Análisis de Dragon Ball Z: Battle of Z (PS3, PSVITA, Xbox 360)
El mundo de los videojuegos oculta muchos misterios que probablemente nunca llegaremos a entender o comprender. De entre todos ellos, hay uno que destaca con especial fuerza por lo frustrante que resulta: el rumbo de los juegos de Dragon Ball en esta generación de consolas. Cuando Goku regresó al ocio interactivo en PlayStation 2 tras años de ausencia, Namco Bandai comenzó a lanzar títulos de forma anual que mejoraban enormemente con cada entrega, hasta el punto de que la plataforma de 128 bits de Sony acabó por recibir dos de los mejores juegos basados en este legendario manga: Dragon Ball Z: Budokai 3 y Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi 3.
Este último en especial, puede ser considerado perfectamente como el título definitivo de Dragon Ball, ya que incluía todo lo que los fans de la serie podíamos desear: una disparatada lista de personajes de todas las épocas del anime (más de 160 si contamos transformaciones), personajes diferenciados, un sistema de combate divertidísimo y que escondía una sorprendente profundidad a la vez que recreaba con acierto lo que debería ser una batalla de Dragon Ball, gráficos tremendamente fieles al manga y modos de juego para todos los gustos. Quizás podríamos criticarle que su modo historia tenía ciertas lagunas y que en la versión europea nos quedamos sin la banda sonora original de la serie, pero eran tantísimas sus virtudes que no podíamos mostrarnos más satisfechos con él.
Y así llegaron PlayStation 3 y Xbox 360, haciéndonos soñar con los juegazos de Dragon Ball que se avecinarían con la base que había sentado Tenkaichi 3, a la cual ahora tendríamos que sumar juego online y gráficos en alta definición. Pero nos equivocábamos. Y lo peor es que todavía no sabíamos hasta qué punto Namco Bandai pisotearía sin piedad todas nuestras esperanzas de ver un gran juego de Goku en esta generación.
Dragon Ball Z: Burst Limit, el primer título para PS3 y Xbox 360 basado en esta serie, fue una bofetada en la cara de las que hacen historia. Se volvía al estilo de juego de los Budokai de PS2, algo que no tendría que ser malo si no fuera porque su sistema de combate se había simplificado hasta el extremo y que la lista de personajes se había reducido a una veintena, abarcando solo desde la saga de los saiyans hasta la de Cell.
Tras este gigantesco paso atrás, Namco Bandai anunció Dragon Ball Z: Raging Blast, un juego que prometía recuperar la tradición de los Budokai Tenkaichi, pero que una vez más, volvía a quedarse muy atrás de lo visto en PS2. Con Raging Blast 2 la cosa mejoró bastante, ofreciéndonos un título para disfrutar online muy competente y con un buen sistema de combate, pero en términos de plantilla y modos de juego (todavía nos preguntamos a día de hoy qué se les pasó por la cabeza a sus desarrolladores cuando decidieron prescindir de un modo historia) seguía dejándonos a medias.
Viendo la evolución de esta subsaga, todo apuntaba al lanzamiento de una tercera parte que terminara de solucionar todos sus problemas y se convirtiera en el título definitivo de Dragon Ball de esta generación, pero volvimos a equivocarnos. En vez de Raging Blast 3, lo que recibimos fue Dragon Ball Z: Ultimate Tenkaichi, un juego que prometía aunar lo mejor de Tenkaichi y Budokai, pero que en la práctica acabó convirtiéndose en un continuo "piedra, papel, tijeras" adornado con buenos gráficos y unas secuencias de vídeo realmente espectaculares para los combos y técnicas.
Tras este fallido experimento le llegó el turno a Dragon Ball Z para Kinect, juego que consiguió lo que parecía imposible: empeorar todavía más la jugabilidad de Ultimate Tenkaichi. Con nuestras expectativas ya por los suelos, Namco Bandai anunció finalmente Dragon Ball Z: Battle of Z, el título que hoy analizamos y que en un primer momento consiguió llamar nuestra atención: ¿Un Dragon Ball por equipos? Ciertamente sonaba interesante, aunque tras probar su demo y salir espantados del Tokyo Game Show 2013, nuestras esperanzas volvieron a derrumbarse.
Así que llegamos al día de hoy, 24 de enero, fecha en la que Battle of Z se pone finalmente a la venta y en la que Goku intentará contentar por última vez a sus fans antes de despedirse de PlayStation 3 y Xbox 360. ¿El resultado? Desalentador, aunque algo mejor de lo que sus primeros minutos nos hacían presagiar.
