Análisis de Mafia II (PS3, PC, Xbox 360)
El anuncio de Mafia II en 2008 fue una de las sorpresas más celebradas por muchos usuarios, especialmente de la comunidad PC, donde el original se convirtió en un juego casi de culto -también se realizaron adaptaciones a PlayStation 2 y Xbox-. Aunque Mafia: The City of Lost Heaven quizás no disfrutó de un éxito mediático comparable a la saga Grand Theft Auto, para numerosos jugadores el título de Illusion Softworks, hoy 2K Czech, ofrecía lo que Rockstar no: una aproximación más realista al mundo del crimen, una ambientación muy atractiva en una ciudad viva y una historia adulta, seria, que se ha mantenido aún en el recuerdo de los jugadores pese a la evolución gráfica de la competencia en estos años. Y es que el mundo de los gánsteres tiene un encanto que no desprenden las historias de macarras callejeros de la actualidad.
Mafia II está ambientado en la época dorada de la Cosa Nostra en una ciudad ficticia, Empire Bay. Realmente no nos será desconocida, pues sus calles parecen un calco de Nueva York -torres gemelas incluidas- mezclada con influencias de San Francisco, Chicago y Detroit, en las décadas de los 40 y 50. Los fans de El Padrino disfrutarán como nunca con este juego, ni siquiera las adaptaciones oficiales de la película consiguen introducirte en la familia de la manera en que lo hace esta producción de 2K Czech.
El argumento comienza con las pillerías del joven Vito en Norteamérica, un inmigrante italiano que un día es atrapado en pleno trabajo. El Gobierno le ofrece una alternativa para eludir la cárcel, participar en la II Guerra Mundial como soldado, algo que aceptará. Vito comenzará así un breve capítulo, que actúa de tutorial básico para mostrar los controles, en el que asaltamos un edificio y aprendemos el uso de las armas y coberturas. En este sentido, Mafia II se controla de una manera bastante tradicional a otros juegos de acción, algo más rígido de lo esperado, pero igualmente, divertido y realista. En un pad, los gatillos frontales se utilizan para apuntar y disparar, la cruceta de direcciones digital para seleccionar armas, y los botones para realizar acciones y otros movimientos, como las coberturas o caminar agachado.
Sin entrar en detalles de la historia, Vito regresará a Norteamérica y entonces se encontrará con un grave problema. Su padre ha muerto y su familia dispone de una gran deuda, que hace volver al protagonista al mundo del robo junto con su viejo amigo Joe Barbaro. A partir de aquí, Mafia II comenzará a narrar la ascensión de estos mafiosos gracias a negocios de contrabando, muerte, extorsión y por supuesto, granjeándose no pocos enemigos.
En definitiva, un argumento que trata temas de la trilogía de Coppola, de la serie Los Sopranos y la evolución -y autodestrucción- de Tony Montana en Scarface, o la dificultad de elegir entre una vida honrada, pero dura, y otra fácil repleta de lujos, pero también peligrosa y que acaba teniendo un gran coste; un choque de filosofías reflejado en Una historia del Bronx. Una constante contradicción entre los valores familiares -Vito aún tiene una madre y una hermana que cuidar- y el desprecio por la vida ajena. Y aunque al principio el juego puede parecer una amalgama de ideas ya vistas en el cine o la literatura, a medida que se avanza descubriremos el toque personal de esta historia.
Lo primero que hay que dejar claro es que Mafia II no es un sandbox o juego de mundo abierto en la línea de GTA o Red Dead Redemption. Esto puede suponer una decepción para los nuevos usuarios -desconocedores del Mafia original-, al igual que sucede con quien espera que la serie Yakuza se parezca algo a los juegos de Rockstar solamente por contar con una urbe como trasfondo. No, Mafia II tiene una gran ciudad amplia con sus callejones, secciones jugables de vehículos y policías, pero está enfocado como un juego de acción lineal en un mapa muy amplio, una linealidad disimulada que no va a permitir dejar una misión en pausa y ponerse con otro tema-; sus creadores no buscan eso -aunque es posible pasear por la ciudad y visitar alguno de los locales de armas, trajes, garajes o gasolineras-. Lo que para muchos jugadores puede suponer una aventura encorsetada, para otros supone un desarrollo más interesante, mejor trabajado y menos caótico. La ausencia de decisiones en los diálogos o la trama -hay sólo un final- y de objetivos secundarios atractivos sin embargo si restan algo de interés a la segunda partida, pues el desarrollo consiste en ir de punto A al B y, generalmente, jugar la sección de acción.
