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La historia de Elon Musk: De nerd a villano de James Bond

El célebre responsable de SpaceX y Tesla, y ahora Twitter, es uno de los emprendedores y filántropos más famosos de nuestra era. ¿Nerd o villano? Nuestro 'Tony Stark', tiene una historia que contar.
La historia de Elon Musk: De nerd a villano de James Bond
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Elon Musk es algo más que un simple empresario. El hombre más rico del mundo (aunque se turna el puesto con Jeff Bezos, fundador de Amazon), es el responsable de Tesla, la empresa de automóviles eléctricos y baterías, así como la cabeza visible de la empresa de exploración aeroespacial SpaceX, clave en la conquista de aquellos rincones que se encuentran más allá de las fronteras de la Tierra. Pero, ¿quién es? ¿Por qué es tan polémico? ¿Cómo puede cambiarlo todo a golpe de comentarios en redes sociales? ¿Hasta qué punto influirá su compra de Twitter por 44.000 millones de dólares en nuestro día a día? ¿Por qué es tan excéntrico? Os lo contamos.

Una historia que comenzó en Sudáfrica y arrancó en los primeros años de internet

La historia de Elon Musk comienza en Sudáfrica. Musk nació un 28 de junio de 1971, en Pretoria, Sudáfrica, en el seno de una familia acomodada. Su madre es la modelo y dietista Maye Musk, y su padre, Errol Musk, un ingeniero electromecánico y piloto, que hizo dinero al tener participaciones en una mina de esmeraldas. La relación con su padre siempre fue complicada, ya que el propio Elon lo ha descrito en más de una ocasión como "un ser humano terrible", aunque acabó viviendo con él cuando sus padres se divorciaron. Su madre también forjó su propia carrera, apareciendo en cajas de cereales Special K y en la portada de la revista Time.

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Como os podéis imaginar, Elon Reeve Musk el mayor de los tres hijos de la familia, y ciudadano de tres países, Sudáfrica, Canadá y Estados Unidos, no tuvo una infancia normal. Musk pasó gran parte de su infancia leyendo y jugueteando con los ordenadores. Siempre tenía una placa, un circuito o una serie de cables en la mano. Siempre fue un niño pequeño e introvertido, condenado al ostracismo por sus compañeros de escuela al pasar desapercibido para todos. O para casi todos. Y decimos casi todos porque Elon fue siempre el objetivo de los grandullones y abusones de la clase, que lo golpeaban siempre que podían y le robaban todo aquello que portaba día sí y día también. Es más: llegó a estar hospitalizado por una de esas palizas durante varios días.

Elon Musk Chiquito

Pero en 1983, con apenas 12 años, Musk dio su primer pelotazo. Programó y vendió un juego muy simple llamado Blastar para Comodore a una revista de informática por 500 dólares. Aunque él mismo se avergüenza de aquel título, dejó claro que su experiencia con los ordenadores y la creación de programas simples o de entretenimiento lo cambió para siempre. "No era gran cosa, pero me ayudó, eso sí, era mejor que Flappy Bird", ha afirmado Musk en alguna entrevista sobre este videojuego. Todo cambió en la adolescencia. Musk dejó de ser un pequeñajo débil y callado, creció lo suficiente, se puso en forma y comenzó a defenderse, aunque sus intereses estaban claros. "Mientras que la mayoría de la gente iba a una gran fiesta a pasárselo bien, a beber y a hablar de cosas como el rugby, Elon había encontrado su refugio en la biblioteca de la casa y se dedicaba a divertirse leyendo los libros", ha llegado a comentar el padre de Musk.

Musk en Sudáfrica
“Servir en el ejército sudafricano para reprimir a la gente negra... La verdad, no me pareció una buena forma de emplear mi tiempo"

Después de pasar su adolescencia y estudiar en el instituto en Sudáfrica, y antes de prestar el servicio militar obligatorio en su país, Musk se mudó a Canadá y pasó dos años estudiando en la Universidad de Queen en Kingston (Ontario, Canadá) junto a su hermano, Kimball Musk, aunque rápidamente se mudó a Silicon Valley en el caluroso verano de 1995 tras haber pasado una corta y pendenciera etapa universitaria en Pennsylvania, lugar en el que llegó a montar una discoteca en una residencia de estudiantes. Durante esos años, Musk trabajó como granjero, recogió basuras y se buscó la vida por apenas un puñado de dólares a la hora. Fue en California cuando se inscribió en un programa de doctorado en Física Aplicada en la Universidad de Stanford que acabó abandonando a los pocos días.

