Análisis de Mad Riders PSN (PS3, PC, Xbox 360)
De la mano de Ubisoft y sin hacer mucho ruido nos llega la última creación de Techland, estudio principalmente conocido por haberse encargado del desarrollo de Dead Island. Pero antes de que este equipo creara esa polémica aventura de zombis en una isla paradisiaca, se atrevió con el mundo de los ATVs con Nail'd, un título decente que pasó por el mercado sin pena ni gloria. El que mencionemos este último juego no es ninguna casualidad, ya que Mad Riders se convierte por derecho propio en la secuela espiritual de aquel título, ofreciendo carreras donde la velocidad prima ante todo lo demás.
Velocidad punta
Que nadie se lleve al engaño. A pesar de que los ATVs son los vehículos protagonistas y el barro y los escenarios naturales están a la orden del día, nos encontramos ante un juego que se asemeja más a un WipEout que a un arcade tradicional de carreras off-road. Esto se debe principalmente a las vertiginosas velocidades que alcanzaremos desde el primer momento de juego. Todo se mueve a una velocidad endiablada y tendremos que tener todos nuestros sentidos despiertos para reaccionar a tiempo a los obstáculos y curvas con los que nos toparemos en los diversos circuitos de los que consta el título.
Esta es posiblemente su mayor virtud, ya que estas velocidades aportan un ritmo de juego frenético que rara vez deja momento para el aburrimiento. Apenas tendremos que pulsar el botón de freno, aquí lo que importa es pisar el acelerador mientras más mejor y ser capaces de ver lo que viene a continuación para realizar la maniobra adecuada.
Otro elemento habitual en este tipo de títulos es el de la existencia de una barra de turbo con la que conseguir energía para poder impulsarnos a más velocidad todavía, y Mad Riders no falla en este aspecto. Para rellenarla tenemos dos opciones. Por un lado podremos recoger unos objetos en forma de esferas rojas que hay repartidos por los distintos trazados, mientras que por el otro podremos hacerlo realizando acrobacias de todo tipo.
Al principio no tendremos disponibles todas las piruetas con las que cuenta el juego, por lo que tendremos que ir avanzando para irlas desbloqueando. Gracias a esto, cualquier recién llegado no tendrá mayores problemas a la hora de habituarse a realizarlas, aunque Mad Riders no despliega todo su potencial hasta que las tenemos todas, momento en el que las carreras se convierten en un festival de giros mortales en el aire y de vehículos haciendo el caballito. Cualquier momento será bueno para intentar hacer alguna y conseguir algo de turbo para no quedarnos atrás. Eso sí, tendremos que tener cuidado al ejecutarlas, ya que un mal aterrizaje puede suponernos perder unos valiosos segundos.
En cuanto a los circuitos en sí, tal y como era de esperar, poseen todo tipo de caminos alternativos, atajos, saltos imposibles, cuestas, etc. Respecto a los atajos, para abrirlos tendremos que conseguir una esfera azul y pulsar el botón correspondiente cuando se indique en la pantalla. Este objeto también nos permitirá activar hileras repletas de esferas de turbo, por lo que tendremos que decidir si usarlo en esto o en abrir las puertas de los atajos.
Un aspecto un tanto polémico lo encontramos en la continua repetición de la técnica de copiar y pegar que ha usado Techland para fijar el trazado de sus circuitos. En teoría tenemos 45 pistas por las que correr, pero todas ellas reutilizan partes y tramos de otros circuitos, por lo que tendremos una sensación constante de deja vu al pasar por los mismos sitios una y otra vez aunque estemos en otros trazados.
En lo que respecta a los modos de juego, si queremos jugar nosotros solos nuestra principal opción será la de Torneo. Esta se divide en ocho zonas con cinco pruebas cada una. Estas pueden ser de cinco tipos diferentes, como una carrera normal o una contrarreloj, por lo que tendremos algo de variedad en ese sentido, aunque sin duda nos quedamos con las carreras, ya que en nuestra opinión son las más divertidas y emocionantes de jugar. Dependiendo de nuestra actuación podremos recibir hasta un máximo de tres estrellas por prueba, las cuales serán necesarias para desbloquear nuevos torneos.
Este modo no nos llevará demasiado tiempo completarlo, ya que la dificultad es algo baja debido a que la Inteligencia Artificial de los pilotos rivales no es especialmente brillante. A pesar de ello, iremos desbloqueando a medida que avancemos unas pruebas de Élite bastante más difíciles de lo normal y donde encontraremos un reto más que decente, aunque como ya decimos, el modo para un jugador se acaba pronto.
Así pues, nos queda el multijugador online. Y especificamos online, porque incomprensiblemente no se ha incluido una opción para jugar con nuestros amigos a pantalla partida. En cuanto al online, tenemos un buscador de partidas que funciona bastante bien y de forma rápida y eficiente. Además, podemos personalizar nuestras búsquedas de partida para asegurarnos entrar en una que nos guste.
Por último, destacar que tras cada carrera, ya sea individual o en multijugador, ganaremos puntos de experiencia que nos permitirán subir de nivel. La cantidad de experiencia que recibamos irá en función del número de acrobacias que hagamos y de la posición en la que quedemos al final de la prueba, por lo que cada partida contará y nos servirá para progresar, ya que subiendo de nivel desbloquearemos nuevos contenidos, como acrobacias o vehículos.
Fluidez vertiginosa y monotonía visual
Si hay algo en lo que Mad Riders destaque especialmente a nivel técnico es precisamente en su robusta tasa de imágenes por segundo. Ya hemos dicho que una de sus principales virtudes radica en su frenética velocidad, algo que es posible gracias a la fluidez con la que se mueve todo, consiguiendo transmitir perfectamente la sensación de ir a cientos de kilómetros por hora.
En cambio, en el resto de apartados visuales no hay nada realmente reseñable, topándonos con unos escenarios muy poco variados y bastante similares entre ellos. Las texturas tampoco son nada del otro mundo y los pocos efectos gráficos con los que cuenta no pasarán a la historia de los videojuegos, por lo que no esperéis ver cosas como el terreno y el barro deformándose a nuestro paso. Sus gráficos se limitan a cumplir su función y ya, dejando toda la espectacularidad en manos de la velocidad.
El aspecto sonoro sigue la misma tónica, con una banda sonora con muchos guitarreos totalmente olvidable y repetitiva como ella sola, así como unos efectos de sonido simplemente funcionales. Del doblaje poco más que decir, ya que no oiremos muchas más voces que el comentarista dando la señal de salida en inglés.
Conclusiones
En definitiva, podemos decir que Mad Riders es un arcade de conducción muy frenético que gustará a los fans del género. Sin embargo, la monotonía visual y la reutilización constante de los diferentes tramos de los circuitos juegan en su contra, así como lo breve y fácil de su modo individual y la ausencia de un multijugador a pantalla partida. A pesar de ello, el resultado final es un juego que por un precio relativamente bajo sabe divertir y al que se le puede sacar mucho jugo en su modo online, donde la competición con el resto de jugadores está más que asegurada.