Análisis de Hearthstone: Heroes of Warcraft (PC, Android, iPhone)

No vamos a andarnos con muchos rodeos porque ya lo veníamos avisando desde que pudimos probarlo por primera vez hace unos meses: Hearthstone: Heroes of Warcraft, el primer título gratuito de Blizzard, es un juegazo a la altura de lo que nos tiene ya acostumbrados la compañía californiana. Sí, es un juego de cartas, pero tan accesible, rápido, ágil y divertido, que para cuando os deis cuenta ya os habrá atrapado sin remedio, ya seáis nuevos en el género o unos veteranos.

Diversión para todos

Los juegos de cartas intercambiables siempre han tenido el gran problema de ser muy complejos, motivo por el cual suelen requerir de un proceso de aprendizaje algo largo, entre que aprendemos y asimilamos todas sus reglas, mecánicas y peculiaridades.

Por ello, no es de extrañar que hasta ahora se hayan mantenido como juegos bastante intimidatorios de cara a los novatos y destinados a un sector de jugadores muy concreto.

Pero Hearthstone es todo lo contrario, y es precisamente ahí donde encontramos su mayor acierto. Aprender a jugar no nos llevará ni cinco minutos y esto lo haremos en un divertidísimo y práctico tutorial que nos dejará más que preparados para dar el salto a sus modos online tras unas pocas partidas contra la IA del juego. Así pues, ¿cómo se juega a Hearthstone?

Como en todo juego de cartas intercambiables que se precie, nuestro objetivo será acabar con todos los puntos de vida del rival, algo que es más fácil de decir que de hacer. Para ello, contaremos con un mazo que podremos configurar y personalizar a nuestro gusto con cartas de criaturas o de clase. Estas últimas dependerán del héroe que escojamos y tendrán todo tipo de efectos, como ataques directos, revelación de secretos, robo de cartas, potenciadores para nuestras criaturas, etcétera.

Lo interesante es que cada clase (se corresponden con las de World of Warcraft, aunque faltan el Caballero de la Muerte y el Monje) nos ofrece su propio estilo de juego, aunque todas ellas son lo suficientemente personalizables como para crear distintos tipos de mazo. Por ejemplo, el Cazador puede realizar unos combos muy interesantes con las criaturas de tipo Bestia, mientras que el mago puede controlar el terreno de juego con facilidad y realizar devastadores hechizos de ataque directo. Además, cada una cuenta con una habilidad única que puede llegar a ser realmente útil si sabemos sacarle provecho.

En cuanto al desarrollo de los turnos, este es bastante sencillo: cada carta tiene un coste de cristales de maná que tendremos que pagar para poder usarlas. Al principio de la partida tendremos un solo cristal, aunque por cada turno que pase se regenerarán todos y ganaremos uno extra. De esta forma se evita que podamos usar las cartas más poderosas de buen principio y al mismo tiempo se consigue que cada vez que nos toque podamos hacer algo, ya que a fin de cuentas, nuestro maná se regenerará en el siguiente turno.

Entre otras peculiaridades que hay que saber, tenemos que tener en cuenta que cuando bajemos una criatura al terreno de juego esta no podrá actuar en ese turno a menos que en su descripción ponga que tiene Cargar. Además, muchas de ellas tienen habilidades propias y efectos distintos que necesitaremos estudiar a la hora de configurar nuestro mazo para crear buenas estrategias, lo que le da un toque de profundidad al juego que le sienta de maravilla. Y todo ello sin olvidarnos de la importancia de sus valores de vida y ataque, ya que si atacamos a otra criatura, la nuestra recibirá a modo de contraataque un daño equivalente a la fuerza del rival, así que nos tocará valorar cuidadosamente contra quién queremos dirigir nuestras ofensivas.

Las partidas que se alargan más de diez minutos son muy raras de ver, ya que el juego está pensado para que sean muy rápidas, directas e intensas, por lo que comenzaremos a encadenar un enfrentamiento detrás de otro casi sin darnos cuenta. Gracias a todo esto, Blizzard ha creado un título tremendamente adictivo, perfecto para echarse una partida rápida en nuestros ratos muertos y que cualquiera puede disfrutar sin ninguna complicación.

En cuanto a sus modalidades de juego, realmente no hay mucho donde escoger. Una vez terminemos el tutorial, podremos optar por jugar online en partidas normales o puntuadas, aunque también tendremos la oportunidad de practicar contra la IA. Para añadir algo más de variedad, cuando desbloqueemos todas las clases (las conseguiremos venciendo a un rival que use una que no tengamos), se abrirá el modo Arena.

Este interesante modo nos permitirá crear un mazo escogiendo de entre una serie de cartas aleatorias que se nos irán proponiendo, para una vez construido, enfrentarnos a otros jugadores con mazos forjados de la misma forma. Nuestro objetivo será ganar todas las batallas que podamos antes de caer derrotados. El máximo que podemos obtener son 9 victorias, aunque si antes de llegar a eso perdemos tres veces, se nos expulsará de este modo. Mientras más victorias, mejores recompensas.

