea en su intención estética esta región, todo ello queda empañado por las ralentizaciones, las interrupciones, la aparición espontánea de Pokémon y elementos que tenemos delante de nuestras narices, los problemas con la cámara en los combates y otros tantos fallos que contrastan con la atención al detalle en ciertos elementos decorativos y con una banda sonora con nuevos temas que es para quitarse el sombrero.
Conclusión
Así, nuestro viaje a Noroteo ha sido placentero, nos ha gustado descubrir sus leyendas, conocer a sus personajes, atrapar a sus Pokémon, combatir a algunos de sus entrenadores más poderosos y explorar su dificultosa orografía. Pero la ambientación daba para más, y dejando de lado la compleción de la Pokédex y la repetición del mencionado minijuego con el fin de mejorar nuestros equipos, le falta cierta enjundia. Se percibe, de hecho, como un anticipo, una preparación de cara a El disco índigo, la segunda parte del contenido adicional que nos convertirá en estudiantes de intercambio de la Academia Arándano, un lugar que promete ofrecer un montón de combates arduos donde se pondrá a prueba todo el entrenamiento que facilita La máscara turquesa.
Hemos realizado este análisis gracias a un código facilitado por Nintendo Ibérica.
