La semana pasada se detectó una gigantesca mancha solar y una llamarada asociada a ella que impactaría contra la Tierra en las próximas semanas. Para muchos, el hallazgo, sorprendente a nivel científico porque se detectó desde la superficie de Marte con una cámara del Rover que explora la superficie del planeta, alimentó los miedos del inminente apocalipsis que podría surgir en los próximos años. Mientras la NASA habla de tormentas geomagnéticas y llamaradas solares, los preparacionistas acumulan conocimiento, materiales y elementos para sobrevivir a la inminente catástrofe. Pero, ¿hay que tener miedo? ¿Puede acabarse el mundo con una tormenta solar de estas características?
Una llamarada procedente del sol: las tormentas solares pueden ser catastróficas en la Tierra y destruir nuestra sociedad
En la película de ciencia ficción con Tom Hanks, Finch, una enorme erupción solar destruye la capa de ozono, aniquilando casi toda la vida en la Tierra y lleva al caos más absoluto a la sociedad, con robots que se encargan de sustituirnos en muchos aspectos. Si bien es cierto que una eyección solar podría golpear la Tierra en cualquier momento, y la NASA trabaja en programas de inteligencia artificial para detectarlas, hay una buena noticia al respecto. Incluso la peor tormenta solar imaginable no sería tan terrible como se ve en el cine o la ciencia ficción. Pero sí, la mala noticia es que las consecuencias de una erupción así sí podrían ser nefastas a gran escala.
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¿Cómo? Tendríamos consecuencias graves y destructivas en la electrónica de naves espaciales, sobrecargas de la red eléctrica mundial, pérdida de la señal GPS consecuente de los fallos de comunicación con los satélites, dificultades para la navegación aérea, daños en el cableado terrestre y mala conectividad en cables submarinos. En otras palabras: un colapso absoluto. Según la NASA, estas eyecciones masivas expulsan radiación con una energía más que alta a la vez que emiten plasma solar, y se encuentran en regiones muy activas de nuestro sol, por lo que son habitualmente detectadas con nuestros sistemas de vigilancia espacial. Y no, no estamos exagerando ni un ápice.
Estas partículas cargadas ingresan al campo magnético de la Tierra y provocan las llamadas tormentas geomagnéticas, iluminando el cielo con una brillante aurora boreal. A nivel masivo, sería hermoso y espectacular, pero muy perjudicial, ya que significaría el preludio al colapso total de nuestra sociedad tal y como la conocemos: nada de suministro eléctrico, nada de internet, nada de usar cualquier tipo de dispositivo eléctrico sin protección. El sistema financiero caería como un castillo de naipes, el dinero dejaría de tener sentido. La sociedad como la conocemos desaparecería de un plumazo.
Una vuelta a la edad de piedra en apenas unos segundos. Los expertos creen que hay alrededor de un 12 por ciento de posibilidades de que una eyección de este tipo golpee la Tierra, casi las mismas o menores de que un enorme terremoto destruya California. Pero, aún así, hay gente que se prepara para sobrevivir al hipotético apocalipsis y que no les pille de imprevisto. Son los llamados preparacionistas, una tendencia cada vez más habitual en nuestra sociedad desde la irrupción de la pandemia de coronavirus que asusta.
Los preparacionistas del fin mundo son cada vez más habituales y se preparan para una enorme cantidad de escenarios apocalípticos
A nivel individual, aunque parezca una locura, sí se puede salir adelante en un escenario tan catastrófico como el descrito más arriba. Es ahí cuando entran los preparacionistas, personas que buscan sobrevivir a cualquier tipo de derrumbe de la sociedad, ya sea por una guerra, la irrupción de un virus, una catástrofe nuclear o una pandemia zombi. Sí, como estáis leyendo. Su máxima es estar preparados y formados para lo imposible. En el caso de una tormenta solar, los preparacionistas afirman que los sistemas bancarios colapsarían, algo cierto, y que a nivel físico no habría tanto riesgo como en una guerra o una pandemia vírica, únicamente con problemas serios en las comunicaciones o el suministro eléctrico -lógico, claro-, por lo que se podría seguir adelante durante meses o años.
Los preparacionistas explican que uno de los elementos primordiales es la elección de un cuartel general o domicilio para el apocalipsis, ya sea nuestro propio hogar o un refugio habilitado para ello, que sería el centro de operaciones. Ahí se deberían gestionar todas las acciones, mantener el núcleo familiar y comenzar a planificar el futuro y las decisiones a tomar, así como en el que se almacenarían los alimentos, existencias de agua potable y otros enseres. Entre las recomendaciones más básicas, hablan de acumular y hacer acopio de agua en grandes cantidades, cinco litros por persona y día previsto, con sistemas de control de calidad para su potabilización. Los más avezados hablan de instalar sistemas de mantenimiento del agua con pastillas potabilizadoras -algo que requiere tiempo y dinero- o de incluir dos gotas por litro de lejía de uso alimentario.
Por ejemplo, explican que en este caso, con la falta de suministro eléctrico por la tormenta solar, viene poco tiempo después la falta de suministro de agua para sanitarios, así que es muy importante no perder agua en los saneamientos. Hay que tener cuidado con las deposiciones sólidas, echándolas en un cubo con una bolsa de basura grande. También hay que tener cuidado de que no se mezclan con los orines, siempre evitando la fermentación y los malos olores. El uso de tierra es muy recomendado, así como el del serrín, un buen aislante higiénico.
Muchos de ellos afirman que no puede hacer nada o casi nada contra la explosión o la destrucción de los transformadores eléctricos a gran escala debido a las tormentas magnéticas de este tipo de erupciones solares, el suministro se podría ver reducido o cortado de la noche a la mañana, en apenas segundos, pero puede sí es cierto que podemos proteger el sistema eléctrico de nuestro hogar o refugio fuera de la red, quizás buscando elementos que nos eviten sobretensiones y buscando la manera de tener placas solares, generadores eléctricos de combustible y otros sistemas alternativos como pilas, hornillos de gas, radio por baterías o dinamo, cerillas, mecheros, velas y mucho aceite vegetal. De esta forma, habría energía alternativa de forma constante y, al mismo tiempo, iluminación básica durante las noches.
Para mantener el calor y evitar el frío en momentos complicados o de emergencia climática tras el apagón derivado de la tormenta solar, algunos preparacionistas indican que hay que saber usar los aislantes, como cartones o plásticos de burbujas, instalándolo en lugares concretos de las casas como las ventanas y puertas, si es que nuestra casa o refugio no está conveniente aclimatado. El uso de mantas y ropa de calidad es también un puntal de cara a conservar el calor corporal en el caso de que el invierno llegue. No se puede pensar a corto plazo, y creer que todo se solucionaría en unos días no tiene sentido.
La alimentación es otro factor clave y vital junto al del acopio de medicamentos en botiquines, faltaría más, indicándose que la acumulación de alimentos en conserva y legumbres cocidas, son dos opciones ideales. El utilizar técnicas de conservación como la conserva en aceite, salado o adobo, llegados a momentos extremos, está también muy indicada. También indican, en el caso de tener que salir a la calle o hacer algún viaje, se preparen mochilas y petates con existencias limitadas de lo citado arriba -agua, linternas, comida, medicamento, mantas- por si hay que abandonar el hogar o refugio. Por último, un consejo que siempre indican: la supervivencia en solitario puede ser efectiva, pero si nuestros vecinos, familiares y amigos comparten nuestro conocimiento, las esperanzas de vida aumentan exponencialmente. Así que ya sabéis.