Análisis Shin Megami Tensei V, otro magistral JRPG de Atlus (Switch)
Quizá no sea tan conocida como Final Fantasy o Dragon Quest, pero Megami Tensei es una de esas sagas imprescindibles que todo amante de los JRPG debería probar alguna vez en su vida, ya sea a través de sus diferentes spin-offs (entre los que se incluye Persona) o de sus entregas numeradas. A fin de cuentas, estamos hablando de una serie repleta de auténticos juegazos que siempre ha buscado huir de las convenciones del género para ofrecernos unas historias sobrenaturales ambientadas en nuestro mundo actual con un tono mucho más maduro y filosófico del que suele predominar entre sus competidores. Ahora, tras más de 30 años haciéndonos disfrutar reclutando y fusionando a sus carismáticos demonios, por fin se estrena Shin Megami Tensei V, el nuevo título de la rama principal, una absorbente y desafiante aventura que solo podemos definir como otra obra maestra de Atlus.
Un revolucionario apocalipsis
Así pues, volvemos a encontrarnos ante un JRPG con combates por turnos que nos llevará a explorar una misteriosa y apocalíptica versión de Tokio en la que ángeles y demonios luchan encarnizadamente. Decir más de su historia sería caer en el terreno de los spoilers, pero sí que os podemos adelantar que su trasfondo argumental es sensacional y que el guion siempre mantiene el interés. Eso sí, os avisamos que aquí todo avanza con cuentagotas y que la trama tarda unas cuantas horas en arrancar y tomar forma.
De hecho, la cantidad de vídeos que hay y la extensión de los mismos es casi anecdótica en comparación con el tiempo que nos vamos a pasar jugando, lo que consigue que cada pequeña revelación que nos hagan la sintamos como un momento muy especial y una recompensa por nuestros esfuerzos. El único problema de esto es que los protagonistas no llegan a tener demasiado desarrollo, dificultando así que brillen y conectemos con ellos, lo que no quita que haya algunos antagonistas y secundarios muy interesantes y carismáticos, por no hablar de los propios demonios con los que interactuaremos y sus diferentes rencillas.
Centrándonos en lo que es su jugabilidad, aquí lo que haremos principalmente será recorrer mazmorras, cumplir misiones secundarias, combatir y gestionar a nuestro grupo. Esto es algo que se podría aplicar a casi cualquier JRPG que existe, pero hay algo que marca la diferencia y que supone un avance descomunal respecto a lo que viene siendo lo habitual en el género: su diseño de niveles.
Hemos usado el término "mazmorras", pero lo cierto es que Atlus se ha sacado de la manga unos entornos abiertos con una verticalidad inusitada que nos han recordado más a lo que podríamos esperar de los mundos de un juego de plataformas 3D al estilo Super Mario Odyssey que de un título de rol japonés al uso. Olvidaos de los típicos laberintos de pasillos y salas, ya que aquí vais a recorrer las calles y distritos de una Tokio devastada con montones de niveles de altura distintos. Vais a tener que subir montañas, aprovechar las ruinas de los edificios y rascacielos para llegar a determinados lugares e incluso os va a tocar saltar bastante para abrir camino y llegar a tesoros ocultos.
Lo mejor es que cuanto más avanzamos, más retorcidas e interesantes se van volviendo las zonas, obligándonos a analizar cuidadosamente el escenario para buscar la manera de llegar a los sitios que queremos, con montones de rutas y secretos aparentemente inaccesibles que requieren de una buena capacidad de observación y pensamiento lateral.
Gracias a esto, la exploración nos ha parecido una experiencia divertidísima, ya que todo está exquisitamente diseñado para que el simple hecho de dar vueltas por sus escenarios resulte en algo extremadamente gratificante, pues va mucho más allá del simple "correr y combatir". Además, las mazmorras están plagadas de cosas para hacer o por encontrar, por lo que siempre están recompensando nuestra curiosidad de un modo u otro y raro será el desvío que toméis que no os lleve a descubrir algo que os ayudará en vuestras batallas venideras o un reto opcional.
Combates infernales
Podríamos escribir un reportaje entero solo analizando su magistral diseño de niveles, pero estamos convencidos de que difícilmente podríamos hacerle justicia solo con palabras, ya que es algo que tenéis que experimentar por vosotros mismos para terminar de entender por qué el "mazmorreo" de Shin Megami Tensei V es tan revolucionario y está varios peldaños por encima de lo visto en cualquier otro título del género.
Sin embargo, este no es su único acierto, ya que los combates tampoco se quedan atrás. Si habéis jugado a cualquier otro juego de la serie, su propuesta os resultará muy familiar: negociamos con demonios durante un enfrentamiento para que se unan a nuestro grupo, los fusionamos para crear otros nuevos más poderosos que hereden habilidades de los anteriores y luchamos en unas batallas en las que casi todo gira en torno a un sistema de debilidades y fortalezas elementales. Acierta con un ataque crítico o ante el cual el enemigo sea débil y ganarás una acción extra, pero falla o golpea con uno que pueda bloquear y las perderás, unas reglas que también se aplican a nuestros rivales.
Atlus lleva años puliendo y perfeccionando esta fórmula y lo cierto es que se nota, ofreciéndonos unas batallas muy divertidas y estratégicas repletas de posibilidades en las que debemos tener en cuenta hasta detalles como la colocación de los miembros de nuestro grupo para que actúen en el orden que queramos y así aprovechar al máximo las acciones adicionales.
