Análisis de Dragon's Dogma: Dark Arisen (PS4, Xbox One)

Entre las muchas remasterizaciones que Capcom está lanzado últimamente –Dead Rising, Devil May Cry 4, Okami y múltiples Resident Evil- se echaba de menos Dragon's Dogma. El juego fue bien recibido por crítica y público, y apenas un año más tarde se lanzó una revisión que ampliaba contenido –una nueva zona que explorar, armas, armaduras, misiones- y todo el contenido descargable, entre otros ajustes.

Esta versión, Dragon's Dogma: Dark Arisen, no llegaría a PC hasta el año pasado. Mientras tanto, la ausencia sobre noticias de una auténtica secuela, o siquiera el lanzamiento en Occidente de Dragon's Dogma Online, impedía que los usuarios de PlayStation 4 o Xbox One volviesen a este mundo de fantasía creado por el director de Devil May Cry 2, 3 y 4. Ahora Capcom lo remedia con el lanzamiento de Dark Arisen en consolas actuales, más con intención de atraer a nuevos jugadores que para invitar a una segunda compra –no encontraremos demasiadas novedades respecto a otras reediciones-.

Acción y rol en mundo abierto

Uno de los aspectos más llamativos de Dragon's Dogma era la ambición de llevar el rol y la acción a un mundo abierto en las consolas de la pasada generación. Hoy es más que habitual disfrutar de superproducciones del género con este desarrollo, pero Capcom salió airosa con un notable título al situarse en un punto intermedio entre el sistema de combate de los Soul de From Software –aunque no tan exigente- y el de un hack’em up -más importancia a la habilidad que a nuestros parámetros-.

En Vandal hemos analizado el juego en tres ocasiones, con motivo de su lanzamiento original, con la salida de Dark Arisen y en su versión de PC, por lo que os recomendamos la lectura de estos artículos. Repasaremos brevemente lo que ofrece.

Tras un inicio que sirve de calentamiento y nos enfrenta a una de las criaturas mitológicas de Dragon’s Dogma, una quimera, la historia nos presenta a un personaje que previamente hemos editado –hombre o mujer- en una pequeña aldea pesquera. Un enorme dragón aparece y extrae el corazón del protagonista, transformándonos en un Arisen. Nuestra misión desde ese momento derrotar a esta bestia y recuperar este preciado órgano.

Más que un juego de rol en la línea de The Elder Scrolls, gracias a potenciar los elementos de acción se convierte en una gran aventura. Tenemos varias clases a elegir –que evolucionan para especializarse en otras- enfocadas a la acción con armas cortas, armas largas o magia, recibiremos encargos, encontramos mucha exploración y abundantes tópicos de toda ambientación con fantasía medieval. Eso sí, en lugar de ser el habitual RPG lento –o realista-, aquí se permiten movimientos de juego de acción como saltos y escalada por los enormes monstruos.

Aunque se trata de un título para un jugador, una de sus novedades era el sistema de peones. Básicamente consistía en ir acompañado por personajes controlados por la inteligencia artificial y las órdenes que les vamos dando. Uno de ellos nos pertenece, mientras que los otros provienen de jugadores –o son generados por el juego-. Lo interesante es que guardan experiencia de las misiones que han superado, y nos darán consejos, advertirán de trampas, conocerán la ubicación de ítems o las mejores estrategias para jefes y enemigos comunes. Es, en definitiva, una manera de aprovechar las funciones online sin convertir a Dragon’s Dogma en un "juego de caza" multijugador.

Por si no fueran suficientes las 40 horas de su historia principal, Dark Arisen añadió contenido que aportaba 15 o 20 horas más en una nueva localización, un reino subterráneo con nuevos tipos de enemigos, equipamiento, misiones y una dificultad que pide un buen nivel antes de probar suerte en este escenario laberíntico. No se lanzó en forma de contenido descargable para los poseedores del original, una decisión un poco extraña en los tiempos actuales, sino como un lanzamiento nuevo. Es muy probable que muchos jugadores se perdiesen Dark Arisen por la razón de no querer volver a pasar por caja, algo que ahora –con la remasterización- podría justificarse un poco más.

