Análisis Mortal Kombat 11, un mito regresa por la puerta grande (PS4, Xbox One, PC, Switch)
Pocas sagas de videojuegos pueden presumir de tener tanto carisma y personalidad como Mortal Kombat. A pesar de haber sufrido algunos altibajos a lo largo de su historia, la serie nunca ha perdido el cariño del público y desde que se "reinició" con su novena entrega no ha parado de darnos una alegría tras otra con juegos cuidadísimos, muy divertidos, repletos de detalles y con una abrumadora cantidad de contenidos de calidad.
Videoanálisis
Esto mismo es lo que nos viene a ofrecer Mortal Kombat 11, aunque con el añadido de contar con la jugabilidad más pulida y perfeccionada de toda la saga, haciendo de él un título todavía más completo y profundo si cabe. ¿Y en qué se traduce esto? En que estamos ante la que es, desde ya y sin ninguna duda, la mejor y más sangrienta entrega de todas.
El kombate definitivo
Como casi siempre, volvemos a encontrarnos ante un juego de lucha 2D en el que la sangre y la violencia gratuita y exagerada están a la orden del día. El esquema de control es muy parecido al que la serie nos ha acostumbrado en los últimos años, con cuatro botones de ataque (cada uno de ellos se corresponde con una de nuestras extremidades), uno adicional para defendernos y comandos muy sencillos y fáciles de introducir que nos permitirán realizar todo tipo de técnicas y golpes.
Algo que nos ha sorprendido para bien es la enorme cantidad de movimientos y pequeñas mecánicas con los que cuentan todos los luchadores, lo que nos abre muchísimas posibilidades a la hora de batallar y crear combos para cualquier situación, algo que hará las delicias de los jugadores más dedicados y competitivos.
Se nota que han querido hacer un juego realmente profundo y que nos invite a hacer uso con frecuencia de todas nuestras herramientas para favorecer combates más ágiles, dinámicos, vibrantes, divertidos y estimulantes.
Un buen ejemplo de esto lo tenemos en una de sus grandes novedades: la división de la barra de energía en dos medidores distintos. Por un lado, tenemos el de ataque y gracias a él podremos potenciar nuestros movimientos especiales y cancelar ciertas técnicas para alargar los combos. En cambio, por el otro, contamos con el de defensa, necesario para ejecutar maniobras defensivas y de recuperación, así como para utilizar algunos elementos interactivos del escenario, ya sea como arma o como vía de escape.
Lo mejor de todo es que ambos se recargan a gran velocidad, así que podremos usarlos de forma activa, y al estar separados no tendremos que preocuparnos de sacrificar nuestra ofensiva a riesgo de quedarnos vendidos, pudiendo lucir casi constantemente nuestros mejores combos sin perder nuestras herramientas para protegernos.
Esto consigue que los duelos sean tremendamente satisfactorios y nos anima a intentar llevar la iniciativa sin contenernos, aunque claro, siempre con cabeza, pues existen multitud de formas de castigar ataques lanzados a lo loco y sin pensar.
La movilidad de los personajes también se ha modificado, eliminando por completo la barra de resistencia y la posibilidad de correr para favorecer acercamientos más tácticos. Como consecuencia de ello, los escenarios ya no son tan amplios.
Otra de las novedades la tenemos en la inclusión de los golpes devastadores, una serie de movimientos que pueden activar una secuencia especial si cumplimos los requisitos necesarios para ello. Cada ataque nos pedirá que hagamos una cosa u otra para desencadenarlos, como impactar con ellos a modo de contraataque, realizarlos a máxima distancia o colarlos dentro de un combo que llegue a un determinado número de golpes.
Si lo hacemos correctamente, veremos con una visión de rayos x cómo le rompemos los huesos al contrario a la vez que hacemos el doble de daño de lo normal y, en muchos casos, propiciamos una nueva oportunidad de combo que de otro modo no tendríamos. Sin embargo, no todos los movimientos pueden ser golpes devastadores y los que sí solo pueden ser utilizados una única vez por combate, por lo que conviene gestionarlos adecuadamente a lo largo de rondas para tener siempre un as bajo la manga con el que sorprender al enemigo y garantizar la victoria.
Se trata de una mecánica que nos ha gustado muchísimo, ya que aporta un extra de espectacularidad, profundidad y estrategia a los enfrentamientos, obligándonos a conocer muy bien a nuestros combatientes para sacarles el máximo partido en cada una de las situaciones que se nos presenten.
