Análisis Blasphemous, un soulsvania ambientado en España (PC, Android, Switch, Xbox One, PS4)
En mayo de 2017 el pequeño estudio sevillano The Game Kitchen lanzó en Kickstarter la campaña de financiación de Blasphemous, que con más de 300.000 dólares se acabó convirtiendo en el juego español con más éxito en esta popular plataforma de crowdfunding.
Su llamativa dirección artística y el cuidado pixel art de esta aventura de acción y plataformas llamó poderosamente la atención de casi 10.000 mecenas, que confiaron en el proyecto poniendo su dinero, haciendo así posible que ya hayamos podido disfrutar de este juego, uno de los más esperados que recordamos en el panorama español.
Videoanálisis
Y si por ciertos antecedentes de Kickstarter es lógico tener algo de miedo por saber si el resultado iba a estar a la altura, ya os podemos decir que sí, Blasphemous es un gran juego, e incluso ha superado nuestras expectativas, con una aventura desafiante, adictiva y con mucho encanto, que aunque toma prestadas ideas de muchos juegos de este estilo, consigue tener personalidad propia.
Un genial Soulsvania
The Game Kitchen no ha querido hacer un Dark Souls en 2D, como ya hay tantos, ni tampoco un metroidvania al uso, uno de los géneros más de moda en la escena independiente de los últimos años. Blasphemous cuenta con ideas y conceptos de ambos subgéneros, pero los utiliza para construir algo propio, ofreciendo un combate exigente pero muy dinámico, tipo hack and slash, dentro de una estructura muy abierta, que da una enorme libertad al jugador para explorar y avanzar a su ritmo, siendo una de sus mayores virtudes.
En términos narrativos recuerda mucho a los Souls, y aunque es un poco más generoso a la hora de dar explicaciones, nos lleva a un universo enigmático y caótico, con personajes extraños y de dudosas intenciones, a los que nos sabes si ayudar es lo adecuado. Partiendo del imaginario religioso andaluz, construyen un mundo con mucho encanto, con un lore muy rico y cuidado, que como en la saga de FromSoftware nos proporciona muchísima información a través de las descripciones de los objetos que vamos obteniendo.
Nosotros controlamos al Penitente, el único superviviente de la hermandad del Lamento Mudo, que con el poder de Mea Culpa, una espada nacida del remordimiento, tendrá que recorrer el barroco y peligroso mundo de Cvstodia, intentándolo librar del horrible ciclo de penitencia y resurrección en el que está atrapado.
La manera más certera y elogiosa que se nos ocurre para describirlo es que Blasphemous es un Castlevania ambientado en España, pero sin toda la carga rolera de estadísticas, objetos y equipamiento de los juegos de Koji Igarashi de las últimas dos décadas, ofreciendo algo jugablemente más directo, aunque más desafiante, ya que los errores, habitualmente, se pagan muy caros.
Es aquí donde encontramos una de las mayores similitudes con los Souls, en su sistema de puntos de control como si fueran ‘hogueras’, en las que renacemos tras haber muerto, y en las que recargamos los ‘estus’ para curarnos, haciendo reaparecer a todos los enemigos. Pero más allá de esto, el combate de Blasphemous es más propio de un hack and slash, no hay barra de cansancio o ‘estamina’, lo que no quiere decir que no debamos medir cada golpe, ya que los enemigos son letales, y hay que tomarse en serio cada enfrentamiento.
Un sistema combate bien diseñado, aunque los controles no son tan buenos
La espada será nuestra única arma a lo largo de toda la aventura, aunque iremos desbloqueando nuevos movimientos y ataques mediante una especie de puntos de experiencia que obtenemos al derrotar a los enemigos. También conseguiremos otras ayudas en forma de magias que consumen la barra de maná, y objetos de apoyo que podemos equipar para mejorar las características de nuestro personaje y resistir mejor ciertos peligros. Así, tenemos un sistema de progresión sencillo, pero efectivo.
Hay solo un botón de ataque, y tenemos un movimiento de esquiva, como una especie de barrido que es importantísimo utilizar, y podemos realizar paradas para protegernos de los ataques de los enemigos, que si sincronizas en el momento justo te permiten ejecutar letales contraataques o parrys.
El sistema de combate está bien diseñado y funciona, y aunque en los primeros compases puede parecer un poco impreciso, te acabas encontrando a gusto. Eso sí, ciertos movimientos especiales, como los que exigen marcar una dirección hacia abajo o arriba, nos parecen bastante imprecisos y difíciles de realizar, y hemos acabado casi prescindiendo de ellos por su poca fiabilidad, por lo que jugablemente cumple, pero no tiene la finura de otras aventuras de este estilo.
Más que en ser muy habilidoso con el mando, el éxito en los enfrentamientos se basa más en saber tomar las decisiones adecuadas en cada momento, jugar con cabeza, y aunque evidentemente los momentos más desafiantes los ofrecen los espectaculares jefes finales, desplazándote por su amplio mundo si no te andas con cuidado cualquier enemigo te puede dar para el pelo.
Este es otro de sus puntos fuertes, la variedad de enemigos, tanto por su aspecto como por sus patrones de ataque, teniendo que ir aprendiendo la mejor forma de combatirlos, siendo muy satisfactorio cuando ya por pura fuerza de costumbre haces parrys perfectos y los ejecutas. Se ha hecho un grandísimo trabajo con el diseño de criaturas, y es algo que no deja de sorprender hasta el final del juego.
