Análisis de Unbeatable - Un juego de ritmo con estilo y ambición al que le falta afinación (PC, PS5, Xbox Series X)

UNBEATABLE es un videojuego de ritmo único. Un título que huele a salón recreativo japonés, que se percibe como un disco perdido de Dreamcast, que tiene alma y expresa la de sus creadores, que contagia la afición por la música en general, que se ve como un anime noventero, que vocifera el espíritu contestatario de los subgéneros musicales. Un videojuego tan ambicioso que no es un juego, sino dos. Le falta afinación, pero eso no impide su disfrute, de igual manera que hay quien se lo pasa pipa en un concierto de punk en el que las distorsiones son inintencionadas o en una sesión de techno en la que los graves se lo comen todo.

La manera en la que empieza la ópera prima de D-Cells te pone a tope. Los menús, las opciones de configuración, la secuencia con la que comienza el modo historia, todo te hace menear los dedos sobre el mando, ansioso de que llegue la primera canción. Pero pasan los minutos. Y luego más. Y más. Y te das cuenta de que llevas una hora leyendo conversaciones, moviéndote de un lado para otro y explorando, de manera torpona, escenarios poco interesantes para encontrar un objeto o a un personaje.

Cara A: Una aventura narrativa con alma y tropiezos

Aunque no excusamos un arranque tan lento, poco después todo te hace clic. El modo historia no es un juego de ritmo, sino una aventura narrativa en la que hay secciones musicales, combates al ritmo de la música y minijuegos, todo ello más frecuente conforme avanza una trama que se alarga hasta las más de diez horas.

Y decimos "alarga" porque nos parece que le sobra metraje. La premisa argumental es potente: en un mundo distópico donde la música está prohibida, no queda otra que protestar, levantarse y luchar, con ritmo, contra el fascismo. La protagonista es la misteriosa Beat, quien se ve inmersa en una serie de delitos por culpa de la niña que la acompaña, Quaver; a ellas se sumarán otros compañeros y secundarios que ayudarán a hacer frente a un plantel de villanos cliché, referenciales a icónicos personajes del anime.

Es una historia interesante, pero que a veces se atranca en largas conversaciones a las que les sobra paja ―aunque nos gusta su naturalidad y sus interrupciones, los bocadillos de diálogo y las voces que los acompañan se superponen―. Sin embargo, casi siempre hay recompensa. Una situación pesada concluye con una canción intensísima, o con un combate multitudinario, con un jefe espectacular o con minijuegos que parecen sacados del catálogo de Dreamcast o de Rythm Paradise.

Es también una trama emotiva que avanza por derroteros inesperados, que no funciona en todo lo que se propone, que a veces se percibe inconexa, pero que tiene alma. Se nota que las sensibilidades y las preocupaciones de los creadores han cambiado a lo largo de los siete años del desarrollo; el UNBEATABLE que nos ha llegado en diciembre de 2025 es la cuarta versión, un juego distinto al que se financió en Kickstarter en 2021, diferente a aquella demo [white album] que salió por entonces, e incluso hay cambios respecto a la demo que salió a principios de este año.

Y, claro, se aprecian los cambios de rumbo y las heridas de ese accidentado viaje. Nos preguntamos por qué se han destinado tantos recursos en crear entornos vacíos en lugar de en pulir la narración. Extraña que haya tantos minijuegos, la mayoría de ellos poco interesantes, y que se hayan descuidado cosas tan básicas como las colisiones. Impacta que sea tan detallista en algunas cosas y luego la curva de dificultad sea el Shambhala. Da la sensación de que hay mucho, pero poco pulido.

Es una sensación constante que, sin embargo, no nos ha impedido disfrutar el modo historia que en sus mejores momentos es muy, pero que muy bueno. Cuando estás dando palizas a policías martilleando los botones del mando al ritmo del chiptune. Cuando interiorizas el tempo del minijuego de beisbol. Al ensayar esa canción de punk-rock con tus compañeros de grupo. En la intensísima etapa final. Al ver algunas escenas anime. Cuando te empiezas a dar cuenta de lo que trata. Al tomar esa foto.