Como podréis intuir, los demonios tienen sus propias características, habilidades y afinidades elementales, aunque ahora son más personalizables que nunca y contamos con un sistema de fusión de esencias que permite transferir hechizos, técnicas e incluso las debilidades y fortalezas de otros seres al miembro de nuestro equipo que queramos, lo cual combinado con las fusiones de criaturas de toda la vida nos da una libertad descomunal para crear nuestra legión demoniaca de ensueño y adaptarnos a cualquier situación que se nos presente.
Puede no parecerlo, pero os aseguramos que os vais a pasar muchísimas horas en menús gestionando a vuestro grupo y dándole vueltas a cómo realizar las fusiones de la forma más óptima y eficiente posible, algo que resulta tan adictivo como gratificante gracias a la enorme profundidad de la que disfruta su sistema de progresión.
Evidentemente, esto es un Shin Megami Tensei puro y duro, así que podéis esperar unas batallas muy desafiantes en las que cualquier error puede acabar con vosotros, sobre todo si tenemos en cuenta que si vuestro protagonista muere veréis automáticamente la pantalla de Game Over. Y sí, cuando esto os pase perderéis todos vuestros progresos no guardados y os tocará cargar partida, lo que ayuda a mantener la tensión en todo momento y que no nos despistemos ni con los enemigos más aparentemente inofensivos.
Si algo nos ha gustado es que no es un juego imposible, pero sí tremendamente exigente que nos ha obligado a hacer uso de todas y cada una de las herramientas que hemos tenido a nuestra disposición. Es una aventura en la que vais a tener que hacer un uso extensivo de habilidades que consumen puntos de magia, de objetos, de hechizos de potenciación y debilitación y, por supuesto, del propio sistema de fusión y personalización de demonios.
Todo esto alcanza su máximo esplendor en los jefes, unas batallas larguísimas, espectaculares y tensas con las que hemos sufrido de verdad, especialmente en su durísima recta final, donde nos ha tocado demostrar que dominábamos al dedillo todas y cada una de las mecánicas del título. Y esto es hablando en dificultad Normal, por lo que siempre os quedará Difícil en el caso de que queráis una experiencia realmente infernal. Si esto os intimida, os alegrará saber que también existen las opciones de Fácil y Muy Fácil (esta última mediante descarga gratuita), aunque creemos que rebajar el nivel de reto le quita parte de su encanto a una saga que siempre se ha caracterizado por llevarnos al límite.
En total, terminar la historia es algo que debería llevaros entre 50 y 70 horas si no os entretenéis demasiado, aunque tal y como dijimos hace unos párrafos, es un título con muchos contenidos opcionales y la cifra puede alcanzar fácilmente las 100 a poco que queráis completarlo todo, así que tenéis juego para rato.
Arte demoniaco
Finalmente, de su apartado gráfico tenemos que destacar, sobre todo, su dirección de arte, simple y llanamente espectacular, con un diseño de personajes impecable que desprende una personalidad visual única y muy llamativa. En lo técnico explota bien las capacidades de Switch, algo que se nota sobre todo en el tamaño de los escenarios y su distancia de dibujado, permitiendo de esta manera que podamos subir a una posición elevada para contemplarlo todo desde arriba y descubrir caminos ocultos o tesoros escondidos en la lejanía. Además, hay efectos muy conseguidos y ciertas animaciones, como la del pelo de nuestro héroe, son fantásticas.
Lo malo es que no se libra de algunos problemas de popping ni de bajadas en la tasa de imágenes por segundo en determinados lugares, y la resolución podría ser algo más alta, pues algunos elementos llegan a verse muy borrosos, algo que se hace más patente en portátil. Nada de esto llega a ser grave ni afecta a la jugabilidad como tal, pero son cosillas que afean y debemos mencionar.
Por su parte, la banda sonora está repleta de temazos que se adaptan de manera dinámica a la acción (por ejemplo, los temas de batalla no se vuelven frenéticos hasta que alguien da el primer golpe) y que acompañan de maravilla a todo lo que vemos. Además, es bastante extensa y variada, manteniendo el estilo habitual de la serie. Los efectos también son de calidad y el doblaje nos llega tanto en inglés como en japonés (este último mediante descarga gratuita) con textos genialmente traducidos al español salvo algunos elementos de la interfaz que se han mantenido en inglés.
Conclusiones
Nosotros lo tenemos clarísimo: Shin Megami Tensei V es un auténtico juegazo y uno de los mejores JRPG que hemos tenido el placer de disfrutar en los últimos años. Tiene prácticamente todo lo que le podemos pedir al género: una buena historia, un universo increíblemente atractivo, un diseño de niveles prácticamente perfecto que supone un nuevo estándar para este tipo de títulos, unos combates profundos y muy tácticos, un sistema de progresión repleto de posibilidades, una buena dificultad que nos obliga a hacer uso de todas nuestras herramientas y una cantidad de contenidos más que generosa. Y todo ello aderezado por una dirección de arte sobresaliente, una gran banda sonora y una más que agradecida traducción al español. Sin duda, otra obra maestra de Atlus que no deberíais dejar pasar a poco que os gusten este tipo de propuestas y busquéis un buen desafío.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.