Por último, no nos podemos olvidar de los Fatal Blows, las técnicas definitivas de cada luchador. Este movimiento solo lo podremos ejecutar cuando nos quede menos del 30% de la barra de vida y si conseguimos conectar el golpe inicial desencadenaremos una espectacular (y dolorosa) secuencia en la que machacaremos a nuestro adversario para hacerle muchísimo daño.
En el caso de que fallemos, tendremos que esperar a que se recargue para volverlo a intentar, pero si acertamos, ya no será posible usarlo hasta que acabe el combate en su totalidad. Se trata de un recurso enormemente útil que nos ha ayudado a realizar múltiples remontadas, aunque hay que escoger la ronda y el momento idóneo para utilizarlo y no desperdiciarlo.
Como veis, nos encanta la jugabilidad de Mortal Kombat 11. Las batallas son tan espectaculares, sangrientas, dinámicas y profundas como cabría esperar, con multitud de diversas mecánicas y recursos que gestionar. Cada combate es un baile mortal con nuestro enemigo en el que tenemos que pensar rápido, estar muy atentos y ser habilidosos con el mando para adaptarnos a todo lo que ocurre en pantalla, lo que acaba resultando en una experiencia tremendamente satisfactoria y divertida.
Kombatientes para todos los gustos
Todas estas bondades se ven reforzadas por una fantástica plantilla de personajes genialmente diferenciada y muy variada. Sin contar a Shang Tsung ni Shao Kahn (ambos son luchadores descargables, aunque este último se puede adquirir como extra de reserva), tenemos a 24 guerreros distintos, una cifra que puede parecer escasa, pero que para nada es así.
La gran mayoría son viejos conocidos (muy bien escogidos, por cierto) y como debutantes tenemos a Kollector, Geras y Cetrion. No vamos a negar que nos hubiese gustado un número mayor de nuevas incorporaciones, aunque los veteranos han recibido un rediseño tan grande que se sienten muy frescos y novedosos. Sí, sus movimientos más clásicos y representativos siguen estando ahí, pero ahora cuentan con tantas técnicas y herramientas nuevas que cuesta incluso reconocerlos, así que no os penséis que os va a servir de mucho lo aprendido en la décima entrega.
Lo mejor de todo es la enorme creatividad que ha tenido el equipo de desarrollo al diseñarlos, poniendo sobre la mesa algunos movesets muy originales y sorprendentes que son una auténtica pasada tanto de ver como de jugar. Sin duda, es de aplaudir la capacidad de NetherRealm para reinventarse con una saga que tiene ya la friolera de 27 años a sus espaldas.
Una gran película de artes marciales
Como suele ser habitual en los juegos del estudio, el título no se queda precisamente corto en lo que a contenidos se refiere. Para empezar, lo primero que queremos destacar es su fantástico Modo Historia, donde viviremos durante cinco horas una de las mejores películas de acción y aventuras que hemos tenido el placer de disfrutar en los últimos años.
Su desarrollo se basa en ver un vídeo tras otro con combates entre medias, pudiendo escoger entre dos personajes jugables en algunos capítulos, aunque será el guion, por lo general, el que dicte con quién vamos a jugar.
Si bien no hace nada especialmente original, lo cierto es que nos ha encantado. La historia tiene un ritmo genial, la dirección de escenas y las coreografías son una auténtica delicia, incluye a multitud de personajes sin olvidarse de dedicarles el tiempo suficiente para desarrollarlos, está repleto de momentos épicos y de guiños a los fans, y al no tener ni una sola pantalla de carga consigue que la transición entre vídeos y combates sea inapreciable, transmitiéndonos constantemente la sensación de estar viviendo un buen film de artes marciales sin cortes de ningún tipo.
De hecho, nos ha parecido todo un acierto que hayan quitado los QTE de Mortal Kombat X, permitiéndonos de este modo que disfrutemos plenamente de cada secuencia sin preocuparnos de nada más. Eso sí, nos hubiese gustado jugar más combates bajo condiciones especiales, ya que el único que se sale de la norma es el enfrentamiento final, pero nada que empañe la experiencia lo más mínimo.
Por desgracia, su conclusión sí que nos ha dejado un poco fríos y las cosas se aceleran demasiado en el último capítulo, aunque también entendemos que el cierre que le han dado está muy bien pensado por todo lo que puede significar para el futuro de la saga.
