Análisis de Dragon Age Inquisition (PC, PS3, Xbox 360)
Si bien Dragon Age: Origins no llegó a convertirse en ese heredero de Baldur's Gate que muchos esperábamos y que tanto nos habían prometido, lo cierto es que resultó ser todo un juegazo que supo ofrecernos decenas de horas de diversión, un genial sistema de decisiones donde nunca teníamos nada claro cuál era la mejor alternativa, un sistema de combate tremendamente táctico en el que cualquier error podía acabar con nuestro grupo, personajes carismáticos e inolvidables y una historia que nos atrapó de principio a fin.
Por desgracia, casi todo lo bueno que tuvo se perdió en su secuela, la cual dejó mucho que desear y resultó ser una completa decepción para todos los que esperábamos continuar nuestras aventuras por Thedas. Un sistema de combate que perdía casi toda su complejidad, personajes menos carismáticos, mazmorras y escenarios con un diseño que se repetía hasta la saciedad, una historia que sin estar mal tenía momentos muy pesados y lentos, etcétera.
Tampoco es que fuera un mal juego, pero sí uno muy inferior a Origins, algo que le acabó pasando mucha factura (aunque sin necesidad de comparaciones tampoco es que fuera nada del otro mundo).
Así pues, ahora BioWare tiene la difícil tarea de volver a recuperar la confianza de sus fans con la tercera entrega de la saga, con la cual han decidido darle un nuevo giro para llevarla al terreno de los títulos de mundo abierto, un cambio que en muchos sentidos ha sido para bien, pero que en otros tantos ha tenido el efecto contrario, tal y como podréis ir descubriendo a lo largo de este texto. Eso sí, podéis estar tranquilos: esta vez sí estamos ante un buen juego con el que disfrutar durante horas.
El poder de la Inquisición
Al igual que en Origins, esta vez se nos da la posibilidad de crearnos a nuestro héroe principal, escogiendo su sexo, raza y clase, decisiones que determinarán la forma en la que los personajes del juego nos tratarán y los romances a los que podemos acceder. Además, el editor está repleto de opciones, por lo que probablemente os paséis un buen rato configurando y personalizando a vuestro protagonista antes de empezar la aventura. Destacar que aunque el trasfondo de nuestro personaje variará ligeramente según su raza y clase, aquí no existen prólogos personalizados, por lo que el comienzo será siempre el mismo.
La historia de Inquisition nos pone en la piel de un aventurero que resulta ser el único superviviente de un terrible accidente que ha provocado la apertura de una brecha en el cielo de la cual no paran de aparecer demonios, sumiendo al mundo en el más completo caos. Tal y como era de esperar, nuestro (o nuestra) protagonista padece de amnesia y no consigue recordar nada sobre lo sucedido antes del incidente, aunque por algún motivo tiene el poder para alterar y cerrar las fallas de las que provienen estos terribles seres, recayendo en nosotros la responsabilidad de salvar al mundo.
Esto nos llevará a restaurar la Inquisición y a reclutar a todo el que podamos para hacer de esta nueva institución un ejército lo suficientemente poderoso como para combatir a la amenaza que asola a toda Thedas, por lo que viajaremos por todo el mundo expandiendo el alcance y la influencia de la inquisición mientras vivimos todo tipo de aventuras y resolvemos los conflictos de cada región.
Como veis, el planteamiento argumental no es especialmente original, y el guion sin estar del todo mal, tampoco consigue enamorar. Sí, tiene momentos muy épicos, giros argumentales que no nos esperamos y ciertos detalles muy cuidados que nos han gustado bastante, pero la trama principal no nos ha parecido nada del otro mundo.
Gran parte de la culpa de esto lo tiene su reparto de personajes. Por lo general, la gran mayoría de secundarios, compañeros y villanos con los que nos hemos encontrado nos han resultado muy poco carismáticos, a excepción de unos pocos casos concretos con los que sí que hemos conseguido conectar rápidamente e interesarnos por todo lo que tenían que contarnos, destacando entre ellos un par de sorpresas para los fans de la saga, que mejor dejaremos que las descubráis por vosotros mismos.
Pero el fuerte principal de Inquisition no se encuentra ni en su trama principal ni en sus personajes, está en los arcos argumentales de cada una de las regiones del juego y en sus trasfondos. Cada zona tiene su propia situación, las cuales nos llevarán a vivir todo tipo de aventuras de lo más interesante mientras hacemos de mediadores entre los distintos bandos y descubrimos más cosas sobre lo que está pasando.
Otro detalle que nos gustaría señalar es el sistema tan poco práctico e incómodo que se ha implementado para "importar" nuestras partidas de Dragon Age: Origins y Dragon Age 2 a esta tercera parte. Ahora si queremos que se mantengan nuestras decisiones de los juegos anteriores tenemos que ir a la web de Dragon Age Keep, seleccionar a nuestro personaje y volver a escoger todas nuestras decisiones una a una, ya que la página solo lee nuestros logros y contenidos descargables, no nuestras partidas guardadas, por lo que si no os acordáis bien de todo lo que hicisteis (algo normal si tenéis más de una partida), os tiraréis un buen rato en dicha web antes de empezar a jugar.
