Análisis de Dragon's Dogma (PS3, Xbox 360)
Los aficionados a los juegos de rol y acción en mundos abiertos no tienen motivos para quejarse, ya que en el último año hemos recibido diferentes títulos de una calidad altísima. Desde The Witcher 2: Assassins of Kings, Dark Souls, The Elder Scrolls V: Skyrim, Kingdoms of Amalur: Reckoning y ahora este Dragon's Dogma. Esto puede conllevar un riesgo de saturación para el género, aunque todos son propuestas tan diferentes que seguro que cada jugador se habrá quedado con el que más se adapte a sus gustos.
¿Y qué es Dragon's Dogma exactamente? Pues un ambicioso proyecto de Capcom que prueba suerte en el género del rol occidental, con tres años de desarrollo y un equipo de casi 200 personas trabajando en él, en uno de los títulos más grandes, en todos los sentidos, en la historia de la compañía japonesa. Aventura, acción y rol se dan la mano en un juego que sabe diferenciarse en muchos aspectos de otras propuestas similares. A lo mejor no a simple vista, con una estética muy manida de fantasía medieval, con las típicas criaturas, castillos y guerreros, pero sí más original en su planteamiento jugable y en su innovador componente online.
Aquí las peleas son más ágiles, rápidas y espectaculares que, por ejemplo, en un clásico como The Elder Scrolls. Son combates más propios de un hack and slash o un beat 'em up que de un título de rol al uso, gracias a la enorme movilidad y agilidad del protagonista, que puede dar grandes saltos, escalar, agarrarse a salientes o a los propios y gigantescos enemigos, los grandes protagonistas en Dragon's Dogma. Una quimera, un cíclope, un golem, una hidra y otras sorpresas son solo algunas de las enormes criaturas a las que nos tendremos que enfrentar en unos duros, épicos y divertidos combates, que requieren sus dosis de estrategia y planificación, algo que apenas hemos visto así de bien reflejado en otros juegos de rol.
Es una aventura para un único jugador, ya que no tiene multijugador. En ella iremos acompañados de los conocidos como peones, una idea que al principio nos pareció un poco rara, luego arriesgada, y que finalmente nos ha encantado, por lo que esperamos que se siga explotando en un futuro por la propia Capcom continuando esta nueva saga. Los peones son personajes controlados por la CPU que han sido creados por otros jugadores, y vienen de otras partidas con conocimientos adquiridos como estrategias para acabar de una manera más eficaz con los enemigos, consejos sobre cómo resolver una misión, o avisándonos de ciertas trampas, que ellos ya han "vivido" con otros jugadores.
Por lo demás contiene todos los elementos clásicos del género. Un enorme mapeado, con ciudades y aldeas –pocas-, muchos bosques, montañas y mazmorras llenos de peligros y tesoros, una gran cantidad de personajes no jugables con los que hablar y que te encargan misiones secundarias, cientos de objetos para recoger que te obligan a hacer una buena gestión del inventario, mejora del equipamiento, de la armadura y las armas, adquisición de nuevas habilidades, subir de nivel de experiencia, y un largo etcétera, por lo que no falta de nada respecto a otros títulos de rol. Pero curiosamente, la palabra que mejor define a Dragon's Dogma, más que RPG, es aventura, y una con mayúsculas.
La sensación de explorar y aventurarte en territorios inhóspitos, exóticos y peligrosos, el no saber qué te vas a encontrar en el siguiente bosque, en lo alto de esa colina, cruzando un río, saber cuándo retirarse a tiempo (algo sobre lo que se nos advierte constantemente), el hecho de aprender a medir bien tus fuerzas y la de los peligros a los que te enfrentas, equipándote correctamente, y yendo acompañado y formado un equipo de guerreros adecuado y equilibrado. Una experiencia adictiva e inmersiva, un reto desafiante por momentos, sensaciones que ni las primeras siete u ocho horas, y mucho menos una demo, son capaces de transmitir.
