Análisis de Wandersong (PC, Xbox One, PS4, Switch)
Los nombres propios en el mundo del videojuego suponen uno de los grandes debes de la prensa especializada. Si pensamos en creadores de juegos, seguramente no nos vengan más de 10 o 20 personas, y todos ellos resultan ser los cabezas de equipo de títulos editados por empresas con bastantes medios, lo que les permitía llamar la atención lo suficiente como para crear el nombre de un desarrollador (a pesar de que el juego está hecho por mucha más gente), que posteriormente esperaban que les fuera a ser útil para reforzar la marca de la compañía, aunque hay casos en los que no ha sido así (como Keiji Inafune, Hideo Kojima o Patrice Desilets). Posteriormente algunos desarrolladores independientes ganaron cierto nombre, pero en la actualidad es difícil para casi cualquier desarrollador nuevo hacerse un hueco.
Por eso es perfectamente posible que no os suene el nombre de Greg Lobanov, creador de juegos como Coin Crypt, Perfection y Super Goo Goo, y ahora de Wandersong, el título que nos ocupa. De Wandersong supimos un poco gracias a Kickstarter, ya que tuvo su campaña de micromecenazgo en su momento (a principios de 2016), pero si es conocido es por dos razones básicamente: Nintendo lo metió en un Nintendo Direct (y le ha dado algo de promoción), y Humble Bundle ha incluido una demo en el último Monthly Bundle. Pero vamos, si un tráiler tiene 7000 visualizaciones, el otro tiene alrededor de 100.000, lo que denota la diferencia entre el poder de una gran marca y el de un desarrollador no tan conocido.
Por fortuna podemos hacer el análisis de este juego, señal que ha completado su proceso de desarrollo, ya que es uno de los títulos más sorprendentes que hemos tenido la suerte de probar este año. Y es que juegos que mezclan la música con otros tipos de jugabilidad ya hay unos cuantos (podemos pensar en Patapon, en la subsaga Theatrhythm, en Funk of Titans, en Dungeon Hearts, o en Crypt of the Necrodancer, por poner algunos ejemplos), pero ninguno lo hace de una manera tan fluida como la que representa este Wandersong. Y es que más allá de que no es perfecto, pues por ejemplo algunos tramos de los niveles no están tan inspirados como otros, o la falta de una traducción a otros idiomas que no sean el inglés, hablamos de un juego que cuenta con un buen puñado de ideas muy interesantes a todos los niveles.
Mientras en otros juegos que mezclan música con otros tipos de jugabilidad la unión está más bien pensada con una mecánica en concreto, como por ejemplo el movimiento con la música en Crypt of the Necrodancer, o los monstruos fin de nivel en Funk of Titans, en Wandersong todo gira alrededor de la música. Así, nuestro personaje, un bardo al que nosotros pondremos nombre en un momento determinado (y por cierto, no es fácil asignarle el que tengamos en mente para el protagonista), dispone de una rueda que se maneja con el stick derecho, y que tiene ocho posiciones. Al empujar el stick en la dirección deseada el bardo entona una nota, y según el momento esa acción puede servir para diferentes acciones. Por ejemplo, gracias a ello nos puede ayudar algún habitante de la zona, podemos dirigir una plataforma, pelear con un enemigo o tener una conversación.
La premisa de la historia de Wandersong es bastante sencilla, y a la par, simpática. La diosa Eya está dispuesta a cantar de nuevo la canción de la creación, lo que implica volver a crear la realidad, acabando con la que ya existe. Nuestro protagonista decide que eso no puede ser, así que por muy difícil que sea su misión se anima a cumplirla, y para ello tiene que recorrer siete actos, con más de cincuenta escenas, para conseguir encontrar la canción de la Tierra, y poder evitar el fin del mundo.
Como hemos dicho, la manera de manejar el juego no es muy compleja: movemos a nuestro personaje con el stick izquierdo (lo hemos jugado con un pad en PC), y además de poder saltar con un botón e interactuar con otro (y bailar con otros botones), podremos usar todo tipo de acciones musicales con el stick derecho. Esto crea una cantidad de mecánicas sorprendentes, y eso que el juego no es tan corto como otros títulos de carácter independiente, lo que provocará que cada poco tiempo estemos disfrutando de una jugabilidad distinta. Además, normalmente no penaliza nuestra habilidad, de manera que si fallamos algo sólo tenemos que repetirlo. Por ejemplo, los pájaros del principio emplean una mecánica estilo Simón Dice, y si fallamos sólo tenemos que intentarlo hasta que consigamos hacer bien la secuencia. Avisamos que el bardo no es el único personaje que manejaremos, pero también que la manera de controlar al resto es parecida a la del bardo.
Uno de los puntos más fuertes de este Wandersong es la historia, y es una pena porque a día de hoy el juego se ha creado sin traducir a otro idioma que no sea el inglés. Casi todos los personajes (por no decir todos) de este juego son entrañables, las conversaciones muy simpáticas, y los temas que trata el juego son de plena actualidad, aunque pueda parecer sorprendente. No queremos desvelaros más información de la necesaria, pero muchos de los problemas que encontramos en la sociedad occidental actual tendrán un reflejo en este Wandersong, por sorprendente que parezca.
No vamos a decir lo que no es, este Wandersong tiene difícil entrar por los ojos, salvo que seáis verdaderos fanáticos del estilo de dibujos animados actual, pues tiene detalles desde Hora de Aventuras, hasta la misma South Park. Personajes sencillos pero alegres, animaciones no demasiado complejas pero que a la vez son suficientes para mostrar toda la información necesaria para el jugador, y escenarios muy coloristas y con bastantes efectos. A todo aquel que no busque ultrarealismo o valores propios de grandes superproducciones los gráficos de este juego le parecerán más que suficientes.
Sorprende un poco más que la banda sonora de un juego musical no sea sobresaliente. No es que sea mala, es que si pensamos en Patapon, por ejemplo, es imposible no pensar en su música, mientras que en este Wandersong está ahí, tiene su importancia, pero en ningún caso es un ejemplo absoluto de cómo tiene que ser una banda sonora. Eso sí, su uso es fantástico, pero no es especialmente pegadiza ni gloriosa.
Conclusiones
Como hemos dicho ya varias veces a lo largo del texto, este juego es una de las obras más originales y recomendables (si sabéis inglés) de las que han aparecido a lo largo del año. Destaca sobre todo por la originalidad en los controles y todas las mecánicas derivadas de ellos, pero además la historia está perfectamente hilada, visualmente llama la atención, y sobre la música lo más interesante es que participa en todo el juego. De cara a futuros proyectos es interesante estar atentos a lo que puede proponer Greg Lobanov.
Hemos podido analizar este juego en PC gracias a un código proporcionado por su desarrollador, Greg Lobanov.