Análisis de Rock Band Unplugged (PSP)
Tras su más que sobresaliente paso por las consolas de sobremesa, la nueva saga musical de Harmonix, creadores entre otros de Guitar Hero, lanzan en PSP su más reciente trabajo, Rock Band, sin ningún periférico añadido como ocurrió en el pasado con Guitar Hero On Tour para Nintendo DS. ¿Significa esto que el título resulta menos divertido? Ni hablar. Y es que estamos ante uno de los juegos más divertidos e interesantes del catálogo actual de la portátil de Sony, con un desarrollo de las partidas prácticamente idéntico al visto en el original aunque, eso sí, con algunas diferencias que le convierten en una apuesta francamente recomendable para cualquier aficionado a los juegos musicales. Veamos por qué.
Completa las frases
Tomando como base lo visto en el fantástico Rock Band 2, que en breve llegará también a Wii, en Rock Band Unplugged tendremos la oportunidad de guiar a una banda de rock desde sus primeros pasos en locales de mala muerte hasta alcanzar el mayor de los éxitos tocando en grandes estadios. Para ello, debemos interpretar con éxito hasta 41 canciones distintas pulsando en el momento adecuado los botones indicados siguiendo, claro está, el ritmo de la música. Pero aquí, a diferencia de lo visto en las versiones para consolas domésticas del juego, el número de notas a pulsar es de cuatro y no cinco en el modo experto, lo que no debe ser tomado como una forma de facilitar en exceso la interpretación de las canciones. Y es que, aunque aún debemos demostrar nuestra pericia tocando un gran número de notas en breves lapsos de tiempo, lo importante será lograr que toda la banda trabaje al cien por cien en cada canción. ¿Cómo se logra esto? Siendo nosotros los responsables directos de todos los instrumentos y la voz del grupo durante la interpretación de las canciones.
Este hecho implica cambios en la interfaz de juego. Así pues, ahora, en pantalla no tendremos únicamente una guía musical basada en uno de los instrumentos sino cuatro, que se corresponden al bajo, la batería, la voz y la guitarra. Dicho esto, hay que resaltar también que las "partituras" de las canciones de Rock Band Unplugged han sido divididas en varios tramos, denominados frases, que debemos interpretar a la perfección para que el juego nos los de por válidos.
Si lo hace, la guía del instrumento sobre el que hayamos actuado dejará de ser jugable dejando que sea el propio juego quien siga llevando el ritmo del instrumento. Será momento pues de pasar a otra de las guías haciendo uso de los botones superiores de la portátil.
Así, progresivamente, nos veremos siguiendo todo tipo de ritmos distintos dentro de una misma canción, aumentando por un lado la variedad pero, también, la emoción. Y es que sin duda, esta mecánica de juego resulta francamente divertida a la par que desafiante: un simple fallo significa que toda la frase en la que estábamos actuando deje de ser válida, teniendo que esperar a la siguiente para intentar sacarla con éxito. ¿Qué significa esto? Que al comenzar a fallar, como la música no se detiene, las frases previstas para el resto de instrumentos irán apareciendo, por lo que perfectamente podemos encontrarnos con situaciones extremas en las que todos los instrumentos requieren de nuestra actuación.
Fallar, además, hará que el medidor de cada instrumento vaya bajando progresivamente aunque nosotros no nos encontremos directamente sobre su guía (podemos estar intentando sacar el ritmo con la batería, pero eso no significa que la guitarra vaya a dejar de puntuar). Por eso, ahora las opciones de ser expulsados de una actuación llegan hasta cuatro, una por cada instrumento, lo que deja claro que no va a ser nada fácil salir airosos de algunos de los temas que se incluyen en el juego. Eso sí, como en las versiones de sobremesa, en Rock Band Unplugged podremos hacer uso del éxtasis (usar la energía que obtendremos de las notas blancas) para mejorar notablemente nuestros resultados mientras interpretamos las melodías o, en caso de haber perdido por completo a uno de los instrumentos, devolverlos al juego.