Por eso a todos los que os gusten este tipo de juegos deberíais darle una oportunidad. El explorar y descubrir un enorme mundo abierto, vivir su acertado sentido de la progresión, en el que cada vez te sientes más fuerte y seguro aunque siempre encuentres retos a tu altura y otros que te desbordarán. El mejorar el personaje y el equipamiento para ir cada vez mejor preparado. Adentrarte en peligrosas mazmorras llenas de secretos, combatir en épicas batallas que te dejan un "subidón" en el cuerpo tras salir airosos, etcétera. Pese a sus numerosas virtudes, no está exento de muchos fallos y defectos, pero por lo general pequeños, y no llegan a empañar la experiencia global, la cual es muy satisfactoria.
Tiene defectos gráficos evidentes, la cámara a veces nos juega malas pasadas, el diseño artístico por momentos es soso, con unos monstruos con más carisma que los propios humanos, sin apenas personalidad y unos rostros carentes de alma. La historia es testimonial y anecdótica, sino por momentos absurda, no hay apenas ciudades, y la enorme y central Gran Soren carece de la suficiente vida como para llevar todo el peso del juego. Las caminatas son abundantes y largas, ya que no está la habitual opción de viaje rápido de otros títulos –algo que matizaremos más adelante-, el sistema de misiones puede ser confuso, sin diferenciar correctamente entre principales y secundarias, y no indicando bien los objetivos a realizar o cómo llevarlos a cabo, o el hecho de no poder tener varias ranuras de guardado resulta un tanto molesto –siempre es un partida que se va sobrescribiendo-.
Hay más defectos que no hemos mencionado, algunos muy subjetivos y que molestarán a unos jugadores y a otros no, pero como decimos, no consiguen estropear el producto, que nos ha gustado mucho, aunque sí lo alejan de la excelencia y de ser sobresaliente. En cualquier caso, y Monster Hunter aparte, este primer intento de Capcom en hacer una aventura de rol y acción en un enorme mundo abierto, de intentarlo con un RPG de corte occidental, les ha quedado genial, permitiéndose incluso el lujo de aportar valiosas innovaciones al género, y aunque ya habíamos tenido varios contactos previos, ha sido con esta versión de análisis y tras decenas de horas jugadas cuando hemos podido comprobar su verdadero valor, y nos ha gustado más de lo que nos esperábamos. Insistimos, muy recomendable para los amantes del género, o incluso para aquellos que nunca hayan tenido valor para ponerse con un RPG de esta magnitud.
Una épica epopeya en la que tendrás que recuperar el corazón y salvar al mundo de la amenaza del dragón
La historia de Dragon's Dogma, al menos en su inicio, no puede ser más simple, sencilla y clara, lo que no nos parece mal, como en los clásicos cuentos de fantasía. Un mundo que vive siempre esperando el temido regreso del dragón, con el que tiene que surgir un héroe, el Arisen, que sea quien lo derrote, repitiéndose la historia cíclicamente. En el inicio, una especie de prólogo, controlamos a uno de esos héroes en la batalla final, una fase que sirve a modo de tutorial. Después, pasaremos a crear nuestro propio personaje, con un correcto editor -que podría haber sido más completo-, y en ese momento será cuando arranque la aventura de verdad. El dragón llegará a la aldea natal de nuestro héroe, le arranca el corazón, y desde este momento y hasta el final nuestro objetivo será derrotar al dragón y recuperar el corazón, en nuestro papel de Arisen, un elegido mata dragones.
Por el camino, tendremos que hacernos un gran guerrero, derrotar enormes criaturas, realizar todo tipo de encargos y misiones, combatir a una secta que está poniendo su granito de arena para que llegue el fin del mundo, ayudar al rey y su entorno, y demás topicazos de cualquier historia de fantasía medieval que se precie. Lo curioso de todo esto es que aunque parece un juego que podría haber hecho un estudio occidental, al final la extravagante personalidad japonesa se acaba imponiendo, y vemos sus destellos de hermosa locura en algunos momentos de la trama, con situaciones un tanto surrealistas y perturbadoras, que a un estudio occidental nunca se le podrían haber ocurrido. En cualquier caso y como ya hemos dicho, la historia en general es bastante floja, aunque cumple con su papel de llevarte de un lugar para otro y tener en el horizonte un objetivo final claro y motivador: derrotar al dragón.