Explorando Thedas
Entrando ya en lo que es la jugabilidad en sí, tal y como dijimos al principio de este texto, estamos ante un nuevo giro de tuerca a la fórmula de la saga, dando así el salto a los juegos de mundo abierto, aumentando de paso la movilidad de nuestros personajes, con la posibilidad de saltar y hasta de tener una montura para desplazarnos a mayor velocidad.
Cada región tiene una extensión enorme y está repleta de coleccionables, secretos y misiones que descubrir, por lo que si os gusta desviaros del camino marcado disfrutaréis mucho explorando de arriba a abajo cada montaña, bosque o cueva que encontréis, ya que siempre hay algo que hacer. Sin embargo, el mundo del juego no está interconectado, de forma que no podréis ir caminando de una zona a otra. Para ello, primero tendremos que acceder a un mapa desde el cual escoger la región a la que queramos ir, siempre y cuando la tengamos ya desbloqueada.
A pesar de lo mucho que hemos disfrutado explorando el enorme mapeado del juego, nos ha llamado la atención el bajón de calidad que han pegado las misiones secundarias respecto a los anteriores títulos de BioWare, incluyendo los dos primeros Dragon Age. Han pasado de ser tramas complejas y elaboradas, repletas de decisiones y formas de resolverse, a meras tareas de recolección o matanza sin argumento alguno. Además, las que intentan romper un poco con la tónica general proponiéndonos desafíos como carreras de caballos o escoltas, están tan mal implementadas que hasta llegan a sobrar.
Lo más parecido que encontraréis a las antiguas misiones secundarias de BioWare serán las misiones personales de nuestros compañeros, a las cuales podréis acceder si conseguís ganaros su confianza. De esta forma, ahora toda la carga argumental y la toma de decisiones queda relegada a la historia principal, por lo que todo lo que hemos ganado en libertad con la implementación de un mundo abierto lo hemos perdido en narrativa.
En lo que respecta al sistema de combate, BioWare ha intentado realizar una mezcla entre lo visto en su primera y su segunda parte, aunque a la hora de la verdad hereda mucho más de la secuela que del título original. Nuestro grupo podrá estar formado por hasta cuatro personajes y siempre que queramos podremos pausar la acción para dar órdenes concretas a cada uno de ellos, algo habitual ya en la saga.
Existen dos cámaras bien distintas. La primera de ellas se sitúa en la espalda del personaje que controlamos, con la cual siempre mantendremos el control directo sobre él, de forma que para atacar o realizar técnicas nos tocará pulsar el botón correspondiente. En cambio, si alejamos el zoom al máximo entraremos en la llamada "cámara táctica", gracias a la cual podremos explorar el terreno de combate e ir dando órdenes concretas a nuestros personajes mientras estos actúan de forma automática.
El control de esta última modalidad nos ha parecido algo incómodo y no del todo bien resuelto, especialmente cuando nos toca combatir en interiores, donde la cámara da bastantes problemas (en espacios abiertos la cosa mejora bastante). Por la experiencia que hemos tenido, la cámara táctica solo es realmente útil en el nivel de dificultad máximo y siempre y cuando tengamos la opción de "fuego amigo" activada, ya que en difícil y con esta opción activa (que es como nos hemos pasado la mayor parte de la aventura) solo hemos tenido que hacer uso de ella en ciertos jefes, puesto que con la vista en tercera persona nos ha bastado y sobrado en la mayoría de combates.
Por lo general, hemos disfrutado combatiendo, aunque a nivel de técnicas y estrategias disponibles nos ha parecido un poco limitado, lo que nos ha hecho echar en falta algo más de profundidad en este sentido, especialmente en lo referente a los árboles de habilidades de los personajes (por cada nivel que subamos obtendremos un punto para invertir en ellos). De todos modos ya os avisamos que en los jefes finales vais a tener que hacer uso de todas vuestras herramientas de combate para salir con vida de los enfrentamientos contra ellos.
En cuanto a la progresión de nuestros personajes, ahora se ha incluido un sistema de artesanía gracias al cual podremos crearnos todo tipo de armas y armaduras con los materiales que recolectemos por el mundo. Además, también podremos personalizarlas y mejorarlas para añadirles diversas estadísticas.
También conviene destacar el nuevo sistema de pociones, ya que estas ahora serán más importantes que nunca. Las pociones básicas de salud son limitadas, se comparten entre todos los personajes y se recargan de forma automática al descansar o encontrar un cajón de suministros. Además de estas, cada uno de nuestros protagonistas podrá llevar encima otros dos tipos de pócimas, las cuales pueden ser curativas, de mejora o de ataque, aunque ojo, para crearlas y reponerlas necesitaremos determinados materiales.
