Análisis de SteamWorld Dig eShop (Nintendo 3DS)
No cabe la menor duda de que la eShop de Nintendo, especialmente la de 3DS, es una gran fuente de títulos independientes, y una buena cantidad de ellos atesoran una gran jugabilidad. Suelen ser los candidatos perfectos para rápidas escaramuzas en las que a uno no le apetece jugar algo más profundo, también para disfrutar de muchos juegos de la extinta "ladrillo" GameBoy de los que muchos guardamos recuerdos imborrables en nuestra memoria, y por supuesto también hay lugar para otros títulos en los que uno se pregunta por qué no han llegado a salir en formato físico, como es el caso del juego que ocupa este análisis. Y todo ello por unos precios bastante asequibles, aunque morralla también hay, y el usuario es quien tiene la última palabra.
Este juego es una mina
El juego nos pone en la piel de Rusty, un robot que se encuentra en el lejano oeste de un mundo postapocalíptico, y que acaba de recibir como herencia de su tío Joe una mina al lado del semiabandonado pueblo de Tumbleton.
En realidad, su tío desapareció mientras cavaba más y más profundo en busca de los restos de una antigua civilización que existió hace muchísimo tiempo, así que Rusty viene a ver qué minerales y metales preciosos puede encontrar para ganar algo de dinero.
Bajo esta premisa sólo nos queda meternos de lleno en la mina y empezar a cavar hacia lo más profundo, explorando cuevas y cargando nuestros bolsillos de materiales para luego sacarlos al exterior, tasarlos y convertirlos en dinero, que a su vez nos servirá para comprar actualizaciones y herramientas que nos hará más fácil la exploración.
Así, al principio sólo contaremos con la ayuda de un pico de mala calidad y una pequeña linterna para mostrarnos el decorado, pero a medida que avanzamos la aventura podremos comprar picos más poderosos y toda una serie de mejoras que potenciarán nuestro personaje de diferentes maneras. El pueblo de la superficie también reflejará nuestro progreso mediante nuevas tiendas y personajes. En realidad, el juego gira en torno a escrutar cada rincón de la mina, lo que unido a las posibilidades de subir las habilidades de nuestro oxidado robot, nos recuerda mucho a un Metroid o un Castlevania.
A los pocos minutos de empezar la partida nos daremos cuenta de que no sólo se trata de darle al pico y cavar hacia delante (hacia abajo más bien), sino que hay un componente de estrategia en los túneles que excavamos, ya que los cambios que hacemos quedan guardados de forma permanente. También tenemos que tener en cuenta ciertos elementos del decorado, como por ejemplo piedras, para que no nos estropeen un suculento botín que acabamos de descubrir.
El juego está en inglés, pero no supone un obstáculo ya que, aunque no nos llevemos bien con el idioma de Shakespeare, hay indicadores que nos muestran hacia dónde dirigirnos en todo momento, y además este título es muy intuitivo y fácil de jugar. Cuanto más abajo, más dificultad en forma de enemigos y trampas, y más largo será el recorrido hacia la superficie, donde tenemos que volver para vaciar nuestros bolsillos y mejorar nuestro personaje, pero se han incluido una serie de teletransportadores que nos ahorrarán minutos de regreso, eso sin contar con las mencionadas mejoras y objetos de tienda que nos ayudarán enormemente.
El ritmo de juego se adapta como un guante a nuestras pretensiones. Tanto podemos ir poco a poco en partidas cortas, como bajar a toda velocidad en la búsqueda del artefacto maldito destruye-civilizaciones. Pero el final es relativamente fácil de alcanzar, dependiendo de nuestra habilidad y de nuestras ansias por no dejar nada por ver, podemos finalizar la aventura en unas 6 o 7 horas, ¿y qué nos queda después? Los desarrolladores de Image&Form se han asegurado de que en cada partida nueva que empecemos se genere un mapeado aleatorio, de tal manera que ninguna partida será completamente igual a la anterior. Al final nos queda un regusto que nos llamará de viva voz a empezar otra partida, mejorando nuestros resultados finales, con menos muertes, con menos tiempo, más enemigos destruidos, gracias a que ya tenemos la experiencia y sabemos cómo hacerlo mejor.
En cuanto al apartado técnico, hay que decir que está a la altura de las circunstancias, con una buena biblioteca de animaciones, un acabado artístico de calidad y belleza, y diseños que exhalan un aire a western inconfundible, y lo mismo podríamos decir de la música, lo suficientemente discreta para no volverse repetitiva, con efectos sonoros en general buenos.
Steamworld Dig es un plataformas aventurero muy recomendable para despejar un poco nuestra mente de juegos con mayores dosis de complejidad que hay ahora mismo en el mercado, como pueden ser Animal Crossing New Leaf o Mario & Luigi: Dream Team Bros. Simple en concepto y directo en cuanto a jugabilidad, sin complicaciones, y con distintos finales en función del tiempo empleado para acabarlo, al estilo Metroid. Merece la pena hacerse con él y extraer una buena cantidad de diversión "alternativa".