Análisis de Speed Racer (Wii)
También hay que aclarar que la mayoría de adaptaciones se realizan para todas las plataformas existentes, aunque en el caso de Speed Racer no ha sido, ya que se ha quedado en las máquinas de Nintendo aprovechando, tanto la pantalla táctil de la portátil japonesa, como el mando con sensor de movimiento que ofrece la consola de nueva generación de la compañía.
Speed Racer nació del ingenioso Tatsudo Yoshida, un dibujante que quiso crear un cómic japonés acerca de carreras a gran velocidad allá por la década de los sesenta. El manga tuvo un éxito bastante inesperado, y enseguida se lanzó una serie televisiva que pudimos ver en España a lo largo de la década de los noventa en algunas comunidades autónomas. Ahora, en pleno 2008, y con una superproducción de lujo, Speed Racer salta a la gran pantalla con una dirección a cargo de los hermanos Wachowski, creadores del universo Matrix, y con Emile Hirsch y Cristina Ricci al frente como protagonistas de la adaptación cinematográfica.
El juego comienza con una breve introducción hecha por el motor del juego donde se muestran varios escenarios, así como los diferentes vehículos y pilotos que habitan el juego, a modo de presentación. Si hemos visto la película enseguida reconoceremos algún que otro escenario, aunque hay varios que se han creado para la ocasión y que no están en el film.
El motor del juego es bastante sólido, sin ralentizaciones de ningún tipo, ni a altas velocidades ni con un gran número de coches en pantalla; sería impensable que en un juego de este tipo el juego incluyera algún tipo de ralentización como ya ha ocurrido en varios títulos. Por fortuna, Speed Racer se libra de cualquier problema o tirón gráfico.
Quizá, uno de los aspectos que más deberían haberse trabajado son las músicas del juego, que para el género quedan demasiado light. La música acompaña bien al desarrollo de las competiciones, aunque no motiva a seguir al pie del cañón, y los temas presentados por la adaptación no están a la altura de la velocidad y el frenesí que ofrece el título. Dicho aspecto podría haberse mejorado o solucionado dando la posibilidad de escuchar la música que nosotros queramos, tal y como ya hizo Excite Truck. No hay nada más reconfortante que escuchar tu música favorita mientras conduces un vehículo a grandes velocidades. Además, si la música es cañera –atributo que pega y adapta el juego a la perfección- el apartado sonoro y general subirá enteros. El doblaje del juego –en perfecto inglés, aunque con subtítulos en nuestro idioma- está extraído de la película, y hará las delicias de los fans que vieron la película en su versión original.
Una vez adaptados a la ergonomía del volante –o mando principal de Wii-, contaremos con un modo tutorial para familiarizarnos con los controles del videojuego. En una primera toma de contacto podemos pensar que el juego es difícil de manejar, por eso es recomendable completar con éxito los tutoriales presentados por el juego, donde además de aprender a controlar nuestro Mach 5, también sabremos cómo influir en la carrera, ya sea golpeando a nuestros rivales o realizando saltos correctamente. Si bien es cierto, el juego cuenta con muy pocos modos de juego, algo que sin duda afecta al desarrollo del título, pues tan solo contaremos con modo carrera, campeonato, contrarreloj, multijugador y tutorial, dejando a un lado un esperado modo historia que siguiera las pautas de la película o, al menos, las pautas de alguna de las aventuras de Speed.
Contamos con un medidor de impulso que irá aumentando a medida que vayamos circulando por la carretera sin chocarnos, realizando bien los giros y empujando a nuestros enemigos. En este sentido, hay cuatro niveles distintos de impulso que podremos utilizar en función de su obtención. La parte sucia de la carrera la haremos, también, con nuestro vehículo, realizando movimientos bruscos o saltándoles encima para que su resistencia se vea mermada. Todo ello tendremos que efectuarlo teniendo en cuenta que nuestros enemigos no son la Madre Teresa, sino que a la mínima que vayamos por delante durante unos segundos se volverán agresivos, aliándose mutuamente para dejarte fuera de la carrera.
Por fortuna, nuestras alianzas también estarán a la orden del día en las carreras de Speed Racer. Antes de empezar una carrera podremos entablar un acuerdo con varios corredores –dependiendo de nuestro personaje podrá aliarse con unos o con otros-, mostrando el icono "Aliado" en la partida. Dicho aliados intentarán dejarte el paso libre y no realizarán ataques agresivos contra ti, aunque si por equivocación les atacas se te penalizará restándote medidor de impulso. Por el contrario, los rivales harán exactamente lo contrario a tus aliados, siendo su principal prioridad dejarte lo más lejos posible del participante que lidere la carrera. Será muy importante en la competición hacer alianzas y evitar a los rivales para quedar en buena posición.
Aún así, tal y como comentábamos con anterioridad, el juego peca de sencillo, pues apenas tiene modos de jugador diferentes. Contamos con el modo carrera, ideal para echar una carrera de vez en cuando, sin puntuaciones ni aliados; simplemente correr hasta la meta para ganar. El modo tutorial, para familiarizarnos con los controles del vehículo. El típico modo competición, donde tendremos que quedar en los primeros puestos si queremos ganar la competición y desbloquear coches y personajes nuevos, así como pistas y extras en forma de vídeo como por ejemplo el Making Off del videojuego. En dicho modo competición habrán tres tipos de categoría, siendo las dos últimas más rápidas y difíciles que la primera –tendremos que abrirlas superando esta misma competición previamente-. Por último, los modos multijugador y contrarreloj, en los que podremos batirnos con un amigo en la misma consola a pantalla partida y batir récords en la pista que queramos para hacernos expertos de pista, respectivamente. Aparte de la ausencia inexplicable de un modo historia que siguiera, al menos, los pasos de la película, también se echa en falta un modo online para pilotar contra jugadores de todo el mundo, y que sin duda habría aumentado la expectación del título.