Es una etapa de exploración, confusa y extraña para el propio Musk, que no encontraba sentido a nada de lo que hacía. Pero en colaboración con su hermano Kimball, apenas 15 meses más joven que Elon, que se trasladó para vivir con Musk en California tras graduarse en finanzas, decidieron aventurarse en la primera etapa de la por aquel entonces salvaje internet. Imaginad por un momento lo que esto significó para ambos. Los hermanos decidieron lanzar una empresa startup a la cual llamaron Zip2, una especie de directorio gigantesco de negocios online, mostrando mapas y elementos de interés, como direcciones, teléfonos o una pequeña descripción. La idea cuajó, y con el tiempo y esfuerzos (Musk vivía en la oficina), los hermanos Musk encontraron un nutrido grupo de inversionistas para Zip2 y la convirtieron en una compañía exitosa de la noche a la mañana.

Musk coche

Estamos en 1999. Tras varios años de crecimiento, y con una internet que ya sí comenzaba a tomar forma, Kimball y Elon decidieron vender Zip2 al fabricante de ordenadores Compaq por 307 millones de dólares, una gran cantidad de dinero. Este fuerte empuje permitió a Elon fundar por su propia cuenta una especie de compañía de créditos y servicios financieros enteramente online, X.com, que en la época fue una verdadera locura. Imaginad una especie de banco o pasarela de pago enteramente online, en la que no existían sucursales propiamente dicha y en la que los servicios se otorgaban y ofrecían de manera remota a los clientes e intermediarios. Elon Musk adelantó la llegada de la banca digital cerca de dos décadas antes de que se convirtiera en la manera estándar de operar por este tipo de negocios.

Pero no lo salió del todo bien, al menos al principio. Tuvo que competir a cara partida con una empresa llamada Confinity, fundada por Peter Thiel y dos socios, tan solo unos meses después de X.com, que le puso las cosas difíciles durante un tiempo. Además, para acrecentar aún más esta rivalidad, hay que destacar que ambas oficinas tenían sus oficinas en el mismo edificio, lo que llegó a producir alguna situación incómoda. Pero del odio al amor hay un paso: las dos compañías se fusionaron en marzo de 2000 y tomaron el nombre de su producto principal y más exitoso, PayPal, un servicio de transferencia de dinero en línea, de persona a persona. ¿Os suena?

PayPal y Musk

La junta directiva de PayPal no tragaba a Musk. Las tensiones crecían, y la salud del sudafricano se resentía enormemente. Mientras Musk estaba camino de Australia para unas vacaciones muy necesitadas, la junta de PayPal lo despidió y nombró consejero delegado a Peter Thiel, que apostaba por trasladar los servidores del servicio a Windows y dejar Unix atrás. "Ese es el problema de las vacaciones, desde entonces descanso poco", se reía Musk al recordar el momento en una entrevista a la revista Fortune. En octubre de 2002, con el auge del comercio online, eBay, el conocido servicio de subastas, decidió apostar por la adquisición de PayPal, comiéndosela por completo e integrándola como plataforma de pago en su portal. Con una oferta de 1500 millones de dólares, Musk y sus socios accedieron al trato. Con apenas 31 años, Elon Musk, accionista mayoritario de PayPal, acabó teniendo 165 millones de dólares en acciones de eBay. Su historia acababa de comenzar.

Cambiando el mundo y pensando en otros planetas

Meses antes de vender PayPal, Musk ya soñaba con su próximo paso, y al mismo tiempo, con el de toda la humanidad: el espacio. A comienzos de los 2000, Elon fantaseaba con cohetes para todos, precios asequibles en el turismo espacial y un buen número de estaciones orbitales alrededor de la Tierra y sueños locos entre los que se incluían un plan para enviar ratones y plantas a Marte de cara a la colonización del planeta Marte. Fue esta pasión por el futuro y el ir más allá, lo que le llevó a abandonar PayPal y jugarse toda su fortuna en SpaceX y Tesla Motors, siempre llevado por la obsesión en las teorías que pudiesen cambiar el rumbo de la humanidad generando grandes impactos en el futuro.

Musk quiere garantizar el futuro de la humanidad a través de las energías sostenibles y la conquista de Marte

Primero fue internet, y luego la conquista espacial y el uso de energías renovables para frenar el cambio climático. En 2002, mientras estaba involucrado en la citada pasarela de pago digital, decidió fundar la compañía de viajes espaciales SpaceX, y en 2003, un año más tarde, hizo lo propio con Tesla Motors, su empresa centrada en la fabricación de coches eléctricos. Esta última le costó algún que otro disgusto, peleándose con los socios y la junta directiva, algo que llevó a Elon Musk a un tortuoso proceso judicial y constantes visitas a los tribunales. Tras lucharlo, en 2008 asumió el cargo de director ejecutivo de Tesla, y empezó su diversificación.

