Análisis de PlayStation All-Stars Battle Royale (PS3, PSVITA)

PlayStation All-Stars Battle Royale ha sido centro de debate por múltiples razones en los últimos meses. Polémica por su inspiración, la plantilla escogida –filtrada con precisión tras una beta- o la jugabilidad, el juego creado por SuperBot para Sony no ha necesitado de una gran campaña de promoción para ser uno de los juegos más comentados y esperados de la comunidad de PlayStation 3 y PS Vita. El punto más complicado para la desarrolladora era sobrevivir a las expectativas creadas, pues intentar competir, aunque sea en otro sistema, con una de las sagas más queridas de Nintendo es fácil y ya se ha intentado en varias ocasiones por parte de otros estudios; estar a la altura es una cuestión mucho más complicada, y nadie lo había conseguido.

Para demostrar que Superbot iba en serio, el juego ha estado a disposición de prensa y usuarios en varias ocasiones mediante betas, y en todas las ocasiones ha recibido una respuesta más que favorable. Battle Royale sigue la estela de Smash Bros. sin tapujos, pero también introduce sus particularidades en cuanto a las norma de juego y ritmo, que en última instancia serán las que decanten entre los jugadores sus preferencias por uno u otro juego. Al igual que Tekken y Virtua Fighter comparten muchos puntos para un jugador desconocedor de estas sagas, entrando en profundidad encontramos que cada uno esconde puntos fuertes que el otro no tiene.

Battle Royale centra su jugabilidad, como hemos comentado en anteriores impresiones, en el número de derrotas de los rivales, derrotas que sólo podemos conseguir mediante movimientos especiales conseguidos acumulando energía por golpes o recogiendo orbes luminosos del escenario que aparecen según diferentes condiciones, como con los lanzamientos o en cajas de ítems. Cada luchador cuenta con tres niveles de ataque, que se activan consumiendo las barras acumulativas. La idea es parecida al cargador de movimientos Súper de Street Fighter IV o de Rayos X del último Mortal Kombat, eso sí, olvidando la existencias de barras de vida o precipicios letales. –no así de otros peligros, que más adelante explicaremos-. Según la modalidad de juego, la victoria se decide por el mayor número de muertes causadas en un tiempo dado o por el primero que llega a una cifra determinada.

El desarrollo de PlayStation All-Stars Battle Royale es muy caótico por naturaleza, pero está lejos de ser un machacabotones descerebrado; al contrario, el sistema de movimientos especiales hace que sea muy estratégico en cuanto dispones de ellos. Golpear a tantos enemigos como puedas es importante pues es la forma de rellenar los ataques, y en esta primera fase es cuando las partidas son más alocadas, y sí, aquí vale atacar sin miramientos utilizando todos nuestros recursos. En las partidas de cuatro jugadores no necesitas ni fijar un rival concreto, mientras que en los duelos tienes más tranquilidad para pensar tus movimientos o esquivar al oponente. La parte que requiere nuestra inteligencia llega pronto: ¿usar el ataque de primer nivel o continuar luchando para alcanzar el tercero, el más demoledor?

Es preciso explicar la variedad de personajes y el sistema de niveles, pues a mayor número, más poder. Superbot ha personalizado a los luchadores con sus movimientos más típicos dependiendo del juego del que provienen, y es por ello que a priori las armas de fuego de Radec o Drake parezcan mucho más apetecibles que los golpes de patinete de PaRappa o de karate de Toro. Para equilibrar la jugabilidad entre tantos y diferentes combatientes de armas blancas, de fuego o golpes físicos, además de dotar de ataques de corto y largo alcance a todos de alguna forma –Sir Daniel lanza un hacha, por ejemplo- entra en juego el sistema de niveles, también personalizado de manera muy importante. En el nivel 1 el ataque apenas es útil para acabar con un oponente o dos, con la ventaja de ser fácil de alcanzar, y con algunos jugadores es más práctico que con otros: el de Sir Daniel por ejemplo es fácil de derrochar porque lanza un rayo letal en diagonal que para ser efectivo debe ser utilizado en un momento muy concreto. Dicho de otra forma, muchas veces no compensa por el bajo ratio de aciertos. En cambio, su ataque nivel 3 es mortal e incluso es relativamente fácil acabar con los tres rivales en dos ocasiones –tras su reaparición-, al menos contra la inteligencia artificial.