Lanzando Kame Hame Has en equipo
Vamos a dejar algo claro desde un buen principio. Si buscáis encontrar en este Dragon Ball un juego que disfrutar en solitario y sin aprovechar sus funciones online, lo mejor será que descartéis su compra desde ya. Battle of Z es un título que requiere de juego en equipo y que cuenta con misiones realmente difíciles que jugadas en solitario pueden llevarnos a unos extremos de frustración sin precedentes, ya que la IA aliada es una de las peores que hemos visto jamás en un videojuego.
No ayuda, se queda quieta sin hacer nada, toma decisiones estúpidas, resulta imposible coordinarse con ella y lo peor de todo: no para de morirse. Algo que no sería tan problemático si no fuera porque las vidas son compartidas, por lo que os aburriréis de ver cómo fracasáis misiones por culpa de su incompetencia, ya que la victoria no dependerá de vosotros, sino de los caprichos de la IA. Esto nos ha llevado a dar muchas misiones por imposibles y pasar al modo cooperativo online para poderlas afrontar con otros jugadores, que si bien no nos ha evitado fracasar miserablemente en más de una ocasión (repetimos que el desafío es muy elevado a partir de cierto punto), todo resulta menos frustrante y más divertido.
Aclarado este punto, decir que Dragon Ball Z: Battle of Z es un juego de lucha (aunque realmente nos cueste considerarlo como tal) por equipos en el que podremos movernos y volar libremente por sus escenarios. Sus controles son el colmo de la sencillez: un botón para volar hacia arriba, otro para hacer lo mismo hacia abajo, uno para realizar el combo cuerpo a cuerpo de nuestro héroe o villano (sí, en singular, solo hay uno por personaje) y otro para lanzar bolas de energía. A esto hay que sumarle dos botones más para realizar las técnicas especiales, un ataque definitivo que se realiza pulsando a la vez el de ataque cuerpo a cuerpo y el de bolas de energía, otro para fijar blancos y uno más para defendernos.
Como veis, la palabra combo no existe y en los combates simplemente nos limitaremos a volar por los escenarios aporreando triángulo como si no hubiera un mañana cuando estemos cerca de un enemigo y realizando técnicas cuando lo veamos oportuno, algunas de las cuales pueden enlazarse con la combinación de golpes cuerpo a cuerpo. Un detalle interesante es que pulsando el stick derecho pasaremos a fijar a nuestros aliados, lo que nos permitirá curarles en caso de que tengamos una técnica para tal fin, revivirles si llegamos a ellos antes de que la cuenta atrás acabe y pasarles parte de nuestro Ki.
Con estas herramientas nos las tendremos que apañar para ir eliminando a nuestros rivales a la vez que protegemos a nuestros compañeros y colaboramos con ellos. Es aquí, donde entran en juego las diversas clases de personaje, ya que cada uno de ellos han sido diseñados para que cumplan un rol concreto dentro del equipo. Por ejemplo, los luchadores cuerpo a cuerpo rompen las defensas de los rivales con facilidad, los de ráfaga ki realizan devastadores daños con sus técnicas y pueden lanzar bolas de energía a gran velocidad, los de apoyo cuentan con todo tipo de habilidades para mantener con vida a sus compañeros y regeneran energía rápidamente cuando están quietos, y los de interferencia no pararán de fastidiar a sus rivales para tenerlos bajo control.
Este sistema nos invita a que formemos un grupo equilibrado y que se compenetre bien para tener ciertas posibilidades de victoria, por lo que si todos optáis por escoger a Goku no tendréis a nadie que os cubra a distancia ni que os cure para manteneros con vida. Este es probablemente el aspecto más interesante del juego y el que más nos ha llamado la atención, ya que si tenemos una buena comunicación con nuestros compañeros y cada uno cumple su papel, los enfrentamientos se vuelven mucho más interesantes y menos caóticos. Además, las técnicas propias de cada personaje están muy bien diferenciadas, por lo que a pesar de que a nivel de controles son todos igual de simples y clónicos, nos obligarán a adaptarnos a sus características cuando pasemos de uno a otro.
El problema es que esta interesante idea se va al traste por culpa de la simpleza de su sistema de combate, donde no haremos más que repetir lo mismo una y otra vez. Para animar algo más estos enfrentamientos, si nos ponemos de acuerdo con nuestros compañeros y golpeamos a un rival de forma simultánea, realizaremos un combo en equipo, mientras que por otro lado, si un aliado manda volando a un enemigo, pulsando el botón correspondiente cuando se nos indique podremos continuar su combo. No es que sean dos grandes mecánicas, pero si las sabemos usar haremos bastante daño.
