Análisis de Dungeon Defenders (PC, PS3, Xbox 360)
El género de los juegos de estrategia es uno de los pocos que se le resisten a las consolas, pese a que ha habido varios intentos para adaptar este tipo de juegos a los pad. Dentro de ese amplio campo que es la estrategia, uno de los subgéneros más de moda actualmente, sobre todo online, es el "tower defense". Un tipo de juego en el que las fases de construcción y combate generalmente, son independientes, y en el que nuestro objetivo más que la conquista es la defensa de nuestros propios territorios.
Dungeon Defenders pertenece a este género y desde hace unos días está disponible en el bazar de Xbox Live, PlayStation Network y Steam. Este juego, el primero desarrollado por los americanos Trendy Entertainment, alterna una sencilla fase de construcción, mejor dicho de colocación de estructuras, con otra de combate en el que acción es mucho más directa.
El factor de estrategia y planificación cobra una importancia vital, sobre todo según vayamos superando zonas, ya que siempre estaremos en una exagerada inferioridad numérica.
El argumento nos lleva a una tierra mítica en la que los mágicos cristales de Etheria dominan el mundo. La desgracia hace que mientras que los grandes guerreros del pueblo están luchando en batallas lejos de su tierra, sus aprendices invocan una malvada maldición, que tiene como objetivo apoderarse de los cristales. Solos, y sin experiencia previa, los cuatro aprendices se las tienen que ingeniar para defenderse de los ataques de todo tipo de criaturas mientras esperan el regreso de los grandes guerreros.
Cuatro aprendices para una misma misión - Personalización
El juego admite de uno a cuatro jugadores tanto de forma local, como online, manejando cada jugador a su personaje preferido. En este caso podemos escoger entre un aprendiz de escudero, de mago, de cazadora o de monje. Cada uno de ellos tiene sus pros y sus contras, y por supuesto, tienen su típica arma para el cuerpo a cuerpo y su propio ataque espacial. Así por ejemplo, el caballero de inicio tiene su espada con la que podrá dar un golpe sencillo, o un espectacular ataque con giro de 360º, mientras que el mago su varita mágica. La principal novedad del juego estriba en que, además, cada uno de ellos tendrá un tipo específico de defensas. Así, el caballero tendrá barricadas y torretas, el mago torretas de magia, la cazadora, trampas, y el mago diferentes escudos de maná. Escoger uno u otro no afecta al desarrollo del juego, pero sí a la estrategia que debemos desplegar con cada uno de ellos.
Otro de los aspectos fundamentales al jugar la historia es que no tenemos porqué ceñirnos a un sólo personaje, sino que podemos crear un personaje de cada tipo, e ir alternándolos entre las misiones, lo que hace al juego todavía más variado. Pese a que de esta forma, nuestros personajes irán ganando experiencia más lentamente, puede haber cavernas en las que nos interese más uno que otro.
Una vez escogido nuestro personaje pasaremos a la zona de personalización tanto a nivel estético, en la que podremos cambiar los colores y tonalidades de las vestiduras de nuestro personaje, como a la zona de equipamiento donde podemos seleccionar las mascotas, armas y armaduras. Aunque al principio del juego, tendremos pocas, o mejor dicho, ninguna, posibilidad de escoger ningún equipamiento, poco a poco encontraremos elementos en el escenario, los compraremos en la taberna, o simplemente, y sobre todo más barato, se los robaremos a nuestros enemigos.
En el área de personalización, aparte de los equipamientos, nuestro personaje también tiene una serie de características y habilidades como la fuerza o la resistencia que podrán irse mejorando de nivel. Asimismo nuestras defensas también tienen características como la resistencia que podemos, y debemos, ir mejorando.
Fase de construcción
Una vez perfeccionado nuestro guerrero, pasaremos a una de las ocho localizaciones del juego, que solo estarán disponibles según vayamos avanzando, donde tendremos que superar un cierto número de oleadas de enemigos en cada una. El funcionamiento es sencillo, y antes de cada oleada, tendremos una fase de construcción, sin límite de tiempo en todos, menos el último nivel de dificultad, en la que tenemos que seleccionar, mejorar o reparar, el emplazamiento de nuestras defensas.
En este momento será vital el uso del mapa de la zona que nos indica tanto un esquema del nivel, como la localización del cristal o cristales, y lo que es más importante, las puertas de salida de los enemigos. El número de unidades a colocar o mejorar dependerá del nivel de mana que tengamos, y será imprescindible ir reparándolas tras cada oleada.
