Análisis Silent Hill 2 Remake: Una fascinante recreación del icónico ‘survival horror’ de Konami... y una ampliación (PS5, PC)
Silent Hill 2 es un survival horror querido, respetado e influyente como pocos. Los tentáculos de lo que logró en su día, tanto en diseño como en narrativa, se siguen apreciando en otros títulos del género y en estudios de desarrollo al completo. En la obra de Bloober Team, un equipo hasta ahora dedicado a títulos pequeños y medianos, se nota el peso del juego de Konami. Precisamente la empresa polaca, en colaboración con la japonesa y más de una decena de estudios de externalización que aparecen en los créditos, es la encargada de este Silent Hill 2 Remake, una respetuosa modernización y ampliación del juego de terror psicológico centrado en los puzles, la ambientación, la narrativa, y también la acción. La revisión se adapta a los tiempos que corren en el género, siguiendo el librillo de Resident Evil 2 Remake más allá de la nueva perspectiva con la cámara al hombro. Aunque hay decisiones que pueden ser divisivas, Silent Hill 2 Remake es su propio juego, y es uno fantástico.
Una de las mejores historias del survival horror, y algo más
La historia nos lleva a Silent Hill, un pequeño pueblo americano ficticio indudablemente influido por los thrillers más populares de la época del original, como Twin Peaks y Expediente X. Allí, James Sunderland se aventura para encontrar a su mujer, Mary, de quien ha recibido una carta citándole en el lugar a pesar de que murió hace más de tres años.
Con ese objetivo nos embarcamos, en la piel de ese protagonista perturbado y desubicado, en una trama donde abundan los misterios y el simbolismo, transitamos lugares inquietantes del mundo real y escenarios de pesadilla repletos de incómoda herrumbre, conocemos a personajes estrafalarios que constantemente nos ponen sobre la mesa más preguntas que respuestas, y tratamos de sobrevivir a las horripilantes criaturas que plagan las calles y los edificios de Silent Hill.
El argumento se ha ampliado de varias formas. Los acontecimientos clave siguen presentes y se respetan, a veces con ligeras variaciones, pero hay nuevas localizaciones, ampliaciones de los lugares que ya existían, diálogos más desarrollados sin que pierdan su extrañeza, secuencias inéditas, documentos y notas que profundizan en los hechos originales sin llegar a explicitarlos demasiado, y muchísimos guiños para los fans. Sigue siendo una de las mejores historias del medio, una que no te lo da todo mascadito, una obra maestra del terror que entiende como pocos el lenguaje del género y la anticipación necesaria para inquietar. Una trama genial de principio a fin. Y casi todo lo nuevo contribuye a ello, incluyendo algunos momentos marca de la casa Bloober, pero también hay varias situaciones en las que se percibe que se está alargando para alinearse con la duración que uno espera de una aventura moderna.
No en vano, nuestra primera partida, sin prisa pero sin pausa, nos ha durado más de 15 horas, casi el doble de lo que se tarda en terminar la obra original. Hay nuevos finales, y al completarlo se desbloquean filtros de pantalla, opciones de personalización para James y un modo Nueva Partida+ donde conservamos el equipamiento de la anterior vuelta. Como en el título del 2001, la rejugabilidad se basa en descubrir finales alternativos. Pero también querremos volver a Silent Hill buscando un mayor reto: hay tres modos diferentes para el combate y otros tres para los puzles, que cambian sustancialmente.
Explorando una maravillosa pesadilla
La dinámica de juego sigue a pies juntillas el material original, con la particularidad de que la cámara pasa a ser en tercera persona, y con la mencionada ampliación de zonas y la inclusión de nuevas. Es un placer explorar los escenarios inquietantes y de pesadilla de Silent Hill (sus calles y comercios, hospitales, prisiones y mucho más) buscando llaves, códigos y objetos que nos permitan avanzar. Los rompecabezas son fantásticos y variados: hay nuevos y los existentes se han modificado en todas sus dificultades para que quienes jugaran al original tengan un nuevo reto. Es cierto que hay algún puzle menos inspirado o peor diseñado (se abusa de cajas fuertes y cerrojos), pero en general nos obligan a analizar el entorno, a leer cada documento, a interactuar con artilugios complejos, y a ser ingeniosos. Incluso los hay que pasan por auténticos acertijos, y la genialidad de todo ello es que algunos de esos puzles encajan con la narrativa.