Otra de las características de Mafia II es su tono cinematográfico. Repleto de secuencias que narran diálogos y situaciones, el juego deja claro que está pensado para ser disfrutado con calma, sin prisas por ir directamente al grano, comprendiendo el argumento y las motivaciones personales. Las cinemáticas, en ocasiones de varios minutos, no son una simple excusa para entrelazar secciones de tiroteos y conducción. El doblaje al castellano, en general de buen nivel, ayuda mucho a introducirse en estas tramas, incluyendo algunos diálogos en italiano para mejorar aún más la ambientación, aunque se ha perdido el acento del original, tanto de los personajes italianos como de los irlandeses. Un mal menor.
Mafia II está dividido en más de una docena de capítulos, atiborrados de tareas en este pequeño gran mundo que es Empire Bay, siempre relacionadas con trabajos que nos reporten dinero. Es interesante ver el perfil psicológico del protagonista y cómo intentará buscar un trabajo honrado, pero las circunstancias lo llevan pronto a delinquir. Y lo haremos, aprendiendo a robar coches, establecimientos, llevando cadáveres en el maletero y haciendo todo tipo de tareas sucias propias de la mafia, en las que los disparos son una parte bastante habitual. Como juego de acción, funciona bien, aunque en ocasiones surgen algunos problemas que no deberían, como en las coberturas -no siempre cumplen lo que prometen y recibimos algún tiro, que desconocemos si atraviesa el objeto-. Mafia II carece de indicaciones que avisan de la dirección del daño recibido, así que, en caso de caer en una emboscada, posiblemente cambiemos de posición sin saber quién nos dispara, para morir a los pocos segundos.
Si jugamos con tranquilidad y dominamos la situación, sobreviviremos fácilmente, pero rodeados tenemos casi seguro nuestro certificado de defunción -no ayuda mucho que se necesite pulsar un botón para abandonar la cobertura, se complica innecesariamente la acción en los momentos críticos-, y tanto nosotros como los rivales requieren pocos tiros para ser enviados "al otro barrio". Gracias a que hablamos de un juego muy guionizado y prefijado, la espectacularidad de las situaciones y eventos están aseguradas.
Aislada esta parte de la jugabilidad, ciertamente no estamos ante la mecánica más refinada del género, pero tampoco cae en defectos importantes; los entornos suelen tener muchos elementos destructibles -columnas, objetos de madera, cristales...-, los coches explotan, los cuerpos reconocen los tiros certeros a la cabeza, y la historia siempre explica el porqué luchamos, cosa que otros títulos no. Se utiliza la regeneración automática por tiempo -todo un clásico hoy día- y también por alimentos en nuestro apartamento. En definitiva, aún hay margen de mejora para hacer tiroteos más flexibles o cómodos, pero no hablamos de un punto especialmente débil de Mafia II. Las partes de sigilo por otro lado mantienen una buena tensión y añaden más variedad de misiones; si hay algo que no se puede criticar, es que en ningún momento llega a resultar repetitivo, ni a presentar una misma misión bajo las mismas condiciones.
Uno de los aspectos a destacar es la conducción de vehículos, que se utilizarán mucho, ya que la extensión de Empire Bay es demasiado grande como para plantearse ir a pie. Estas fases están bien, no aportan nada revolucionario a lo visto en otros títulos similares, pero cumplen con su función. El control es bueno, se nota cuando pasamos sobre hielo en la calzada y no es lo mismo manejar un camión que un utilitario. Podemos decidir conducir como un ciudadano ejemplar, utilizando un límite de velocidad, respetando las señales de tráfico y cada semáforo; o hacer el cafre, conducir en dirección contraria y atropellar a los inocentes peatones.
