No todo el mundo conocerá a Yoshiki Okamoto, pero si hablamos de sus juegos, ésa es harina de otro costal, ya que fue el responsable de varios títulos de las sagas Street Fighter, Mega Man y los últimos The Legend of Zelda para Game Boy Color y Game Boy Advance. Son sólo unos pequeños ejemplos escogidos de su dilatada trayectoria que, sin duda, conforman una buena carta de presentación. Hace no demasiado, decidió abandonar Capcom para crear Game Republic, un estudio independiente que nos ofrece ahora su primera creación: Genji: Dawn of the Samurai.
Se ha hablado mucho de la relación de semejanza que se puede establecer entre este título que nos ocupa y la saga Onimusha (de la que Yoshiki Okamoto fue productor), y aunque sí es cierto que hay momentos en los que podemos encontrar vínculos entre ambos, la realidad es que según nos adentramos en Genji vemos cómo el carácter de este juego es bien diferente al de la creación de la creación de Capcom, en buena medida porque el juego de Okamoto nace de la mitología japonesa (con adaptaciones literarias múltiples y reinterpretaciones de la narración original, como sucede con todas las mitologías del mundo), un punto de partida que puede ser apasionante para un sector del público y, cuando menos, interesante para el resto, sobre todo por su repercusión en la ambientación de la que está dotado.
En el siglo XIII la poderosa familia Heishi se ha alzado con el control, y hacen gala de unos poderes sobrenaturales gracias a las Amahagane, unas piedras mágicas que dotan a quien las porta de una fuerza inimaginable gracias al poder de Kamui. Gracias a la ayuda de las Amahagane, los señores de la guerra de la familia Heishi acaban con todo el que se interpone en su camino, arrasando todo lugar por el que pasan, en su búsqueda por conseguir todas las Amahagane para hacerse con el poder absoluto que les lleve a la inmortalidad.
Yoshitsune es un joven guerrero que posee una Amahagane, y cuyo destino es enfrentarse al poder del clan Heishi para impedir que triunfen sus planes de conquista y aniquilación; como no podía ser de otro modo, será el personaje que controlaremos, el héroe mitológico que ha inspirado, asimismo, no pocas obras literarias en la cultura japonesa. Como Yoshitsune deberemos recorrer los escenarios del juego intentando conseguir las Amahagane antes que los Heishi, enfrentándonos a múltiples enemigos de gran poder, y, también, a centenares de otros enemigos anónimos que vienen a ser, como casi siempre, la turba habitual de todo "yo contra el barrio" que se dedica a poblar los caminos esperando ser machacados por nosotros (a ser posible, con poca o ninguna piedad). Por suerte, no estaremos solos, ya que Benkei se unirá a nosotros, pudiendo alternar entre ambos personajes a partir de cierto momento del juego. Frente a Yoshitsune, Benkei es un monje tan grande como sus enormes armas que está decidido a acabar con los Heishi.