Análisis de Bob Esponja: Titanes de las mareas - Un plataformas 3D con buenas ideas en Fondo Bikini (Switch 2, PC, Xbox Series X, PS5)
Siempre es de agradecer una aventura de plataformas 3D para un jugador, un género menos en boga que hace unas generaciones de consolas, que cuando se hace bien es pura diversión, y que, salvo honrosas excepciones, parece interesar (o salir rentable) solo a Nintendo. Pero Purple Lamp lleva un lustro dedicado a este tipo de juegos, con un par de aventuras protagonizadas por Bob Esponja y el reciente Disney Epic Mickey Rebrushed. Ahora llega otra entrega del icónico personaje de Cartoon Network, Bob Esponja: Titanes de las mareas. Tiene buenas ideas, pero se nota que es el cuarto juego del estudio vienés en cinco años.
La excusa para ponernos a saltar, pelear y resolver puzles sencillos es tan absurda como se puede esperar de Bob Esponja. El temible Holandés Errante llevaba demasiado rato haciendo cola para comprar una cangreburguer cuando el altivo Rey Neptuno llega al negocio del Señor Cangrejo, le ponen la alfombra roja y se cuela ante el fantasmal villano. El rifirrafe entre ambos convierte pone Fondo Bikini patas arriba y convierte en espectros a unos y otros. También, de manera diferente, a la dupla protagonista, Bob y Patricio: mientras uno sea un fantasma, el otro será corpóreo.
Así comienza una aventura en la que esa idea, alternar al vuelo entre el de los calzoncillos cuadrados y la estrella de mar, es el núcleo de la experiencia de juego, que nos llevará por diferentes localizaciones de Fondo Bikini a bordo del Burger flotante: la hamburguesería se ha convertido en un zepelín que hará las veces de bases de operaciones y que estará cada vez más poblado con personajes icónicos de Bob Esponja. Ahí queda la gracia de la historia, en encontrarnos con Arenita, Plankton y otros: es una trama referencial, con múltiples guiños para los aficionados, pero que no consigue ni que nos preocupemos por lo que ocurre ni nos arranca una sonrisita con sus diálogos.
Ideas que no llegan al fondo (bikini)
Igual que es inesperado que una historia de Bob Esponja no te haga reír ni un poquito, también pilla casi por sorpresa que esa mecánica a la que al principio se le ve tanto potencial se retuerza menos de lo que la imaginación del jugador se podría esperar. Desde el principio se marca lo que puede hacer uno u otro. Por ejemplo, Patricio puede sumergirse bajo tierra, y Bob usa la patada karateca en el aire para impulsarse hacia globos y otros puntos que golpear. Aunque se añade algún movimiento o habilidad exclusiva para cada uno, que se aprovechan tanto en el plataformeo como en los puzles, queda la sensación de que la idea está un tanto desaprovechada.
Precisamente a las sensaciones achacamos el que Bob Esponja: Titanes de las mareas se quede en ser un juego entretenido en lugar de un notable plataformas 3D. Purple Lamp se fija donde hay que fijarse: hay ideas de los mejores Mario, maneras de diseñar extraídas de Crash Bandicoot y algún momento que recuerda claramente a Super Mario Galaxy. Pero el salto no es gustoso: la ausencia de inercia, unas físicas simples, la manga ancha que otorga el planeo y algunas imprecisiones provocan que movernos por los escenarios no sea satisfactorio.
Lo mismo se aprecia en los combates contra un plantel de fantasmas que rápidamente se queda escaso. Es entretenido, sobre todo si te incitas a jugar de una manera bonita —agarrar enemigos con Patricio y lanzarlos a otros o impulsarse con Bob a los adversarios lejanos— que el juego no te exige en ningún momento, pero a los golpes les falta contundencia, y a los enemigos, personalidad.
Lo mejor son los puzles de entorno, sencillos rompecabezas de cajas, interruptores y mecanismos que varían en cada mundo, e incluso en algún momento puntual nos pueden dejar unos segundos estudiando el escenario para averiguar qué debemos hacer. Titanes de las mareas tiene buenas ideas, aunque no sean originales, pero que están lastradas por la falta de variedad y por un diseño de niveles plano.