Además de elegir el aspecto físico del protagonista, en un editor que no permite excesivas florituras –ojo que ya hemos visto peinados extra como contenido descargable…-, lo más importante será elegir la clase de personaje, llamada aquí vocación, partiendo de tres básicas que evolucionan y acaban siendo un total de nueve. Tres vocaciones básicas: luchador –combatiente de fuerza, defensas y energías altas, que utiliza espadas y escudos-, strider–maestro del arco, ágil y rápido, con dagas-, y mago –especialista en magia curativa y elementos, que usa bastones-. En las vocaciones avanzadas tenemos: guerrero –experto en el cuerpo a cuerpo mediante espadones-, explorador –su dominio del arco le hace letal a cualquier distancia, pudiendo usar arcos largos-, y hechicero –mago que practica todo tipo de magia, mediante archibastones-. Y por último las vocaciones combinadas: caballero místico -versátil, con útiles habilidades de apoyo y conjuros, pudiendo utilizar espadas, bastones y escudos mágicos-, asesino -ágil experto en ataques sorpresa y múltiples armas, incluidas espadas, dagas y arcos- y arquero mágico -explorar experto y equilibrado aventurero, que permite equipar dagas, bastones y arcos mágicos-.
Al poco de empezar y salir de la primera aldea, nos explicarán el sistema de peones, y tendremos que, mediante el editor de personajes, crear a nuestro peón principal. Este nos acompañará durante toda la aventura, subirá de nivel como nosotros, aprenderá habilidades, podremos cambiar su vocación, y a efectos prácticos es igual que nuestro personaje principal, solo que no lo controlamos directamente. Lo maneja la CPU y de manera bastante acertada, con una correcta inteligencia artificial, que va evolucionado, ya que aprende técnicas para acabar con los enemigos de manera más eficaz, o maneras de ayudarnos, dependiendo de la clase. Si es un mago nos curará automáticamente cuando nos falte salud, impregnará nuestro arma de fuego o rayo para dañar más a los enemigos, o hasta los agarrará por la espalda para que los golpeemos a placer.
Además del peón principal que creamos, nos acompañarán otros dos, que tomaremos prestados ya sea de los que han puesto a disposición los desarrolladores, pensando en quienes no vayan a jugar con la consola en línea, o lo que es más interesante, contratar a los peones de otros jugadores a través de internet. Esto tiene un coste, unos cristales de la falla, que principalmente sirven para que no puedas pagar los servicios de peones que estén muy por encima de tu nivel, para no desequilibrar el juego. Si tú tienes nivel 10, será gratis contratar un peón del mismo nivel, te costará muy poco que sea de nivel 11, más caro de 12 o 13, y como mucho tendrás puntos suficientes para pagar por un peón de nivel 14, siendo bastante caro. Aunque como bien le gusta a Capcom incluir en sus títulos todo tipo de contenidos descargables, ya hemos visto que podrás, mediante dinero real, comprar paquetes de cristales de la falla que te permitirán contratar peones mucho más fuertes que tu personaje principal, desequilibrando la aventura tanto como quieras, algo que no recomendamos, a no ser que estés desesperado y quieras avanzar sin comerte mucho la cabeza.
Lo interesante de los peones es que están en constante aprendizaje, y cuando superan una misión adquieren el conocimiento de cómo hacerlo. Basta marcar como activa una misión para que los tres peones a la vez te empiecen a dar consejos de cómo afrontarla, o incluso advertirte de que va a ser muy difícil. Esto es muy útil, por ejemplo imaginaros que vais a subir por una montaña en la que a modo de trampa te lanzan unas rocas enormes. Si llevas a un peón en tu grupo que ya pasó por esta experiencia, te advertirá del peligro y podrás sortearlo. Esto se puede aplicar a todo, en maneras más efectivas de derrotar a los enemigos comunes o estrategias para los jefes, dónde encontrar un determinado objeto o ingrediente que te hace falta para una misión, etcétera. Muy interesante, y se ha implementado de manera perfecta.
