Análisis de Shift 2: Unleashed (PS3, Xbox 360, PC)
La saga Need for Speed ha sufrido evidentes altibajos, modificaciones en su trayectoria y objetivos, y, en general, variaciones que han hecho que resulte en ocasiones errática, captando a nuevos seguidores que luego perdía en otro de esos cambios. En líneas generales, los cambios más evidentes han sido el paso de la simulación al arcade, y viceversa, hasta que en 2009 se lanzó el primer Shift -simulador- y se decidió alternarlo con la vertiente más arcade. Aunque quizás quede poco para considerarlo un "Need for Speed", porque ya antes de su lanzamiento la compañía ha decidido diferenciarlo, y en próximas entregas se prescindirá por completo de su vinculación a la veterana saga.
En 2009 la competencia era dura, sí, pero ahora es feroz, pues han llegado al mercado más juegos, incluyendo el muy esperado Gran Turismo 5 a la consola de Sony, por lo que Shift 2: Unleashed lo tiene más difícil si cabe para hacerse un sitio en el corazón de los jugadores.
Pero, desde luego, han pasado dos años desde el primero, y también ha habido espacio para introducir novedades y mejoras.
Sin embargo, este título se distancia de la concepción más dura de la simulación a través de un buen sistema de recompensas que nos permite ganar experiencia, sumar acreditaciones y mejorar en nuestro rango a medida que progresamos, de manera que el modelo de avance puede recordarnos bastante, en realidad, a un arcade de conducción. Esto no significa tampoco que sea un juego frívolo, o que su simulación no esté a la altura de lo que se puede esperar, pero sí que se ha buscado un equilibrio entre cierta accesibilidad y dar al jugador señales claras de progreso a través de objetivos bastante concretos y la simulación tradicional.
En el terreno de la simulación, eso sí, es todo muy configurable. Como en la mayoría de los juegos actuales se incluyen multitud de sistemas y configuraciones posibles que hacen que el juego sea muy arcade, pero desactivando esas ayudas y configurándolo a nuestro gusto, nos encontramos con un título exigente para el usuario con una competente concepción de la simulación. No hay de qué extrañarse: sagas establecidas y populares en consolas, como Gran Turismo o Forza Motorsport, parten de esa base, pues el mercado real de los simuladores puros y duros es limitado y muchos usuarios pueden frustrarse. Por eso lo importante no es tanto qué nos da nada más arrancar (que es simple), sino qué podemos configurar para acercarnos a la realidad, y en este sentido Shift 2 cumple bien con el objetivo de conseguir una experiencia que podemos graduar para casi todos los jugadores, aunque quizás no llega a ser tan obsesivo en ese terreno como los títulos citados.
Eso sí, los más exigentes, aquellos que disfrutan con un volante carísimo, cambio y pedales y buscan sensaciones de realismo absoluto, se encontrarán con lo que ya se pueden imaginar: hace mucho que no se lanza al mercado una experiencia tan purista. Sin embargo, lo consideramos equiparable al de los grandes representantes del género, algo necesario si tenemos en cuenta que la saga está luchando para hacerse hueco entre ellos.
Una buena muestra de esa hibridación se puede apreciar en algo tan obvio como el aspecto visual de Shift 2, pues cuando vamos a toda pastilla por el circuito se hace evidente el uso del efecto blur, tan habitual en arcades de velocidad pero no tanto en simuladores. No es algo que afecte a la física ni a la respuesta del mando, pero sí inyecta una sensación de velocidad mayor y tiene ese toque arcade que parece que han querido que lo vaya salpicando todo. Este trabajo en la espectacularidad gráfica es una clara herencia de su predecesor, donde se apostó por algo similar con buenos resultados que, por supuesto, repiten aquí.
Otro aspecto fundamental de los arcades de conducción suele estar en sus cámaras, pues aunque no aportan tanta variedad como la mayoría de buenos simuladores, sí es habitual que apuesten por el espectáculo. En Shift 2 os programadores han dado con la tecla perfecta para la inmersión a través de un sistema de cámara que se sitúa en el casco del piloto, lo que transmite una sensación brutal al coger las curvas más cerradas, o al pasar por terreno irregular, e incluso pisar los pianos de los circuitos. Es posible que a algunos no les guste, pues su rendimiento jugable es limitado en comparación con otras tradicionales, e incluso puede hacer que todo resulte algo más difícil, pero la sensación es impactante y bien vale la pena probarla.
Además, el juego apuesta por introducir el sistema autolog, que ya vimos en Need for Speed: Hot Pursuit, reforzando el componente social del juego, permitiéndonos compartir repeticiones, tablas de tiempos, retar a los amigos, etc. La integración total y absoluta del sistema en el desarrollo del juego le inyecta un componente en línea muy destacable que los jugadores con amigos con gustos similares disfrutarán muy especialmente. Habrá quien lo encuentre intrusivo, incluso molesto, pero es algo que ya se podía criticar en su anterior aparición, y, como el grado de simulación, se puede ajustar.