Muchísimo plataformeo
Una de las cosas que más nos ha sorprendido y gustado son las secciones de plataformas, muy abundantes y desafiantes, aunque puede que se le atraganten a más de uno. Además de los tradicionales saltos, nuestro personaje tiene un movimiento para clavar la espada en ciertas superficies y quedarse colgado, algo que se utiliza mucho, y tan difíciles son los combates como las plataformas, algo que está bastante equilibrado.
Es un juego que no perdona demasiado los errores, es por momentos implacable, sobre todo en lo que se refiere a los saltos, y basta caer sobre unos pinchos o al vacío para estar instantáneamente muerto. Si a esto lo unimos a que no son demasiado generosos con los puntos de control, nos encontramos con secciones bastante largas que tenemos que superar sin cometer ni un solo error, y que pueden llegar a ser un poco frustrantes.
Decimos esto más como una advertencia que como una pega, nosotros no hemos tenido demasiados problemas con ello, nos hemos enganchado de lo lindo y nos ha parecido desafiante pero que nunca cruza la línea de ser desesperante, está muy bien medido, aunque esto es muy subjetivo claro, y admitimos que quizás su plataformeo sea un poquito más exigente de lo que corresponde a sus controles, que no son los mejores.
Una exploración muy satisfactoria
Tras la acción y los saltos, el tercer ingrediente más importante es la exploración, ya que desde los primeros compases Blasphemous es sorprendentemente abierto, y no tiene miedo a que el jugador se sienta perdido. Al empezar tienes tres objetivos principales, pero no te dicen ni su localización ni orden, y te toca descubrir sin 'ruedines' el apasionante mundo de Cvstodia, repleto de enigmas y secretos.
Más allá de los objetivos principales de la historia, que suelen estar bastante claros en todo momento, te vas encontrado poco a poco un montón de objetos enigmáticos y personajes extraños que te piden ayuda, y es inevitable que la curiosidad te invada, y querer descubrir cada rincón del mapa, resolver todos los enigmas que se te plantean.
La exploración, que hemos disfrutado mucho por esa estructura tan abierta, puede llegar a hacerse pesada por culpa por los pocos puntos de viaje rápido, apenas cinco en un mapa enorme. Cuando ya has recorrido las mismas localizaciones una decena de veces no es divertido tanto paseo, y podría haber el doble de puntos de viaje rápido que esto no haría que el juego fuera más sencillo, pero sí un poco más amable o ameno. Es una pena, porque es un pequeño detalle de fácil arreglo, pero que lastra mucho las últimas horas de la aventura, sobre todo cuando quieras descubrirlo todo.
Al final tenemos una aventura bastante extensa, de unas 15 o 20 horas dependiendo de lo que te atasques y entretengas, más si quieres hacer el 100%, algo que no es sencillo, pero sí muy estimulante.
Artísticamente con mucha personalidad
Básicamente uno de los principales motivos por los que Blasphemous llamó tanto la atención fue por su llamativa dirección de arte y pixel art, y aunque eso se mantiene en el producto final, la ejecución técnica no nos ha parecido demasiado brillante, y hay muchos altibajos en la ambientación, con zonas muy bonitas y cuidadas, y otras demasiado simplonas e incluso un poco feas. No deja de ser una producción bastante modesta, y es normal que no hayan podido mantener el mismo listón a lo largo de una aventura tan grande.
El diseño de enemigos y sus animaciones sí que cumple en todo momento, como hemos dicho antes son muy variados y abundantes, algo en lo que acaban escatimando muchos juegos de este estilo, pero que en Blasphemous han considerado prioritario, lo que nos parece un acierto.
En definitiva, estamos ante un juego por momentos bastante bonito y sobre todo llamativo, pero menos de lo que podía parecer en un principio, y encima nos hemos topado con unos cuantos bugs con nuestro personaje atravesando todo tipo de superficies y quedándose atascado, lugares de los que hemos podido salir a duras penas tras un buen rato intentándolo. Necesita un poquito más de pulido, y ya nos han avisado de que están trabajando en un importante parche para esta misma semana, aunque debemos dejar claro que al menos en nuestra partida estos problemas no han sido tan abundantes como para considerarlos demasiado graves.
El sonido y la música están en sintonía con la ambientación, con acordes de guitarra que nos hacen recordar que estamos ante una versión oscura y retorcida de Andalucía, algo que nos parece bien enfocado, aunque al final por la falta de variedad se nos ha acabado haciendo muy pesada, y nos parece uno de los apartados más débiles. También cuenta con voces en inglés, en unas interpretaciones bastante modestas, y unos necesarios textos en español.
Castlevania made in Spain
Blasphemous es una más que recomendable aventura de acción, plataformas y exploración con una ambientación muy atractiva, y que cogiendo elementos de fórmulas muy conocidas, como los Souls y los metroidvania, consigue construir algo propio, que tiene mucho encanto. Un juego muy absorbente y desafiante, que aunque con sus fallos, tanto técnicos como jugables, si os gustan este tipo de aventuras seguro que lo vais a disfrutar muchísimo, es sorprendentemente adictivo.
Hemos realizado este análisis en su versión de Xbox One X con un código que nos ha proporcionado Team 17.