Torres para kombatir hasta el infinito
Una vez terminemos la historia, el plato fuerte para un jugador lo tenemos en las Torres. Estas se dividen en dos tipos, klásicas y temporales. Las primeras vienen a representar los modos tradicionales del género, como Arcade (con tres variantes de diferente extensión y los imprescindibles finales de cada personaje) y Supervivencia, mientras que las Torres Temporales funcionan de una forma muy similar a los visto en los Multiversos de Injustice 2.
Así pues, cada cierto tiempo irán apareciendo nuevos sets de torres en los que tendremos que librar todo tipo de combates bajo condiciones especiales que casi siempre nos serán adversas, como que nos quememos por acercarnos a nuestro rival, que nos electrocuten de forma aleatoria cada pocos segundos o que aparezcan unos misiles que no podemos bloquear y que nos persiguen hasta golpearnos.
Por lo que hemos podido comprobar, el estudio se ha sacado de la manga numerosas locuras para ponernos las cosas realmente difíciles, y la cantidad de posibles variantes para las batallas es altísima, garantizándonos juego para meses, ya que cada día encontraremos nuevos desafíos a los que enfrentarnos y con los que conseguir jugosas recompensas.
Para ayudarnos a contrarrestar todas estas mecánicas, podremos utilizar multitud de objetos consumibles. Gracias a ellos, ganaremos diversas habilidades activas que podremos poner en práctica durante las batallas, como un escudo para protegernos del fuego, una cura que nos permita recuperar la mitad de nuestra barra de salud o incluso invocar a algún personaje para que nos eche una mano. El uso de estos ítems es prácticamente imprescindible para las torres más complicadas, así que más os vale seleccionarlos bien y no malgastarlos.
Evidentemente, también existen torres consistentes en una única batalla contra un poderoso jefe final que va adquiriendo habilidades a medida que le bajamos la vida. Estos retos son brutalmente duros y en ellos tendremos que cambiar por completo nuestra forma de jugar para encontrar la manera de tumbarlos.
Es más, algunos son tan difíciles que están pensados para ser derrotados por grupos de dos o tres jugadores en unas luchas cooperativas en las que podremos recuperar vida cuando estemos en el banquillo esperando a que nos releven.
La Kripta
Otro de los clásicos de la saga que regresa en esta entrega es la Kripta, donde podremos utilizar todos los tipos de monedas que hayamos recolectado en el resto de modos para abrir cofres y obtener multitud de recompensas, como nuevos Fatalities, Brutalities, Mercy, canciones, accesorios para los personajes, trajes o artes conceptuales.
Sin embargo, esta vez es más grande e interesante que nunca, ya que se ha diseñado a modo de aventura en tercera persona. Así pues, encarnaremos a un ninja anónimo que tiene que explorar la isla de Shan Tsung, el lugar donde se desarrolló la historia del primer Mortal Kombat.
Lo mejor es lo enormemente complejo que resulta el mapa, al más puro estilo Metroidvania, con multitud de recovecos, caminos, secretos y puzles que hacen que la exploración se haga entretenidísima. De hecho, hasta tendremos que encontrar habilidades, artefactos y llaves para avanzar.
No exageramos si os decimos que la primera vez que entramos nos tiramos una hora entera dando vueltas por ella sin haber visto la mitad de todo lo que tiene que ofrecer, así que os podéis hacer una buena idea del añadido tan completo y divertido que supone, por no hablar de todo el valor nostálgico que entraña el visitar de esta manera algunas de las localizaciones más míticas de la serie.
Eso sí, os avisamos que hay una cantidad ingente de cofres y contendores, y que el ritmo de obtención de monedas, corazones y almas (las tres divisas que utilizaremos para abrirlos) resulta un tanto lento, obligándonos a jugar durante decenas de horas para hacernos con todo. Obviamente, al tratarse de un juego destinado a durarnos meses, esto no debería de ser un gran problema si nos lo tomamos con calma, pero no habría estado de más ajustarlo de una manera en la que se nos recompensara con mayor frecuencia y en la que la sombra de los micropagos no estuviese tan presente.
Luchadores a nuestra medida
El juego también incluye un editor de personajes con el que podremos ajustar algunos detalles de nuestros luchadores. Gracias a él podremos seleccionar tres piezas de equipo diferentes, su animación de presentación y de victoria, su skin y sus movimientos especiales. Sin duda, lo más importante aquí lo tenemos en esto último, ya que dependiendo de los que seleccionemos tendremos acceso a unas técnicas u otras.