En algunos momentos, no habrá elección: es el caso de las misiones contrarreloj, con tiempos muy ajustados, en los que además debemos hacer uso del mapa y de su sistema de GPS -señalamos el objetivo deseado y el juego nos indica el mejor camino para llegar-. Así por ejemplo, tenemos una misión para visitar seis gasolineras en una hora -ficticia- dispersas por todo el mapa, y debemos elegir con inteligencia cuáles visitar, porque si escogemos un mal recorrido, es materialmente imposible llegar en tiempo. El mapa del juego hace imposible perderse en la conducción, así que no suele ser necesario abrir el detallado -basta con la miniatura en la esquina-, por lo que no hay esas interrupciones que desconectan al jugador de la tensión.
Pero claro, Mafia II no es un juego arcade y busca el realismo. Comportarse como Carlos Sainz por las calles de Empire Bay está penado, y para eso está la policía. Y es abundante, muy abundante, y agresiva. Si nos ven hacer algo sospechoso, como pisar a fondo por una calle, nos perseguirán y pondrán una multa que habrá que pagar -aunque también puedes bajar y empezar un tiroteo, si no tenemos tiempo límite-, ya no digamos si somos descubiertos matando o destrozando mobiliario urbano con alegría. También cuando decidimos robar un coche, con un fácil minijuego de ganzúas, hay que vigilar que no patrullen coches policiales, aunque podemos usar un método más rápido para conseguir el coche: romper la ventanilla.
En definitiva, la presencia de la policía puede ser algo molesto que impida llamar la atención o comportarnos de una manera alocada, pero, también es parte del realismo que nos obliga a intentar pasar desapercibidos. Si por cualquier razón, somos pillados, y lo seremos en más de una ocasión, no es demasiado complicado dar esquinazo conduciendo un rato entre calles, abandonando el coche o plantando cara, según nuestra paciencia o ganas de escupir plomo. Lamentablemente, existe un pequeño e incomprensible "fallo" que hace que si en una fase de conducción llegamos a nuestro objetivo -pongamos por ejemplo ir a la casa un personaje clave-, da igual llevar a todo el departamento de la ciudad respirando nuestro tubo de escape, si entramos en el área marcada, saltará la cinemática como si no hubiera pasado nada: da igual que nos vean entrar cuatro coches patrulla, hemos cumplido la misión. Habría sido más lógico pedir como requisito llegar sin ser vigilado por las fuerzas de la seguridad.
El juego hace uso de guardado automático en determinados puntos del capítulo, quizás demasiado arbitrarios y poco equilibrados. Pongamos un ejemplo: en una misión de infiltración, debemos entrar a robar en silencio dos objetos. Una vez conseguido el primero de ellos, el juego hace un punto de control ahí, y en menos de un minuto, podemos acceder a la habitación -muy próxima- que contiene el segundo de ellos, que robaremos para luego huir -otro punto de control al abandonar el edificio-. En lo que son menos de dos minutos tenemos dos controles para repetir la misión, en caso de muerte, sin demasiados problemas. En otros trabajos, por ejemplo, la distancia de guardado es mucho mayor, caso de los tramos que se ven envueltos los viajes en vehículo. Y es que llegar a una esquina de la ciudad puede llevar 15 o más minutos de simple paseo por el mapa, que habrá que repetir si sufrimos un accidente crítico o somos tiroteados por la policía. Tampoco nos gusta que nos lo den todo hecho, pero algo más de ritmo en los puntos críticos se agradecería.