Los peones contratados no mejoran ni suben de nivel cuando están contigo, por lo que hay que renovar a estos compañeros habitualmente, intentando que estén al menos a tu nivel y si es posible un poco por encima. El sistema de contratación permite múltiples filtros de búsqueda, por nivel, clase de personaje, puntuación, y siempre podrás encontrar exactamente lo que necesitas, incluso los creados por tus amigos. Tu peón, el que creas, si es contratado por otros jugadores, cuando vayas a la posada a dormir volverá con objetos y conocimientos.
Además de la obvia importancia de llevar un personaje principal bien equipado –con cascos y yelmos, chalecos y petos, brazales, mallas, botas, mantos, etcétera, todo con su representación visual, y que se puede mejorar mediante dinero y materiales- y con las habilidades oportunas aprendidas y equipadas –se adquieren mediante puntos y hay un gran número en cada vocación-, conviene tener un grupo de personajes equilibrado, en esto radica muchísimas veces la diferencia entre el éxito y el fracaso. Tener al menos un fuerte guerrero en el cuerpo a cuerpo, un arquero para la larga distancia y los enemigos aéreos, y por supuesto, un mago que nos cure y lance hechizos directos contra los enemigos u otorgando daño elemental a nuestras armas. Cada jugador optará por una estrategia y un equipo, pero os aseguramos que acabareis aprendiendo a base de derrotas y fracasos, que en las primeras horas os pueden frustrar un poco si no sois pacientes.
El juego te da una gran libertad para explorar su mundo desde el principio, y no te lleva de la mano ni te deja claro por dónde deberías ir, o si tienes el nivel suficiente para resolver determinada misión. Esto provoca que muchas veces nos adentremos en territorios y aventuras para las que no estamos preparados, y saldremos escaldados de ellas. Por suerte siempre podremos tomar otro camino, ir a otro lugar, emprender misiones diferentes, y de todos los fracasos aprenderemos una valiosa lección. Esto magnifica el sentido de aventura, y que cuando te adentras en un nuevo territorio no sepas lo que te vas a encontrar, lo que es muy emocionante. En esto, y salvando mucho las distancias, nos recuerda un poco a Dark Souls, aunque sin ser tan frustrante, pero Dragon's Dogma sí nos parece mucho más difícil que por ejemplo The Elder Scrolls V: Skyrim, y cada nueva misión o avance conseguido saben a gloria, lo que motiva mucho a seguir jugando.
El control y el sistema de combate, que habéis podido probar todos desde hace días gracias a la demo disponible en las plataformas digitales de descarga, no es el habitual lento o torpe de otros títulos de rol, y parece más propio de una aventura de acción en tercera persona o hack and slash. Podemos escalar, dar enormes saltos con carrerilla –hay algún momento un tanto plataformero-, y el peso del equipo que llevamos influye y mucho en la jugabilidad, por lo que no conviene ir cargados como mulas. Hay una barra de salud y una de estamina, y esta se agota cuando esprintamos o realizas movimientos especiales y habilidades. Si llevamos mucho peso, se agota antes y tarda más en recuperarse.
Contamos con un ataque fuerte, otro débil, y con LB/L1 y RB/R1 desplegamos el resto de golpes especiales o habilidades, aunque solo podremos equipar tres de cada. Estos son muy variados y abundantes, cambian radicalmente dependiendo de la vocación del personaje, haciendo de los combates algo muy espectacular y divertido. Al principio pueden parecer un poco caóticos, con cuatro guerreros realizando todo tipo de golpes contra numerosos enemigos, ya que suelen ser combates masivos, pero poco a poco les iremos pillando el punto y teniendo controlado lo que está pasando en cada momento. Podemos dar órdenes sencillas a los peones, como que se adelanten, que vengan a nuestra posición, o que nos ayuden, pero da gusto que casi siempre hacen lo que deben. En esto Capcom ha hecho un gran trabajo y son siempre una ayuda en vez de un problema, aunque más de una vez nos tocará resucitarlos y echarles una mano.
