Análisis de Splinter Cell (PS2, PC, GameCube, N-Gage)
En noviembre del 2002 salía para Xbox un juego de espionaje e infiltración llamado Tom Clancy’s Splinter. Mucho se había comentado sobre aquel lanzamiento que, supuestamente, era exclusivo de la consola de Microsoft, y digo supuestamente porque esa exclusividad solo se mantendría durante 5 meses, para después ser versionado para las otras dos consolas de nueva generación. Cada una de ellas tendría extras exclusivos que no tenía la versión de Xbox, y la que nos ocupa ahora es la de Playstation 2. Esta versión, al igual que la de GameCube, trae una serie de añadidos y mejoras que no traía la versión de Xbox; es decir, no es una conversión exacta del juego de la maquina de Microsoft, entre otras cosas porque la capacidad de técnica de esta maquina es superior a la de las otras dos.
Y a pesar de las mejoras que se le añaden a este juego, ¿es mejor la versión de PS2 que la de Xbox? La respuesta es un rotundo no. Sin embargo, ¿es un mal juego para la PS2 entonces? En absoluto. Lo que queremos decir es que, si se tienen las dos consolas, está claro que se debe escoger la versión de Xbox, porque es claramente superior en ciertos apartados, a pesar de todas las mejoras que puedan ser añadidas a la versión de la maquina de Sony.
La historia no varía en absoluto: tú eres Sam Fisher, el mejor agente secreto de la NSA, la agencia de espionaje más importante del mundo, aunque como siempre sucede los EE.UU. no reconocen su existencia. Así pues, la agencia vuelve a requerir los servicios de Sam para embarcarlo en una nueva misión, rescatar a un agente desaparecido de la CIA. Con todos estos ingredientes ya estamos preparados para embarcarnos en la aventura y poder disfrutar de este juego.
En cuanto empezamos a jugar, lo primero que nos encontramos es un apartado gráfico increíble, unos escenarios enormes y muy bien construidos pero que son el punto flaco del juego, puesto que han sido reducidos respecto a la versión de Xbox y el nivel detalle en ellos ha bajado. Sin embargo, lo que es la clave en el juego no ha variado: unos efectos de luz magistrales, que en PS2 no se habían visto hasta ahora. Los distintos efectos que existen son innombrables, desde la luz que traspasa por los conductos de ventilación hasta los de una lámpara en una mesa y tu sombra proyectada en la pared con su correspondiente reflejo en el suelo. Su importancia radica en que, aparte de ser visualmente unos efectos fantásticos, son uno de los elementos básicos para avanzar en el juego, puesto que las zonas iluminadas son en las que somos visibles al enemigo, siempre y cuando haya enemigos en el lugar, y por tanto, debemos pasarnos a las zonas menos iluminadas del escenario, a las que llamamos "oscuras". Estas zonas oscuras son las que debemos usar para avanzar en el juego, ya que por ellas no somos tan perceptibles a la vista del enemigo, y digo ‘a la vista’ porque también influye la otra clave para el triunfo del espionaje: el sonido. Como buenos espías que somos, no debemos ser perceptibles ni para una mosca; es decir, que no es aconsejable hacer movimientos bruscos, correr o saltar cerca de un enemigo si no queremos que nos oiga y que nos descubra a pesar de estar ocultos.
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