Otro aspecto de gran importancia en el juego lo encontraremos en el desarrollo de nuestra base de operaciones. A medida que cumplamos misiones, resolvamos conflictos, cerremos fallas, reclutemos nuevos miembros para nuestra causa y extendamos nuestra influencia por el mundo, iremos subiendo de nivel a nuestra fortaleza y ganando puntos de poder.
Lo primero nos servirá para acceder a mejoras exclusivas, como un aumento de la capacidad máxima del inventario, mientras que los segundos los podremos invertir en desbloquear nuevas regiones y en enviar agentes a cumplir misiones, por lo que completar tareas secundarias se acaba volviendo una necesidad si queremos progresar en la historia, ya que necesitaremos una buena cantidad de puntos poder para acceder a las regiones en las que se desarrolla la trama principal.
Completar la aventura y llegar a los títulos de crédito es una tarea que nos llevará entre 30 y 40 horas, aunque tal y como hemos dicho, el mundo del juego es enorme y está repleto de actividades para que nos perdamos explorándolo tanto como queramos, por lo que si queréis sacarle todo el partido posible vais a tener que invertir muchísimas más horas. Además, muchas decisiones de la historia principal nos abren y cierran caminos exclusivos, impidiendo que podamos verlo todo en una sola partida, lo que le añade un toque rejugable muy bien recibido.
Combatiendo en compañía
Una de las grandes novedades de Inquisition la encontramos en la inclusión de un modo multijugador, el cual nos ha parecido, cuanto menos, muy decepcionante. Para empezar, olvidaros de poder compartir aventuras con vuestros amigos y vivir juntos la campaña como ya hicimos en títulos como Baldur's Gate o Neverwinter Nights. En vez de eso, BioWare ha decidido apostar por un enfoque muy similar a lo visto en el multijugador de Mass Effect 3: misiones rápidas y cortas en las que limpiar diferentes zonas repletas de enemigos.
Este enfoque le hace perder al título casi todo su factor táctico (eso de pausar partida y poner una cámara táctica se elimina), por lo que nos limitaremos únicamente a controlar a nuestro personaje y a cooperar con nuestros compañeros para derrotar a todos nuestros rivales. Destacar que los personajes que controlaremos son predefinidos, por lo que no podremos retocar su apariencia y únicamente nos dejarán seleccionar su equipo, técnicas y habilidades.
Con cada misión que completemos obtendremos oro, el cual podremos invertir en conseguir unos cofres con contenidos aleatorios como armaduras, armas, mejoras, etcétera. Evidentemente, también tendremos la oportunidad de fabricarnos nuestro propio equipo y mejorarlo a nuestro gusto con los materiales que consigamos.
El desarrollo de las partidas nos ha parecido algo aburrido y sin demasiados alicientes como para echarle más de un par de horas. Destacar que aunque tiene micropagos con los que aumentar la velocidad a la que progresamos, estos no son para nada obligatorios y podemos desbloquearlo todo jugando.
Un bello mundo que recorrer
Si hay algo a lo que no podemos ponerle pegas a la nueva aventura de BioWare, es a la enorme belleza que muestran todos sus escenarios, consiguiendo que sea todo un gustazo movernos por ellos. Y no solo hablamos de que a nivel artístico están muy bien resueltos, sino de que técnicamente son bastante potentes.
La distancia de visionado es altísima, los efectos de iluminación son realmente buenos (aunque aquí hemos echado de menos un ciclo día/noche) y los mapas están recargadísimos de elementos, como vegetación, ríos, ruinas o fauna salvaje que dotan a Thedas de muchísima vida. Además, las localizaciones que visitaremos son muy variadas y dentro de cada región también exploraremos zonas muy distintas entre sí.
Los efectos de las magias y habilidades también están a muy buen nivel y los personajes cuentan con unos modelados muy buenos, especialmente los principales, aunque las animaciones no son siempre todo lo buenas que nos hubieran gustado.
En lo que respecta al sonido, Dragon Age Inquisition hace gala de una banda sonora de corte épico que ambienta genialmente cada una de las situaciones que viviremos en pantalla, a pesar de que no siempre estará presente. Los efectos de sonido tienen una calidad altísima también, especialmente los ambientales, los cuales consiguen transportarnos directamente a cada una de las regiones que visitaremos. Finalmente, el doblaje en inglés (con subtítulos y textos en español) también mantiene un gran nivel, con una selección de voces muy buena y unas interpretaciones mejor todavía.
Conclusiones
Dragon Age Inquisition puede que no consiga superar a su primera parte y no esté libre de fallos, pero es una aventura muy disfrutable y perfecta para perderse explorando su enorme mundo, cumpliendo misiones, solucionando problemas, luchando contra demonios, descubriendo todos sus rincones y desentrañando sus secretos.
Si bien hemos echado en falta personajes más carismáticos, unas misiones secundarias más elaboradas e inspiradas y un mundo con todas sus regiones interconectadas, los buenos momentos y las múltiples horas de diversión que nos ha ofrecido a cambio han sabido compensarnos sus defectos ampliamente. Por lo tanto, ahora solo os queda haceros una pregunta: ¿estáis preparados para convertiros en el nuevo héroe de Thedas?