Análisis de Luckslinger (PC, Switch, Xbox One, PS4)
![Luckslinger](https://media.vandal.net/i/610x270/7-2015/2015720172427_1.jpg)
Si hay algo que podemos extraer de la irrupción de las plataformas digitales, y siempre hablando en clave beneficiosa, es que a día de hoy podemos disfrutar de producción y géneros más arriesgados, diversos y distintos que los de hace años unos años. Encima, si le sumamos las posibilidades de financiación y gestión de proyectos y presupuestos a través de la comunidad gracia a la aparición del micromecenazgo en redes como Kickstarter o Steam Early Access, creemos que podemos estar hablando de una era en la que los videojuegos responden a los deseos y gustos del usuario en buena medida.
Luckslinger es un título atípico. Por una parte, hablamos de un juego de plataformas en dos dimensiones con dosis de acción, y por otra, de un título de aventura con grandes dosis de libertad, en el que el jugador puede usar y probar con su propia suerte en un salvaje oeste lleno de forajidos.
Forjándonos nuestra propia suerte
Ya lo dejó para la posteridad el poeta Virgilio: "Audentes Fortuna iuvat" -La fortuna favorece a los audaces-. En Luckslinger son la suerte y la fortuna, los ingredientes que deciden el destino del jugador y su pericia en el juego.
La historia del juego desarrollado por Duckbridge nos narra una aventura atípica, en la que un cazador de recompensas -eterna figura del anti héroe solitario con poncho, cigarro y diálogos cortantes-, acabará topando por azares del destino con un misterioso brazalete.
![La ambientación de ‘Luckslinger’ es soberbia. Está plagado de guiños al género western.](https://mediamaster.vandal.net/i/435x271/31563/luckslinger-201561211318_8.jpg)
El abalorio, entregado en mano por una moribunda figura, nos permitirá modificar a nuestro antojo la suerte de la que disponemos, permitiéndonos escapar de los peligros que nos acechen en nuestra aventura. El amuleto de Luckslinger nos ofrece así la posibilidad de evadir a la muerte, pero tiene su costo: no podemos abusar de ello, ya que de ser así, podemos acabar buscándonos problemas. Tenemos que tener un ojo siempre en el contador de suerte, arrebatando pequeñas cantidades de la misma a través de las muertes de los ladrones y enemigos que nos saldrán al paso vía revólver.
Llevándonos al Salvaje Oeste, y proponiéndonos una agradable y ecléctica mezcolanza de clichés vistos en el cine de género -desde El bueno, el feo y el malo a Django desencadenado, pasando por Centauros del desierto-, en Luckslinger visitaremos parajes desolados, combatiremos a un grupo de combativos forajidos -la típica banda que trae la desgracia a un pueblo perdido de la mano de Dios- y descubriremos nuevas piezas musicales con anacrónicos tocadiscos dispersos por ahí, que servirán como puntos de guardado. El tono de la historia de la aventura es muy referencial, plagado de como os podéis imaginar, cientos de chascarrillos y situaciones disparatadas -podéis ver que el protagonista lleva un pato como mascota y habla con desdén ante cualquier peligro-. Si buscáis un juego que retenga esa pasión por hacer constantes homenajes al género con más solera del séptimo arte -es como si lo hubiera diseñado el mismísimo Tarantino-.
![Los tiroteos en ‘Luckslinger’ suelen ser rápidos, frenéticos… Y muy divertidos.](https://mediamaster.vandal.net/i/620x386/31563/luckslinger-201561211318_4.jpg)
La fortuna como elemento distintivo
Luckslinger podría ser confundido, erróneamente, por el enésimo plataformas de acción en dos dimensiones con estética retro. Tiene todos los ingredientes clásicos del género -sobre todo en términos de salto y disparo-, pero hace gala de la aparición del famoso brazalete mágico de la suerte, que modifica por completo la faz jugable del título. La fortuna entra dentro de la mecánica jugable de una forma natural, invitándonos a modificar nuestro destino constantemente, sin que el atronador cúmulo de desgracias que pueden suceder a nuestro alrededor sea artificial. Pero dentro de este mecanismo de suerte encontraremos más. Bastante más, de hecho.
No hablamos únicamente de que se derrumbe una galería, o se nos caiga un depósito de agua o incluso de que nos muerda una serpiente de cascabel y salir airosos. Como jugadores también podemos errar, tomar decisiones equivocadas o caernos a las primeras de cambio. ¿Cómo? Imaginad que calculamos mal un salto, no recargamos el revólver de seis disparos en el momento oportuno -o lo hacemos de forma torpe- o incluso si acabamos pereciendo ante el ataque de un jefe final por una mala coordinación. La suerte, y el uso de la misma, suponen la más absoluta diferencia.
