Análisis de Prince of Persia: The Sands of Time (PS2, PC)
Los personajes principales así como enemigos no poseen un número muy elevado de polígonos pero tienen un cuidado diseño –aunque se echan en falta algo más de variedad en los enemigos- y unas impresionantes animaciones, en especial los dos protagonistas principales (no hay más que ver cómo se mueve su ropa o el pelo de cada uno). Lo mismo podemos decir de numerosos elementos móviles de los escenarios como cortinas mecidas por el viento o la caída de enormes bloques de piedra con un sistema físico soberbio (la escena inicial del asalto al castillo muestra este sistema físico y de colisiones en todo su esplendor). Los juegos de cámara también destacan sobremanera con multitud de vistas con la podremos controlar en todo momento la acción y elegir el ángulo si así lo deseamos. Mención especial para la vista panorámica que nos mostrará todo el escenario desde una perspectiva muy alejada. Denotan un trabajo sensacional. Por desgracia y pese a todos estos juegos de cámaras, alguna vez, en especial durante los combates, puede surgir algún problema de visibilidad o un ángulo estático que resulte molesto para la acción y que se ha convertido en un mal endémico de todos los juegos 3D. El desarrollo del juego se verá acompañado de numerosas secuencias de video, tanto CG como algunas realizadas con el potente engine 3D que sirven para mostrar el devenir de la historia con todo lujo de detalles.
Ante todo este descomunal despliegue gráfico… ¿puede haber algún defecto reseñable? La respuesta es un rotundo sí. Vaya por delante que servidor no ha podido ver ni la versión GC ni la que parece ser (a tenor de los comentarios) la mejor de todas ellas, esto es, la de Xbox. Por todo ello, no ha lugar a comparaciones entre las otras versiones de consola, sino simplemente hablar algo de los fallos que hemos encontrado en la versión PS2 "per se". Por un lado existen pequeños defectillos gráficos, como algún que otro jaggie suelto; también algunas texturas (eterno talón de aquiles de la máquina) de los decorados pecan de simplonas y repetitivas. Pero todo ello son menudencias sin importancia frente al gran lunar del juego: el framerate. El juego va a 30 fps, detalle que en principio tampoco sería demasiado trascendental (ICO también iba a 30) si no se notaran bajones bruscos de framerate, en forma de "tirones" en más momentos de los que serían deseables. No entorpecen para nada el ritmo de juego ni afectan a la jugabilidad pero están ahí. Y realmente resulta chocante porque el juego posee un acabado magnífico en todos los aspectos. Más aún después de ver a estas alturas de madurez de la máquina, cosas como el mencionado ICO a 30 fps constantes o DMC –que también hacía gala de una geometría brutal- a 60 fps. Es obvio que la falta de tiempo y las prisas por lanzarlo al mercado no han dejado pulir este aspecto totalmente. Una verdadera lástima.
El tema del doblaje merece un punto y aparte. Baste con decir que es uno de los mejores juegos doblados al español que hemos oído nunca en un videojuego. Esto queda ratificado en los numerosos diálogos que se producen continuamente entre la princesa Farah y nuestro príncipe protagonista en los que se irá estableciendo una curiosa (y previsible, claro) relación amor-odio. Estos diálogos, cargados muchas veces de ironía y reproches -además de ciertas gotas de machismo, siempre en tono humorístico- por parte del héroe de la aventura poseen una entonación y una fluidez impresionante. Sin duda un trabajo profesional que desearíamos para todas las producciones importantes (¿alguien dijo Metal Gear Solid?) que llegan a nuestro país.
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