Análisis de Krater (PC)
Krater es uno de esos juegos que busca mezclar ideas y mecánicas de otros títulos para intentar crear algo nuevo. En este caso podremos ver un poco de Diablo, Dawn of War e incluso de Borderlands. A pesar de que tiene algunas buenas ideas y mucho potencial, tal y como demuestran las primeras horas de juego, no tardaremos demasiado en darnos cuenta de lo erróneo de su planteamiento a nivel jugable, haciendo de la experiencia de juego algo frustrante y muy aburrido.
Avanzar, retroceder, avanzar, retroceder
Resumiendo rápidamente, nos encontramos ante un título de rol y acción en tiempo real con una cámara aérea al estilo Diablo, donde a diferencia del título de Blizzard, podremos manejar simultáneamente a tres personajes. Básicamente iremos aceptando todo tipo de misiones que nos irán llevando de una mazmorra a otra cumpliendo diversos objetivos, como encontrar un objeto concreto o acabar con un número determinado de enemigos, mientras avanzamos en una historia completamente anodina y carente de interés ambientada en una Suecia post-apocalíptica. En ella seremos unos recién llegados a Krater, una zona donde la gente convive con bandidos, mutantes, monstruos y otras amenazas, y que como no podía ser menos, oculta innumerables tesoros para los intrépidos aventureros.
Para formar nuestro escuadrón podremos escoger entre cuatro clases de personajes. Cada una de ellas viene a desempeñar un papel específico, como tanque, curandero o daño, por lo que crear un grupo equilibrado no es algo demasiado complicado. El problema lo encontramos en el sistema de progresión que se ha diseñado para ellos. Cada uno tendrá solo dos habilidades, las cuales serán siempre las mismas para cada clase, por lo que olvidaros de tener dos personajes de un mismo tipo pero con habilidades diferentes. Esto ya de entrada hace que nos aburramos de combatir rápidamente y la sensación de monotonía sea constante, al vernos obligados durante todo el juego a entrar en batalla siempre con los mismos ataques.
Pero eso no es nada si lo comparamos con la limitación de nivel de personajes. Al comienzo de la aventura solo podremos reclutar a aquellos que puedan llegar a nivel cinco, por lo que en cuanto podamos hacer lo mismo con los de nivel diez, significará que todo nuestro esfuerzo y trabajo subiéndolos no habrá servido absolutamente para nada, ya que tendremos que desecharlos, contratar nuevos reclutas nivel 1 y subirlos desde cero. Además, como las habilidades siempre son las mismas, no notaremos el cambio del primero de esa clase que subimos al quinto o décimo.
Al principio esto puede no parecer para tanto, pero cuando estemos por la mitad del juego y nos veamos constantemente retrocediendo a las áreas iniciales para subir de nivel a nuestros personajes, solo nos quedarán ganas para desinstalarlo y no volverlo a tocar. También hay que señalar que existe la muerte permanente, por lo que si acaban con alguno de los integrantes de nuestro equipo nos despediremos de él para siempre y nos veremos forzados a repetir todo el proceso nuevamente. Podéis pensar que esto se puede evitar guardando y cargando, pero considerando que solo existe un archivo de guardado y que se va actualizando automáticamente a cada paso que damos, eso deja de ser una opción.
Uno de los mayores aciertos de Diablo lo encontramos en su sentido de la progresión. Cada pequeño esfuerzo suele verse recompensado de alguna forma u otra, algo que nos anima a seguir jugando y a mejorar. En cambio en Krater sucede todo lo contrario. El juego parece estar empeñado en castigarnos constantemente por cada uno de nuestros intentos de avance, obligándonos a retroceder tres pasos por cada uno que avanzamos.
Volviendo al sistema de progresión de personajes, subir de nivel solo nos servirá para desbloquear ranuras para equiparnos con diversas modificaciones. Estos pueden ser implantes para mejorar nuestras estadísticas o para mejorar directamente nuestras habilidades, por lo que no veremos ningún cambio estético en el personaje, ya que las únicas piezas visibles que podremos equiparnos son las armas.