En definitiva, y extendiendo este tipo de peculiaridades al resto de la plantilla, es fundamental conocer qué conviene con cada luchador y la estrategia a desarrollar, si cosechar muertes únicas poco a poco o esperar al nivel 3. Algunos ataques son automáticos y liquidan al resto de personajes en pantalla, mientras que otros, la mayoría, requieren nuestra acción activa en una situación muy ventajosa. Es un juego de previsión en el que arriesgas tu energía en función del límite restante de tiempo o muertes, y por tanto más cerebral de lo que puede parecer a simple vista con cuatro personajes dándose golpes en todas direcciones.

La plantilla la componen veinte luchadores, más dos que llegarán gratuitamente en un futuro, de las diferentes PlayStation. Son muchas las opiniones al respecto, si se podrían haber rescatado más personajes nacidos en PSOne por el factor nostálgico, si se ha abusado de su valor comercial o fama actual, o la elección de los invitados. De los 32 bits vuelve Sweet Tooth, Spike, Sir Daniel Fortesque y Parappa. De PlayStation 2 tenemos a Jak –y Daxter-, Ratchet –y Clank-, Sly Cooper y Kratos. De PlayStation 3, Cole MacGrath –por partida doble-, Drake, Radec, Emmett Graves –contenido descargable-, Nariko, Sackboy, Toro y Fat Princess. Kat de Gravity Rush se lanzará próximamente y los invitados son Big Daddy, Dante, Heihachi y Raiden. ¿Nuestra opinión? A nivel jugable es un buen elenco, variado que cubre títulos de acción, plataformas, para "jugones" y juveniles. Las personalidades abarcan desde el retorcido Sweet Tooth hasta el adorable Parappa y están razonablemente bien integrados, tirando a un aspecto intermedio que suaviza a los más rudos, como Kratos. No llega a la cohesión artística conseguida por Nintendo en Smash. Bros, aunque el trabajo es más que digno teniendo en cuenta que en origen había más variedad de estilos, muchos casi irreconciliables –Sly Cooper en cel shading y Cole de proporciones realistas-.

Para dominar la plantilla echaremos multitud de horas y entenderemos que, pese a la inclusión de algún personaje que realmente no era muy representativo de PlayStation, como Fat Princess, todos tienen algo que ofrecer que los hace únicos. De los invitados poco que decir pues su control está fuera de las manos de SuperBot y Sony –sabemos que el Dante clásico habría hecho más ilusión-, lo que no nos ha gustado demasiado es que se utilice a Cole en dos versiones pudiendo buscar otro personaje. Lo que sí aplaudimos es que el primer contenido descargable sea gratuito de manera temporal, y que en él se sume Kat, que era uno de los personajes más demandados por la comunidad. Tanto Kat como Emmett han sido creados tras acabar el juego –de hecho, aún no están terminados, llegarán en 2013-, lo que da aún mayor valor a la decisión adoptada por Sony que no ha utilizado trucos poco populares como esconder sus datos en el disco y luego vender el código que los desbloquea.

Battle Royale nos proporcionará la mayor diversión en multijugador, sea local u online. Es el típico juego con el que empiezas una partida y las horas van pasando porque siempre hay "una más" y no sabes parar. Si decides empezar por el modo para un jugador tenemos el arcade, que cuenta con una historia para cada personaje, un rival predeterminado y un jefe final. La idea es buena, la pega es que la historia está contada mediante imágenes narradas –tanto la introducción y su conclusión-, y el rival apenas tiene presencia con una breve cinemática. El jefe final –no lo mencionaremos por si aún hay alguien que lo desconoce- tampoco ha sido explotado en cuanto a que no deja clara sus motivaciones y no será conocido por todos –salvo porque precisamente se ha hablado de él a raíz de este lanzamiento-. En definitiva, no se desmarca mucho de lo que suele ser el modo historia de los juegos de lucha, recordemos que desde hace una década los Soul Calibur tienen como recompensa ilustraciones y Virtua Fighter ni eso, lo que no quiere decir que no nos habría gustado algo mucho más elaborado aprovechando el carisma de muchos de los personajes o ver con más detalle rivalidades con las que más de un usuario de PlayStation 2 pensó, tipo Jak contra Ratchet.