Fase de combate
Una vez acabada esta fase, nos dirigiremos hasta el cristal de Etheria para dar comienzo a la correspondiente oleada, pudiendo escoger si queremos participar en la defensa, o limitarnos a ver si nuestras defensas consiguen repelerla sin nuestra ayuda, hecho que pocas veces sucederá. Pasamos entonces a un interesante juego de acción pura y dura en tercera persona en el que lo más importante será atacar tan rápido como podamos, teniendo siempre en cuenta que somos solo nosotros contra multitud de enemigos, de todos los tipos y tamaños.
Como suele ocurrir en casi todos los juegos de estrategia, las primeras partidas de Dungeon Defenders pueden ser un poco caóticas, ante la cantidad de opciones que se nos presentan, pero poco a poco, y cómo también suele pasar en este tipo de juegos, el juego se vuelve adictivo, a la vez que la dificultad se dispara. Las primeras zonas son sencillas, pero enseguida la complejidad aumenta, incluso en los niveles de dificultada más bajos, pudiendo tener varios cristales que defender a la vez, mientras que el número y la calidad de los enemigos crecen de forma exponencial.
En estos casos afortunadamente tenemos la posibilidad de seguir nuestra partida con amigos tanto a nivel online como local. En este tipo de partidas, que hay que reconocer que son mucho más divertidas, la cooperación entre los jugadores para agrupar defensas y la posibilidad de controlar a personajes distintos para poder colocar estructuras de diferentes tipos es el factor fundamental para que el juego resulte más sencillo. También podemos optar por unirnos nosotros a alguna de las numerosísimas partidas que normalmente hay en juego online, teniendo que esperar a las fases de construcción para poder entrar.
En estas fases de combate tenemos que destacar como muy positiva para el juego la variedad de los enemigos que podemos encontrar y que harán que tengamos que extremar nuestra estrategia. Aparte de que pertenecen a varias razas, lo más importante es que su comportamiento es muy distinto. Encontraremos, por ejemplo, el típico enemigo de pelotón el cual aparece en cantidades abundantes pero que, en general, no supondrá ningún problema ni para nosotros ni para nuestras defensas. La cosa se complicará cuando algunos de estos vengan cargados con explosivos, o cuando aparezcan los arqueros que atacarán nuestras defensas de la distancia. Poco a poco, irán apareciendo enemigos todavía más grandes, y más poderosos, con venenos o escudos para protegerse, que serán realmente complicados de parar. Una variedad que hace que cada oleada de enemigos sea un reto completamente distinto.
Como complemento al modo campaña tenemos también un buen número de desafíos, entre los que estos podemos encontrar fases completamente de acción donde deberemos sobrevivir a oleadas de enemigos sin defensas ni nada parecido, o fases en las que tenemos que hacer todo lo contrario, resistir sin tocar nosotros a ningún enemigo, dejándoselo todo a las defensas.
Entorno
El entorno gráfico de Dungeon Defenders es idéntico en las dos fases, construcción, y combate. Un entorno totalmente en 3D creado por el motor Unreal Engine 3, y que cómo ya hemos visto en muchos otros juegos, funciona con total solvencia, aunque ya no sea de los mejores. Los gráficos son muy correctos, sólidos, muy coloridos, y buscando más el toque simpático, que los grandes detalles. Las cavernas tienen un diseño muy correcto, repleto de niveles, diferentes alturas, y pasillos siempre orientados hacia los cristales. En este aspecto, sólo podemos criticar que la cámara de juego es, en ocasiones, un poco revoltosa sobre todo en los momentos de combate y nos puede jugar una mala pasada.
El sonido pasa completamente desapercibido, y podría haberse explotado un poco más, creando efectos más espectaculares. Por último, comentar que el juego nos llega completamente en inglés, y aunque no llegar a ser una pega importante, el argumento como ya os habréis dado cuenta a estas alturas es completamente banal, sí es una molestia de cara a descifrar las descripciones de las múltiples armas y objetos que encontremos en el escenario.
Conclusión
Desgraciadamente los juegos de estrategia no se suelen ver muy a menudo por nuestras consolas, por lo que cuando recibimos uno tan interesante como éste Dungeon Defenders, que, además, aúna con éxito, una pizca de estrategia, un toque de rol y personalización, con buenas dosis de acción, no tenemos otro remedio que recomendarlo. Pese a que el estilo pueda parecer no muy original, estamos ante un juego muy variado, difícil y exigente en solitario, y muy divertido en cooperativo, que sin duda encantará a los aficionados al juego.