También se ha incluido un sistema de artesanía bastante simple. Para poder fabricar objetos necesitaremos dos cosas: los materiales y la "receta" del objeto que queremos crear. Una vez lo tengamos, bastará con ir al NPC (personaje no jugador) de turno más cercano y fabricarlo. Para movernos de una zona a otra tendremos a nuestra disposición un mapa de unas dimensiones bastante considerables con un funcionamiento muy similar al que pudimos ver en Dragon Age. Al seleccionar una zona, veremos cómo una línea de puntos va trazando el camino de nuestros personajes. Podremos llegar hasta nuestro destino sin incidentes o puede que nos topemos con algún evento aleatorio.
El desarrollo de las mazmorras es bastante tradicional, por lo que en ellas nos limitaremos a explorar y a matar todo lo que se nos ponga por delante. Los combates no son tan multitudinarios ni tan frenéticos como en Diablo, ya que en pantalla no veremos ni un cuarto de los enemigos simultáneos que sí vemos en el juego de Blizzard. La velocidad de juego es más pausada y al tener que manejar tres personajes es un poquito más táctica.
En cuanto a contenido nos encontramos ante un título muy completo, largo, difícil y con muchas cosas para hacer, aunque como ya hemos señalado, la mayor parte del tiempo nos lo pasaremos grindeando (matar enemigos uno detrás de otro sin parar) para poner a tono a nuestros nuevos reclutas.
También es de mencionar que el modo multijugador no está todavía implementado, por lo que no lo hemos podido probar. Se espera que llegue durante el mes de julio y habrá que ver si consigue mejorar de alguna forma las pobres impresiones que nos ha transmitido en su vertiente para un solo jugador.
Bugs post-apocalípticos
Krater es un juego que no destaca especialmente en su apartado gráfico. Cuenta con unos efectos gráficos normalitos y unos escenarios que no brillan demasiado ni por su apartado artístico ni por sus texturas y detalles. Las animaciones tampoco son nada del otro mundo y los modelados de los personajes son algo simples, algo que se nota más todavía cuando nos damos cuenta de que la gran mayoría de personajes con los que nos toparemos comparten el mismo modelo.
A pesar de no explotar en ningún momento la potencia que un PC puede ofrecer, el título se deja ver, ya que visualmente no cuenta con demasiados defectos importantes y sus requisitos mínimos son realmente mínimos (eso sí, necesitaremos al menos tener Windows Vista o 7, ya que el juego nos exige DirectX 11 o DX10 por hardware). Pero el auténtico problema lo encontraremos en la gigantesca cantidad de bugs y errores de programación que plagan el desarrollo de toda la aventura. Los encontraremos de todo tipo, desde los más inocentes puramente visuales a otros más graves que nos impedirán avanzar o completar misiones, lastrando todavía más si cabe al juego.
En cuanto al sonido hay poco que decir. Una banda sonora que pasa completamente desapercibida, un doblaje en inglés bastante soso (tampoco es que haya demasiados diálogos hablados) y unos efectos de sonido puramente funcionales.
Conclusiones
Tal y como comentábamos al principio de este análisis, Krater es un juego que podría haber llegado a ser mucho más, pero sus múltiples errores de programación, su frustrante sistema de progresión de personajes, basado en castigarnos por cada uno de nuestros avances al obligarnos a volver atrás, y lo repetitivo de su sistema de combate, terminan por dinamitar el producto hasta límites insospechados. Además, la historia no es nada del otro mundo y si no sabemos inglés nos la perderemos, ya que no ha llegado ni con subtítulos en español, aunque se espera que dentro de unos meses se acaben implementando por medio de un parche. A pesar de todo esto, ofrece mucho contenido por los 13,99 euros que cuesta. Eso sí, siempre y cuando seamos capaces de soportar su insufrible grindeo.