Jugar –en un jugador o en multijugador- hace subir el nivel de experiencia de cada personaje, desbloqueando recompensas que van desde las más jugosas –cambiar la apariencia, la frase o animación de presentación, victoria o burla, elegir un animador personalizado- a otras menos trascendentes y típicas del género: la personalización de nuestra tarjeta con avatares, fondos y elementos de ese estilo en gran cantidad –centenares- que te obligan a alcanzar rangos de nivel 300 que no conseguirás en un par de tardes precisamente. De esta forma, si deseas desbloquear al menos el contenido básico para todos los luchadores necesitarás combatir unas cuantas partidas o terminar el modo arcade con ellos, la disculpa perfecta para descubrir que estilo de combate va más contigo. Además de las partidas contra la inteligencia artificial con los parámetros elegidos -desactivación de los ítems a placer, dificultad de cada contrincante, etc- Battle Royale dispone de retos personalizados que exploran movimientos generales y propios a modo de completo tutorial.

En cuanto a los modos online, encontramos las partidas clasificatorias -para ascender de rango- y las rápidas sin recompensas. No hemos encontrado ninguna queja a la conexión de red, ni siquiera lag -retardo-. Perfecto en nuestras pruebas, veremos si tras el lanzamiento se mantiene la estabilidad porque es uno de los aspectos más importantes en este género.

El juego supera nuestras expectativas sobradamente y en el multijugador descubrimos porqué es uno de los lanzamientos más divertidos de la consola en los últimos meses. No es necesario ser un seguidor de las sagas homenajeadas –aunque se disfruta bastante más- ni ser experto en Smash Bros. u otros títulos similares para hacerse con él. El control es simple –añade direcciones a cada botón para cambiar el efecto-, el objetivo general también y no es necesario aprender largas listas de combos de diez golpes y tres botones simultáneos para ser mínimamente competente; desde el minuto uno ya sabrás cómo funciona. Es más vital intuir cuándo interesa invertir nuestro ataque especial, mantener a raya a los rivales que podrían utilizarlo, robar energía con lanzamientos y esquivar con saltos cualquier amenaza. Y aunque la modalidad todos contra todos seguramente sea la más utilizada en las partidas de red, a nosotros nos ha gustado especialmente por equipos –dos contra dos o tres contra uno- que es un punto intermedio entre la competitividad y la cooperación, además de igualar, si la distribución se hace bien, la destreza entre jugadores.

Además de los peligros que provocan los competidores, tenemos los generados por el segundo plano del escenario, en forma de un Hades furioso, misiles, cabezas de hidras y elementos de ese tipo producto de los enemigos que aparecen de fondo aturdiendo a los jugadores dañados y haciéndoles perder orbes de energía. Uno de los más curiosos es el concurso de Buzz, en el que situarse sobre una respuesta errónea a la pregunta formulada tendrá efectos negativos para tu personaje. Los escenarios constan de mezclas entre temáticas, los "mashups" entre sagas, la mayoría rocambolescos. Uno de los más sorprendentes es el que mezcla LocoRoco y Metal Gear, un contraste entre las coloridas siluetas del famoso juego de PSP con una escena de un furioso Metal Gear Ray, o la que sirvió para el anuncio del juego con God of War III y Patapon. No habría estado mal un puñado de más arenas, aunque siempre pueden ampliarse por descargas.

Es cierto que Battle Royale no explota el potencial de PlayStation 3, pero tampoco es un juego que demande mucho más, cumple con lo que se espera de él: es bonito y consigue que parezca natural ver una enorme quimera con forma de araña de Resistance en un laboratorio de Ape Scape. El diseño de los escenarios incluye diferentes alturas, partes móviles, los peligros y uno como el de la torre de inFamous es una escalada vertical evitando que el fondo de la pantalla nos alcance. Siendo complicado calibrar el apartado técnico, pues la arena de God of War III, LittleBigPlanet o Resistance 2 son casi tan elaborados como en dichos juegos, tenemos que el dojo de Parappa es tan simple como el de PSOne, lo que prima es la dirección artística y el respeto en las referencias.