Algo que hay que tener en cuenta, es que para acceder a la arena hace falta una cuota de inscripción. La primera vez será gratuita, aunque a partir de la segunda tendremos que pagar una cantidad determinada de oro (la moneda del juego) o inscribirnos con dinero real para poder participar. Este se ha convertido en uno de nuestros modos favoritos, ya que nunca sabes con qué te vas a encontrar, las recompensas merecen la pena y te permiten probar nuevos estilos de juego.

En lo que respecta a los micropagos, uno de los aspectos más preocupantes de todo juego gratuito, decir que podéis respirar tranquilos. No estamos ni mucho menos ante un temido "pay-2-win". Aquí el dinero real podremos usarlo para comprar sobres e inscripciones en la arena, pero todo esto también tendremos la oportunidad de conseguirlo jugando. Además, si somos buenos y sabemos construir mazos, no nos harán falta cartas especialmente raras o caras para ser competitivos y hacer frente a cualquiera que se nos cruce por delante.

Por otro lado, para evitar posibles desequilibrios entre jugadores de pago y gratuitos, cada día tendremos tres misiones diarias que no se tardan demasiado en cumplir y que nos reportarán la cantidad de oro suficiente como para comprarnos un sobre. Eso sí, ya nos tocará a nosotros decidir si invertir el oro en la Arena o en sobres sueltos. Además, en el caso de que queramos conseguir cartas concretas, podremos destruir los naipes que tengamos y no queramos para obtener Polvo Arcano, con el cual se nos permitirá fabricar esa carta que tanto ansiamos. Mientras más rara sea la carta que desencantemos, más polvo arcano recibiremos. De la misma forma, mientras más extraño sea el naipe que queremos crear, más polvo nos pedirá.

Como podéis ver, Blizzard ha medido y equilibrado muy bien los micropagos, por lo que si no queréis gastaros ni un solo euro en él, lo disfrutaréis igual. Y si os intimida demasiado encontraros con gente con mazos perfectamente estudiados y que os vapuleen casi sin daros cuenta, siempre podréis recurrir a la arena tras unas pocas partidas, donde todo el mundo lucha en las mismas condiciones.

Como punto negativo, mencionar lo frustrantes que pueden ser los ajustes que Blizzard realiza constantemente a las cartas y héroes del juego, ya que no sería de extrañar que un mazo que os ha costado mucho esfuerzo construir se quede inútil porque el estudio de desarrollo ha decidido alterar sus cartas claves (nos ha pasado ya un par de veces), lo que os obligará a volver al punto de salida.

Además, no se trata de un título especialmente profundo ni con una infinita variedad de cartas, lo que quizás sepa a poco y deje con ganas de más a quienes lleven más tiempo jugando a este tipo de juegos. Eso sí, el frenético ritmo de sus partidas, lo asequible y divertido que es, y las múltiples posibilidades que ofrece ya lo convierten en una alternativa igual de válida que cualquiera de sus competidores más pausados y sesudos.

En cuanto a su apartado técnico, hablar de gráficos en un juego como este no tiene demasiado sentido, aunque sí que tenemos que destacar su genial interfaz, la cual es sencillamente perfecta. Todo se muestra de una forma muy clara, los controles son tremendamente intuitivos y cuenta con todo tipo de ayudas visuales que nos permitirán seguir las partidas sin ningún problema. Además, las animaciones de los efectos de las cartas están muy bien resueltas, las ilustraciones son muy buenas y los tableros son realmente agradables a la vista, con multitud de guiños a Warcraft.

El sonido también merece una mención especial, gracias a un doblaje al español bastante bueno y a una banda sonora muy propia de tabernas medievales que animará perfectamente todas nuestras partidas con composiciones muy alegres y desenfadadas. Quizás se eche de menos una mayor variedad de temas, ya que cuando llevemos unas cuantas horas pueden acabar cansando, pero calidad no les falta.

Conclusiones

Blizzard ha dado totalmente en el clavo con su primera incursión en el terreno de los juegos gratuitos con un producto al que resulta difícil resistirse. Accesible desde el primer minuto, divertidísimo como pocos y con una capacidad para enganchar fuera de toda duda. El endiablado ritmo de sus partidas y la intensidad que ofrecen todas ellas nos animarán a volver una y otra vez para seguir mejorando y así poder crear el mazo definitivo (si es que existe algo así).

Si encima a todo esto le sumamos lo bien equilibrado que está para que no haya diferencias entre los jugadores de pago y los gratuitos, definitivamente no encontramos motivos para que todavía sigáis aquí leyendo y no estéis ya disfrutando de los geniales duelos de cartas que Hearthstone: Heroes of Warcraft tiene que ofreceros.