Desde que reinventó la saga hace unos años, EA Games ha convertido a Need for Speed en el absoluto referente de los juegos de velocidad tuning, y en el juego de carreras más vendido cada año, alcanzando hitos como que la primera entrega Underground fuese el juego más vendido de 2003. Tras dos entregas Underground y una de Most Wanted, en la que se recuperaban las clásicas persecuciones policiales de anteriores entregas de la saga. Esta nueva edición, Carbono en España y Carbon en los Estados Unidos, continúa la tendencia de las anteriores entregas; es decir, vuelve a ser un juego de velocidad ambientado en el mundo del tuning, aunque cambia algunas cosas de la jugabilidad, como ya hizo la edición anterior. En Carbono hay menos persecuciones policiales que en Most Wanted, y se introduce un elemento de carreras en grupo que resulta bastante interesante.
Esta versión Wii es la última en llegar, junto con el lanzamiento de la consola, y es tal y cómo se puede esperar. Mantiene todos los elementos de las versiones originales, pero adapta el control a las nuevas posibilidades que ofrece el invento de Nintendo. Hay cinco tipos de control diferentes en el juego, y todos usan de algún modo la detección de movimiento del mando de consola. Gráficamente no tiene nada que hacer con la versión Xbox 360, y está al nivel de las versiones PS2 o Xbox, lo que no es una sorpresa pero no deja de ser un tanto decepcionante.
Curiosamente, para ser un juego de velocidad, Need for Speed Carbono continúa la historia del juego anterior, Most Wanted. El protagonista huye del Sargento Cross, que lo persigue desde Rockport City (la ciudad del anterior juego), hacia la ciudad de Palmont City, una ciudad donde nuestro personaje tiene un oscuro pasado del que nos iremos dando cuenta a lo largo de este nuevo juego. El Sargento Cross lo alcanza, haciendo que estrelle su coche, pero nuestro viejo amigo Darius impide que nos capture, y se pone manos a la obra para enseñarnos cómo tenemos que movernos en esta nueva ciudad y, más apropiadamente, cómo manejarnos con las nuevas características del juego.
Palmont City no nos recibe con los brazos abiertos. La ciudad está dividida en territorios, cada uno de ellos dominado por una banda de corredores callejeros, y ninguna de ellos nos tiene en alta estima porque aparentemente nosotros huimos hace años de esa ciudad llevándonos una cantidad de dinero, suceso del que iremos sabiendo más detalles y opiniones a medida que avancemos por el juego. Esta historia de trasfondo es el pretexto ideal para todo tipo de secuencias cinemáticas pero, como en todo juego de velocidad, lo que cuenta al final de todo son las carreras, y cómo están organizadas. Las secuencias cinemáticas mantienen el estilo de Most Wanted, con actores reales en escenarios generados por ordenador, y vuelven a estereotipos conocidos y típicos de películas con ambientación similar, como la saga The Fast and The Furious.
No es una sorpresa que Carbono siga la línea de los dos últimos juegos; tenemos la ciudad de Palmont City a nuestra disposición, y por sus calles y barrios nos esperan numerosas carreras de diferentes tipos (sprint, contrarreloj, velocidad, etc…) predefinidas por los diseñadores, y un número ilimitado de duelos contra coches de otras bandas que pasen cerca de nosotros y que nos reten. Estas carreras nos darán dinero y reputación, y podremos fijarlas nosotros marcando una meta posible dentro de la propia ciudad. Una vez marcada tendremos que correr hacia ella siguiendo las indicaciones de la flecha, teniendo cuidado de cumplirlas correctamente, o de lo contrario podríamos desviarnos fatalmente del camino hacia la meta, y ser humillados.
El objetivo del juego es convertirnos en los "amos" de Palmont City, y para lograrlo tendremos que hacernos con el control de los territorios. Hay tres grandes bandas que controlan la mayoría del territorio, y cada uno de ellos está dividido en varias zonas. Cada zona tiene en principio tres carreras, y ganar dos de ellas pone la zona bajo nuestro control. Al hacernos con todas las zonas de un territorio, podremos al fin retar al líder de la banda a una carrera tras la que desmontaremos completamente su "imperio". Sin embargo, y aunque sea una molestia tiene sentido, estas bandas podrán volver a retarnos para controlar de nuevo su territorio, y si no aceptamos su desafío lo perderemos. Es un poco molesto tener que correr de nuevo, aunque como hemos dicho le da cierta coherencia al mundo del juego.