En este punto, resulta realmente atractivo el ver cómo durante las canciones los instrumentos actúan de forma independiente entre sí, es decir, las melodías diferirán muchísimo dependiendo de lo bien o lo mal que lo hagamos. Por eso, si nos hemos quedado atascados intentando sacar el ritmo de la batería, y las notas del bajo y la guitarra ya han empezado a aparecer, llegará el momento en el que ambos instrumentos dejarán de sonar mientras nosotros seguimos enfrascados en la difícil tarea de sacar adelante el ritmo de la batería. Por tanto, aparte de nuestros reflejos a la hora de pulsar los cuatro botones que se nos exigen (se usan los botones izquierdo y superior de la cruceta, y triángulo y círculo), debemos ser rápidos pasando de una guía a otra, como decíamos, con los botones superiores de la portátil. Para activar el éxtasis simplemente nos bastará con el botón X. Pero si no nos satisfacen estas opciones, nosotros mismos podemos personalizar el sistema de controlpara adaptarlo a nuestro gusto.
Salta a la fama
Este sistema de juego será el protagonista indiscutible del modo carrera con el que cuenta Rock Band Unplugged. Éste, como decíamos al inicio del artículo, está basado por completo en el modo carrera de Rock Band 2, por lo que nos veremos recorriendo todo el mundo tocando en locales situados en ciudades como Madrid, Roma, París, San Francisco, Nueva York, Londres… pudiendo interpretar temas sueltos, listas de canciones preparadas por nosotros mismos y, por supuesto, también las listas misteriosas, en las que tendremos que interpretar varias canciones sin conocerlas hasta que ya es demasiado tarde. Y decimos esto porque hay que recordar que reiniciar una canción, o simplemente no completarla con éxito, significará perder grandes cantidades de fieles seguidores que, por otro lado, se posicionarán de nuestro lado en caso de actuar correctamente. También, seremos recompensados con dinero (y consejeros como en el citado Rock Band 2) que después podremos usar para ampliar el equipo y cambiar el vestuario de nuestras estrellas (las opciones de personalización son como en el resto de títulos de la saga).
Y si completar el modo carrera en Rock Band 2 ya es todo un desafío dada la ingente cantidad de horas que hay que invertir para lograrlo, esta versión portátil del mismo no se queda corta, y perfectamente podemos pasarnos días y días delante de la portátil desbloqueando nuevos locales en los que tocar, encontrándonos además con canciones cada vez más difíciles como Painkiller, de Juda Priest (todo un desafío incluso con solo cuatro notas). El problema en este caso es que únicamente diez de las 41 canciones son nuevas, puesto que el resto han sido extraídas de las anteriores versiones de la serie. Entre las canciones exclusivas nos encontramos con temazos como Rock Your Socks de Tenacious D, ABC de los Jackson 5, What's My Age Again de Blink 182 o Show Me the Way Black Tide entre otras.
Tampoco será fácil alzarse con cinco estrellas en todas las canciones del título. Y es que aunque el número de notas se ha reducido a cuatro, y éstas no bajan a tanta velocidad como la vista en las anteriores versiones del título, el sacar cinco estrellas implica enlazar una gran cantidad de frases, que no notas musicales, lo que no es nada fácil. Y es que como decíamos anteriormente, un simple fallo en cualquiera de los tramos de cada instrumento significa perder la opción de seguir puntuando en dicha frase, por lo que los fallos se pagarán más caros que nunca. En cambio, conforme vayamos superando estas frases adquiriremos un multiplicador de puntos que ascenderá hasta cinco. Gracias a éste, tras cada frase recibiremos mil, tres mil o cinco mil puntos de golpe, lo que deja clara la importancia de enlazar un gran número de estas frases. Más si tenemos en cuenta que gracias al éxtasis, tendremos ocasión de multiplicar hasta por once.
