Análisis de Tomb Raider Anniversary (PSP)
Hace más de diez años que el mundo de los videojuegos vio nacer a una nueva heroína con la llegada de los mundos virtuales y las consolas preparadas para ello. En estos años, y tras algún bache en su historial, Tomb Raider regresa con la aventura que inició todo con la misma energía que el primer día.
El éxito del primer capítulo (premiado en multitud de certámenes, y arrebatando el título de Juego del Año a Resident Evil) dio lugar a una larga serie de secuelas, casi a un ritmo draconiano, que durante varios años hizo que cada nueva entrega saliera al mercado irremediablemente a finales de cada año, aprovechando el tirón navideño. El esperado Tomb Raider 2 profundizó en la acción, mejorando el apartado gráfico sensiblemente, y tras él, capítulos más o menos afortunados, entre los que hemos visto de todo, incluyendo la supuesta muerte de la protagonista. Y durante estos diez años, incluyendo un breve descanso tras las crecientes críticas a alguna de las apariciones en 128 bits, Eidos decidió retomar los orígenes, la verdadera raíz de la saga que tantos éxitos había dado, cambiando al equipo desarrollador por Crystal Dinamics. Y a tenor de Tomb Raider Legend, la situación parece haber conseguido sus frutos.
Tomb Raider Anniversary es un merecido homenaje a la saga, una revisión del clásico que inició el mito. Este remake es lo que se promete desde un principio, un lavado de cara al apartado gráfico de un título de 1996 con pequeños ajustes al control y escenas creadas con el motor del juego. Siendo una de las entregas más valoradas por los jugadores, no solo por su factor nostálgico, no cabe duda que estamos ante una apuesta segura y muy interesante para aquellos que no lo pudieron disfrutar en su momento. PSP es una consola bastante más potente que PlayStation, y Anniversary es la prueba de ello; ninguna aventura de Lara Croft en 32 bits tuvo tal despliegue técnico a sus espaldas.
En el apartado jugable, encontramos pocas novedades, que prácticamente se limitan a corregir fallos del original, algo que por otra parte es bastante de agradecer, ya que en ocasiones se realizaban saltos mortales de forma imprecisa, siendo en un juego de plataformas/acción como este un elemento constante. Algunos elementos de capítulos posteriores, como Legend, han aportado mejoras que ayudan bastante a Anniversary, como el sistema que permite recuperar la postura en los agarres más complicados (que Lara realiza con una sola mano), a base de pulsar un botón. Esto, junto con un gran número de puntos para salvar la partida (al fin y al cabo, estamos jugando en una portátil, cuyo tiempo de juego puede ser breve) hace de este remake más asequible que el original, sin echar por tierra la esencia de la primera aventura. Tres modos de dificultad se adaptarán a nuestra habilidad y experiencia en la saga, especialmente ajustando el impacto de los daños; no afectan a la complejidad de las fases.
El equilibrio entre plataformas, puzzles y acción es el mismo que descubrimos hace 11 años, y la fórmula funciona igual de bien. La variedad de acciones de Lara Croft permiten saltar, agarrarse a salientes e incluso usar una cuerda para descolgarse de garfios y otros objetos señalados en pantalla con el botón de acción correspondiente, todo ello con el objetivo de poder avanzar entre catacumbas y otros entornos que siempre tienen una ruta, no siempre evidente. El conocimiento de nuestras posibilidades será clave para evitar trampas o abrir puertas, ya sea con llaves u otros artilugios mecánicos. De Tomb Raider Legend se ha rescatado también el uso de algunas secuencias cinemáticas que obligan a pulsar botones para mantenernos con vida, como viene siendo actual desde hace unos años en muchos títulos de acción (God of War y Resident Evil 4 son algunos de los más recientes).
Hay que remarcar que la gracia, en especial de los primeros capítulos, de Tomb Raider se encuentra en esta exploración de los lugares sin mucha idea o ayuda de cómo avanzar. En ese sentido, aventuras como Prince of Persia son mucho más claras y directas en sus objetivos, algo que puede frustrar a algunos jugadores. En más de una ocasión quedaremos atascados en un punto hasta encontrar una forma de continuar.
La acción de esta primera entrega está en un segundo plano. Hay varias armas y Lara Croft apunta automáticamente a los enemigos que periódicamente encontraremos en nuestro camino, que será la fauna autóctona del lugar (desde inofensivos murciélagos a osos, lobos, gorilas e incluso alguna sorpresa, como dinosaurios), pero estos no representan demasiados problemas siempre que se mantengan las distancias. Novedad respecto al original son los momentos a cámara lenta que añaden más tensión premiando con disparos mortales.
La duración de la aventura podría durar unas 15 horas, pero existen varios extras para dar más vida en una segunda partida. Extras tales como nuevos trajes o reliquias secretas hacen que la vida de este UMD sea suficientemente larga como para recomendar su compra a cualquier amante de las aventuras con plataformas. Únicamente encontramos un "pero": la naturaleza del remake, ese arma de doble filo que supone para los jugadores que exprimieron el original encontrar pocos alicientes (más allá de los gráficos) en este juego. Si se posee alguna de las versiones de Anniversary para otro sistema, la única diferencia se encontraría en la portabilidad de la máquina. Mismas fases, mismos retos, mismos extras y en definitiva misma diversión en PSP.
Gráficamente la versión PSP es una de esas adaptaciones muy afortunadas que borran la fina línea técnica que hay entre PS2 y PSP. No por ello las versiones de sobremesa dejan de tener un nivel destacable (al menos, para las consolas de la ya pasada generación), pero en la portátil de Sony brilla con más fuerza aún. Existen diferencias, especialmente en detalles del escenario, iluminación y la definición, pero la pantalla pequeña de PSP oculta bastante cualquier carencia importante, salvando puntuales caídas de la suavidad del framerate (imágenes por segundo) en las localizaciones más complejas y amplias (que no son mayoría). Únicamente cabe echar en falta otro stick analógico para el control de la cámara. La función se realiza con los gatillos, y otro botón para centrarla automáticamente; no es mala solución aunque es menos intuitiva que en el Dual Shock y puede causar algún problema durante los combates más frenéticos.
Así mismo, las texturas y modelados rozan el sobresaliente y mantienen en todo momento la sensación de remake, respetando el original, sus pasillos, trampas y enemigos, pero con un aspecto renovado, mucho más actual que el que pudo ofrecer cualquier entrega de PlayStation, y un pequeño paso por delante de lo visto en la versión para PSP de Tomb Raider Legend. Todo ello con unas animaciones destacables, tanto en el juego como en las secuencias creadas con el motor del juego. La variedad de los escenarios y la belleza de algunos son dignas de mención, desde los entornos nevados de Perú a frondosos bosques de islas perdidas. La mayor parte de la aventura tendrá lugar en lugares cerrados, pero estos también cuentan con su propia belleza.
El apartado sonoro sigue el esquema clásico, en la que la mayor parte del tiempo escucharemos solo sonidos ambientales, tales como pisadas, viento o los disparos y rugidos de los animales. En casos puntuales sonarán piezas orquestales, de gran calidad, y con mucha fuerza en los combates contra jefes finales. Sin duda, un acompañamiento nada estridente, que deja pensar en la resolución de puzzles y da tensión en la acción más fuerte; sutil y efectivo, en definitiva. Está correctamente doblado al castellano.