'El Juego del Calamar' no es solo uno de los mayores fenómenos de Netflix en lo que respecta a audiencia y buena acogida por parte de la crítica; es una de las series más importantes del panorama streaming de los últimos años y una de las pocas que, realmente, logró colarse en la cultura popular de un modo prácticamente instantáneo, lo que no es sencillo teniendo en cuenta la alta cantidad de productos televisivos que aterrizan en los hogares de todo el mundo de forma diaria. La obra de Hwang Dong-hyuk permaneció cerca de una década en un cajón aguardando ver la luz en el mejor momento, y cuando lo hizo, se convirtió en un referente para el género. Después de tres años, llega la segunda temporada con un tono más salvaje, más brutal y una historia aun más adulta y pulida.
La temporada 2 de 'El Juego del Calamar' es una brutalidad y apunta maneras: la obra de Hwang Dong-hyuk evoluciona y se vuelve más salvaje
La segunda temporada de 'El Juego del Calamar' conecta directamente con el final de la primera, con Seong Gi-hun dispuesto a desmantelar y destruir la organización criminal detrás de este concurso macabro en el que cientos de personas acaban muriendo debido a su ansia de conseguir dinero para mejorar sus vidas. El arranque de este nuevo bloque de episodios es directo, rápido y frenético; pone al espectador directamente en la acción con el juego de gato y ratón que el mencionado personaje de Lee Jung-jae inicia para encontrar a estos lunáticos sectarios cuya diversión es ver morir a los pobres. Hwang Dong-hyuk lanza su relato al puro thriller policíaco con el protagonista estableciendo una red de investigación obsesiva para volver a su peor pesadilla, de la cual consiguió salir airoso una vez.
Ya desde sus primeros minutos, la temporada 2 deja constancia de su evolución y cambio con una puesta en escena más oscura que bien podría dialogar en determinadas secuencias con la 'Seven' de David Fincher, con Lee Jung-jae como eje central y motor de la trama principal ofreciendo una interpretación que fácilmente puede ser lo mejor de su carrera. El compromiso del artista con su personaje es tal que se puede palpar cómo su fijación por acabar con este espectáculo le consume por dentro.
Si en la primera temporada veíamos a un Seong Gi-hun tímido, contenido y hasta miedoso, aquí vemos un cambio radical por parte del protagonista, tornándose fuerte, valiente y sin miedo a la muerte. El único problema realmente es cuando la serie no le sigue la pista a él, puesto que pierde un poco el rumbo y divaga demasiado en conceptos poco interesantes, y eso puede que se deba al talento de Lee Jung-jae y su habilidad para lograr atraernos de nuevo hacia un terreno conocido y que parezca totalmente nuevo, con Hwang Dong-hyuk firmando un libreto, quizá, con demasiados giros.
La segunda temporada de 'El Juego del Calamar' es muy diferente a la primera en múltiples aspectos; tanto el protagonista como el espectador ya sabe a lo que se enfrenta, por lo que se sube el nivel en lo que atañe a misterio y gore para que el pan y circo sorprenda a ambos. Todavía queda una temporada más para que la serie de Hwang Dong-hyuk toque su final en Netflix, pero el piloto de estos nuevos episodios podría ser fácilmente una obra maestra de la televisión contemporánea, una clase magistral sobre el manejo de ritmo y la tensión con un cierre a la altura de grandes producciones cinematográficas. Puede que se pierda el factor sorpresa en lo que respecta al concepto general de la serie y eso obligue al producto a tener que estirar de otros elementos para sobrevivir, pero la producción mantiene muy buen nivel y continúa siendo de lo mejor que se puede encontrar en streaming.