Fuimos hace unos días hasta Londres para jugar al multijugador de Warhammer 40.000: Space Marine, que saldrá a la venta este mes de septiembre. Una faceta del juego de Relic Entertainment que hasta ahora no habíamos visto y que promete ser, con permiso de la campaña para un jugador, el pilar sobre el que se cimente el posible éxito de este título. Acción en tercera persona que como todos los que han aparecido en los últimos meses, e incluso de un par de año a esta parte, tiene que sufrir siempre una inevitable comparación.
Gears of War no inventó la acción en tercera persona, pero gracias a su impecable acabado, a través de sus dos primeras entregas, la perfeccionó de una manera que cualquier juego de este género que aparece se compara con la obra de Epic Games, todo un referente. Por tanto, con el salto de la saga Warhammer 40.000 a la acción no tardaron en llegar las comparaciones, aunque no se le puede acusar de falta de originalidad, ya que si alguien inventó los marines espaciales musculados fue el juego de miniaturas de estrategia allá por 1987. Además, Space Marine prescinde de las coberturas, posiblemente la mayor seña de identidad de Gear s of War y que han imitado decenas de juegos, por lo que no se puede decir que el título de Relic se inspire en el de Epic, pese a que las comparaciones serán inevitables, sobre todo por salir a la venta con dos semanas de diferencia.
Los canadienses Relic Entertainment tienen una dilatada carrera, comenzaron en esto con el genial juego de estrategia Homeworld de 1999, y desde entonces han trabajado en la saga Warhammer 40.000: Dawn of War, realizando excelentes títulos de estrategia en tiempo real. Ahora dan el salto a la acción pura y las consolas, en un género un tanto saturado, y en el que cuesta destacar. Ya os hemos hablado en otras ocasiones de su campaña para un jugador, en la que tenemos que luchar contra hordas de orkos, y habrá tiempo de profundizar en ella cuando lo analicemos allá por el mes de septiembre. Pero ahora toca hablar del multijugador, en el que durante una larga sesión de juego pudimos probarlo a fondo, y del que os vamos a contar qué sensaciones nos transmitió.
Probamos dos modos de juego: Annihilation y Seize ground. El primero un enfrentamiento de dos equipos 8 contra 8; el segundo otra vez dos bandos pero esta vez enfrentados para conquistar ciertas zonas del escenario y sumar puntos. Las dos facciones que compiten son los Space Marine (Marines espaciales) y los Chaos Space (Marines espaciales del caos), y no se han incluidos otras razas o ejércitos, una pena, ya que hubiera tenido su gracia poder manejas a los orkos. Dentro de estos dos ejércitos podemos elegir entre una de las tres clases de personajes.
La clase Tactical es una especie de personaje medio o equilibrado, con metralletas, granadas y que no tiene ninguna cualidad que destaque, ni son especialmente rápidos ni fuertes, y buscando ese equilibrio resultan un poco sosos y carecen de aliciente para ser elegidos. Los Devastator ya tienen mucho más sentido, son fuertes y resistentes, y por supuesto lentos, pero cuentan con armamento pesado como las Minigun que resultan letales. Y por último tenemos los Assault, la clase más original y que terminó triunfando entre los allí presentes.
Aunque todos los personajes cuentan con ataques físicos, ya sea mediante una espada o un cuchillo, la clase Assault no tiene armas de fuego, solo una espada, y un útil y divertido jet pack. Puede parecer que el no poder disparar desde lejos sea una desventaja, pero la rapidez de este personaje, al poder volar por todo el escenario, y lo letales que resultan sus ataques con la espada, hacen de esta la clase más letal y también la más entretenida para jugar. Es uno de los mayores diferenciadores de otros juegos de acción multijugador, y quizás sea por eso por lo que sea el más divertido, volando por todo el escenario a espadazo limpio.
Podemos subir hasta 41 niveles consiguiendo experiencia, y según vayamos haciéndolo desbloquearemos perks o habilidades de todo tipo, algunas muy útiles como explotar cuando caes en combate, y ampliaremos nuestro arsenal –pistolas, rifles francotirador, espadas, martillos- así como nuestras posibilidades de personalización. Se pueden crear clases a nuestra medida, combinando características de las tres principales, y modificar nuestra apariencia de millones de maneras, uno de los puntos fuertes del multijugador. Cambiar el color y la apariencia de cada parte de la armadura: casco, hombros, brazos, torso, piernas, espalda, y un largo etcétera, lo que hará casi imposible encontrar en el multijugador dos personajes iguales.
