Análisis de Nero (Xbox One, PC)
Si en la pasada generación Xbox Live Arcade permitió el estallido de los juegos independientes en consola, dándonos tremendas alegrías durante varios años, con la llegada de las nuevas consolas la situación dio un giro radical, y casi todos los indies se fueron al amparo de Sony y su PlayStation 4, dejando de lado a Xbox One. Culpa de Microsoft y un inicio de generación lleno de malas decisiones, algo que comenzó a cambiar con la llegada de Phil Spencer como jefe de la división de Xbox en marzo del año pasado, que desde el principio empezó a tomar decisiones importantes, como volver a tender la mano a los estudios independientes con el programa ID@Xbox.
Fruto de este cambio de política es el título que hoy tratamos, Nero, una aventura de puzles que sale de momento exclusiva para Xbox One, desarrollada por los italianos Storm in a Teacup. No es la primera vez que hablamos de "géneros estrella" dentro de los juegos independientes, y el de las aventuras en primera persona, contemplativas y con una gran carga narrativa, es sin duda uno de ellos. En los últimos años nos han dado muy buenos momentos este tipo de juegos, y cada vez que sale uno nuevo lo recibimos con los brazos abiertos, con la mente abierta y mucha predisposición para que nos sorprenda.
Nero tiene todos los ingredientes que esperamos de este tipo de juegos, pero en ninguno destaca especialmente, y además todo se ve manchado por un apartado técnico desastroso, que nos cuesta creer que pueda estar ocurriendo en una Xbox One. Su historia es interesante pero predecible y poco sutil, sus puzles entretenidos pero mil veces vistos y poco originales, y su mundo es misterioso y a veces hasta llamativo, pero unos gráficos que dejan mucho que desear y que además se mueven a tirones no permiten disfrutarlo.
Estamos ante una aventura de puzles y exploración en primera persona de ritmo muy pausado (tanto que pulsar el botón de recorrer solo sirve para moverse a la velocidad a la que andaríamos en cualquier otro juego), y encarnamos a un misterioso niño encapuchado en un mundo de fantasía, que seguro os recuerda al gran juego de Lucasarts Loom. Una vez empezamos a explorar su mundo y descubrir la historia, a través de pequeños pero abundantes textos en los escenarios, y de un narrador que interviene en contadas ocasiones, descubrimos que esta no es una historia de fantasía precisamente.
Bajo su apariencia esconde una historia muy dura y real sobre una familia, con temas como la culpa, la fe, el amor y otros complejos sentimientos, de la que no podemos contar demasiado para no estropear la sorpresa. Se trata de lo más interesante del juego, y pese a no estar demasiado bien escrita, toca temas que no están manidos en el mundo de los videojuegos, lo que se agradece. Una historia que se desvela a través de cuatro capítulos, en los que vamos progresando resolviendo puzles, nunca demasiado originales ni sofisticados, y bastante fáciles para alguien que esté acostumbrado al género, aunque se hace entretenido resolverlos.
La aventura está dividida en cuatro grandes escenarios, y uno de sus aciertos es que tiene muchos puzles opcionales, por lo que podemos profundizar en el juego tanto como queramos. Al empezar solo podemos caminar e interactuar con un botón de acción, y unos minutos después conseguimos nuestra primera habilidad, el poder lanzar una esfera de energía azul, algo que se utiliza en una gran mayoría de los puzles. Un poco más adelante, todavía en el primer capítulo, un misterioso encapuchado se une a nuestra aventura como un compañero, y nos sigue a todas partes de manera silenciosa. Con un botón podemos ordenarle que se detenga en un lugar concreto, y esto se utiliza en algunos puzles, para activar mecanismos.
A partir de este momento no hay mecánicas nuevas, y todo el juego transcurre andando, pulsando interruptores, lanzando esferas de energía y, muy de vez en cuando, ordenando a nuestro compañero que se detenga sobre un interruptor. Sus escasas y sencillas mecánicas no son un problema por sí mismo, pero sí la falta de imaginación a la hora de diseñar puzles, que no sorprenden en ningún momento. Además de resolver rompecabezas, tanto los necesarios para seguir avanzando en la aventura, como los opcionales (algo más difíciles), también podemos encontrar trozos de fotografía escondidos por los escenarios.
Si encontramos todos los trozos de un capítulo, completaremos una foto y descubriremos más detalles de la historia, un incentivo para alargar un poco la vida de un juego que es bastante corto, y si vas al grano no te durará más de dos o tres horas. Es una pena que explorar los escenarios más que un aliciente se convierta casi en un castigo, tanto por la velocidad a la que nos movemos, como por quedarnos atascados en múltiples elementos, o que la imagen se mueva a trompicones, lo que es muy molesto.
El juego no es que solo tenga un apartado gráfico mediocre, movido por el motor Unity, es que ofrece una experiencia visual desagradable, con una imagen que va a tirones. Entendemos que sea una producción modesta, de un estudio independiente, pero hay cosas que no se pueden tolerar en una consola que debería mover este juego sin ningún problema. Está bien que se le abra la mano a los estudios independientes y se les facilite publicar sus trabajos en las nuevas consola, pero no todo vale, y debería haber ciertos controles de calidad. Las buenas ideas visuales que puede haber y un trabajo de arte detrás que no está nada mal, se va al traste por cómo está plasmado en el juego.
La banda sonora no está mal, aparece en contadas ocasiones pero ayuda a transmitir cierta esa sensación de melancolía con unas pocas notas de piano, y el juego se encuentra completamente en inglés, tanto textos como voces. Así que si no dominas el idioma plantéatelo, ya que gran parte de la gracia es esta aventura están en su historia.
Imperfecto, aunque moderadamente disfrutable
Como han demostrado anteriormente otras aventuras de exploración y puzles en primera persona, además de ofrecer ingeniosos rompecabezas, o una buena historia, es importante contar con un apartado audiovisual estimulante, que te atrape y que no te importe estar perdido durante unas horas observando sus escenarios. Que en un juego de estas características el apartado técnico falle de semejante manera es un gran problema, ya que afea el resto de la experiencia, y hace parecer al juego peor de lo que es. Si te gustan este tipo de aventuras, y ya te ha quedado claro lo que te vas a encontrar (unos cuantos puzles entretenidos y una historia interesante), es muy posible que lo disfrutes, pese a sus limitaciones.