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Luckslinger puede parecer simple en concepto y mecánica -no nos costará demasiado dominarlas todas ellas en apenas unos minutos-, pero ofrece desafíos y reta al jugador constantemente. Exige concentración, pensamiento y habilidad en muchísimos aspectos, convirtiéndolo en un reto continuo. Además, Luckslinger plantea cierta libertad al jugador -ya no hablamos de los eventos aleatorios que pueden suceder durante el transcurso del juego-, hablamos también de la opción de visitar e interactuar con los habitantes del pueblo -de nombre Clovercreek-, incluso adquirir objetos en las tiendas. Objetos que añadirán variedad, y que podemos encontrar también en los escenarios y los ocultos botines. Tendremos un bumerán, una escopeta o pedir ayuda a nuestro inestimable pato, que siempre nos acompañará -incluso en las situaciones más delicadas, ayudándonos a distraer a los forajidos y bandidos que intenten derribarnos.
![A lo largo de la aventura podemos encontrarnos con estrafalarios personajes, indios y demás aliados. Y sí, en ‘Luckslinger’ tendemos posibilidad también de hacer negocios con ellos.](https://mediamaster.vandal.net/i/435x245/31563/luckslinger-201561211318_2.jpg)
Si bien las mecánicas son sólidas, y las posibilidades grandes -más de lo normal en un título de esta índole-, el mayor problema que se le puede achacar a Luckslinger es que no termina de ser demasiado claro. Su control no es malo, ni mucho menos, pero no termina de estar lo suficientemente depurado -podemos confundirnos en el mapeado de botones, y os recomendamos jugar con controlador o pad en lugar de con teclado- para una aventura de estas características y su sistema de checkpoint no nos ha parecido para nada justo, relegándonos al comienzo de alguna que otra sección sin comerlo ni beberlo. Entendemos que pueda servir como recurso para aumentar la dificultad -no hay que olvidar que tenemos el brazalete de la suerte-, pero en Luckslinger hay momentos realmente complicados llegados a cierto punto del desarrollo.
Apartado técnico
En los tiempos que corren, es habitual ver como se abusa del apartado gráfico retro o pixel art, para, en teoría, alentar a un pasado nostálgico que según algunos desarrolladores siempre fue mejor. No descartamos la alegoría clásica y el encanto que pueda residir en el pixel y lo bidimensional, pero también es cierto que se usa como excusa para descuidar el apartado visual del título y de paso, recortar tiempo y dinero a la hora de la programación. Luckslinger, al contrario que la tónica habitual, nos ofrece un verdadero sentir nostálgico en cada escenario y personaje, recordándonos irremediablemente a un buen número de películas del oeste y de añejos y mitificados títulos de NES.
![¿Qué sería de un juego del Oeste sin la oportunidad de montar a caballo? Algunas secciones en ‘Luckslinger’ nos llevarán a lomos de un raudo y veloz corcel.](https://mediamaster.vandal.net/i/620x387/31563/luckslinger-201561211318_5.jpg)
El estilo artístico es reconocible, único y diferente, pero más acertada nos parece la banda sonora, que mezcla temas de hip-hop con asombrosa maestría, recordándonos, de nuevo, al trabajo de maridaje que realiza Tarantino en estas lindes. El juego se encuentra en completo inglés, sin contar a priori, con traducción al castellano en un futuro.
Conclusiones finales
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Luckslinger es una agradable sorpresa, un notable juego de plataformas y acción con elementos de puro western, una mecánica innovadora -que nos incita a manipular la suerte a nuestro antojo- y una variedad de situaciones notable. Quizás pueda pecar de ser artificialmente dificultoso para así estirar el chicle de la duración, pero es un fallo mejor gracias, de nuevo, a su interesante jugabilidad.
Aderezado por un apartado audiovisual brillante -que usa el pixel art y una banda sonora hip-hop muy movida para dotar al título de una personalidad y una textura única-, Luckslinger ofrece diversión a raudales a todo tipo de público, si bien aquellos que gocen del placer de mascar tabaco, portar un revólver y llevar pesados ponchos bajo el sol abrasador se sentirán todavía -si cabe- más afortunados.
![Alberto González](https://media.vandal.net/i/80x80/8-2019/20198131731592_1.jpg)
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