Tesla y Musk

En apenas una década, Musk había pasado de ser un nerd de internet, un nombre más de la burbuja de las puntocom, a convertirse en un millonario inteligente y una celebridad pop, con buen ojo y capaz de fundar empresas en los más variados sectores de la investigación y la tecnología. En 2006 fundó una prometedora compañía de energías renovables, SolarCity, inspirado por la revolución de la energía solar y el autoconsumo y producción energética a nivel de usuario. Tesla lo motivó a pensar en abaratar los costos de la energía solar, intentando que el usuario siempre tenga el control de aquello que produce y consume, sin pasar por empresas suministradoras o intermediarios que encarecen el precio de la factura. Como os podéis imaginar, no le hizo gracias a nadie.

Cuatro años más tarde, en 2010, decidió invertir una absurda cantidad de dinero en una prometedora empresa de biotecnología, Halcyon Molecular, que deseaba secuenciar el genoma humano en menos de un minuto, intentando extender la esperanza de la vida humana gracias al conocimiento profundo de nuestro ADN. Halcyon Molecular fue uno de sus mayores caprichos, y a la postre, uno de sus mayores fracasos. La empresa cerró en 2012 sin lograr nada.

SpaceX

Pero este tipo de traspiés y golpes no le han supuesto ningún tipo de impedimento para ir más allá. Musk siempre ha intentado contestar a las grandes preguntas con respuestas igualmente grandes. Apenas un año más tarde de este golpe, y cansado de los problemas derivados de los atascos de grandes ciudades de la costa oeste de Estados Unidos como los que se viven día sí y día también en Los Ángeles y San Francisco, diseñó Hyperloop One, un enorme sistema de comunicación entre ambas urbes. Hablamos de un sistema de transporte masivo de alta tecnología que buscaba y busca conectar a través de una red de túneles alimentados con energía solar ambas ciudades. Es un proyecto colosal, de difícil realización, pero que está comenzando a dar sus primeros pasos. En 2016, y tras observar lo caro que era diseñar y tunelar este tipo construcciones, y tras asumir el elevado coste que requería la producción de esta idea, creó The Boring Company.

Sí, Musk se lo guisó y se lo comió: fundó una empresa dedicada a la producción de las obras y al diseño de tecnología básica de cara a acortar los plazos con respecto a la implementación de Hyperloop One. A través de lo que es una constante en su vida, en 2016 fundó Neuralink, una compañía de nanobiotecnología, que intenta conectar el cerebro humano con la inteligencia artificial, apostando por el concepto de trascendencia y buscando curar enfermedades como la depresión gracias a los implantes wereables, algo para lo que ha tenido incluso la aprobación de la FDA de Estados Unidos.

Musk y su cápsula
“¿Cuáles son las tres cosas que tendrán mayor impacto en el futuro de la humanidad?“

Para Musk, la Tierra está condenada. Como otros científicos y astrónomos, el sudafricano cree que la supervivencia de la humanidad está en el espacio. El riesgo a largo plazo es muy grande si nos limitamos a permanecer atados al planeta azul, ya que más pronto que tarde, algún desastre masivo, ya sea en forma de asteroide, volcán o guerra nuclear sin final, terminará con nuestra existencia en la Tierra. Llevado por esta ambición de salir del planeta y buscar un nuevo hogar para los seres humanos, decidió aprender por sí mismo las habilidades de ingeniería necesarias para diseñar cohetes, asumiendo tareas mucho más complejas y específicas que la simple dirección de SpaceX. De ahí que decidiese también colaborar con lo mejor de lo mejor. Fichó a Gwynne Shotwell, la actual responsable del desarrollo comercial de la empresa, que se convirtió en el brazo derecho de Musk en la compañía y que ha labrado su propio nombre como leyenda en la tecnología espacial.

Musk en coche

Un tío controvertido y polémico: Más Peter Weyland que Tony Stark

Para muchos, Elon Musk es un vendedor de humo sin igual, un charlatán que no duda en colocar su próxima idea como la solución a todo, muchas de las cuales no llegan a buen puerto y se estampan contra la tozuda realidad. Para otros, no es tan bueno ni inteligente, y simplemente es un tipo que tiene buena visión para los negocios. Sus salidas de tono, sus comentarios, sus declaraciones y sus tuiteos han conseguido que se meta en problemas una y otra vez, y de sobra son conocidas sus teorías sobre inteligencias artificiales que dominan a la humanidad, alienígenas que construyen pirámides en Egipto o peleas con otros científicos.