En total tenemos tres ranuras para equiparnos con estos movimientos adicionales, aunque hay que tener en cuenta que algunos ocupan más de una, por lo que escoger bien nuestra configuración se convierte en algo muy importante. En nuestro caso no nos han gustado nada las combinaciones de técnicas que trae cada guerrero por defecto, así que os recomendamos que esta sea de las primeras cosas que cambiéis cuando empecéis a jugar. Además, a diferencia del equipo y los trajes, todos los posibles movimientos que podemos aprender están desbloqueados desde el principio.
Ya que hemos mencionado el equipo, conviene destacar que este puede subir de nivel con la experiencia acumulada tras los combates para desbloquear ranuras de mejora. Los potenciadores con los que nos equipemos solo tendrán efecto en las torres, por lo que no afectarán al multijugador, garantizando así el equilibrio de los enfrentamientos.
Kombatiendo para ser el mejor
En lo que respecta a su multijugador, tenemos la posibilidad de jugar tanto de forma local (pudiendo organizar torneos si lo deseamos) como online. En este último caso nos encontramos con la opción de disfrutar de partidas informales en salas, pudiendo escoger las reglas de "El Rey de la Colina" para hacer las cosas más emocionantes y ver cuántos combates somos capaces de encadenar sin que nos derroten. Por supuesto, también hay un modo competitivo muy elaborado y completo que incluye temporadas y rondas clasificatorias.
Además, os alegrará saber que el sistema de emparejamientos funciona genial y es capaz de encontrar rivales de nuestro nivel en cuestión de segundos, y el código de red es un auténtica gozada, por lo que podremos disfrutar de combates muy fluidos y sin nada de lag, siempre y cuando tengáis una buena conexión y vuestra consola u ordenador esté conectado a la red por cable.
Espectáculo audiovisual
A nivel gráfico en PS4, Xbox One y PC (todavía no lo hemos podido probar en Switch) estamos ante el que es, probablemente, el juego de lucha más espectacular de todo lo que llevamos de generación. La propia NetherRealm ya dejó el listón altísimo con Injustice 2, pero en esta ocasión han vuelto a superarse, ofreciéndonos unos modelados detallados al extremo y totalmente fotorrealistas, con unas expresiones faciales que os dejarán con la boca completamente abierta, especialmente en el Modo Historia.
Las animaciones también han mejorado muchísimo, siendo ahora más fluidas, naturales y orgánicas que nunca, aunque siguen teniendo ese toque tan particular del estudio a la hora de mostrarse en pantalla y que tanto recuerda a los clásicos.
Los escenarios también tienen gran trabajo detrás, algo que tiene más merito todavía si tenemos en cuenta lo numerosos y variados que son, deleitándonos con una gran cantidad de ambientaciones distintas. De hecho, hay algunos que nos han parecido de los más bonitos y bellos que hemos visto en el género.
Como era de esperar, los Fatal Blows y los Fatalities se llevan la mejor parte, poniendo en pantalla un espectáculo gore sin precedentes y que hace gala de una imaginación y creatividad desbordante a la hora mostrarnos cómo se puede mutilar y humillar a alguien de las formas más sangrientas posibles.
Finalmente, el sonido tampoco se queda atrás y nos regala una banda sonora épica y muy cinematográfica que nos recuerda constantemente que estamos ante una gran superproducción, aunque no es muy variada y puede resultar un tanto genérica, con muy pocos temas realmente memorables y que se nos queden grabados en la memoria.
Los efectos tienen una calidad inmensa y saben realzar a lo grande la violencia y contundencia de cada golpe, y el doblaje nos llega únicamente en inglés con subtítulos en español. Es una pena que se hayan perdido las voces en nuestro idioma, algo de lo que pudimos disfrutar en las dos entregas anteriores, pero al menos las interpretaciones de los actores originales son simplemente perfectas.
Konclusiones
Mortal Kombat 11 es, con diferencia, la mejor entrega de toda la saga. Su jugabilidad se ha pulido y refinado hasta niveles insospechados, y la cantidad y calidad de sus contenidos lo convierten en todo un imprescindible para los amantes del género, por no hablar del impresionante espectáculo visual que pone en pantalla constantemente. Es uno de esos raros juegos que están cuidados y mimados en todos y cada uno de sus apartados, y en los que se nota que el estudio se lo ha pasado genial con su desarrollo.
Nadie conoce Mortal Kombat mejor que la propia NetherRealm, y probablemente tampoco exista quien ame tanto a la saga como ellos, y eso es algo que se respira en cada combate, llegándonos a contagiar su pasión por la serie a la vez que nos lo hacen pasar en grande partida tras partida. Sin duda, uno de los mejores juegos de lucha de toda la generación.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS4 que nos ha facilitado Warner Bros.