Para terminar con el desarrollo de las batallas, tenemos que mencionar el nuevo sistema Genki. Gracias a él, a medida que combatamos iremos rellenando una gigantesca barra de energía situada en la parte superior de la pantalla. Mientras más llena esté, mayor será el medidor de ki de los miembros de nuestro equipo, lo que nos permitirá realizar cada vez más técnicas, convirtiendo los compases finales de cada partida en un festival de movimientos definitivos.
Además, si la llenamos al máximo y alguien de nuestro equipo tiene equipado un objeto llamado la joya final, podrá desencadenar el movimiento final, con el cual pondrá fin a la partida. Eso sí, no será tan fácil como rellenar la barra y lanzarla, ya que cuando esto ocurra, todos los integrantes del grupo tendrán que pasarle su energía al personaje que vaya a realizar la técnica.
La llegada de Goku Super Saiyan Dios
Uno de los primeros aspectos que suele mirar un fan de Dragon Ball en cada nuevo juego que sale, es su plantilla de personajes. No es para menos, ya que se trata de una serie con una gran cantidad de héroes y villanos de todo tipo, a cada cual más carismático, y Tenkaichi 3 ya demostró que hasta el más secundario de ellos puede tener cabida. Por desgracia, Battle of Z tampoco destaca en este sentido.
La novedad más celebrada e interesante la encontramos en la llegada de Goku Super Saiyan Dios, la nueva transformación de nuestro mítico protagonista que pudimos ver en Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses, la última película de la serie estrenada hasta el momento. Además, los dos grandes rivales de este film también son controlables. Quitando esto, empiezan nuestros peros.
El primero de ellos radica en el hecho de que se haya eliminado la posibilidad de transformarse en mitad de un combate. ¿Esto qué significa? Que cada estado o transformación de un mismo personaje cuenta como un luchador independiente. De esta forma, el juego nos vende que tenemos unos 80 luchadores entre los que escoger, cuando la realidad es que Goku ocupa cinco casillas distintas, Freezer otras cinco, Cell cuenta como cuatro personajes, etcétera. Por lo que os podéis hacer una idea de lo limitada que está en realidad la plantilla y ese número deberíais reducirlo prácticamente a la mitad.
Más sangrante todavía resulta el hecho de que un personaje tan importantes como Super Vegetto nos llegue mediante contenido descargable de reserva, lo que supone una patada en la boca a todos los fans. Bardock en Super Saiyan también nos llega de esta forma, pero su peso en la serie es muchísimo menor al provenir de un especial que ni siquiera estuvo dibujado por Toriyama, por lo que no resulta tan frustrante. Además, esto mosquea el doble cuando descubrimos que existen misiones que nos proponen enfrentarnos a ellos.
Cooperar y combatir
Entrando ya en lo referente a sus modos de juego, existen dos bien diferenciados: Misiones y Batalla. El primero de ellos nos propondrá eso mismo, cumplir una serie de misiones, las cuales están basadas en algunas batallas de la serie, así como otras a modo de "Y si...". Estas podremos cumplirlas jugando junto a la IA o junto a otros jugadores, ya que el progreso es compartido entre el modo online y offline.
Se le podría considerar el modo historia del juego, ya que cuenta con algunos vídeos generados por el propio motor gráfico, y durante las batallas los personajes hablan entre sí (eso sí, con unos diálogos que sonrojarían al propio Toriyama de lo patéticos que son), pero nuestra recomendación es que lo veáis simplemente como un modo en el que superar desafíos, porque su forma de plasmar la historia de la serie es un auténtico desastre.
Cada vez que superemos una misión recibiremos unas cartas con las que podremos equiparnos para mejorar las estadísticas de nuestros personajes, algo que casi sin darnos cuenta acabará por picarnos para ir mejorando poco a poco y así poder afrontar con mejores garantías los desafíos que salgan a nuestro paso, ya que como dijimos con anterioridad, la dificultad no es precisamente baja. Los enemigos de este modo son realmente duros, quitan muchísima vida, aguantan una barbaridad, son capaces de golpearnos incluso cuando los tenemos acorralados y a veces no sabremos ni por donde nos están lloviendo las tortas. La guinda la ponen los jefes finales gigantes, quienes no dudarán en machacarnos sin piedad hasta que demos con la estrategia adecuada y todos los miembros de nuestro equipo sepan enfrentarse a ellos.
