Análisis de Pikmin (Wii)
Sin duda, una de las compañías que más éxito está consiguiendo en esta generación es Nintendo, que gracias a su nuevo modelo de negocio ha expandido la industria del videojuego hasta límites inimaginables. Por desgracia, la consola por la que apostaron la generación pasada, Gamecube, no corrió la misma suerte que su predecesora, por lo que muchos de los juegos estrella de ésta pasaron desapercibidos ante el público que a día de hoy posee una Wii.
Con el fin de enriquecer un poco más el catálogo y -de paso- rescatar viejas glorias, Nintendo presenta una nueva línea de videojuegos llamada New Play Control, cuya principal baza es la adaptación de juegos de Gamecube aprovechando las funcionalidades del wiimote. De esta manera, uno de los primeros juegos que aparecerán en el mercado europeo será Pikmin, la famosa serie de estrategia que sorprendió a los usuarios de la consola morada gracias a un derroche de originalidad poco antes visto en la industria, mientras que en Japón disfrutarán antes de Mario Power Tennis.
Una historia de zanahorias Pikpik
La historia de Pikmin cuenta cómo el Capitán Olimar, un humanoide que regresa a casa en un viaje espacial, choca contra un asteroide fuera de control, desviándole de la ruta principal y aterrizando forzosamente en un planeta desconocido. Por si esto fuera poco, el impacto con la atmósfera ha hecho que las piezas más importantes del cohete -30 para ser exactos- se desprendieran, cayendo en distintos puntos del planeta. ¿Nuestra misión? Conseguir las piezas vitales de Dolphin -una clara referencia al nombre en clave que tuvo durante determinado tiempo Gamecube- y volver sano y salvo a casa en menos de 30 días, pues la oxigenación del planeta es incompatible con el sistema respiratorio de Olimar.
Así pues, en la búsqueda de las piezas, Olimar se encuentra con una extraña planta que desprende una semilla que, al poco tiempo, brota y se convierte en una forma de vida completamente inusual: una especie de humanoide de color rojo acabado en flor. Anotando en su diario dicho descubrimiento, Olimar decide llamar a este peculiar ser pikmin, dada su similitud con las zanahorias Pikpik, su comida favorita. Explorando un poco más en estos seres, Olimar se da cuenta de que la ayuda de estos seres puede ser un requisito más que indispensable si planea volver a casa sano y salvo.
Sin Pikmin no hay diversión
Pocos fueron los que en su día apostaron por los juegos de estrategia en tiempo real en videoconsola. El combo teclado y ratón hace las delicias de los jugadores más dedicados al género, y en muchas ocasiones hemos visto como las adaptaciones a consola de juegos de estrategia nunca han llegado a buen puerto. Sin embargo, Shigeru Miyamoto ideó una nueva obra de estrategia pensada única y exclusivamente para videoconsola, siendo el resultado más que notable tanto para usuarios como para crítica.
La idea original del juego es de lo más sencilla a la par que divertida: tendremos que reunir el mayor número de pikmins disponibles para llevar a cabo las tareas de exploración del planeta. El cómo hacerlo es la clave de la jugabilidad de la obra, pues tendremos que ir aumentando el número de seres en función de lo que vayamos encontrando por el camino. Por ejemplo, empezamos con un solo pikmin, indefenso ante cualquier peligro e ineficaz para las tareas más difíciles de exploración, sin embargo, bastan dos manitas para transportar el "néctar" de una flor característica a la nave nodriza de los pikmin, engendrando nuevas semillas que se transformarán en nuevos ayudantes. De la misma manera necesitaremos a nuestros "súbditos" para transportar las piezas de la nave, construir puentes para cruzar ríos, destrozar muros e incluso evitar que un monstruo gigante se coma al astronauta. Siendo francos, las habilidades de Olimar -aparte del liderazgo- son más bien nulas, por lo que tendremos que estar atentos al contador de pikmin que aparece en pantalla. No queremos estar envueltos en una batalla en la que -solos- no podemos ganar.
Por otro lado cabe destacar que no todos los pikmins son completamente iguales, sino que existen tres especies distintas, cada una con sus habilidades y carencias. De este modo contamos con los pikmins principales, los rojos, quienes son resistentes al fuego; los azules, que podrán ir por el agua; y por último los amarillos, quienes además de ser resistente a la electricidad, podrán llegar más alto si Olimar los lanza. Hay que tener en cuenta que los pikmins son unos seguidores más que fieles, por lo que si atravesamos un lago y no les decimos a los pikmins no resistentes al agua que se detengan, éstos lo cruzarán, con la correspondiente muerte de los animalitos.
Quizá uno de los problemas más sonados del juego, y que persiste en esta versión, es que la mayoría de nuestros amiguitos nos seguirán "en línea recta", lo que significa que nuestros pikmins en ocasiones se quedarán atrapados entre las rocas, arboles y demás obstáculos si no les esperamos y "acompañamos" en el movimiento. Por ejemplo: Olimar se encuentra acompañado de un buen pelotón, sin embargo, nuestro protagonista cruza una puerta y acto seguido gira hacia un lado bruscamente, lo que hará que los pikmins no entren por la puerta sino que se queden atrapados en la pared cercana a la puerta. Habrá que ir a ritmo de pikmin si no queremos que nos dejen vendidos.