Cara B: Un arcade de ritmo completo, variado y estridente

Pero ese "juego donde la música es ilegal y cometes crímenes" es la cara A. La cara B es un arcade de ritmo divertidísimo, cuidadísimo y amplísimo, al que volverás durante semanas y meses, quizá incluso años. Usa el mismo esquema de control accesible de la historia, pero conforme subes la dificultad y activas los modificadores, ves cuánto partido le han sacado a esos dos botones, cuánto se expande el aprendizaje, y cuánto amor por el género de los juegos de ritmo y por la música en sí hay en UNBEATABLE.

Hay más de 70 canciones, originales y remixes, de los compositores del juego y de artistas invitados. Una banda sonora donde convergen el chiptune, el inde rock, el punk, el techno y el jungle, entre otros. Una selección musical irregular, pero con espíritu. Un montón de temas en las antípodas de las recomendaciones algorítmicas, más propias de las joyas que uno encuentra cuando bucea por Soundcloud.

No faltan las tablas de clasificación online, los perfiles configurables y una cantidad casi disparatada de ajustes que toquetear. Pero la clave son los desafíos. Algunos desbloquean cosas inanes, como colores para el menú del modo arcade o lemas con los que personalizar nuestra tarjeta de jugador. Otros recompensan con nuevas canciones. Pero en cualquier caso, satisface perseguirlos porque si bien algunos son directos, otros están articulados como si fueran un puzle.

Este UNBEATABLE, el arcade, es un juego de ritmo prácticamente intachable, imprescindible para quienes tengan una sensibilidad musical alejada del mainstream, aparejada a la estética que el propio juego transmite con su diseño visual. Es una propuesta contundente en un género que, salvo algunas excepciones, en los últimos años parece haber encontrado su hueco solo en los móviles y sus agresivas estrategias de monetización.

También es una parte del juego menos afectada por los numerosos problemas técnicos que nos hemos encontrado en el modo historia. En él, había escenas en las que faltaban los sonidos de ambiente, diálogos que no se reproducían, ralentizaciones que afectaban a la jugabilidad, bugs en la interfaz y otros errores que afeaban el conjunto. Durante el periodo de análisis, D-Cells ha publicado varias actualizaciones abordando algunos de estos errores, y habrá un parche de lanzamiento que solucionará todavía más, pero nosotros tenemos que juzgar el producto que tenemos entre manos.

Pero se nota que el estudio está comprometido con un trabajo que ha implicado a más de 40 personas durante siete años. Tras el lanzamiento, añadirán un registro de conversaciones en el modo historia, incorporarán tablas de clasificación solo entre amigos, optimizarán la versión para Steam Deck (explican que el arcade se puede jugar sin problemas en esa plataforma, pero el modo historia tiene secuencias que hacen sudar hasta al ordenador descrito al final de este artículo), y abordarán el mencionado problema con las colisiones en la aventura narrativa. Son correcciones que, esperamos, permitirán brillar todavía más al arte visual, a la música y al doblaje en inglés, en ciertos casos genial, en otros correcto (no está traducido al español).

Conclusiones

UNBEATABLE es mucho más de lo que esperábamos desde que empezamos a seguirle la pista al proyecto con aquel Kickstarter de hace cuatro años (cuando ya llevaba otros tres entre bambalinas). Es un videojuego de ritmo que tiene dos caras. La cara A es una imperfecta aventura narrativa de ritmo, que a veces se hace pesada, pero en la que no faltan los grandes momentos en lo contado y en lo jugado. La cara B es un arcade de ritmo amplio, personalizable y variado en su selección musical, capaz de enganchar durante mucho tiempo. UNBEATABLE tiene estilo y espíritu. Es un juego personal y con personalidad. Es un título que puede causar rechazo a algunos y convertirse en lo mejor para otros tantos. Es Bandcamp, no Spotify.

Hemos realizado este análisis gracias a un código para Steam facilitado por Playstack. El PC utilizado tiene una Nvidia GeForce RTX 3070 8 GB, un AMD Ryzen 5600X y 32 GB de RAM.