Otra de las acciones importantes es agarrar, ya sea para escalar un enorme enemigo y golpearle en un punto crítico como la cabeza –momentos que aunque ya se ha dicho infinitas veces, nos recuerdan a Shadow of the Colossus- o bien para coger un barril explosivo y lanzarlo, o agarrar a un enemigo y tirarle al vacío por un barranco, lo que es muy divertido. Hay que reconocer que a veces la cámara nos juega malas pasadas, sobre todo en lugares estrechos en los que acabamos luchando a ciegas, y no funciona tan bien como debería, pero al menos a nosotros no nos ha fastidiado la experiencia demasiado.
Es un RPG, o aventura de acción con toques roleros, como queráis considerarlo, que tiene detalles que dentro de un género tan trillado incluso sorprenden. Por ejemplo, lo de que la líes en una ciudad y te metan en la cárcel es algo ya clásico, que está aquí, pero luego hay otras cosas que no son tan comunes de ver. Las frutas y verduras que recogemos se estropean con el paso del tiempo, en diferentes grados, e incluso si comemos una hortaliza en mal estado nos podemos intoxicar. Para que no se estropeen, hay recipientes que conservan los alimentos. Podemos llevar frascos de aceite, para rellenar la importante linterna, o de agua, que tiene diferentes usos. Si estamos empapados no podremos encender la linterna, si tiramos aceite a un enemigo, este arderá con suma facilidad. Son pequeños detalles que dan un sorprendente realismo al conjunto.
Hay un ciclo de día y noche, y la oscuridad de la madrugada se ha tratado como pocas veces hemos visto, es realmente un problema viajar de noche a oscuras sin linterna, no vemos un carajo, y aunque la usemos, solo veremos lo que está a pocos metros de nosotros. Además los caminos de noche se vuelven mucho más peligrosos, por lo que no conviene andar por ahí a ciertas horas. Es un juego en el que las caminatas y los trayectos, tienen mucha importancia, y por ello sus creadores no han apostado por el viaje rápido, algo que no gustará a más de uno, y tenemos que reconocer que en algunas situaciones se hace un poco pesado ir de un punto a otro.
En lugar de viaje rápido conseguimos unas piedras transportadoras, que no abundan y son caras, y que nos permiten volver a Gran Soren, la ciudad principal, en cualquier momento, o donde hayamos plantado un cristal transportador, que apenas hay, ya que en las primeras 20 horas de juego solo conseguimos uno. Y el mapeado es muy grande, sobre todo si tenemos en cuenta que no hay caballos u otros medios de transporte, simplemente nuestras piernas nos llevarán de un lugar a otro. El sistema de misiones es un tanto peculiar, ya que no diferencia principales de secundarias, y a veces tendremos problemas para saber cómo continuar la trama principal, que para terminar necesitaremos más de 30 horas. Esto no quiere decir que el juego dure eso, ya que hay muchísimas cosas por hacer, y os aseguramos que estamos ante una aventura muy larga, de esas que no te arrepientes del dinero gastado.
Hay en unos tablones con misiones de recolección, de escolta, de cacería, y luego las misiones más importantes y con un argumento, que la verdad no son muy originales, y nunca sorprenden por su planteamiento. En esto un título como Skyrim demuestra su maestría. Algunas tienen diferentes soluciones, pero pocas son las que se salen de la norma, y la mayoría consisten en ir a algún sitio y limpiarlo de enemigos. Sí hay que alabar que las de la trama principal tienen sus momentos espectaculares y épicos, con scripts, detalle en el que otros grandes RPG fallan. No os vamos a desvelar ninguna sorpresa, pero hay algunos enfrentamientos que por las circunstancias en cómo transcurren, y por cómo están contados, se os quedarán grabados por lo tremendamente épicos que son, algo a lo que ayuda la excelente música.
