Análisis de Grimind (PC)
Negar la importancia que los juegos independientes y descargables han adquirido en los últimos años dentro del sector sería algo sin mucho sentido. Gracias a muchos pequeños estudios hemos podido disfrutar de auténticas joyas que poco o nada tienen que envidiar a las superproducciones de hoy en día y que paradójicamente nunca habrían visto la luz de otro modo al ser apuestas demasiado innovadoras y experimentales que no recibirían el apoyo de las grandes compañías.
Grimind, el título que nos ocupa en este análisis, busca homenajear a ciertos juegos de este estilo como Amnesia: The Dark Descent o Limbo mientras busca hacerse su propio hueco.
La idea detrás de él, tal y como su propio creador indicó (ha sido desarrollado por una única persona), es la de hacer un juego de terror al estilo Amnesia pero en 2D y con un fuerte componente plataformero.
Las referencias al clásico de Frictional Games no tardarán en llegar, ya que la primera vez que iniciemos el juego recibiremos un mensaje muy familiar que nos recomienda jugar de noche, con las luces apagadas y con auriculares para disfrutar de la experiencia al 100%. Una vez que comencemos a jugar, despertaremos en un extraño lugar, con poca luz y preguntándonos quiénes somos, dónde estamos y qué hacemos ahí.
La historia se nos irá contando mediante los pensamientos de nuestro protagonista, quien nos irá informando en todo momento de cómo se siente y de las cosas que se le vayan ocurriendo. El argumento no es nada del otro mundo y a veces puede resultar bastante confuso, algo que se agrava cuando nos damos cuenta de que los textos (en completo inglés) adolecen de graves errores gramaticales y ortográficos.
Entrando ya en lo que es la jugabilidad en sí, tal y como indicamos hace un par de párrafos, nos encontramos ante una aventura en 2D en la que tendremos que ir avanzando evitando trampas mientras buscamos el camino, resolvemos puzles y superamos secciones plataformeras. Sin embargo, el primer problema con el que nos toparemos serán los controles, ya que hacen un extraño uso del combo de teclado y ratón que nos dará bastantes problemas a la hora de agarrarnos a algunas superficies y de mover objetos interactivos. Esto último también se debe a que las físicas de las que hace gala el título son en ocasiones un tanto erráticas.
Con algo de práctica pueden llegar a dominarse, pero la sensación de que son incómodos, poco intuitivos y que están mal planteados seguirá ahí bien presente. Por otra parte, el diseño de niveles resulta un poco irregular. Una constante durante todos ellos serán los puzles, los cuales hacen mucho uso del sistema de físicas del título. Existen algunos sorprendentemente elaborados y satisfactorio de resolver, pero la gran mayoría simplemente se basan en mover cajas y objetos para apilarlos, como si estuvieran ahí para rellenar y alargar su duración (la cual no pasa mucho más allá de las cinco o seis horas), algo que hace que en muchos momentos su desarrollo se vuelva algo repetitivo y monótono.
También hay que destacar que Grimind es un juego donde la técnica del ensayo y error tiene una fuerte presencia, por lo que preparaos para morir una enorme cantidad de veces víctimas de trampas y obstáculos difícilmente predecibles y que por lo general no nos dan tiempo para reaccionar a ellas cuando se activan. Por suerte hay una gran cantidad de puntos de guardado automáticos repartidos por los niveles, así que reapareceréis siempre muy cerca de donde fallasteis.
Para ponernos las cosas un poco más difíciles, a lo largo de la aventura habrá una serie de enemigos que nos acosarán y de los que no podremos defendernos, momentos que representan los más tensos del título, ya que nos obligarán a reaccionar rápido, a ser sumamente precisos y a resolver puzles bajo presión.
En cuanto a su aspecto gráfico, poco que destacar, mostrándonos escenarios sombreados con extraños fondos. Los efectos de iluminación no están muy conseguidos y a nivel artístico se trata de un juego algo flojo y poco atractivo para la vista, algo que se evidencia con el diseño del propio protagonista, una especie de mezcla entre un erizo y un Critter. Los enemigos tampoco se salvan, ya que ver a unos cuadrados negros con ojos rojos y colmillos que van pegando botes por los niveles no es algo que asuste demasiado. Destacar que las animaciones son también bastante pobres.
A nivel sonoro sí que se ha hecho un buen trabajo, ya que hay una gran cantidad de sonidos que conseguirán ponernos nerviosos con suma facilidad, los cuales están muy bien administrados a lo largo de todo el juego, ya que cuando nos empecemos a habituar a ellos nuevos FX aparecerán en escena.
Conclusiones
Grimind es un juego con buenas intenciones pero que falla en aspectos tan básicos como en los controles, el apartado artístico o en su irregular desarrollo, plagado de repetitivos puzles. Sin embargo, consigue hacerse entretenido y si lo tomamos como un homenaje a otros juegos indies (que al fin y al cabo es lo que es) podremos disfrutarlo sin demasiados problemas, a pesar de su escasa duración y de que en ningún momento consigue transmitir la sensación de miedo que busca.