Junto con Uncharted y Killzone, uno de los primeros juegos de PS Vita anunciados claramente orientado al público jugón y poseedor de una PlayStation 3 fue Resistance: Burning Skies, nuevo capítulo dentro de la serie de acción en primera persona desarrollado originalmente por Insomniac Games para PlayStation 3. Como ya sucediese en el título para PSP –un juego en tercera persona-, no es Insomniac quien se encarga de este trabajo, sino Nihilistic, que esta vez sí mantiene el género gracias a que PS Vita ya no tiene problemas de control importantes frente al Dual Shock.
Como suele ser habitual en los juegos para portátil, podríamos considerar Burning Skies como un título paralelo que no cae dentro de la trilogía principal. Aunque algunos jugadores pueden interpretarlo como que en PS Vita no llega un juego importante de Resistance, es algo bueno para todos aquellos usuarios de la portátil que no poseen una PlayStation 3 o no han seguido toda la historia de Nathan Hale. De esta manera, se nos presenta el conocido ataque de las quimeras a Norteamérica en esa versión ficticia de 1951 que presenta el mundo de Resistance, pero desde otro punto de vista, el de Tom Riley –¿somos los únicos a los que el nombre les recuerda a Tom Riddle de Harry Potter?-. Nihilistc se ha centrado en esos héroes que tanto gustan en Estados Unidos y que no son los soldados ni los policías: los bomberos.
Un héroe algo atípico para un videojuego pero por lo visto igual de habilidoso con un rifle que el militar más experto. En el fondo, la principal misión de Riley será la de buscar a su familia, de la que se separa cerca del inicio del juego, aunque poco a poco se dará cuenta de la inmensidad de la batalla en la que se encuentra y de la llamada del deber. El argumento situado entre Resistance y Resistance 2 no presenta grandes explicaciones sobre el origen de las quimeras. En este sentido, sí es cierto que da por supuesto que el jugador sabe ligeramente su origen, pero tampoco es algo que necesitemos saber como disculpa para matar quimeras. Simplemente somos un ciudadano más –en este caso un bombero- que se atreve a unirse a la resistencia.
Burning Skies introduce unos cuantos cambios a la fórmula de la saga, pero mucho de lo que estamos acostumbrados a ver en Resistance sonará a los fans, principalmente las emblemáticas armas retro futuristas que son una de las señas de identidad de estos juegos. El desarrollo en sí es bastante lineal, no tiene mucha pérdida, seguir pasillos o edificios con una entrada y una salida, y encontrarse muchos enemigos en oleadas mientras nos protegemos con objetos del escenario con acciones básicas como agacharnos. Las secuencias cinemáticas se desarrollan en primera persona, y a decir verdad, podemos ver una buena captura de movimientos corporales en los personajes. En cambio otras secuencias están inspiradas en Resistance 3 y el arte de Olly Moss, ilustraciones animadas de pocos colores. En nuestra versión estos vídeos tienen una calidad bastante baja –la compresión permite ver artefactos muy exagerados-, pero estamos seguros que esto no será así en el producto final. Diríamos que se ha perdido el ambiente de guerra a gran escala de los dos primeros juegos, pero tampoco consigue la ambientación del tercero.
Comenzado por lo básico, teníamos nuestras reticencias de ver un juego de acción en primera persona en una portátil. Hemos comprobado ya lo bien que funciona el segundo stick de PS Vita en otros géneros, pero teníamos que estar seguros con un juego que lo demostrase. Y Resistance: Burning Skies nos da confianza, a los pocos minutos habíamos olvidado que jugábamos con una consola pequeña y no con el DualShock de toda la vida. Desplazarse y girar la cámara independientemente es algo tan necesario que había hecho que PSP estuviese vetada a estos juegos de acción, pero Vita no tiene ningún problema.
Es más, la pantalla táctil hace también bastante cómodas algunas tareas gracias a los botones virtuales colocados en la parte derecha de la imagen; nos gustó en Unit 13 y nos gusta aquí. Por ejemplo, el ataque cuerpo a cuerpo que los soldados suelen hacer con un cuchillo, nuestro héroe lo hace con su hacha de bombero, que también sirve para abrir algunas puertas o quitar obstáculos rompibles. Este movimiento se hace pulsando sobre el icono de la pantalla, y no nos ha fallado en ningún momento. Otro botón virtual sirve para tirar granadas –hay varios tipos-, basta arrastrar el icono hacia el lugar indicado y listo, contempla la explosión resultante. Los gatillos se utilizan para apuntar (L) y disparar (R), tenemos salto, botón de agacharse, etc. Quizás la única función a la que nos ha costado acostumbrarnos es la de correr, que se hace pulsando abajo en los botones de direcciones, pero no ha sido algo traumático.
