Análisis de Monochroma (PC, Xbox One)
Hay juegos que marcan por su jugabilidad, su banda sonora o sus gráficos. Otros lo hacen con su estética, y se convierten en un referente que no tardará en convertirse en fuente de inspiración para muchos. Uno de ellos es Limbo, el juego de plataformas y puzles bidimensional independiente lanzado originalmente para Xbox 360 –y a posteriori para multitud de plataformas–, cuya estética en blanco y negro parece haber marcado a una importante cantidad de desarrolladores.
En la línea de Limbo, y también con un toque de ICO –dos influen-cias bastante obvias y que no podremos evitar mentar a lo largo del análisis–, nos llega ahora Monochroma, una aventura igualmente independiente creada en Turquía que, a pesar de sus carencias, no ha hecho pasar un buen rato, gracias a un interesante diseño y un ritmo generalmente muy bueno, que nos anima a seguir jugando.
Una historia oscura
La historia tiene lugar en una versión alternativa de los años 50, en la que una gran compañía multinacional se ha hecho de oro vendiendo robots y construyendo así una fantástica ciudad. Nosotros jugamos como el mayor de dos hermanos que, durante una noche, se ven envueltos en un accidente que deja al pequeño incapaz de andar por sí solo.
Nuestro objetivo es escapar de la tormenta que azota esa noche sanos y salvo mientras que, sin quererlo, descubrimos la historia secreta tras esa compañía. El argu-mento se cuenta a través de lo visual, por lo que no hay texto, si bien los menús están traducidos al castellano con alguna pifia que otra.
Así, el juego presenta un componente muy importante de plataformas de desarrollo late-ral bidimensional, acompañado por un segundo componente, igualmente importante, de puzles. Como ya decíamos antes, el juego apuesta por la estética y el desarrollo de Limbo, mientras que los puzles van más en la línea de ICO, teniendo que proteger a nuestro hermano mientras preparamos el escenario para poder progresar con él.
Pocos botones, más pensar
El control de Monochroma es de lo más sencillo. Movernos, saltar, interac-tuar y soltar/recoger a nuestro hermano. Eso no quiere decir que tengamos que ajustar bien nuestros saltos, sobre todo a causa de un control razonablemente preciso, pero que falla por una detección de personajes y escenarios bastante mejorable. Es decir, el problema no es que no responda bien al saltar (o agarrarse, o lo que sea), sino que a lo mejor al "aterrizar" no termina de conectar correctamente con la plataforma, estropeándonos todo lo hecho en algunos puzles contrarreloj o llegándonos a hacer pensar que el salto que intentamos realizar es imposible, cuando realmente sólo es ajustado.
Hablando de puzles, tenemos bastantes. Normalmente nos invitan a dejar a nues-tro hermano a salvo –sólo podemos dejarlo en zonas iluminadas– mientras reali-zamos el rompecabezas pertinente. Éste puede implicar desde mover una caja a alternar interruptores, pasando por encontrar el camino adecuado en una zona no demasiado clara, o ubicar a nuestro hermano en el sitio correcto. En general nos han parecido bastante lógicos y que también beben de la escuela de Limbo, pero es cierto que guarda alguno que otro que nos ha hecho darle vueltas durante bastantes minutos hasta encontrar la solución. A noso-tros nos ha llevado casi seis horas completarlo, algo que nos parece una duración muy razonable.
Aspectos técnicos
Monochroma es un juego con bastantes altibajos en lo técnico. Hablábamos antes del control, y en esta misma línea, también encontramos las físicas. No es que sean malas, pero a veces responden de manera extraña, como si los objetos perdiesen su peso durante unos instantes. De nuevo, no es algo determinante, pero sí que puede estropearnos algún puzle sin que nosotros hayamos fallado. Por suerte, tiene un sistema de puntos de control bastante permisivo, que no nos obligará a repetir hasta la saciedad la misma secuencia si morimos poco después.
En lo visual, pues ya sabéis lo que tenemos. Obviando sus influencias, el juego ofrece una mayor profundidad en las fases, más en la línea de Deadlight. Es cierto que alterna algunos escenarios muy destacables con otros que pasan más desapercibidos, algunas estampas geniales con otras que se antojan poco inspiradas, pero por lo general están razonablemente cuidados y son bastante variados. El título flojea más en las animaciones, muy robóticas y que le restan ese "alma" que necesita una experiencia que quiere emocionar al jugador sin palabras. El sonido se limita a algunas melodías y a sonidos ambientales, dejando este aspecto en un segundo plano.
Es una pena que Monochroma no esté más pulido, ya que habría ofrecido una experiencia mucho más satisfactoria, pero sus problemas técnicos no son un impedimento para poder disfrutar del juego. Esos, llamémoslos, contratiempos, rompen un poco ese halo que una propuesta como ésta pretende crear, sumer-giéndonos en la historia y conectándonos con los personajes. Pero repetimos una vez más que no ensucian su base jugable.
Influencias claras, experiencia clara
Monochroma no es precisamente original, pero es innegable que detrás de su fórmula guarda más un homenaje que un plagio. Los que disfrutasen con Limbo podrán hacerlo de nuevo con esta propuesta, siempre y cuando se esperen una oferta mucho más modesta. Estamos seguros de que si este estudio vuelve a repetir con una hipotética secuela les saldrá mucho mejor, ya que se nota que detrás hay potencial.
Por lo demás, Monochroma cumple de sobra con su cometido, que no es otro que el de ofrecernos una aventura de desarrollo lateral que combine plataformas y puzles. Algunos contratiempos técnicos lo alejan de una experiencia más redonda, y algunos momentos y rompecabezas algo simplones empañan otros bastante más destacables. Si nuestras palabras no terminan de convenceros, sólo podemos animaros a probar por vosotros mismos la demostración que hay disponible en su página web.