Análisis de Dragon Quest Heroes: El infortunio del Árbol del Mundo y la raíz del mal (PS4, PC)
Pese a que los musou están considerados un género nicho o minoritario, una etiqueta un tanto engañosa ya que la serie Dynasty Warriors y sus múltiples spin-off han vendido más de 20 millones de copias a lo largo de estos años, se nota un esfuerzo por parte de Koei Tecmo y los productivos Omega Force de llegar cada vez a más público con estos juegos de acción en los que tenemos que derrotar a cientos de enemigos.
El año pasado pudimos disfrutar de Hyrule Warriors, un musou en el universo de The Legend of Zelda, lo que consiguió que muchos usuarios de Wii U le dieran una oportunidad por primera vez al género, y ahora puede ocurrir algo parecido con Dragon Quest Heroes: El infortunio del Árbol del Mundo y la raíz del mal. Una saga que no se ha prodigado demasiado Occidente, o no al menos tanto como nos gustaría, pero que siempre ha resultado atractiva para los ojos occidentales, gracias a los inconfundibles diseños de Akira Toriyama, el creador de la mítica Dragon Ball.
Con este título la clásica saga de juegos de rol por turnos se pasa al género de la acción de manera muy acertada y natural, sin perder ninguna de sus señas de identidad por el camino. Se nota en cada detalle el mimo de Omega Force por Dragon Quest, y por supuesto la severa supervisión de Square Enix, que quiere cuidar a una de sus sagas más queridas y prestigiosas, que el año que viene cumple nada más y nada menos que 30 años.
Héroes, enemigos, localizaciones, personajes secundarios, comercios, la música, todo respira el encantador aroma de los Dragon Quest, y se las han apañado para que no falte ninguno de los detalles característicos de la serie.
Como juego de acción o musou quizás no sea tan complejo y profundo como otros, y es en sus posibilidades jugables donde los fans del género quizás se puedan sentir un poco decepcionados, ya que Omega Force ha realizado un musou un poco más sencillo y accesible de lo habitual. Esto dependiendo de lo que busques se puede convertir en un defecto o una virtud, y si nunca te atrajeron los Dynasty Warriors, e incluso es un género que casi siempre te ha causado cierto rechazo, Dragon Quest Heroes puede ser una buena puerta de entrada y todo un descubrimiento, como ya pasó para muchos con Hyrule Warriors, que era mucho más puro como musou que este.
Lo primero que nos ha sorprendido de Dragon Quest Heroes es que tiene bastante carga argumental, y se las han apañado para crear una historia que justifica la unión de estos personajes que pertenecen a diferentes universos. Un argumento ligero y sin pretensiones, como en las entregas principales, que se cuenta a través de unas atractivas cinemáticas, aunque también mientras combatimos, ya que los personajes son bastante parlanchines. Al comenzar la aventura tenemos que elegir entre dos personajes originales, Luceus y Aurora, a los que podemos bautizar, y poco a poco se van uniendo nuevos héroes, como Doric y Aila -creados para la ocasión-, Alena, Kiryl y Maya de Dragon Quest IV, Norris de DQVI, Jessica y Yangus de DQVIII, y Bianca y Nera de DQV.
Puede que a un aficionado al género le parezcan pocos personajes, los musou suelen contar con decenas, pero a su favor hay que decir que están muy bien diferenciados e impregnan con su personalidad y carisma cada situación del juego. Así que en este caso en concreto preferimos poco personajes y muy cuidados, a que hubieran metido muchos de cualquier manera. Cada uno cuenta con su propio estilo de combate, y por ejemplo Luceus, Aurora y Norris utilizan la espada, Doric el báculo, Aila el bumerán, Alena guanteletes, Kiryl una lanza, Jessica un látigo, Yangus el hacha, Bianca el arco, Nera una varita mágica y Maya los abanicos, siendo totalmente diferentes sus ataques y habilidades mágicas.
El sistema de combate es aparentemente sencillo, aunque poco a poco vamos descubriendo que tiene bastantes posibilidades. Cada personaje cuenta con dos tipos de ataque, que combinándolos nos permiten realizar combos, podemos utilizar hasta cuatro conjuros o habilidades, que son de lo más variados, se pueden esquivar ataques, bloquear con el escudo e incluso realizar contraataques. Y cuando a base de golpes llenamos una barra podremos entrar en el modo Alta tensión, durante el cual no consumimos puntos PM al ejecutar habilidades, y que finaliza con el Golpe de gracia, el ataque más poderoso de cada personaje.
Estos ya son bastantes ingredientes para un sistema de combate rico en posibilidades, pero además podemos invocar monstruos aliados para que nos echen una mano, en algunos escenarios hay armas como balistas y lanzaconjuros que podemos utilizar para atacar a los enemigos, y lo más interesante es que en cualquier momento podemos controlar a uno de los cuatro miembros del equipo, por lo que podemos estar cambiando constantemente y hacer de los combates algo dinámico y entretenido, probando distintas posibilidades.