Hemos mencionado las armas futuristas de la saga. Hay unas cuantas que los jugadores de Resistance recordarán, como la Bullseye, capaz de disparar balas de manera no recta, que persiguen al enemigo por mucho que se mueva –dispara una ráfaga sin preocuparte por la puntería- o la que nos permite ver tras los muros y disparar por ellos –arma que las quimeras también usan contra nosotros, haciendo que ninguna cobertura sea segura- o las famosas "minas erizo" a las que se suma por ejemplo un arco explosivo. El fuego o habilidad secundaria se suele ejecutar con funciones táctiles: para el Bullseye, apuntamos al objetivo tocándolo y con eso se tiene fijado en nuestra pistola; para desplegar un escudo de fuerza frente a nosotros, con dos dedos hacemos el gesto de estirar y ahí lo tienes, una pantalla de seguridad que funciona durante unos segundos; para recargar las flechas, cruzamos el dedo de lado a lado como gesto de colocar el explosivo. Muchas de estas armas las vamos consiguiendo en las primeras horas –todas están accesibles con un menú circular- y un breve vídeo nos muestra su uso la primera vez que las conseguimos, pero quizás te preguntes si realizar estos gestos te deja vendido en una cruenta batalla; pues bien, por suerte Nihilistic lo ha tenido en cuenta y cuando realizamos estas tareas el tiempo se ralentiza –no se detiene, pero va mucho más lento-, por lo que no hay temor a desplazar los dedos de los botones para aprovechar los poderes.
Además se incluyen las piezas de "gray tech", unos cubos azules luminosos con los que aumentamos el potencial de cada arma o reducimos el tiempo de recarga. A cada fusil se pueden añadir dos, así que son muy útiles y nos interesará dar un repaso por todo el escenario porque muchos de estos bloques están medio ocultos, y aunque hemos dicho que es un juego muy lineal, siempre hay algún recoveco a oscuras que esconde estos objetos si vas avanzando de manera atolondrada.
Hay una buena música orquestal y el único doblaje que hemos escuchado en esta versión beta es el inglés. Aún hay algunos aspectos a mejorar, como un pequeño bug que hizo que una de las quimeras que parecía muy agresiva quedase congelada, pero suponemos que se trata únicamente de código aún sin pulir. No nos ha gustado tampoco demasiado la volatilidad de los cadáveres enemigos, que desaparecen muy rápidamente tras ser abatidos. Hay además unos jefes grandullones que hemos derrotado aunque sin saber muy bien cómo –uno de sus brazos es un cañón-, si por disparos al arma, a su cabeza o con las granadas, no está bien diseñado para comunicar al usuario cómo derrotarlo. En definitiva, pequeños flecos que podrían ser solucionados sin grandes problemas en las próximas semanas.
Gráficamente tenemos sensaciones encontradas, siempre teniendo en cuenta el estado inacabado de la versión jugada. No es un exponente técnico de la consola como lo puede ser Uncharted: El Abismo de Oro, y encontramos elementos tanto propios de Vita como de PSP. Hay texturas y escenarios que apenas parecen de la anterior portátil pero a más resolución –resolución que muestra dientes de sierra, por cierto-, con algunas ralentizaciones puntuales cuando la acción empieza a subir con unos cuantos enemigos en pantalla –su número nunca llega a ser alto-. Hay otros efectos que en cambio están más trabajados, pero quizás nuestra mayor queja sea que es un juego que artísticamente sufre una crisis de identidad, algo que ya le sucedía a Resistance 2: no es realista, no quiere ser bonito, ni tiene una ambientación terrorífica lograda. De todas formas, esperamos a ver el juego completo, ya que apenas hemos podido recorrer la mitad o algo menos de la campaña en solitario, y podría haber giros más sorprendentes en la recta final.
Nos hemos quedado con ganas de jugar al multijugador, que podría ser otro de los puntos fuertes de Burning Skies, ya que la combinación FPS y multijugador online en una portátil no es algo muy común. Este título contará con partidas para ocho jugadores en mapas inspirados en la historia –seis, uno por localización-, con los modos típicos e indispensables: deathmath en solitario y por equipos, y uno supervivencia que nos ha recordado a Left 4 Dead 2 –hay un equipo de humanos y otro de quimeras, los jugadores humanos van pasando al bando de quimeras según mueren-.
Resistance rompe el hielo del género en PS Vita
La primera toma de contacto seria con Resistance: Burning Skies –ya en el E3 2011 pudimos jugar a una demo- ha ahuyentado cualquier tipo de miedo a los juegos en primera persona en portátil, algo que nos anima a esperar títulos anunciados como Killzone, Call of Duty o el nuevo Bioshock. La impresión de Burning Skies es que jugablemente tiene potencial para ofrecer diversión "de consola" en una máquina que cabe en tu mano, aunque eso abre también el abanico de la competencia de Burning Skies: deberá demostrar que no sólo es bueno, sino que también merece la atención frente a los títulos de doméstica.
Por el momento, tenemos claro que este nuevo capítulo de Resistance gustará a los más jugones de la casa y servirá de punta de lanza para el futuro del género en PS Vita. A finales de mayo comprobaremos si la campaña al completo y el multijugador están a la altura de lo esperado.