De vuelta al Burguer flotante
Hay algún momento que te pone contento, que se nota que Purple Lamp saben lo que hacen, como cuando sigues el rastro de unas monedas y, tras conseguir la última, recompensa con un cofre con un atuendo para los protagonistas. Pero también hay secciones de saltos monótonas y muchos toboganes para conectar las fases. Se ve la experiencia y el gusto por el género en los escasos y divertidos jefes finales, pero se notan las prisas y la poca iteración en la mayoría de las misiones secundarias.
Esas secundarias, consistentes en encontrar un objeto, participar en carreras o conseguir cierta cantidad de coleccionables, son el motivo principal para revisitar los mundos, pero no son estimulantes. Ni siquiera los desafíos supondrán un reto, ni para los experimentados en el género ni para los novatos. Son breves pruebas de plataformas, combate y luchas contra jefes que recompensan con objetos estéticos, pero a los que le falta algo de garra para picar. Por eso habrá quien deje el juego aparcado tras ver los créditos después de unas seis horas de partida, porque lo que queda en el endgame es superar los desafíos, encontrar los cofres ocultos (pero no mucho), completar las secundarias y desbloquear todos los trajes y las decoraciones del Burguer flotante.
Una deficiente versión para Switch 2
Para algunos jugadores, grandes o pequeños, vestir a Bob y Patricio con trajes estrafalarios será una diversión en sí misma. El estilo de animación 3D puede extrañar durante los primeros minutos de partida, pero lo cierto es que poco a poco nos ha ido ganando. Los modelados de los personajes están muy bien, y las animaciones, especialmente de la dupla protagonista, están cuidadas tanto en los saltos y en el combate como en las secuencias cinematográficas (no tanto en las secciones de tobogán).
Sin embargo, los mundos que recorremos son desangelados. Por ello nos extraña que el juego funcione tan mal en Switch 2, ya sea en modo televisor o portátil. En la híbrida de Nintendo tiene dos modos. El predeterminado, Calidad, apunta a los 30 FPS, pero es prácticamente injugable no por la fluidez, sino porque tiene un input lag tremendo. El problema es que el modo Rendimiento es inestable: hay tirones en cinemáticas, inestabilidad en momentos de saltos, y escenarios con alta densidad de personajes en las que, repentinamente, el juego funciona a diapositivas. A excepción de la inestabilidad, el resto de problemas son esporádicos, al igual que algún que otro momento en que la cámara no se comporta como debería.
En lo sonoro también hay errores que desconocemos si son exclusivos de la versión para Switch 2 o aparecen en todas. La música, que acompaña pero no es pegadiza, a veces desaparece. Lo mismo ocurre con algún efecto de sonido o alguna línea de diálogo. Sobre esto último: no está doblado al español de España, pero sí al español de América Latina con la misma voz que en la serie (Luis Carreño), y en inglés también tiene la voz original (Tom Kenny). Los textos están bien localizados a nuestro idioma, e incluso hay algún juego de palabras divertido, pero es un juego con cháchara constante en el que los más pequeños habrían agradecido la voz de Álex Saudinós.
Conclusión
Bob Esponja: Titanes de las mareas es un plataformas 3D competente y entretenido, que elige bien sus inspiraciones y que cuenta con buenas ideas. Sin embargo, la ejecución de las mismas podría ser mejor y se les podría haber sacado más partido: los saltos no son tan satisfactorios como se le debería exigir a un género que va de eso, los combates se hacen repetitivos y la mecánica de cambiar al vuelo entre Bob y Patricio tiene un potencial desaprovechado, aunque los puzles, sin ser el culmen de la originalidad, aportan variedad.
En que el control sea menos gustoso de lo que nos gustaría probablemente tengan que ver los problemas técnicos de la versión para Switch 2 que hemos jugado. El género tiene menos exponentes actualmente de lo que a los fans nos gustaría, y habrá quienes se divertirán con este pese a sus errores, pero el juego de Purple Lamp ejemplifica que los saltos tridimensionales requieren cuidado, iteración y un tiempo que un estudio que ha hecho cuatro juegos en cinco años no le ha podido dedicar.
Hemos realizado este análisis en Switch 2 gracias a un código facilitado por Dead Good PR.

NOTA
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