Análisis Amnesia: Rebirth, terror clásico con una historia muy cuidada (PC, Xbox Series X/S, Xbox One, PS4)

Primero con los Penumbra (2007, 2008) y sobre todo luego con Amnesia: The Dark Descent (2010) los suecos Frictional Games marcaron el devenir de los juegos de terror de la última década, influyendo en centenares de imitadores que con mayor o menor fortuna apostaron por la perspectiva en primera persona y el evitar los enfrentamientos directos, llegando incluso a inspirar a sagas tan populares como Resident Evil. En 2015, en lugar de seguir apostando por la fórmula que tantas alegrías les dio, nos sorprendieron con SOMA, una aventura de ciencia ficción centrada en la narrativa, que nos parece una de las mejores historias que hemos disfrutado en los últimos años en un videojuego.

Ahora, cinco años después, regresan con Amnesia: Rebirth, un aparente regreso a los orígenes, con el que han intentado unir las mayores virtudes de sus dos anteriores trabajos. Por un lado, la genial jugabilidad, tensión y atmósfera del terrorífico Amnesia, una aventura que destacaba sobre todo en el plano jugable, con una historia bastante olvidable; por otro, la cuidada y elaborada narrativa de SOMA, un juego que flojeaba en lo mecánico, como survival horror. Así, queda clara la apuesta de este nuevo Amnesia, con el que Frictional Games han querido dar lo mejor de sí en lo jugable pero también en lo narrativo, ¿lo habrán conseguido?

#resiliencia

Este nuevo Amnesia se ambienta en pleno desierto en Argelia en los años 30, y nos pone en la piel de Tasi Trianon, la superviviente de un accidente de avión que despierta sola y habiendo perdido la memoria, por lo que desde los primeros minutos tendremos que averiguar junto a nuestra protagonista qué ha ocurrido, sobreviviendo en unas duras condiciones mientras recogemos poco a poco pequeñas piezas del puzle narrativo, en forma de textos y objetos, nada muy original, aderezado con algunos flashback.

Ya desde los primeros pasos nos damos cuenta que aquí la historia va a tener mucho más peso que en el primer Amnesia, aunque sin renunciar en ningún momento a lo que hizo de aquel un título inolvidable, su terrorífica propuesta jugable. La oscuridad vuelve a tener un protagonismo fundamental, y tendremos que recoger constantemente cerillas que debemos usar con mucha cabeza, al igual que gestionar sabiamente el aceite del farol para alumbrarnos siempre que lo necesitemos, y así guiarnos por sus oscuros y laberínticos escenarios.

No solo necesitamos la luz para saber por dónde ir, sino también para que nuestra protagonista no pierda la cordura y no colapse de puro miedo, una mecánica heredada del primer Amnesia y que funciona sensacional, nos permitiéndonos quedarnos agazapados durante minutos en plena oscuridad o muy cerca de una amenaza

Como ya os imagináis hay amenazas a las que no podemos enfrentarnos directamente, siempre tenemos que escondernos y huir, y en los primeros compases de la aventura, prácticamente en su primera mitad (en total nos ha durado unas 9 horas), estos enemigos son muy enigmáticos, esquivos y esporádicos, lo que siempre funciona genial en un relato de terror, ya sea una película o en un videojuego: una amenaza invisible -o casi- que no deja que generarnos tensión. Pero como también suele ocurrir en muchas de estas historias, en su tercio final los monstruos cobran demasiada presencia, y se acaba perdiendo el encanto de las primeras horas, cuando sus apariciones se dosifican mucho mejor.

En el arranque de la aventura tenemos una genial mezcla de exploración, narrativa y puzles -no demasiado complejos, pero cada vez más raros de ver- que hacen que sea un juego entretenidísimo. Si bien no reinventa la rueda en un género tan sobreexplotado, sus creadores demuestran su talento y lo bien que manejan este tipo de aventuras, con una dificultad muy bien medida y gran manejo del ritmo, que hace que te apetezca siempre seguir jugando un poquito más para ver qué es lo siguiente que proponen, con situaciones que nunca duran más de lo que deberían.

Hay un par de momentos en los que el juego se abre bastante, con escenarios amplios para explorar con varios objetivos que podemos resolver en diferente orden, y que es donde nos parece que Amnesia: Rebirth brilla más, cuando explota sus sencillas mecánicas jugables y pone el foco la exploración, la oscuridad y los acertijos, al igual que hizo el inolvidable título de hace diez años. Pero luego, en otros momentos, especialmente el tercio final, se vuelve mucho más lineal, incluso pasillero, apostando por situaciones que nos gusta llamar "del tren de la bruja", y es aquí donde nos parece mucho más vulgar, ya que esto lo han hecho otros muchos juegos en los últimos años, e incluso mejor, como en Outlast.

Según avanzamos en la aventura la narrativa va tomando más protagonismo, incluso demasiado en sus últimas horas en nuestra opinión, porque si bien hay que reconocer que la historia es muy elaborada, interesante y enigmática, con algunas ideas bastante buenas, finalmente no nos parece para tanto, un relato fantástico no demasiado original que no merecía tanta atención como para por momentos quitarle el protagonismo al genial apartado jugable. Para que os hagáis una idea, con una comparación que nos parece justa, su historia está muy lejos de ser tan interesante como la de SOMA.

Al final, querer hacer un juego tan narrativo como su anterior trabajo y a la vez recuperar todas las virtudes del primer Amnesia ha dado como resultado una aventura notable pero un tanto irregular: por momentos nos ha parecido sensacional, de las mejores experiencias de terror que hemos tenido en los últimos tiempos; pero en ocasiones, especialmente en su tramo final, la sobreexposición de las amenazas, el volverse pasillero y el dar tanta importancia a la historia hacen que deje un ligero sabor amargo.

En lo audiovisual ninguna queja. Es muy austero técnicamente sí, pero no hay que olvidar que está hecho por un equipo de 15 personas, e incluso así, aunque sea muy limitado gráficamente, consiguen crear imágenes y atmósferas muy estimulantes, haciendo un genial uso de la luz y la oscuridad, que tiene un papel fundamental en lo jugable. En lo sonoro también cumple, notablemente incluso con sus terroríficos efectos de sonido, siendo uno de esos títulos en los que es especialmente recomendable jugar con cascos para meterte de lleno en la experiencia.

Diez años no es nada

No lo tenían fácil con esta secuela, al carecer del factor sorpresa del primero y al llegar tras cientos de imitadores, que han hecho que el género de las aventuras de terror en perspectiva subjetiva este un poco -o un mucho- quemado. Su apuesta, coger lo mejor del primer Amnesia y ofrecer una historia tan trabajada como la de SOMA, algo que funciona razonablemente bien la mayor parte del tiempo, pero nos parece mucho mejor cuando se asemeja más al primero que al segundo, básicamente porque su historia no nos ha terminado de enamorar, aunque hay que reconocer que está muy trabajada. Pese a esto, estamos ante una nueva muestra del talento de Frictional Games, aunque nos parezca un pequeño paso atrás en su trayectoria, y un juego que nos ha hecho preguntarnos cómo podría volver a sorprendernos una aventura de terror, un género que parece un tanto estancado y falto de nuevas y buenas ideas.

Hemos realizado este análisis en su versión de PC con un código que nos ha proporcionado Evolve PR.