Análisis de Rhythm Thief y el Misterio del Emperador (Nintendo 3DS)
Los juegos musicales siempre han estado presentes de una forma u otra, aunque lo cierto es que en los últimos años han sufrido un gran auge, especialmente por la moda de los instrumentos (que afortunadamente para el espacio en nuestros hogares parece haber terminado). En cuanto a las consolas portátiles, las propuestas no solían incluir periféricos (aunque algún caso hay) sino que se centraban en el ritmo, ya sea con botones o con las capacidades táctiles, como pasaba en Nintendo DS. Combinando la pantalla táctil con el uso de botones nos llega ahora una nueva propuesta musical. Rhythm Thief y el Misterio del Emperador, un juego en el que la música no lo será todo.
Lo primero que nos gustaría decir es que la demo no le hace justicia para nada al juego, ya que Rhythm Thief y el Misterio del Emperador es mucho más que una serie de minijuegos musicales uno detrás de otro, por lo que si esta te decepcionó, te recomendamos que le des otra oportunidad.
Descubre los secretos de París
Un elemento muy importante, aunque pueda chocar en un principio tratándose de un juego musical, es la historia, que nos irá acompañando a lo largo de varias horas (puede llegar a durante 8 horas sin que te entretengas en mejorar puntuaciones). Comienza de una forma muy enigmática, con un extraño hombre robando el sarcófago de Napoleón Bonaparte y resucitándole por medio de algún ritual. Pero aunque este es el comienzo, no tardamos en conocer al que será nuestro protagonista, Raphael, aunque sin duda será más conocido por su alter ego, Phantom R, un ladrón de guante blanco que tiene alterada a la policía parisina por los continuos robos de obras de arte. Pero aunque es un ladrón, Raphael tiene su corazoncito, y su próximo objetivo a robar está relacionado con la desaparición de su padre y la única pista que le dejó. Pronto descubriremos que la cosa se complica y deberemos resolver un misterio mucho más complejo de lo que nos habíamos pensando en un principio. La historia, aparte de con imágenes estáticas se nos narrará a través de numerosos vídeos de estilo anime de gran calidad.
La historia, que es interesante y presenta personajes muy carismáticos, hace de hilo conductor para las distintas pruebas musicales, todas ellas muy bien integradas y con bastante sentido dentro del argumento, lo que hace que no sintamos que la historia es una mera excusa. A la hora de jugar, nos moveremos por un París en miniatura que tendrá distintas localizaciones, en cada una de las cuales podremos hacer cosas: hablar con gente, buscar por el escenario en busca de secretos o grabar sonidos. Por historia tendremos que ir a puntos concretos y, normalmente, deberemos superar un reto musical para avanzar (por ejemplo, uno de escondernos detrás de unas estatuas para colarnos en el museo del Louvre y robar un brazalete). A veces el juego presenta pequeños puzles, ya sea para abrir cerraduras o para quitarnos de en medio un personaje. En el primer caso son pruebas rítmicas muy sencillas y cortas, y en el segundo suelen requerir que grabemos un sonido y lo reproduzcamos (por ejemplo, el ladrido de un perro para asustar a un policía y que se marche). Estas situaciones, aunque no entrañan ninguna dificultad, son entretenidas y aportan variedad.
Sigue el ritmo de la música
Sin duda el poder recorrer la ciudad e ir pudiendo descubrir sus secretitos (aunque sea de forma sencilla) dan al juego un toque muy especial, pero lo cierto es que el corazón de Rhythm Thief y el Misterio del Emperador son sus retos rítmicos. Tenemos 50 de ellos (algunos comparten mecánica) que nos han parecido que tienen un buen nivel, algunos muy buenos y originales. Para superar estas pruebas tendremos distintas mecánicas, ya sean trazar líneas en una dirección concreta para bailar, pulsar en unos iconos determinados para escondernos tras unas estatuas, devolver un balón o incluso tocar un violín, todo ello siguiendo el ritmo marcado por la canción. Los minijuegos durarán unos tres o cuatro minutos cada uno, teniendo un par de pequeñas pausas durante los mismos (en el que algún personaje hará algún comentario, dándonos tiempo para descansar). Algo que nos ha gustado es que con superar el reto, aunque sea con la peor puntuación, podemos seguir avanzando, por lo que con paciencia y habilidad podremos acabar viendo el desenlace de la historia tras unas horas.
