Análisis de Starbound (PC, Xbox One)
Starbound se anunció hace más de cuatro años, en pleno fenómeno de Minecraft y otras variantes, como la 2D de Terraria –concepto en el que se inspira, pero llevando todo a un nuevo nivel en ambición-. Desde entonces muchos jugadores han podido probar su propuesta con el Acceso anticipado en Steam, y es ahora cuando se lanza oficialmente. Cambios, críticas de la comunidad y el progreso normal en el desarrollo han hecho que la versión final haya pulido muchas de las asperezas que presentaba en 2013, cuando os contamos nuestras primeras impresiones.
La base no ha cambiado demasiado desde entonces, aunque ahora se puede ver la imagen completa con la historia y el vasto contenido terminado. El argumento parte de un grave incidente en una fiesta de graduación que provocará la huida de nuestro personaje –editable en aspecto y raza- en una pequeña nave espacial dañada.
El ataque alienígena ha acabado con la Tierra destruida, y como náufragos en la inmensidad del espacio, llegaremos a un pequeño planeta que explorar.
Nuestros primeros pasos en este título sandbox nos muestran la exploración y combate en superficies 2D, buscando recursos gracias a un dispositivo que desintegra bloques del escenario para obtener materiales. Gracias a la generación procedural en planetas y botín –equipamiento, armas, enemigos- el juego de Chucklefish Games es siempre una sorpresa. ¿Te lanzarás directamente a descubrir el misterio detrás del ataque alien, conociendo nuevas civilizaciones y su trasfondo, o pasarás decenas de horas ocupado en colonizar un rincón perdido del universo decorando tu nuevo hogar?
Starbound tiene argumento, jefes y misiones con objetivos concretos. Este es uno de los puntos más importantes para un juego tan abierto y aleatorio: una dirección clara. Muchos lanzamientos similares se preocupan más los gráficos, el contenido de las mazmorras o la jugabilidad, pero no tienen tan en cuenta la repetitividad en desarrollo a medio y largo plazo, o en marcar una guía a los jugadores que disfrutan más con una misión concreta. Además, nos ofrece tres niveles de dificultad iniciales que se adaptan a la experiencia de cada usuario: el más bajo nos evitará estar pendientes de la alimentación, el intermedio tiene sistema de hambre y se pierden los objetos en la muerte, mientras que el más alto penaliza con muerte permanente.
La fórmula general es la misma que en sus orígenes: sobrevivir en un mundo hostil plagado de fauna y razas alienígenas, contactar con NPC amistosos, descubrir y obtener recursos con un sistema de minería que permite extraer multitud de materiales en nuestros paseos por la corteza y las profundidades de cada planeta, sean de temática boscosa, acuática, volcánica, helada, radiactiva o lo que imaginemos.
La curva de aprendizaje inicial se hace un poco pesada hasta que logramos mejorar nuestro equipamiento –armaduras, herramientas de extracción, la propia mesa de fabricación- o aprender habilidades, pero no se trata de un juego para completar en un par de horas precisamente. Así pues, al principio incluso los pequeños pájaros y bichos terrestres serán un peligro para nuestra salud, y será necesario adentrarse en las capas del subsuelo o escalar colinas para ampliar nuestra variedad y calidad de minerales, y más adelante, contar con trajes especiales para resistir las inclemencias más duras. Toda esta parte de exploración viene reforzada por la variedad de entornos, que además tienen ciclos horarios y climáticos –a veces muy agresivo, dependiendo del planeta-.
Las criaturas suele ser hostiles y necesitarás hacer uso de las armas, tan diversas como el tipo de comportamiento de los enemigos. Una espada podría ser el equipamiento más estándar contra bichos lentos, pero otros vuelan, embisten, lanzan proyectiles o dan grandes saltos. Cada situación requiere una táctica diferente y tener a mano un arsenal equilibrado. La jugabilidad cambia radicalmente dependiendo si optamos más por los ataques a corta distancia o por el shoot´em up.
Hemos de decir que el combate es una de las partes más débiles del juego por la imprevisibilidad en la silueta de los escenarios –un mal inevitable cuando participamos en la construcción de galerías- y la simpleza de esta mecánica. Si bien los monstruos genéricos suelen ser fáciles, no conviene subestimar su insistencia en perseguirnos y su alto número suele ser más un obstáculo a nuestra misión que un elemento de diversión.
La dificultad al hablar de Starbound es la cantidad de aventuras únicas que cada usuario vive, y el ritmo que vamos imponiendo al juego. Muy pocos jugadores encontrarán todas y cada una de las actividades divertidas; habrá quien encuentre más a gusto con la personalización y aspecto rolero, en el juego cooperativo, la gestión, la facilidad de realizar mods o la extracción de minerales en las profundidades de un planeta. Abarca tanto que cada uno decidirá con qué parte quedarse de las infinitas historias que vamos a construir. Starbound es libertad.
Hay un par de aspectos que deberían estar más cuidados, sobre todo con un tiempo de prueba tan extenso. La curva de aprendizaje es más compleja de lo que debería por culpa de una interfaz poco intuitiva o tutoriales más detallados y prácticos sobre tareas esenciales, como la creación y mejora del equipo. Muchos de los encargos ofrecen vagas descripciones que eternizarán tareas no demasiado difíciles una vez sabes que hacer; el problema es que no siempre queda claro. Si careces de la experiencia con Terraria, Minecraft o no has tocado Starbound en su periodo de beta, nuestro consejo es armarse de paciencia y consultar cualquier duda. La recompensa de progresar merece el esfuerzo.
Nos ha encantado la fabulosa banda sonora de Curtis Schweitzer –algo que comentamos hace unos años- que se adapta al tipo de situación, sean momentos de relativa calma, combate o de tensión. Las imágenes muestran el estilo pixelado de Terraria, gracias al sello del artista Finn Brice -quien trabajó en el mencionado juego-, mucho más variado y con múltiples planos de profundidad. Después de la explosión pixel-art en la escena indie quizás ha perdido parte de personalidad, y tampoco es la elegancia de Hyper Light Drifter, pero hay que tener en cuenta la naturaleza aleatoria que crea un mundo infinito en el que no se nota tanto la mano de un diseñador de niveles.
Conclusiones
Pese a algunos flecos mejorables que nos obligarán a buscar información fuera del juego, o el combate que aprueba sin grandes alardes, es difícil imaginar cómo se podría plasmar mejor la idea de Starbound con los recursos de un equipo independiente. Sí, no tiene el apartado visual de No Man's Sky, ni su comunidad alcanzará la del juego de Mojang, pero cualquiera interesado en juegos de estas características, y especialmente los fans de Terraria, no deberían dejar pasar esta aventura.
El juego se ha adquirido en Steam, cuya versión final ya se encuentra a la venta.