Su actitud con el coronavirus al comienzo de la pandemia, menospreciándolo, también le acarreó una crisis de publicidad en sus empresas que lo trajo por el camino de la amargura durante meses. Luego recapacitó y se convirtió en un auténtico pilar de la lucha contra el virus en muchos estados. Y bueno, cómo olvidar sus locuras a la hora de rescatar a los niños de Tailandia en una serie de cápsulas acuáticas que eran poco menos que irrealizables. Seamos claros: Elon Musk no es un héroe ni tampoco un villano de James Bond -aunque tenga actitudes propias de los mismos-.

Musk riendo

A menudo se le compara con Tony Stark, pero no creemos que se ajuste a ese perfil. Es un arquetipo demasiado simple. Y Elon Musk tiene más matices, más aristas. Es más como si Peter Weyland, el fundador de la corporación de las películas de Alien, se topase con Steve Jobs y con el propio Robert Downey Jr en una fiesta y se fumasen un cigarro juntos. Es así de particular, distinto y atractivo. Es un creativo inteligente, capaz de inspirar y de llevar a cabo las más increíbles ideas, pero al mismo tiempo es obvio que hablamos de un tipo complicado y de difícil trato, obsesionado con el trabajo -trabaja más de 120 horas semanales- y muy impaciente. Conocidas son sus broncas, sus despidos por impulsos y sus controversias, que han llegado a poner en aprietos sus propias iniciativas y empresas. Pero bueno, es así. Elon Musk no tiene filtros como tampoco tienen fronteras ni límites sus deseos e ideas.

Final

Sus últimos líos vienen auspiciados por su separación con GRIMES, la cantante canadiense con la que ha tenido un hijo de nombre muy estrafalario y una hija, la cual han mantenido en secreto hasta hace bien poco. Polémico en sus estamentos políticos, Elon Musk, pasa mucho tiempo en redes sociales, hablando de criptomonedas o de la libertad de expresión. Y aquí ha llegado su último truco.

Elon Musk compra Twitter y defiende la libertad de expresión

Parecía imposible, pero lo ha conseguido. Musk ha llegado a comprar la red social en la que tantas horas pasa y genera tantas discusiones y opiniones. Este movimiento, que ha desatado una tormenta corporativa dentro de Twitter, tiene varios elementos. Por una parte, hay que destacar que una de sus primeras decisiones es la de sacar a bolsa la empresa, buscando rentabilizarla. Asimismo, Musk ha confirmado que potenciará el uso de código libre, eliminará bots y evitará las cuentas fraudulentas dentro la plataforma. El objetivo del sudafricano es claro: fomentar la libertad de expresión en la plataforma. "La libertad de expresión es la base de una democracia que funciona, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad", ha remarcado.

"Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad"

"También quiero que Twitter sea mejor que nunca, afinando el producto con nuevas funciones, haciendo que los algoritmos sean de código abierto para aumentar la confianza, derrotando a los bots de spam y autenticando a todos los humanos. Twitter tiene un enorme potencial. Espero trabajar con la empresa y la comunidad de usuarios para desbloquearlo", concluía. Entre los rumores, se dice que Musk le quitará el ban a Donald Trump y luchará contra los grupos políticos y los lobbies que controlan la empresa. El expresidente de Estados Unidos, sin embargo, ha dicho que no volverá, y que este tipo de batallas no le interesan. Aquellas palabras sobre la compra de Twitter se envenenaron, y durante meses, no quiso dar su brazo a torcer: el sudafricano decía que había millones de cuentas falsas y de spam que hacían que el tráfico de Twitter fuese irreal. No movería ni un músculo hasta que le ratificaran que hay una audiencia real en el portal de Jack Dorsey.

Elon Musk

Antes de entrar en juicios, y cuando ya parecía abocado a entrar en un auténtico problema con la junta directiva de la red social, claudicó: había comprado por 44.000 millones de dólares la red social del pájaro azul. Sin embargo, su plaza del pueblo idílica, aquella en la que todo el mundo opina libremente, tiene problemas. Los usuarios han comenzado huir en desbandada, con pérdidas de cientos de miles de cuentas al día que acaban cerrándose o siendo suspendidas. Mientras busca monetizar el portal, Elon Musk vende gran parte de sus acciones para hacer que este último capricho sea menos doloroso a su bolsillo. Su último arrebato lo ha hecho perder 4000 millones de dólares en acciones de Tesla.

Lo que sí está claro es que Musk vuela libre, es un magnate que ha tenido encontronazos con personalidades consideradas filántropas como Bill Gates y que busca, aunque a veces sea controvertido en sus opiniones y planteamientos, un mañana mejor. Aunque ya sabéis: el fin no justifica los medios.

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