La gracia está en que será necesario superarlas para ir desbloqueando los personajes, por lo que si queréis jugar con los más poderosos, preparaos para sufrir de lo lindo, ya que aquí no os van a regalar así como así a auténticas bestias como son Goku Super Saiyan Dios o Pequeño Bu. Esto, lejos de ser un inconveniente, nos ha parecido un acierto, ya que consigue transmitirnos una sensación de avance y de recompensa muy de agradecer, aunque claro, no serán pocos los que se frustren mucho antes y dejen el juego sin desbloquear a toda la plantilla.
Por otra parte, en el modo Batalla podremos batallar a través de internet con hasta otras siete personas. Si el sistema de combate del juego os entretiene, aquí encontraréis algo de diversión hasta que os canséis de sus limitaciones, ya que os podréis enfrentar en equipos de cuatro jugadores al resto del mundo usando diversos filtros para limitar algunas de sus características, como el uso de personajes con cartas o no.
No tiene demasiadas modalidades, y básicamente nos permitirán combatir por vidas (pierde el primer equipo en quedarse sin reintentos), por puntos (gana el equipo que más muertes haya conseguido antes de que acabe el tiempo), todos contra todos (un caos sin sentido alguno que no os recomendamos) y buscando las bolas de dragón, un modo que se nos ha hecho especialmente entretenido, ya que nos obliga a buscar las Dragon Ball que hay repartidas por el escenario, a la vez que las mantenemos y se las robamos a los rivales.
Ahora mismo puede que os estéis preguntando dónde está su modo de juego local, una pregunta que nos llevamos haciendo desde que Artdink anunció que no lo incluiría. Una ausencia totalmente incomprensible y sin justificación alguna que probablemente acabe por dinamitar las ganas de comprarlo a muchos de los que se sintieran interesados en su propuesta.
Retrocediendo en lo visual
No sabemos si el hecho de que el juego también salga en PS Vita ha podido influir en su apartado gráfico, pero lo cierto es que Dragon Ball Z: Battle of Z es un título bastante pobre en lo visual. Los modelados de los personajes son muy discretos, sus animaciones dejan que desear, los escenarios muestran unas texturas feas y sin resolución alguna, y el cel shading que se ha usado no convence en absoluto. Además, los efectos gráficos son muy mejorables (ojo con la destrucción de los escenarios) y la paleta de colores utilizada no termina de encajar con lo que esperaríamos de un juego de Dragon Ball.
A nivel técnico también sufre ciertos problemas, como algunos bugs (hay bastanteclipping, aunque no molesta en lo jugable), una cámara que se vuelve loca a la mínima y que es incapaz de seguir la acción y un código de red muy mejorable, que nos impedirá tener partidas realmente fluidas en la mayoría de las ocasiones. Eso sí, aunque molesto, el lag existente permite jugar sin mayores problemas, ya que el título no requiere de complejos timings ni nada parecido.
Finalmente, en el apartado sonoro volvemos a encontrarnos con la misma historia de siempre. La banda sonora original de la serie que sí está presente en la versión japonesa ha sido reemplazada por una serie de temas bastante sosos, reutilizados de juegos anteriores y a los que no les prestaremos atención. Al menos, en sobremesa vuelven a dejarnos escoger entre las voces japonesas y las inglesas, lo que es un detalle que siempre es de agradecer.
Conclusiones
Viendo el rumbo que están tomando los juegos de Dragon Ball, parece como si ya ni siquiera Shenron sea capaz de concedernos el deseo de volver a ver un gran título protagonizado por Goku y sus amigos. Dragon Ball Z: Battle of Z tiene buenas ideas, pero están tan torpemente ejecutadas y da tantísimos pasos atrás respecto a lo que ya habíamos visto antes que no deja de convertirse en otra oportunidad perdida de hacer justicia a lo que esta legendaria serie se merece.
Sin embargo, ha conseguido entretenernos mínimamente mientras superábamos misiones para desbloquear personajes y batallábamos por vencer a otros jugadores en el modo Batalla, que ya es muchísimo más de lo que nos esperábamos tras nuestros primeros contactos con él. A pesar de su extrema simpleza, una vez que entendemos el funcionamiento de los combates y tenemos un grupo de jugadores con el que poder cooperar y combatir de una forma más o menos organizada, consigue sorprendernos ofreciéndonos algunos buenos momentos de diversión.
Pero por desgracia, esta diversión se acaba demasiado pronto por culpa de todas sus limitaciones, a lo que hay que sumarle una enorme lista de errores que difícilmente llegaremos a perdonar, por lo que ahora solo nos queda esperar a que Goku consiga realzar el vuelo una vez más en la próxima generación de consolas tras esta batalla perdida.