Si no nos gusta, lo quitamos y listos, pero lo cierto es que es una manera muy bien planteada de introducir el multijugador, un buen sistema de retos adicionales, y potenciar la rejugabilidad. Con todo, la sensación general es que la integración de autolog ha sido incluso más fuerte que en Hot Pursuit, y el lado bueno de esto es que si nos engancha lo hará mucho, sacando nuestro lado más competitivo. De hecho, este sistema social se ha llevado incluso al iPhone; en estos momentos obtiene los datos de Hot Pursuit, pero podemos suponer que una actualización será inminente.
Un punto importante en la simulación es también la fidelidad con la que se han construido los modelos de los coches, y en esta ocasión el juego cumple con nota. No llega al nivel de obsesión casi enfermiza de los modelos más trabajados de Gran Turismo 5, pero está a la altura de los mejores. Claro que su garaje es menor, aunque duplica el del primer Shift, superando ampliamente el centenar de vehículos. La clave del juego, como otros, es que apuesta por vehículos lujosos o de competición, muy rápidos, y, lo más importante, con diferentes sensaciones a la hora de tenerlos en nuestras manos. En este sentido, los desarrolladores han contado con la colaboración de pilotos profesionales que han transmitido sus sensaciones para conseguir una buena sensación al volante virtual, y revisar a fondo el modo historia, que se centra en siete grandes disciplinas que aportan variedad al juego.
Debemos destacar también la calidad de la interfaz de usuario, que nos puede ofrecer una completa telemetría de todo lo que sucede en el coche: distribución del peso, estado de los neumáticos, etc. Hay diferentes configuraciones que cambiamos con la cruceta digital, y la verdad es que al principio nos puede volver un poco locos, tanto por el cambio al usar ese botón del mando como por la enorme cantidad de información que podemos llegar a consultar.
Son, sin embargo, parámetros que cobran relevancia cuando mayor es nuestro compromiso con la simulación, así que no queda más remedio que hacerse cargo de esta tarea y afrontar la curva de aprendizaje. Además, si tenemos en cuenta que hay opciones de configuración para personalizar al coche, es muy bueno poder acceder a esos datos, para comprobar cómo trata nuestro vehículo los neumáticos, sin ir más lejos, o comprobar la aceleración que se consigue, etc. Del mismo modo, podemos analizar su comportamiento en trazadas concretas y buscar unos reglajes más eficientes.
En la progresión en el modo para un jugador es importante ser rápido, sí, pero también conseguir una buena conducción, precisa y eficiente, que nos ayude a sumar puntos de experiencia, que nos permitirán, al final, conseguir más vehículos abriendo las categorías diferentes que componen el juego. Es un buen incentivo para ganar competiciones, pero hacerlo de buenas maneras, ya que una conducción fina será más rentable que ir haciendo el guarro por el circuito. Esto no significa que haya que ser un panoli, pues una conducción agresiva también da muchos puntos, pero siempre dentro del campo de la deportividad y buscando hacer sectores limpios, sin salidas de pista, etc., ya que dan grandes resultados en este terreno. Ponerse a rebufo, e incluso ser algo marrullero pero sin chocar también nos dará resultados, pero desde luego lo de ir dando golpecitos a los coches para empotrarlos en las protecciones y salirnos de rositas… no, eso eso.
Por tanto, es importante encontrar un equilibrio entre la agresividad, la eficiencia, y el dominio del volante, pues esos puntos al final nos hacen mejorar en cuanto a nuestro perfil y obtener las jugosas recompensas de las que os hemos hablado antes. Todo ello para, poco a poco, acercarnos hasta la última categoría, la más dura, difícil, y gratificante, con vehículos impresionantes. Para eso iremos pasando por carreras muy estándar, pero también pruebas de drift y otros retos más concretos que van aportando algo de variedad.
La experiencia general de juego y simulación se ha visto mejorada, sobre todo, por la inclusión de un nuevo sistema físico que da unos resultados realistas en pantalla, de manera que el coche tiene un comportamiento mucho más realista que en la primera parte y eso, claro, se traduce en una mejor conducción, tanto si optamos por la vertiente más exigente como por la más cómoda del título. Del mismo modo, el sistema de colisiones y daños es muy más consistente. En el campo puramente visual, el juego tiene, como hemos dicho antes, muy buenos modelados de los vehículos, y también de los circuitos y sus entornos, aunque quizás no al nivel extremo de detallismo que algunos competidores, lo que no le impide lucir muy bien, sobre todo en movimiento.
En esa misma línea, la experiencia sonora es gratificante. Por un lado, los efectos sonoros ofrecen un tremendo rugir de motores, y el resto de efectos están a esa altura. La música, por su parte, apuesta por la variedad de temas, apostando por lo general por el ritmo, y con la batería de temas musicales que nos podemos esperar en cualquier juego deportivo de Electronic Arts.
Conclusiones
Shift 2: Unleashed parte de una base firme, que es su predecesor, y se han centrado en ofrecer más y mejor. Lo cierto es que lo han conseguido: hay más circuitos, más vehículos, más opciones de juego multijugador gracias al sistema social autolog, etc. Se ha trabajado también en mejorar la física y las dosis de simulación, que dan un pasito más en la dirección correcta. No es purista, pero sí ofrece una acertada apuesta en esa dirección que convencerá -y bastará- a la inmensa mayoría de su mercado potencial.