Esta forma de puntuar se modifica ligeramente (adaptándose a la fórmula tradicional) cuando disfrutamos de los solos. De este modo, cuando la música lo requiera, desaparecerán todas las guías salvo la del instrumento que interpretará la melodía principal, disfrutando así de emocionantes solos de batería, de guitarra e incluso de voz. En estos casos obtendremos puntuación y multiplicador enlazando notas y no frases ya que éstas desaparecen momentáneamente. Esta forma tradicional de disfrutar del juego se mantiene también en el modo entrenamiento en el que aunque aparecerán las cuatro guías con todas las notas bajando sin parar, aunque nosotros podremos centrarnos únicamente en una (aunque si hay un solo, la acción pasará automáticamente al mismo).
De igual forma, tenemos a nuestra disposición el difícil modo supervivencia que, de forma similar al citado modo entrenamiento, nos pondrá en pantalla las notas de los tres instrumentos y la voz a la vez con la diferencia de que aquí, tenemos que movernos de un lado a otro para evitar que el no interpretar las melodías de cada una de las guías termine por echarnos del concierto. Todo un desafío. Y es que sin duda, éste es un título que sin duda encantará a los aficionados a la música con ganas de batir sus puntuaciones. Como decimos, no resulta nada sencillo lograr altas puntuaciones puesto que se requiere mucha pericia y velocidad, pero la sensación de estar interpretando solos imposibles de batería con simples pulsaciones de botón es increíble.
Los principales problemas de Rock Band Unplugged son la falta de un mayor repertorio de canciones exclusivas, aunque es un mal menor si tenemos en cuenta que gracias a este título podemos disfrutar del estilo jugable de la saga Rock Band en cualquier parte. Además, a través de la PlayStation Store se pueden descargar canciones que, eso sí, mantienen el precio de las versiones grandes del juego. Pero sin duda, lo que verdaderamente se echa en falta en este título es una vertiente de juego multijugador, máxime dado el carácter cooperativo que muestra la obra. Y aunque no se hubiera optado por crear un cooperativo en línea o mediante el sistema sin hilos de la portátil, perfectamente se podrían haber incluido los desafíos en línea para demostrar a nuestros rivales que podemos obtener una mejor puntuación que ellos.
A nivel gráfico, el juego también luce fantásticamente bien, aunque a diferencia de lo visto en sobremesa, los artistas no interpretarán las melodías siguiendo exactamente nuestros movimientos, es decir, que no veremos al guitarrista tocar las cuerdas exactamente como lo haría en realidad, ni al cantante vocalizar siguiendo la música. Aún así, los escenarios sobre los que tocaremos, así como el modelado de los músicos y sus instrumentos, o los efectos pirotécnicos que acompañarán a cada actuación, cumplen con nota y consiguen meternos de lleno en el ambiente del juego. El mismo efecto logra la música: versiones originales de grandes clásicos del rock que sonarán con todo lujo de detalles a través de la portátil. Eso sí, resulta prácticamente imprescindible hacer uso de unos cascos para disfrutar al máximo de las canciones, puesto que de otro modo el sonido no resulta tan contundente y nítido. No nos han gustado tampoco los tiempos de carga, bastante habituales y algo largos
Conclusiones
Pocas pegas se le pueden poner a este Rock Band Unplugged. Estamos ante una versión portátil que respeta al máximo la esencia jugable de sus hermanos mayores pero, eso sí, añadiendo un nuevo enfoque jugable que sin duda nos parece todo un acierto. Y es que como hemos dicho, el nivel de exigencia que requiere para obtener buenas puntuaciones, así como lo frenético que resulta el juego al tener que andar cambiando de instrumento en instrumento constantemente logran que éste sea un título perfecto para los amantes de la música, y un complemento ideal para las versiones de sobremesa de Rock Band. Eso sí, no habría estado de más incluir opciones multijugador que dotaran de más vida a este título que, sin necesidad de contar con periféricos, logra salir con nota del difícil trance de mantener las altas cotas de calidad logradas en las anteriores entregas de la serie.
Aún así, entendemos que habrá gente a la que no le guste la idea de andar machacando botones al ritmo de la música y hubieran preferido contar con algún periférico que permitiera recrear cualquiera de los instrumentos presentes en el juego. En este caso sólo podemos decir que la única opción, al menos de momento, sigue quedándose en consolas de sobremesa, aunque sí recomendamos que por lo menos se pruebe el título.