La remasterización

En las últimas semanas Capcom ha publicado numerosas comparativas de la versión para Xbox One y PlayStation 4 con la original –específicamente, PS4 frente a PS3-. Las principales diferencias son la resolución, algunos cambios en la iluminación y mayor estabilidad en la tasa de imágenes. El tema del rendimiento quizás sea el punto en el que beneficia Dragon’s Dogma si lo comparamos directamente con PlayStation 3 y Xbox 360, pero es también un aspecto que sabe a poco para las posibilidades de las máquinas actuales.

En la pasada generación ambas consolas funcionaba a una resolución algo menor que los habituales 720p -utilizaba un formato panorámico con un área de 1280x608-. Para los momentos de mayor esfuerzo cada consola afrontaba la situación de manera diferente: en Xbox 360 se alcanzaba con más facilidad el objetivo de 30 imágenes por segundo a costa de sufrir tearing, cortes horizontales en la imagen; en PlayStation 3 las caídas en frames eran más acusadas, pero mantenía la sincronización vertical. Independientemente de nuestra elección por el defecto "menos malo", la experiencia no era satisfactoria en estas consolas.

Estos problemas no fueron completamente achacables a Capcom, pues Dragon’s Dogma era claramente un juego que excedía las posibilidades de las consolas y se encontraba a medio camino entre dos generaciones. La revisión para PS4 y Xbox One es por tanto un buen salto si hemos jugado en sus predecesoras, aunque el límite de 30fps se mantiene y es un tanto agridulce teniendo en cuenta otros remaster –incluso de la propia Capcom, como Resident Evil 6- o Dragon’s Dogma Online, que funciona a 60fps.

Aun así, por tratarse de un juego muy enfocado al combate, la estabilidad de 30 fps es preferible a una tasa variable, y no es mala opción si Capcom no ha logrado alcanzar los 60fps. No obstante se echa en falta algún tipo de desenfoque de movimiento para que la sensación fuese todavía más cómoda en las situaciones de más acción.

Que se trata de una remasterización de un juego con cinco años a sus espaldas es algo que esta versión no logra disimular del todo. Hay paisajes y combates que todavía sorprenden –es imposible no asustarse con la primera aparición de la hidra- que nos recuerdan el estupendo trabajo original de Capcom, pero en las cortas distancias abundan las texturas borrosas próximas a otras de más calidad, y los modelados de personajes son tan genéricos como siempre, unas caras inexpresivas que contrastan con el estupendo diseño de las criaturas.

Todavía es posible ver algún defecto en la aparición de pequeñas plantas o sombras en la lejanía, pero como hemos dicho, la impresión es que aguanta bien el paso del tiempo para tratarse de un juego de otra generación. Sería bastante injusto entrar en comparaciones con Horizon: Zero Dawn, The Witcher III o lo que está por llegar con Red Dead Redemption 2. Se trata de una remasterización y nunca ha aspirado a más.

Conclusiones

Dragon's Dogma: Dark Arisen es un excelente juego, y probablemente una de las mejores licencias de Capcom nacidas en la última década junto a Dead Rising. Con aspectos mejorables pero con suficiente calidad como para que las virtudes destaquen por encima de los defectos, este "juego de rol occidental hecho por japoneses" merece una oportunidad sea cual sea la plataforma elegida.

Sobre la remasterización en las actuales consolas, una de cal y otra de arena. Mejora respecto a PS3 y Xbox 360, la acción es más satisfactoria, el mundo luce mejor –aunque lo tiene muy difícil para sorprender en la actualidad- y recopila todo el contenido lanzado para el juego, pero queda lejos de las ventajas que ofrece la versión de PC, donde se puede lograr más fluidez o resoluciones 4K. En cualquier caso, esta versión es disfrutable y completamente recomendable para aficionados al rol de acción que todavía no han tenido la oportunidad de convertirse en Arisen.

Hemos realizado este análisis en su versión PS4 con un código de descarga que nos ha proporcionado Koch Media.