Es una pena que la historia no sea más interesante, que la casi única y gran ciudad en la que pasamos tantas horas no esté más viva, que todos y cada uno de los personajes apenas carezcan de personalidad y carisma, ya que en su jugabilidad y planteamiento, Dragon's Dogma funciona de maravilla. Con todo lo original y arriesgado que es su sistema de peones, inventando algo nunca visto, luego peca de convencional en otros aspectos como la ambientación, la historia y el mundo que nos rodea, muy bello por cierto, pero falto de alma.
El apartado técnico también tiene sus virtudes y sus defectos, aunque en conjunto cumple sobradamente. La versión de análisis de Xbox 360 de la que disponemos no se puede instalar, y esto imaginamos que solucionará alguno de los errores, como la flagrante aparición de elementos en nuestras narices, dándose situaciones absurdas, como que nos esté hablando un personaje que todavía no vemos porque no ha terminado de cargarse. Las texturas por lo general son a muy baja resolución, hay problemas de sincronización vertical, pero al menos la tasa de imágenes por segundo en esta versión final no sufre apenas de altibajos y permanece estable, a diferencia de versiones previas donde esto era un problema.
El diseño artístico en las ciudades y los personajes es un tanto soso, pero en cambio el de los paisajes naturales y los enemigos es muy bueno, con estampas de mucha belleza, gracias a la lograda iluminación o el precioso efecto del viento, que azota la vegetación y levanta el polvo de los caminos. Hay un detalle un tanto "extraño", que no sabemos a ciencia cierta a qué se debe, pero lo podemos imaginar, y es que en la pantalla, en la parte superior e inferior, siempre nos acompañan dos bandas negras, como en aquellos años en los que teníamos que soportar las terribles conversiones PAL a 50 Hz, algo por suerte ya olvidado. Aquí creemos que se debe a un problema de mantener una resolución HD ocupando la imagen toda la pantalla, un recurso un tanto cutre, que a nosotros no nos ha fastidiado la experiencia, pero que es criticable.
Y en el apartado sonoro cuenta con una muy buena banda sonora, correcta ambientando en los caminos y ciudades, y excelente cuando se tiene que poner épica al enfrentarnos a una enorme criatura o en una encarnizada batalla campal. De esa música que consigue que lo que estamos viviendo sea más espectacular y heroico de lo que realmente es, algo que no es fácil de conseguir, y que aquí se logra. Las voces están en inglés, con un doblaje correcto, y seguir los subtítulos en castellano a veces es un poco lioso, sobre todo porque los peones son muy parlanchines y nos hablan constantemente y muchas veces todos a la vez, en especial durante las batallas, por lo que es difícil enterarse de lo que nos están diciendo.
Una gran aventura
Si hay un género difícil en el que son pocas las compañías que se atreven a meter la cabeza o intentarlo decididamente, ese es el de los RPG de mundo abierto. Y Capcom con Dragon's Dogma ha salido más que airosa, realizando un gran trabajo en lo que podría convertirse en una saga con mucho futuro, gracias a sus buenas ideas y gran ejecución de todos sus elementos. Tiene muchos fallitos por aquí y por allá, los clásicos de cuando haces algo por primera vez, pero en general es una aventura de acción muy satisfactoria, que consigue ser adictiva, enganchar, y ofrecer algo distinto y con su propia personalidad.
Es un juego complicado de hacerle justicia en un texto, ya que aunque sus defectos son fáciles de exponer, sus mayores virtudes están en las sensaciones que transmite al ser jugado, algo difícil de explicar y un tanto subjetivo. Pero os animamos a los que os gustan este tipo de juegos que le deis una oportunidad, ya que seguro, como nos ha pasado a nosotros, os viciará y querréis ser cada vez mejores y vivir mayores aventuras, incitando mucho a seguir jugando por ver qué se esconde en ese nuevo lugar aún inexplorado. Tiene una buena jugabilidad, se ve bonito y el original sistema de peones funciona sorprendentemente bien, y no hemos llegado a echar de menos un modo multijugador, siendo una gran experiencia para un jugador. Tiene cosas mejorables, pero nos quedamos con lo bueno, que es mucho y deja un gran sabor de boca. Un aporte muy fresco al género, totalmente recomendable.