Se nota que Relic ha tomado buena nota de lo que está de moda en los multijugador que triunfan últimamente, y están todas y cada una de las características ya casi obligatorias del género. Por ejemplo las medallas o logros internos del juego al causar un número determinado de muertes con un arma, o realizar determinada hazaña, como matar dos enemigos con una granada, algo que da vidilla al multijugador, independientemente de los Logros o Trofeos de cada plataforma. Pero pese a que los canadienses demuestran tener la lección bien aprendida y haber hecho sus deberes, con un multijugador muy trabajado, este adolece de cierta falta de alma o cualidad que le pueda hacerse diferenciarse y destacar del resto.
Los escenarios -al menos los que probamos- tienen un tamaño muy adecuado cuando se enfrentan 16 jugadores, pero cuando por los motivos que sean el número es algo menor, surgen los desplazamientos sin acción y un poco aburridos, a lo que se añade cierta lentitud de los personajes y rigidez a la hora de moverse. Claro, nada de esto se aplicada a la clase Assault, que se mueve con soltura y rapidez por todo lados gracias a su jet pack. No solo es divertido controlarlos, también enfrentarse a ellos, ya que abatir a uno de estos personajes mientras está suspendido en el aire causa una gran satisfacción.
Jugamos primero al modo 8 contra 8, en el que ganaba el equipo que consiguiera más muertes, y después abordamos el de conquistar las zonas. Está claro que es algo que va por gustos, pero nos pareció mucho más interesante el segundo al añadir un componente estratégico, y tener que estar pendientes de conquistar nuevas zonas y defender las que ya tenemos. Se tarda unos segundos en conseguirlo –acelerándose el proceso cuantos más personajes lo estén haciendo- y las carnicerías son inevitables en muchos momentos, siendo imprescindible el juego en equipo.
Lo controles son los propios de cualquier juego de acción en tercera persona, y nos haremos con ellos en escasos segundos. Contamos con ataques a corta distancia con el cuchillo y la espada. Por ejemplo la clase Devastator –o pesada- realiza un ataque de esta manera, más otro que es un pisotón que pueda derribar a nuestros rivales, y en las otras usamos los dos botones para realizar un ataque medio y otro fuerte con la espada –o cuchillo, martillo, hacha, etcétera, existiendo distintos tipos de armas cortas-, lo que nos permite hacer sencillos combos. Contamos, cómo no, con la regeneración automática de vida –aquí más bien de la energía de nuestra armadura-, y es cierto que no se recupera de manera tan rápida como en otros títulos de acción, por lo hay que andar con cuidado, además estando muy diferenciado el daño que soporta cada una de las tres clases.
Técnicamente cumple sin muchos alardes, se mueve sin problemas, no demasiado fluido pero tampoco con graves caídas en la tasa de imágenes por segundo, siendo lo mejor sin duda la completa personalización estética de los personajes, que luego se refleja muy bien cuando estamos combatiendo. Los escenarios son un poco sosos y vacíos, y destacaba una ciudad en ruinas por encima del resto, gracias a su diseño artístico.
El multijugador de Warhammer 40.000: Space Marine hace todo lo que se le exige a este modo de juego hoy en día. Grandes posibilidades de personalización, tanto estéticas como reales en base a las habilidades, clases bien diferenciadas, 16 jugadores –una cifra decente- y la ya clásica obtención de experiencia para subir de nivel, algo imprescindible para picarnos durante semanas. Parece que no va a tener nada que envidiar en cantidad en contenidos a otros grandes multijugador, y si acaso, su mayor pega es la falta de personalidad o elementos diferenciadores. Este granito de arena lo pone la clase Assault, gracias a que pueden volar y solo atacan con la espada, muy divertidos de controlar, y no hubiera estado mal que hubieran tomado más riesgos en el resto de clases, demasiado clásicas. Pese a esto entretiene sin problemas, y creemos que podrá satisfacer a los amantes de la guerra por internet.
Si la campaña cumple -que al parecer será bastante sólida con unas diez horas de duración- y el multijugador funciona -como hemos podido comprobar, estando bastante trabajado-, sin duda Space Marine parece que será un buen juego de acción en tercera persona. ¿El problema? Salir al comienzo de unos meses que prometen ser de locura, con juegazo tras juegazo, y en este caso en concreto pocos días antes de Gears of War 3, todo un monstruo, y encima del mismo género. Veremos cómo aprovecha la marca Warhammer 40,000, que no es una cualquiera, y si consigue destacar y diferenciarse dentro de un género muy competido.