Existen varias decenas vehículos, que incluso están organizados en uno de los extras del juego, una galería de estas auténticas joyas de coleccionista -no están licenciados, pero el parecido es sospechoso con los reales-. Por el mapa encontraremos también talleres, útiles para cambiar matrículas y neumáticos, mejorar motores, arreglar daños e incluso dar una capa de pintura para despistar a la policía que nos tenga fichados, previo pago de una suma de dinero. Mencionar que el juego incorpora tres canales de radio con canciones de los años en los que transcurre la historia, aunque si no nos va el jazz o el rock -la música cambia según la época de cada capítulo- o las canciones de la época, siempre podemos apagarla. Relacionado con el cambio de vehículos, también existe el cambio de ropa, con el mismo fin: dar esquinazo a las fuerzas de seguridad, además de ser un pequeño toque de personalización curioso para las secuencias.
Además de la acción con armas de fuego, en algunos momentos haremos de tripas corazón y será forzoso luchar con puños, por ejemplo, cuando necesitamos intimidar a gente que se oponga a pagar una cuota al jefe. El sistema de lucha es bastante sencillo, y funciona con un botón para defensa y fintas, y dos para golpes, golpes y fuertes. Es algo básico y no se ha profundizado demasiado, pero no por ello es malo, es más que suficiente -y la mecánica funciona bien-. Además, más tarde aprenderemos algunos combos y contraataques, muy útiles para hacer frente a matones duros. Generalmente todo este tipo de combates se reservan para momentos de la historia específicos, ya que no es muy inteligente sacar el boxeo a relucir frente a tres policías armados.
Al final, la citada linealidad de Mafia II se agradece. El desarrollo de misiones es variado, y un mismo capítulo incluye varios eventos, así por ejemplo se nos puede encargar buscar trabajo -larga sección de conducción-, realizar algún oficio sencillo -lucha-, robo de coches -tiroteos- y desplazamiento al desguace -más conducción-. Pese a que todo transcurre en un intrincado mapa de muchos kilómetros cuadrados, todo tiene su lógica y orden. Quizás haya quien prefiera, no libertad total, pero si más opciones para seleccionar las misiones deseadas o algún tipo de elemento de rol paralelo; en ese caso, no es Mafia II lo que se busca.
Hay que reconocer que una historia como la de Vito sería imposible de contar de una manera completamente libre y anárquica. 2K Czech ha optado por algo que nos gusta: crear un estupendo argumento y convertirlo en juego. Quizás no nos sintamos los guías de nuestro destino, pero el resultado realmente merece la pena, es coherente, aunque es cierto que se podrían haber creado algún tipo de minijuegos opcionales -que no influyesen en la historia- para dar un descanso a la aventura principal. Como entretenimiento para explorar con algo de atención las localizaciones interiores encontraríamos las revistas Playboy repartidas por el juego, pero poco más. Una pena, pues la recreación de cafeterías, pisos y demás interiores es fantástica y podría haber sido más explotada -da pena ver locales tan bien ambientados que sólo tienen un minuto de gloria-.
A nivel gráfico, hay que diferenciar por un lado las adaptaciones a consola y la de PC. Por norma general, y es casi innecesario comentarlo, la balanza se inclina a favor del ordenador, pero en ocasiones se trata de ventajas no muy grandes, como un mejor antialiasing y más detalle general, perfectamente asumibles por el usuario que no posee un equipo tan potente como para soportarlo en su configuración alta. En el juego que nos ocupa, la diferencia sí es lo suficientemente alta como para ser señalada
Actualmente se encuentran disponibles las demostraciones para las tres plataformas, una buena manera de que cada usuario tenga sus propias impresiones. Es cierto que las versiones de consolas se encuentran un paso por detrás, más debido a los equipos que han traducido al código que a la potencia de ambas -PS3 y Xbox 360-. No es muy agradable el casi constante fallo en la sincronización vertical, que causa cortes en la imagen muy a menudo, independientemente de la situación, lugar exterior o interior, o personajes que se muestren en pantalla; o los visibles dientes de sierra, que abundan en muchos bordes de objetos. La versión PC, en un equipo con rendimiento que ofrezca los mejores resultados, fácilmente suma un punto en el apartado gráfico, aunque también hay que decir que el resultado no es el que prometieron algunas imágenes del desarrollo del juego.
