Análisis de Pikmin (GameCube)
Pues algo así es Pikmin, y es simplemente fantástico.
Pero en medio de la confusión general, y al empezar a dar los primeros pasos en el inhóspito lugar topamos con un llamativo descubrimiento. Una especie de cebolla, que al acercarnos nos sorprende lanzando una semilla al suelo, que al crecer un poco y arrancarla nosotros se convertirá en… ¡un Pikmin!
- Los Pikmin rojos son, por llamarlo de alguna manera, los Pikmins "de batalla". Serán, posiblemente, los que más cultivéis, y son los Pikmin más efectivos a la hora de luchar. También son resistentes al fuego. Son los primeros que encontraremos.
- Los Pikmin amarillos son los más ligeros y los podemos lanzar más alto que las otras dos razas; también tienen la capacidad de coger y lanzar bombas.
- Por último, los Pikmin azules tienen la habilidad de nadar, y de resistir el agua, lo cual hace que tengamos que echar mano de ellos cuando queramos cruzar cualquier zona encharcada.
Las habilidades de unos no las tienen los otros, y por ello los Pikmin rojos y amarillos perecerán en el agua, y los Pikmin amarillos y azules se encenderán como una vela si se acercan al fuego.
Hay una "cebolla" por cada raza de Pikmins.
Tendremos que plantar nuevos Pikmin, y para ello necesitamos alimento, que se puede conseguir de dos formas: La primera obteniendo una especie de ficha de color con un numerito, que indica el número de Pikmins que puede engendrar y que son necesarios para cargar con ella. La segunda es con la carne de los enemigos caídos. Todos estos objetos deberán ser llevados a hombros por los Pikmin a su correspondiente cebolla, y tal vez éstos lleven los objetos a la cebolla que no queremos (según sean mayoría de un color). Como es evidente, es preferible que las fichas de un color vayan a la cebolla de ese color.
Para actuar con los Pikmin, tendremos que ponerlos a nuestras órdenes y eso lo haremos con una especie de silbato que crea una onda, bajo la cual todos los Pikmin se ponen a nuestras órdenes. Los Pikmin nos seguirán a donde vayamos, y podremos dirigirlos parcialmente pulsando el mando analógico C. Podremos mandar que se queden quietos, dejando de estar a nuestras órdenes, y podremos lanzarlos por los aires con el botón A. Por último, los Pikmin tienen cierta iniciativa propia que les hace atacar a un enemigo, intentar cargar con un item o buscar esa especie de moco amarillo que hace que les salga una flor en la cabeza.
Este parrafo resume a grandes rasgos la jugabilidad de Pikmin. Utilizando esos poderes y movimientos, tendremos que resolver todo tipo de puzzles en los niveles: solo tendremos dos limitaciones: un máximo de 100 Pikmin en el nivel y/o bajo nuestras órdenes, y la puesta de sol, tras la cual todos los Pikmin deben volver a sus naves, o de lo contrario serán devorados por los coloridos depredadores. Por lo tanto, mientras dure el día tendremos que estar de un lado para otro, supervisando las tareas de nuestros Pikmin o luchando con los depredadores con los que nos encontremos. Será una situación típica el tener a 30 Pikmin trabajando en un puente, mientras otros 20 intentan derribar un muro y luchamos contra un enemigo con los 50 restantes.
Las piezas de nuestra naves están dispersas en varios niveles, y cada nivel es un mundo en sí, con sus criaturas, su entorno y sus pequeños detalles que conforman un gran puzzle. La misión del día no consistirá en obtener una sola pieza, sino que tendremos que ir avanzando paso en paso a cada nivel para poder acceder a donde se encuentra cada pieza, y luego conseguir que nuestros Pikmin la cojan, donde normalmente habrá un puzzle con su propio "intríngulis".
El último de los aspectos importantes, y que no debemos dejarnos en el tintero, es la lucha con los enemigos. Nos enfrentaremos a varios tipos de enemigos, cuya labor principal será intentar comerse (o simplemente matar, como las ranas) a nuestros Pikmin. Cada enemigo tiene su propio punto débil, aunque una táctica que siempre es útil es lanzar a los Pikmin sobre ellos, produciéndoles mucho más daño y haciendo que sea casi imposible que se zafen de nuestros pequeños plantianimales. Una táctica casi infalible es abrumar al enemigo con una gran cantidad de Pikmin, rodeándolo y acabando con el rápidamente, sin darle tiempo a que merme nuestras filas.
Mención aparte merecen los efectos de iluminación, destacando el paso del amanecer al atardecer con los cambios en la luz que ello supone, y también destaca la animación de los Pikmin y de los enemigos con los que nos enfrentaremos durante el juego.
Pikmin es una pequeña joya de la creativa que todo el mundo debería probar. Si bien es cierto que su duración es escasa, dicha característica parece una constante en los últimos juegos de Nintendo, y quizás –como en el caso de ICO- se haría algo repetitivo de ser más largo. No es algo que excuse su duración, pero aún así, y siguiendo la pauta trazada por la genialidad de SCEE, Pikmin se convierte en una bocanada de aire fresco para GameCube, especialmente tras un catálogo inicial plagado de conversiones y remakes. Algo original, novedoso, jugablemente maravilloso, y que realmente muestra la "Nintendo Difference" que tanto clamaban los responsables de la compañía. Un experimento de exitoso resultado. Y el inicio de una saga que puede dar mucho de sí si no se estanca y sigue innovando. Como siempre ha hecho Miyamoto. Como casi siempre logra Nintendo. Gráficos preciosistas, animadas melodías, jugabilidad perfecta rebosante de esa magia tan especial, y un concepto antiguo llevado a la actualidad magistralmente. Sí, es Lemmings en 3D, pero… nadie hasta ahora lo había hecho (bien). Y de qué manera lo ha hecho Nintendo. Una obra maestra que muchos copiarán. Seguro.
Aleix Ibars
Nintendo ha logrado sacarse de la manga una nueva maravilla, y sin duda alguna el juego más original desde el lanzamiento de GameCube. Los títulos de lanzamiento de Nintendo han sido buenos, pero salvo Luigi’s Mansion, no han sido más que versiones con un lavado de cara de éxitos anteriores. Sin embargo, Pikmin es diferente; aparte de la nueva idea de juego que supone, aunque inspirada en otros juegos como Lemmings, Pikmin posee un excelente diseño en sus seis niveles, con puzzles muy bien pensados y con el añadido del tiempo que, como pasa en otros juegos, ayuda a que el juego sea mucho más difícil, duradero y adictivo.
Y los que critiquen a Pikmin por ser infantil, esta vez andan totalmente desencaminados. Tras ese alegre y brillante colorido y esas criaturas adorables e inocentes se esconde uno de los juegos más explícitamente violentos que han existido. La aparición del capitán Olimar en ese planeta es un buen ejemplo de la destrucción del ecosistema para uso del ser humano; Olimar esclaviza a toda una raza, que utiliza para encontrar las piezas de su nave, arrasando fauna y flora a su paso. Los combates parecen graciosos, con los Pikmin rodeando a la mariquita gigante o saltando sobre ella; que no os engañen los vivos colores, es un brutal linchamiento en toda regla, ¡y la pobre mariquita estaba durmiendo!. Los Pikmin son criaturas absolutamente letales y genocidas. De la misma manera que 10 moscas pueden vencer a una araña, 100 Pikmin hacen que Atila parezca una monja de clausura. No juguéis antes de dormir.
Pablo Grandío