Análisis de Splinter Cell (Game Boy Advance)
De identidad desconocida y leve experiencia en el mundillo, el a su vez ya famoso agente Sam Fisher ha decidido infiltrarse en terreno portátil tras pasar con triunfal experiencia por las tres consolas de 128 bits; primero se estrenó en la poderosa Xbox, más tarde probó conversión en PS2 y, por último, cercioró su paso por las tres grandes visitando el cubo mágico de Nintendo. Ahora, con paso firme, Fisher se instala en Game Boy Advance (para los más privilegiados, SP) con afán de ofrecer grandes dosis de diversión en tan pequeño espacio. Con sólo un poco de la que ofreció en "las grandes" nos conformamos. ¿Lo ha conseguido?
La respuesta es, lamentablemente, que no del todo. Porque si bien el resultado podía ser peor, igualmente podría ser algo mejor.
Por suerte, los chicos de Ubi han sabido trasladar en la mayor medida de lo posible la jugabilidad de las conversiones mayores a las dos dimensiones, por las que el agente Fisher se mueve con franca comodidad. Os lo contamos más detalladamente.
En esta ocasión, la trama discurre de esta forma: nos encontramos en el año 2004, no muy distante del nuestro actual, en el que las principales agencias de inteligencia de los Estados Unidos, la CIA y la NSA, están poniendo en grave peligro el equilibrio pacífico mundial dada la rivalidad de antaño entre ambas ha existido siempre. Que -para entendernos- entre ellas, "ni agua". El caso es que Sam Fisher (o sea, tú) es un agente formado por la segunda de ellas, a la que perteneces y le llevas a cabo servicios de forma secreta. Tu identidad es total y absolutamente desconocida para el Gobierno.
Después de una corta introducción, y posterior selección de idiomas, entre los que se encuentra –cómo no- el castellano, entramos en juego vía una pequeña fase de entrenamiento, sencilla pero completa y muy práctica, y en la que uno se va dando cuenta de lo que va a tener que realizar durante el juego (saltos, disparos, trepadas, etcétera); variopintas acciones que nos han de llevar a realizar con éxito nuestra empresa. Y todas, hay que ir destacando desde ya, con suavísimas animaciones dignas de elogio.
Y es que, gráficamente, Splinter Cell es un juego muy cuidado. Empezando por los escenarios, en dos dimensiones y sumamente bien realizados –a veces llega a sorprender incluso el gran nivel de detalle del que gozan- y terminando por unas animaciones de bandera, se puede decir que en el aspecto visual, el título de Ubi es un fuera de serie. Detalles como restos de lluvia en el suelo, pequeñas palomas merodeando a tu alrededor en una noche oscura y ondas de fuego en un edificio en llamas que parecen estar vivas te hace consciente del trabajo realizado técnicamente hablando por parte de los desarrolladores. Lo único que se puede achacar en este aspecto es que los escenarios, aunque –insistimos- son excelentes en su diseño, quizá puedan llegar a pecar de parecerse ligeramente entre ellos. Al menos es la pequeña sensación que da una vez avanzado el juego.
Del apartado musical no podemos decir lo mismo, por desgracia. Y no porque su calidad en sí sea mala, sino porque las melodías, muy a tono con el ambiente del juego, no lucen como debieran, y más bien son composiciones intrigantes que, eso sí, a un juego que se supone de infiltración como éste, le vienen como anillo al dedo. Pero no, olvídate; no será con SC cuando tus oídos se deleiten de buen aroma musical. En cuanto a los efectos FX, no destacan sobremanera pero están ahí y muy bien realizados: no en vano incluso llegarás a oír a Fisher agotarse de cansancio cuando, por poner un ejemplo, se agarre a una tubería para alcanzar una parte del nivel.
Un nivel que podrás visualizar (con limitación, eso sí) en cualquier momento, gracias a la brillante idea que es el hecho de que posteriormente a la pulsación de un botón, puedas ver lo que sucede a tu alrededor. Tendrás que ser inteligente uso de este privilegio, ya que a veces habrás de evitar alguna que otra cámara de seguridad, así como a los enemigos que por allí merodeen. Enemigos a los cuales te vamos adelantando, no vas a poder eliminar. No; sólo dormirlos. No en vano hay que recordar que Splinter Cell se trata de un juego de infiltración, de la que paradójicamente, hay bien poca.
La razón es que la mecánica del juego se va a basar principalmente en ir avanzando sorteando obstáculos (a veces te parecerá que juegas a un plataformas), deshaciéndote de enemigos a tu paso (sin eliminarlos, puntualizamos una vez más) y poco más. A excepción de pequeños ¿minijuegos? como el tener que abrir una caja fuerte y otros similares, todo el desarrollo del juego en su integridad es así, dando como resultado el que, quizá, se llegue a hacer a la larga algo repetitivo. Cabe aclarar que la dificultad está muy bien ajustada; no se trata de un título fácil en sí, pero el hecho de que cada vez que falles en tu misión retornas directamente al punto de partida de la misma sin perder vidas y sin ningún tipo de limitación, hace que se antoje bastante asequible a manos de un jugador medio.
En fin, como conclusión objetiva y clara, Splinter Cell es un juego notable, que va a gustar a unos y desagradar a otros pocos; probablemente a los que hayan jugado a las versiones "mayores" del título de Ubi, que comprobarán como a Sam Fisher le han "capado" un poco (qué remedio) en sus posibilidades a su paso a esta versión portátil, haciéndole perder si cabe parte de la esencia de dichas versiones. En definitiva, que si bien a la saga creada a partir de la idea del escritor Tom Clancy no le han sentado del todo lo bien que se podía esperar las 2D, y no es una de las primeras opciones a tomar en cuenta del catálogo de la pequeña de Nintendo (ahora mismo hay títulos más recomendables), no deja de ser una buena opción a barajar. Eso sí, piénsatelo dos veces antes de hacerte con él.