Novedades
Partiendo de la base de que el juego original de Gamecube ya tenía un control más que exquisito, la versión de Wii no hace sino potenciar aún más la sencillez del juego, así como las posibilidades a la hora de dar órdenes y comandos a nuestras tropas mediante el mando principal de la consola y el nunchuck. Así pues controlaremos a Olimar con el stick analógico, mientras que con la cruceta tendremos la posibilidad de cambiar entre distintas vistas: desde más lejos, a más cerca, pasando por una vista en picado ideal para los mapas grandes. Aunque también podremos colocar la cámara detrás del protagonista mediante un simple toque de botón.
No obstante la gran mejora del control tiene como protagonista el puntero del wiimote, que nos servirá para tener un control más preciso sobre las órdenes que el pequeño astronauta dará a sus ayudantes. De esta manera podremos llamar a los pikmins mediante un pequeño círculo que aparecerá en pantalla y que manejaremos con el mencionado puntero, facilitando en gran parte la labor de "recuperación" de pikmins esparcidos por el mapa. También se verá simplificado el lanzamiento de pikmins, inevitablemente necesario para avanzar a lo largo de la aventura, pues tendremos que arrojarlos contra enemigos, puertas, o demás puzles para que los pequeños entiendan qué deben hacer. La acción se realizará mediante el puntero del mando principal, confirmando la acción con el botón A.
En esencia, las novedades que incluye esta revisión de la obra de Shigeru Miyamoto se basan principalmente en el control del mando, que, dicho sea de paso, aumenta considerablemente la adicción del juego, dotando a éste de un mayor dinamismo y sensación de control. Atrás quedaron esas acciones bruscas, rápidas e ineficaces que tanto empleamos en los últimos niveles del juego. Gracias a este nuevo control, tendremos la sensación de estar dirigiendo a nuestros pikmins de la manera más eficaz posible. Sin complicaciones.
Sin embargo, no todas las novedades acaban aquí. Nintendo tiene presente que uno de los problemas más criticados de Pikmin fue la del control del tiempo (elemento que más adelante fue arreglado en la secuela del título), pues para el jugador poco experimentado reunir las 30 piezas de la nave en tan solo un mes de juego se convertía en una tarea más que difícil. En la versión de Wii, pese a seguir contando con el tiempo límite de 30 días, tendremos la posibilidad de poder cargar el juego desde el día que queramos (siempre y cuando lo hayamos superado), por lo que si nos hemos olvidado alguna pieza podremos hacerlo sin miedo a que se nos acabe el oxigeno, obligándonos a comenzar el juego de nuevo tal y como ocurría con el original.
Gamecube, la reina de la ambientación
En su día, uno de los aspectos más destacados de la obra original fue su apartado gráfico, que mostró por primera vez en una consola una cantidad más que envidiable de personajes sin ralentizaciones de ningún tipo. La cantidad de pikmins en pantalla, además de las acciones de Olimar, no repercutieron en absoluto en la jugabilidad del título, y, como era de esperar, en la versión de Wii tampoco tendremos ningún problema aunque contemos con un número inimaginable de acompañantes.
Así mismo los gráficos del juego, pese a tratarse de un calco del original de 2001, son de lo más preciosistas y vistosos, ofreciendo localizaciones tan destacables como el "Bosque de la Esperanza", cuya vegetación y fauna dejaron,en su día, boquiabiertos a más de uno. Lamentablemente a más de uno le echará para atrás que no hayan revisado el apartado gráfico, aun tratándose de un juego con un acabado tan notable como éste. La revisión cuenta, además, con un modo panorámico, ideal para las nuevas televisiones que habitan en el mercado.
La música que acompaña al juego es perfecta, acompañándonos en todo momento con temas de lo más melancólicos y curiosos, aumentando significativamente la inmersión del jugador en un planeta desconocido. Las melodías, pese a estar ligeramente desfasadas en cuanto a términos de calidad auditiva, cuentan con la suficiente ternura como para ponernos en la piel de Olimar y sus pequeños amigos. Además, tal y como ocurría en el original -y lo que suele ocurrir en muchos títulos marca Nintendo- Olimar carece de voz, por lo que seremos nosotros quienes dotemos al protagonista de una voz característica imaginándonosla.
Ya a la venta
El regreso de Pikmin a la industria del videojuego no ha sido como todos esperaban. Esta primera entrega de Wii y estreno del sello New Play Control cuenta con los suficientes ingredientes como para convertirse, de nuevo, en uno de los referentes en cuanto a estrategia en tiempo real se refiere. Sin embargo, para todos aquellos jugadores que ya completaron el juego en Gamecube, que no son pocos, las novedades incluidas en esta revisión pueden antojarse un poco cortas, pues no hay nuevos modos de juego, una revisión palpable de los gráficos o añadidos interesantes más allá del control, que ya es mucho.
Por suerte, uno de los factores decisivos a la hora de hacernos con un videojuego es la relación calidad-precio, que precisamente en la línea New Play Control y con este Pikmin en especial, cumple notablemente. El juego ya está a la venta en los centros especializados a un precio recomendado de 29.95€.