Análisis de IndyCar Series (PS2, PC, Xbox)
Velocidad, reflejos y algo más que ingenio al volante es lo que necesitaremos para salir vivos de uno de los espectáculos sobre cuatro ruedas más famosos de EE.UU. La verdad es que la primera toma de contacto con el juego empieza con buen pie, pero no menos cierto es que la popularidad de esta competición en nuestro país es más bien nula, pues aunque a primera vista podamos dar por sentado que estamos hablando de un juego de fórmula uno, no es así, pues el juego que nos ocupa tan solo tiene que ver con esta categoría la aparente similitud entre sus bólidos.
Pero primero cabría destacar que los principales atractivos de este deporte recaen bastante sobre el riesgo en todas y cada una de sus carreras. Imaginad 33 coches corriendo a una media de 300 Km por hora alcanzando incluso los 375 Km por hora en algunos increíbles adelantamientos.
Imaginad también que a esas velocidades, en un circuito con forma oval donde el serpenteo de curvas brilla por su ausencia, se "consiguen" algunos de los accidentes más espectaculares y, claro está, ante tanta afluencia de coches a veces tornándose en grandes y múltiples colisiones.
Y es que a estos yanquis les encanta cualquier tipo de espectáculo. Y aunque tienen razón los que digan que dar 200 vueltas sobre un circuito en forma de huevo tiene poco de atractivo, en el modo de juego que representa esta modalidad se le ha tratado con bastante atención, sobre todo, para que resulte mas ameno de lo que en un principio cabria esperarse, pero ¿Por qué podemos decir esto? Veamos.
Tras la introducción en forma de video-muestra de carreras y rugido de motores, nos encontramos con el menú en que podemos ver los principales atractivos del juego: una partida rápida, una campaña completa en modo liga, el campeonato Indy 500 y el modo de clases maestras, que es una buena introducción tanto a las reglas de la competición como a pequeños trucos que harán ganar esos segundos que separan a los frustrados del montón, de los aspirantes al podio.
El modelado de los coches es discreto, pues aunque tenga pequeñas diferencia en el fuselaje con respecto al de un coche de fórmula uno, comparándolo con un juego de éstos el número de polígonos empleados es más bien poco generoso. El público de formas planas acaba por demostrar que a las velocidades representadas, lo último en lo que nos fijaríamos sería en el mismo. Amén de la habitual ausencia de los 60 hzs para la versión PAL, claro.
En cuanto a la física del juego, decir que escogiendo el nivel de dificultad más alto es donde se podrá ver en todo su esplendor como con las colisiones nuestro coche va perdiendo de forma bastante creíble todas y cada una de sus piezas hasta quedar solo el piloto (solo falta que el piloto también se vaya desmontando); pues aparte de esto, en estos accidentes vistos desde una toma de repetición podremos ver como en general los desperfectos están bien representados, pero que quizás tenga algunos altibajos en cuanto al peso de los bólidos y la poca violencia con que giran teniendo en cuenta que no vamos montados en un SEAT Panda. También tiene sus cosas positivas, como pueden ser el efecto de calor sobre el coche, o los buenos reflejos de sol, que no del escenario, sobre la chapa de todo nuestro monoplaza.
Otra cosa que destaca sobremanera son todos los comentarios sobre la carrera en marcha, pues nuestro entrenador nos irá cantando todas y cada de las acciones a efectuar para ir tomando una buena dirección en la carrera. Desde "tienes la derecha libre" hasta cuánto te saca el rival en cabeza o el rival que tenemos detrás de nosotros, además de muchos consejos y estadísticas, que van a ir poniendo gran emoción en las carreras, pues no solo serán los típicos comentarios que cantan lo que va pasando en pantalla, sino también lo que debemos ir haciendo para ganar la carrera en curso. Tan solo decir que puede que pequen de algo robóticas en ocasiones.
Sorprende que para un juego de estas características sus programadores se hayan percatado de las posibilidades que ofrece PlayStation 2 de emular el sonido DTS –por hardware, claro está- y lo hayan implementado como una de sus opciones, donde el sonido cobra una dimensión bastante notable.
El modo de carrera rápida es como muy bien dice su nombre el mejor modo de ponernos en la carretera sin más complicaciones. El Indy Car Series nos propone 15 carreras hasta llegar donde podamos en la tabla, y con una amplia libertad a la hora de modificar nuestros coches. El modo estrella del juego bien puede ser éste, el Indianápolis 500. En éste, debemos apartar una buena cantidad de tiempo, pues las carreras van a ir marcadas por las 200 vueltas al circuito, y los abandonos, los accidentes y el sufrimiento por alcanzar la meta.
Como dijimos antes, también al entrar en la escuela de entrenamiento nos encontraremos con las valiosas clases de Eddie Cheever, que muestran una buena manera de poder iniciarnos en la materia y, sobre todo, consejos de los que podremos valernos para hacer algo para colarnos entre los mejores.
El control del coche responde bastante bien al Dual Sock, aunque en ocasiones patine en las curvas y tengamos que habituarnos a los comportamientos del monoplaza. Dentro del propio DVD podremos ir encontrando varios extras como pueden ser videos sobre este mundillo y toda su parafernalia y lo que allí es visto como un deporte bastante famoso.
Antes de las carreras podemos entrar en el delirio, pues si queremos modificar alguna parte de nuestro coche no solo será posible, sino que será bastante fácil perdernos entre ellas si no somos unos ases en mecánica. Eso sí, no toquemos "a ver qué pasa", pues aunque podemos hasta controlar el inflado de los neumáticos, si modificamos algo por mínimo que sea, puede ser la perdición en carrera.
Dentro de las carreras veremos asombrados una cantidad ingente de iconos que muestran el estado de nuestro vehículo, el estado de las ruedas, de la tracción, de la dirección, combustible, temperatura de neumáticos, estado de boxes, indicador de rebufo (que deberemos controlar bien si queremos ir ganando posiciones) y un sinfín de parafernalias que harán que no nos perdamos de ningún detalle del que los propios pilotos puedan tener en realidad.