Además, la partida fluye con un ritmo fantástico entre los momentos de descubrir nuevos espacios laberínticos y acongojantes, con las situaciones de atascarse momentáneamente buscando la solución de un puzle o un camino por el que avanzar (a lo que ayuda el mapa que James va rellenando paulatinamente), las etapas menos inspiradas y propias de una aventura de acción moderna en la que hay que mover carritos, las fantásticas escenas cinematográficas, y las secuencias más dirigidas y narrativas, algunas de las cuales ofrecen momentazos inolvidables. Dentro de esta fórmula también hay que encajar el combate, y es precisamente ahí donde este remake nos ha generado más dudas y donde a veces se tropieza el fluir de la experiencia.
Un buen combate, ¿demasiado predominante?
La base del combate en sí es genial: incómodo, como debe serlo en un juego de terror psicológico, con predominancia del cuerpo a cuerpo y el dominio de la esquiva, y un tanto impreciso a conciencia tanto por la velocidad del protagonista como por el diseño de los enemigos, que se mueven de manera errática. En los primeros compases es fantástico: tememos a estos monstruos abstractos, cárnicos y grotescos por cómo resisten, cómo se mueven, cómo suenan y cómo se ocultan. Se han añadido nuevos y se ha rediseñado el comportamiento de los existentes para adaptarlos a la nueva perspectiva: se esconden agachados, nos asaltan desde el techo y nos atrapan en recovecos. Sin embargo, conforme avanza la partida los vamos conociendo mejor, tanto a los monstruos como a sus tácticas, aparecen en mayor número y nos armamos mejor.
En definitiva, los combates se hacen más frecuentes, y por tanto, le perdemos el miedo a estas criaturas, lo que a su vez puede apaciguar la inquietud y el miedo que persigue el juego. Silent Hill 2 Remake hace exactamente lo mismo que Resident Evil 2 Remake: aunque nunca vamos armados hasta los dientes, hay secciones en las que conseguimos bastantes balas y objetos curativos que nos hacen sentirnos seguros, para poco después obligarnos a gastar muchas de ellas con un buen puñado de monstruos. Es algo que funciona genial con el tono del juego de Capcom, pero no con el de Konami, por mucho que se busque equipararlo con los estándares modernos. Eso no quita que haya momentos de acción terrorífica muy intensos y divertidos, aunque hay que señalar dos cosas: los jefes finales, geniales en lo conceptual, son pobres en sus mecánicas; y además en normal es bastante fácil si se tiene algo de experiencia con el género.
Un apartado audiovisual despampanante, con sus cosillas
El incremento de la acción es algo que molestará a unos y que no importará, o incluso agradecerán, otros. Pero en lo que todos estarán de acuerdo es que el trabajo de remake audiovisual es magnífico. La ambientación de Silent Hill y cada una de sus localizaciones es maravillosa: se ha capturado a la perfección la atmósfera gracias a técnicas modernas de iluminación, a la niebla volumétrica, y a la calidad de las texturas y de los modelados. Ver cómo se han recreado los lugares que visitamos hace 23 años es un gozo. Es un título que constantemente pone en pantalla imágenes muy potentes, y con permiso de Alan Wake 2, es de lo más sorprendente que hemos visto en la generación actual, y todo ello sin tiempos de carga. Las animaciones también están a un nivel fantástico, sobre todo en las escenas cinematográficas: buscado o no, hay un aire de rareza en las animaciones faciales y en las miradas que contribuyen al tono del juego; por cierto, el doblaje al inglés genial (también está en japonés) y la traducción al español es correcta, aunque hay un puzle mal localizado que puede exasperar a quien no sepa inglés.
