Análisis de Rez Infinite (PS4, PC, PS5)
Esta primera semana con PlayStation VR está siendo una montaña rusa de emociones. Hemos tenido todo tipo de experiencias, que han ido cambiando nuestra percepción del dispositivo, de su catálogo de juegos y de la propia realidad virtual. Decepciones, alegrías, mareos, risas y sustos y, gracias a juegos como Rez Infinite, momentos en los que nos hemos vuelto devotos de esta tecnología, que tiene un potencial enorme como demuestran propuestas como esta.
Corría el año 2002 y éramos jóvenes e impresionables, pero para muchos, Rez supuso un gran impacto, con esa mezcla perfecta de disparos, música e imágenes abstractas y psicodélicas, que a muchos jugones nos descubrió la palabra sinestesia. Tetsuya Mizuguchi y SEGA se sacaron de la manga un juego que nos dejó un recuerdo imborrable en Dreamcast y PS2, y que por suerte el implacable paso del tiempo no ha conseguido enterrar. Ya que en 2008 para Xbox 360 tuvimos una reedición HD, en 2011 para esta misma consola y PS3 tuvimos su sucesor espiritual, Child of Eden, y ahora en 2016 podemos disfrutar del regreso del Rez original, con un sorprendente salto a la realidad virtual.
Lo primero que hay que dejar claro es que Rez Infinite se puede jugar con y sin VR, al igual que otros juegos como Thumper (curiosamente dos de los mejores títulos del catálogo de lanzamiento de PS VR, que comparten muchas similitudes). Pero evidentemente, como más se disfruta es con PlayStation VR, con una propuesta jugable y visual que se adapta como un guante a este dispositivo, y parece que United Game Artists y Tetsuya Mizuguchi hubieran desarrollado este juego hace más de 14 años con la realidad virtual en mente, visto lo natural que se siente.
Intentando evitar contar demasiadas batallitas, estamos ante un juego de disparos sobre raíles, heredero de la jugabilidad de los Panzer Dragoon de SEGA Saturn, algo que se debe a que parte de sus creadores ya trabajaron en esos maravillosos juegos de 32 bits. Nos desplazamos por unos entornos virtuales eliminando a una serie de extraños virus, y el personaje se mueve automáticamente, y nosotros solo movemos una retícula con la que marcamos a los enemigos y los disparamos, el motivo por el que se le conoce como un shooter sobre raíles.
Esta sencillez jugable y su ambientación se trasladan de manera perfecta a la realidad virtual, en un juego que ya en sus orígenes apostaba por la mayor inmersión posible, y de hecho en su día ya se lanzó un curioso periférico para meternos más de lleno en la experiencia, el Trance Vibrator, un pequeño vibrador al que algunos (y algunas) le dieron un inesperado uso... Aquella anhelada sinestesia llega definitivamente con la realidad virtual, al poder mirar a donde queramos en todo momento, contagiarnos por su flow de disparos y ritmos musicales, y sentir que estamos verdaderamente en un entorno virtual.
Se puede jugar con el mando de PS4 o con PlayStation Move, y cada método de control tiene sus pros y sus contras. Con el mando somos más precisos, pero con el Move nos metemos más de lleno en la experiencia al estar moviendo el brazo al ritmo de los disparos y la música, pero claro, el cansancio no tarda en llegar, sobre todo en los momentos de acción más exigentes. También nos dejan elegir entre dos modos de VR, uno más confortable y sencillo, para novatos en esta tecnología, y otro más vertiginoso, en el que la cámara es más juguetona, y el riesgo de poder llegar a marearse es mayor.
Pese a lo que podría parecer con un juego tan psicodélico como este, Rez Infinite es muy confortable, no marea, y este es un patrón claro que estamos viendo en los juegos en los que seguimos la acción desde una perspectiva en tercera persona, al contrario que los que son en primera persona, donde vienen los problemas. La VR te mete de lleno en este juego, no solo por la propia experiencia visual, sino también en lo jugable, al tener que mirar a veces a los enemigos que vienen por los lados, por arriba o por abajo, y todo el que lo prueba lo está diciendo de manera unánime, que Rez Infinite es ahora mismo de lo mejor que podemos probar en VR.
Tenemos el juego original con sus cinco fases, que se pueden superar en aproximadamente una hora, y además tenemos algunos modos extra, basados en las puntuaciones o en luchar contra en una sucesión de jefes finales, un boss rush. Es en el propio diseño del juego original donde la nostalgia nos ha jugado una mala pasada, y no recordábamos que fuera tan irregular. En las primeras dos pantallas la mezcla de disparos y sonido es simplemente perfecta, y pulsando un único botón vamos creando nuestros propios ritmos a la vez que eliminados a los enemigos, lo que es una pasada.
Pero en cambio la cuarta y la quinta pantalla, especialmente esta última, apuestan por estilos musicales distintos, menos acertados que electrónica de las dos primeras fases, y el juego pierde ritmo, y no nos llega tanto su mezcla de disparos y música. Esto sabemos que es muy subjetivo, pero no lo recordábamos la verdad, pensábamos que era un juego más redondo y contundente, desde el principio hasta el final.
La novedad más llamativa de Rez Infinite es una nueva fase Area X, que nos ha encantado. Se trata de una nueva experiencia creada para la ocasión, con la realidad virtual en mente (aunque también se puede jugar sin VR), y en la que cambian desde los gráficos al esquema de control. Aquí nos podemos mover libremente, y apuntando con la mirada y apretando el botón R1 nos vamos desplazando libremente por el entorno, y con R2 nos podemos detener, al contrario que las fases del juego original, que son siempre sobre raíles y de movimiento continuo.
Area X se siente como una verdadera secuela del Rez original, y tenemos nuevos enemigos, nueva música, unos gráficos actuales y espectaculares, gracias al Unreal Engine 4 (el juego solo utiliza este motor gráfico en Area X), que proporciona un montón de partículas en pantalla, y posiblemente sea la experiencia más impresionante que hemos vivido en cualquier dispositivo de realidad virtual, es simplemente brillante. La pena es que este modo de juego tan solo dura unos 15 minutos, y deja con ganas de mucho más. Nos hubiera encantado que Rez Infinite fuera un juego completamente nuevo, con la jugabilidad y el motor gráfico de Area X.
Posiblemente el mejor juego de PlayStation VR
Es realmente curioso lo de Rez Infinite, un juego con más de 14 años que en la realidad virtual se siente como algo totalmente vigente y nuevo, y cualquiera podría pensar que se diseñó con ella en mente. Como decíamos al principio del texto, hemos tenido nuestros más y menos estos primeros días con PlayStation VR, pero este juego te reconcilia con la tecnología, y te demuestra que se pueden vivir experiencias de una intensidad y conexión entre lo jugable, lo visual y sonoro, que quizás de otra manera no sería posible alcanzar. Imprescindible probarlo si tienes PS VR, sobre todo el nuevo Area X, de los más espectacular que hemos vivido nunca en la realidad virtual.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Enhance Games.