A nivel musical es también un homenaje a las sagas que son representadas en los escenarios. Es por eso que no hay demasiados temas nuevos u originales, pero sí mezclas entre las músicas de los escenarios fusionados. Es una buena colección de temas asociados a PlayStation, aunque habría sido preferible algún tipo de arreglo más importante para que sonasen más diferentes pero reconocibles –o lo que es lo mismo, más personalizadas para Battle Royale-. En cuanto a las voces, es de agradecer el trabajo de conseguir los dobladores originales de los personajes, incluyendo aquellos que no oímos desde hace años para apenas un par de frases –caso de Nariko-. Drake, Radec, Jak, Ratchet, y demás poseen sus voces habituales en español. ¿Y en el caso de los personajes que nunca se doblaron? Pues se mantiene la original, es decir, Raiden o Dante, por ejemplo, lanzan sus típicas frases en inglés, y Heihachi tiene su voz japonesa –la de Tekken Tag 2-.

Versión PS Vita

Estamos ante una de las mejores conversiones a portátil que recordamos, que a todos los efectos es tan divertida como la versión doméstica. Blue Point Games, que han demostrado su habilidad en remasterizaciones de alta definición –ICO/Shadow of the Colossus, God of War, Metal Gear Solid- han sido los en cargados de esta adaptación sin sacrificio aparente. Mantiene la fluidez, animaciones del escenario y detalle –reducido, pero casi imperceptible- que PlayStation 3, además de las mismas opciones y modos.

Como pequeña novedad, en PS Vita los ítems se recogen mediante la pantalla táctil situándose cerca de ellos. No hay uso de cámaras, sensor de movimientos ni panel táctil pero sí del segundo stick para los lanzamientos. Es una conversión que se limita a llevar el juego de un sistema a otro, y eso sí lo hace de manera sobresaliente. Los gráficos, que en sobremesa son buenos –pero no sorprendentes- en portátil llegan a destacar tanto por la solidez del motor como por el nivel artístico. Si lo comparamos con otros juegos de lucha de PS Vita, Battle Royale está un paso por delante gracias a mostrar cuatro personajes en pantalla, constantes efectos y gran nitidez. El único inconveniente que se podría achacar, y que no tiene fácil solución, es que en los planos lejanos –cuando los jugadores se sitúan en los extremos- el tamaño de los luchadores es pequeño, lo que puede complicar reconocer a cada uno en los momentos de más frenesí.

Una de las mejores noticias es la adopción del Cross Buy, gracias al cual adquirir el juego en PS3 recompensa con la versión portátil. Ambas versiones son compatibles y se puede jugar online indistintamente del sistema. En caso de disponer de ambas consolas, el Cross Buy elimina el problema de decidir la plataforma en la que adquirir el juego; si sólo dispones de PS Vita, el juego es altamente recomendable pues no pierde un ápice de diversión y espectacularidad.

Conclusiones

PlayStation All-Stars Battle Royale no tiene el aspecto de los llamados "triple A"-una denominación bastante estúpida- pero es sin lugar a dudas uno de los lanzamientos más divertidos de estas Navidades y de los más atípicos dentro del catálogo de PlayStation 3 y Vita. El juego paga la novatada descuidando lo que podía ser un estupendo compendio de información de los personajes –apenas trae unas breves fichas de texto- incluyendo por ejemplo vídeos, curiosidades, ilustraciones y demás material de las sagas homenajeadas y los estudios implicados, y el modo arcade es simplemente eso, un modo arcade similar al de otros juegos de lucha –cuando se podría haber exprimido mejor-.

Como punto de partida, eso sí, es sobresaliente. La base jugable ya está formada, y funciona a las mil maravillas, con un juego online en lo que hemos podido probar sin problemas. Como dudamos que esta sea la última vez que oímos hablar de Battle Royale, es bastante probable que en el futuro SuperBot consiga ampliar contenido y mejorar todo lo susceptible de mejora. Lo más difícil ya está conseguido.