Análisis Beyond Blue: After the Storm, una aventura para realidad virtual en la que exploras lo más profundo del océano. (PC)

La Realidad Virtual es la máquina de la empatía. A través de un concepto bien ejecutado es capaz de darnos perspectiva de una forma mucho más impactante que a través de un videojuego tradicional. Documentales como "The Sea We Breathe" son un ejemplo perfecto de este potencial, aún por explotar, que tienen dispositivos como las Meta Quest 3.
Quizás sea este el motivo que llevó a los desarrolladores de Beyond Blue a expandir su marca con una expansión exclusiva para VR.
¿Qué mejor forma de transmitir la inmensidad del misterio del océano que poniéndote a nadar (virtualmente) en él? Subtitulado "After the Storm", este acercamiento ya de primeras se muestra muy tímido, ya que, de primeras, aquí, de nadar, nada. Expliquemos.
Salvando a los peces pixelados
Encarnamos a la bióloga marina Mirai, en una pequeña expedición para poner a punto su centro de investigación marino después de que una tormenta tropical impactara la zona.Durante el proceso descubre una amenaza más seria, de corte "activismo medioambiental" (sí, otro cliché de esta era que nos ha tocado vivir) que la forzará a adentrarse hasta las profundidades más oscuras del océano.

Gráficamente no es un título que destaque especialmente, sobre todo teniendo en cuenta que existen propuestas que han sabido aprovechar el hardware de las Meta Quest con mucho más éxito, como Red Matter 2 o Subside, si no queremos alejarnos del agua. La magia del entorno nace de los reflejos de la luz en las superficies, y aquí no encontramos nada parecido. De hecho, cuando miramos de cerca algunas texturas estas se encuentran tremendamente pixeladas. Estas carencias en presentación se compensan por el tamaño de algunos entornos, sobre todo al principio, que contrastan con el "efecto pasillo" que surge en la segunda mitad de la aventura, mucho más dirigido.

La desarrolladora ha evitado el uso de controles por movimiento lo máximo posible. Es una pena. Como adelantamos, aquí no podremos emular el buceo, y la única alternativa es usar botones o sticks para movernos por los ejes vertical y horizontal. La excusa narrativa es que tenemos propulsores en nuestro traje; la realidad es que han tomado atajos en el desarrollo y el movimiento es lento, torpe, y no favorece la sensación de inmersión.
El resto de herramientas son igual de testimoniales: básicamente podemos usar una pistola de ¿espuma? Para curar a los animales que han sido contaminados, y luego con el gatillo izquierdo podemos escanear elementos para obtener muy breves descripciones de flora y fauna marina. Aquí hay una oportunidad perdida para los más fanáticos del medio, porque los elementos interactivos y la información son muy limitados (los de la misión principal más luego animales a rescatar y... nada más). Aun así, sobre todo en los primeros 20 minutos, sí que existe una sensación de novedad que te hace preguntarte hacia dónde irán los tiros.

Desgraciadamente, a ninguna parte. Los otros niveles de interacción son igual de superficiales y están muy dirigidos. El juego te lleva de la mano de punto A a punto B. Aún así, el diseño de niveles hasta consigue confundirte y no saber muy bien qué tienes que hacer en cada momento. Por cómo aparecen y desaparecen los marcadores al moverte tan solo un poco, despista. Y tampoco es que puedas hacer nada más que moverte, accionar palancas, escanear, o usar un soldador en líneas marcadas cuando la acción lo requiere. Aunque bueno, la verdad es que hay algo más.
Kanaloa, el robot grúa
Existe un segundo personaje con el que alternas el control, llamado Kanaloa, que básicamente sirve para ayudar a Mirai a mover cosas pesadas y disparar pulsos electromagnéticos. Más allá de estas características particulares, se ve y se controla exactamente igual que Mirai. Lo cual no tiene sentido, ya que no existe ningún filtro a nivel visual que distinga ambas perspectivas y ambos se mueven exactamente igual. Y tampoco es que Mirai tenga este arsenal infinito que justifique un segundo personaje salvo por necesidades narrativas.

En la práctica, terminas teniendo que moverte dos veces: primero con Mirai para explorar, luego con Kanaloa para hacer cosas. Si al menos este acompañante tuviese carisma, podríamos justificar su existencia, pero es un refrito de clichés, como el resto de personajes.
Conclusión
Beyond Blue: After the Storm dura poco más de una hora pero se hace tremendamente largo. Sus mecánicas las hemos visto hasta la saciedad y la forma de guiarte entre objetivos resulta muy monótona. Aunque tiene entornos bastante amplios, no existe demasiado que explorar. Una oportunidad perdida.
Hemos realizado este análisis gracias a un código proporcionado por Dead Good Pr.
NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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