La base o las mecánicas jugables nos parecen muy buenas, además que los controles funcionan perfectamente, y los problemas vienen por el diseño de los escenarios, muy estrechos y reducidos, la repetición de situaciones y la falta de sorpresas, en comparación incluso con otros musou, y una dificultad muy baja en gran parte del juego (no podemos elegir dificultad al iniciar la aventura), lo que te permite superar el 90% de las situaciones aporreando botones sin pensar demasiado. Es en ciertas misiones y desafíos secundarios, y en los jefes finales, cuando nos tendremos que emplear a fondo, teniendo que estudiar el punto débil del enemigo y sin perder de vista la vitalidad de los personajes.
Básicamente hay tres tipos de misiones: batallas contra hordas de monstruos, en las que nuestro objetivo es limpiar el escenario de enemigos, batallas para proteger a un personaje u objeto, en las que tenemos que evitar a toda costa que los enemigos destruyan uno o varios objetivos que cuentan con una barra de vida (las misiones más difíciles de este tipo tienen un claro componente estratégico, teniendo que gestionar nuestras prioridades y colocando algunos monstruos para proteger las bases), y luchas contra jefes, enfrentamientos muy espectaculares contra enemigos gigantescos o con características especiales, que es cuando Dragon Quest Heroes se las apaña para salirse de la norma y ser más original.
La baja dificultad y la falta de variedad en el diseño de misiones hacen que el juego se pueda tachar de ser repetitivo, pero la verdad es que nunca nos ha llegado a parecer aburrido o tedioso, que es lo importante. Las misiones son bastante cortas, casi nunca duran más de 10-15 minutos, y esto le imprime un gran ritmo a la aventura, que está salpicada de divertidos diálogos, cinemáticas muy vistosas y constantes recompensas, que nos permiten mejorar los atributos de los personajes, sus conjuros y habilidades, y su equipo: armas, escudos, trajes, accesorios, etcétera.
Hay un componente rolero muy fuerte, más de lo habitual en un musou, en esa búsqueda porque no se pierdan los elementos característicos de un Dragon Quest, y entre misiones nos movemos por el Rocanublo, una nave que sirve de base de operaciones y en la que nos encontramos comercios y distintos personajes con los que charlar. Tiendas en las que podemos comprar armas y orbes, la capilla donde podemos guardar partida, redistribuir los puntos de destreza o imbuir a las curapiedras de conjuros curativos, el alquimista, que nos permite crear accesorios a cambio de ingredientes que obtenemos al derrotar enemigos, o un mostrador donde podemos aceptar todo tipo de misiones secundarias, que son abundantes.
Sin duda una de las gracias de Dragon Quest Heroes, además de superar su historia, algo que puede suponer unas 20 horas si vamos muy al grano, es mejorar lo máximo posible a los personajes, y así afrontar los desafíos secundarios más complicados de la aventura. Como suele ocurrir en los juegos de Omega Force, hay contenidos de sobra para estar entretenidos una buena temporada, no decepciona en ese aspecto. Además en esta versión occidental se han incluido en el disco todos los contenidos que en Japón fueron DLC de pago. Lo que sí es criticable la ausencia de modos multijugador, de difícil justificación, algo bastante común en los musou, y hubiera ganado muchos enteros si se pudiera jugar la aventura en modo cooperativo.
Como ya hemos dicho gran parte del encanto de este juego es lo bien que está plasmado el universo Dragon Quest en todos los aspectos, y por supuesto los gráficos y el sonido no son menos. A pesar de que se le puede tachar de juego entre generaciones, ya que en Japón también salió en PS3, lo cierto es que esta versión de PlayStation 4 se ve genial, tanto por la dirección artística como por el sólido apartado técnico, a 1080p y 60fps.
Hay algunas ralentizaciones puntuales pero no son preocupantes, casi siempre es muy estable, y es admirable cuando en pantalla se juntan tantos personajes, enemigos y efectos a la vez, y el juego ni se inmuta. Si nos fijamos en detalles como las texturas o el diseño de algunos escenarios bastante pobres, se le ven un poco las costuras, pero creemos que consigue con nota trasladar con fidelidad el encanto del universo Dragon Quest a un juego de acción y a la nueva generación.
La tradicional banda sonora a cargo de Koichi Sugiyama tiene un carisma irresistible, con los temas de siempre sonando mejor que nunca y correcta composiciones originales, y además podemos elegir entre las voces en inglés y japonés, siendo como siempre muchísimo mejor las segundas. Queremos destacar también la sobresaliente traducción al español, intentando replicar los diferentes acentos de los personajes con bastante gracia, un aspecto que Square Enix suele cuidar mucho en sus RPG.
El encanto de Dragon Quest y el buen hacer de Omega Force se dan la mano
Omega Force ha vuelto a acertar adaptando un universo con tanto personalidad como el de Dragon Quest a su incombustible fórmula jugable de acción masiva. Si te gustan los musou y te parece atractiva la saga en la que se basa, es un juego más que recomendable, pero si incluso nunca has probado un juego de este género, creemos que es un buen título para iniciarse. Como musou quizás no esté a la altura de lo que espera un gran aficionado a este tipo de juegos, se queda corto en varios aspectos, pero eso lo compensa con otras virtudes, como el carisma de sus personajes y enemigos, sus toques roleros, y el atractivo apartado audiovisual.
En definitiva un juego de acción muy entretenido y con carisma, y una buena celebración de todo lo bueno que siguen teniendo los videojuegos japoneses y la saga Dragon Quest en concreto, que ojalá volvamos a ver el año que viene por estos lares.