Sea como fuere, decir que el juego, independientemente de su plataforma, cuenta con unos gráficos de poca calidad es completamente falso; está apoyado por una estupenda recreación de ciudades de Estados Unidos sin cargas intermedias -podemos conducir kilómetros de mapa y entrar en nuestro piso sin pausas-, texturas variadas, interiores cuidados hasta el más mínimo detalle y unas animaciones extremadamente buenas. Además, el arco narrativo nos lleva a ver Empire Bay en diferentes estaciones -comienza en invierno-, tanto de día como de noche, con cambios climáticos y en diferentes épocas. Durante la primera parte del juego, en los años 40, la ciudad es bastante gris, sensación aumentada por la nieve que cubre calles y tejados; pero tras un salto temporal a principios de los 50, seremos testigos de la revolución americana con una explosión de color, nuevas modas en el vestido y vehículos más modernos -y potentes-. Un giro en la decoración que nos recuerda al marco histórico de películas como Grease y el auge del rock, más que a los decadentes fotogramas del cine negro. Es la misma ciudad, si, pero por momentos parece otra.
Resumiendo este apartado: salvo para los alérgicos irreconciliables con el problema de la inconsistencia en la imagen, los defectos técnicos consiguen empañar un poco el juego, pero no suponen un problema decisivo. Los usuarios de cualquier plataforma, consolas o PC de prestaciones medias, no deberían desechar el juego únicamente por estos fallos. Carece de un pop up exagerado -aunque existe, pero se puede asumir-, el estilo artístico es muy superior al de GTA IV -por citar otro juego, en este apartado, si similar-, las secuencias de historia brillan con luz propia -en ellas además parece que desaparece el corte de la imagen- y la interfaz es poco intrusiva.
Aunque el doblaje al castellano es bastante aceptable, quizás la voz para Vito, el protagonista, nos peca de ser poco carismática, sin demasiados altibajos emocionales -como si únicamente leyera su texto-. Pero Mafia II tiene una buena colección de secundarios, empezando por Joe, que sustentan la trama de una manera encomiable con diálogos ágiles, la mayor parte del tiempo algo subidos de tono o de humor negro, que dan algunos momentos memorables de esta entrega.
La banda sonora original -recordemos que también tiene temas clásicos para ambientar-, por otro lado, es fantástica y usada para momentos puntuales, como las secuencias cinemáticas o de acción. Ya sólo el tema que sirve para presentar el menú del juego se encuentra entre uno de nuestros favoritos de los últimos años, y las composiciones para las secuencias son dignas de las mejores producciones de la pantalla grande. Una grata sorpresa.
Una oferta que no puedes rechazar
Mafia II es un juego sobresaliente, a pesar de algunos de los problemas técnicos de las versiones en consolas, mantiene enganchado al jugador durante más de diez horas en uno de los títulos que mejor refleja el ambiente y la vida de los mafiosos, es El Padrino de los videojuegos. A nivel global, sentimos que pudo haber dado algo más de sí, especialmente en el plano jugable; es divertido pero no aporta nada especialmente novedoso -y las partes de tiroteo suelen ser bastante fáciles; recomendamos jugarlo en difícil- al actualmente trillado género de la acción en tercera persona. Sin embargo, no se le puede pedir a Mafia II lo que no es, y dentro de sus premisas, aporta incluso más variedad de lo habitual. Y eso es lo que hace de Mafia II tan buen juego, con capítulos y situaciones que difícilmente vamos a olvidar en mucho tiempo.
El juego de 2K Czech es uno de los mejores lanzamientos de este verano. Ha sido ambicioso en su puesta en escena -las secuencias cinemáticas son sublimes-, el guión nos mete de lleno en la mala vida desde el primer minuto y difícilmente sentiremos repetición de misiones: siempre hay un giro inesperado o una nueva situación que pone a prueba nuestra pericia con el gatillo o el volante. Tiene un par de aspectos a pulir, como un control más refinado para la acción -en especial para las coberturas-, que solucionado haría a esta aventura casi perfecta.
Si te gusta el cine de gánsteres, Mafia II te recibirá con los brazos abiertos, pues eres uno de los nuestros.