Hay algún problemilla aquí y allá que cabe señalar: algo de clipping de los enemigos derrotados, alguna textura que a veces tarda en cargar, y sobre todo el reescalado. En PS5, en el modo calidad funciona a 30 FPS por lo general perfectamente estables, con una imagen nítida, pero a veces, sobre todo en las escenas cinematográficas, se aprecian artefactos en la cara y en el pelo de los personajes. Existe un modo rendimiento bastante decepcionante: la reducción de efectos y de definición es notable, pero la experiencia no es fluida ni siquiera en los momentos con menos carga visual.
Sobre el sonido, ¿qué podemos decir una de las bandas sonoras más icónicas de los videojuegos? Aquí se recupera, se retoca y se amplía la composición original de Akira Yamaoka, que también ha colaborado en el remake. Son piezas tan potentes que las escenas a las que acompañan perderían su fuerza sin esas notas. Y que suenan cuando deben hacerlo, dejando espacio para el inquietante silencio cuando es necesario, habitualmente rellenado con el terrorífico ruido de los monstruos, los contundentes efectos de nuestros golpes, la ambientación atmosférica, y por supuesto, esa radio que nos tensiona con estática cuando un enemigo anda cerca (se puede desactivar, y al jugar sin cascos, algo que no recomendamos a no ser que dispongáis de un buen equipo de sonido, se oye por el altavoz del DualSense).
Conclusión
Silent Hill 2 Remake es, de largo, el mayor y mejor juego de Bloober Team hasta la fecha. Una revisión que muestra cariño y respeto por la obra original, a la vez que la adapta a las tendencias actuales en el survival horror más popular, es decir, la fórmula establecida por Capcom con su Resident Evil 2 Remake. Quienes lleguen de nuevas descubrirán un fascinante juego de terror psicológico con un argumento brillante, una exploración tan divertida como acongojante, puzles y acertijos ingeniosos y satisfactorios, y un tono misterioso y desconcertante que muchos han tratado de replicar sin lograr igualarlo, todo ello con la perspectiva, los ritmos y las dinámicas de juego a las que estarán acostumbrados si han jugado un título moderno de este género.
Algunos de los que tienen el título de 2001 en sus mejores recuerdos u ocupando un lugar privilegiado en su estantería, tendrán una recepción más divisiva con este remake. Sin duda se maravillarán comprobando cómo se han rehecho los escenarios que conocen, pero que esta vez están ampliados, con uno de los acabados audiovisuales más fotorrealistas, espectaculares y atmosféricos que nos ha dado esta generación hasta el momento. Gozarán de nuevo con una trama inolvidable, en la que se profundiza con escenas cinematográficas de primer nivel y con documentos y guiños que no modifican los acontecimientos, pero sí los contextualizan mejor. Y también tendrán su propia dosis de descubrimiento al navegar por escenarios totalmente nuevos, al resolver puzles que han sido ligeramente modificados y otros que son inéditos, y al completar la partida con los finales adicionales que han incorporado.
Sin embargo, quizá algunos arruguen al morro al ver que se apuesta más por la acción, al jugar momentos en los que da la sensación que estamos controlando a James S. Kennedy o a Leon Sutherland; el combate en sí es bueno (excepto en los sosos, jugablemente, jefes finales), pero sí es cada vez más abundante conforme avanza la partida, restando a la esencia de la obra original. No es un problema de Silent Hill 2 Remake, pues este título es su propio juego, pero probablemente no se debatiría tanto sobre ello, como casi seguro que ocurrirá, si tuviéramos la posibilidad de jugar al Silent Hill 2 original en plataformas modernas. Sea como fuere, Silent Hill 2 Remake es una obra imperdible para los fans del género, de los videojuegos y de Silent Hill.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para PS5 facilitado por Peidro Comunicación.