La dificultad del juego, aparte de irse complicando según avanzamos (con algunos minijuegos que nos harán que tengamos que repetirlos varias veces), está en el hecho de ir a por las más altas puntuaciones, y es que aunque el juego no nos pone las cosas excesivamente difíciles para avanzar, sí lo hace para conseguir buena nota, ya que los fallos penalizan bastante. Esto hace que sea un juego para todo el mundo: los que sean menos expertos podrán avanzar con un poco de esfuerzo, sin tener que frustrarse por no conseguir una cierta nota, mientras que los más expertos podrán ponerse a prueba para conseguir la mejor puntuación. En este último caso, tenemos que decir que es muy sencillo repetir una prueba, ya que una vez que la superemos pasará a estar disponible desde nuestro menú, pudiendo elegirla cuando deseemos.
Antes hemos comentado que el juego tiene 50 pruebas, pero no todas ellas pertenecen a la historia principal (aunque sí la mayoría). De vez en cuando nos encontraremos por las calles de París con personajes que nos propondrán nuevos retos, aumentando así nuestra colección de pruebas. No podemos dejar la oportunidad de comentar, sobre todo para los aficionados de Sega, que en el juego nos encontraremos guiños a sus juegos musicales, lo que a buen seguro sacará más de una sonrisa.
Más que un conjunto de minijuegos
Ya hemos hablado de la base del juego, que es la combinación de la historia y los retos musicales, pues van íntimamente ligados, pero también nos encontramos con otros detallitos que harán que se alargue el juego. Desperdigados por la ciudad nos encontraremos con sonidos que grabar que nos ayudarán a avanzar en la construcción de un instrumento secreto y una serie de notas musicales que nos permitirán completar una partitura muy especial, dejándonos ambas misiones secundarias con un premio. Además, por el escenario tendremos medallas que podremos utilizar para comprar cosas, ya sean algunos minijuegos que no estén el en el juego, vídeos e incluso objetos para que los retos musicales sean más sencillos.
En cuanto al modo multijugador, cuenta con juego local y con Street Pass, siendo una pena que no tenga modo online, ni siquiera para compartir nuestras puntuaciones, lo que se echa de menos. Para el juego local podremos competir en un total de ocho minijuegos, alguno de los cuales podremos jugar con una sola tarjeta, mientras que el modo Street Pass, un jugador nos retará a un desafío musical y si lo superamos, se hará nuestro fan. Cuantos más seguidores tengamos, más retos iremos desbloqueando.
Gráficamente el juego cuenta con un estilo muy atractivo, aunque no hace grandes alardes. Se ve bonito y recrea estupendamente la ciudad de París, ofreciendo escenarios muy reconocibles, mezclando una recreación 3D por la que nos movemos y una 2D de la escena en la que nos encontramos, con personajes también en dos dimensiones y en primer plano durante las conversaciones. Los minijuegos son todos en 3D con unos personajes que se mueven muy bien, aunque como decimos, no sorprenderá a nadie. Si queremos comentar que el 3D no termina de funcionar, desdoblándose bastante, por lo que acabamos desactivándolo o jugando con él al mínimo. Donde sí destaca más es en la secuencias de vídeo, que cuentan con una calidad muy buena, siendo además bastante numerosas.
En cuanto al sonido tenemos bastantes cosas buenas que decir, y una mala. Vamos a empezar por esta última: el juego no viene doblando a nuestro idioma. Es cierto que es un juego de este estilo no es necesario (sólo hay voces en momentos puntuales), aunque se echa en falta. A cambio hemos de decir que el doblaje inglés nos ha parecido muy bueno, con acentos y expresiones francesas que nos ayudan a meternos más en la historia. Doblaje aparte, el apartado sonoro del juego es muy bueno, con una calidad de sonido estupenda y con melodías pegadizas y con ritmo, siendo prácticamente todas composiciones propias (y alguna versión de algún clásico).
Una aventura musical que te cautivará
Este Rhythm Thief y el Misterio del Emperador es más de lo que aparenta. Tras la idea de "un juego musical más" o incluso "una especie de Ouendan" nos encontramos con una pequeña joya que nos mantendrá pegados a la pantalla de nuestra consola durante horas. Sin duda el hecho de haber ofrecido una historia como trasfondo a los minijuegos musicales ha sido un acierto, pues da más consistencia a todos y nos invita a seguir avanzando no sólo por el hecho de ir desbloqueando canciones. También nos encontramos con que los otros elementos que han introducido, como la exploración o los pequeños puzles, aunque sencillos, aportan bastante al resultado final. Sin duda ha sido toda una delicia y no podemos dejar de recomendar este título al que, nos tememos, que su demo va a perjudicar más que beneficiar, pues repetimos que no le hace nada de justicia.