Tras dos entregas dirigidas por Tim Burton, Batman cambió de manos. Joel Schumacher, que falleció el verano pasado, se encargó de insuflar nuevos aires al murciélago, que según Warner, tenía que ser más comercial. Así nació Batman Forever, una película que funcionó bien en taquilla y que vendió muchísimos juguetes, pero que no ofreció la verdadera visión de su director. Mientras los fans piden a Warner la edición sin adulterar de Batman Forever, Val Kilmer explica cómo fue su experiencia y los motivos por los que no quiso volver a ser Bruce Wayne en la controvertida Batman y Robin.
Para Kilmer fue como actuar en una telenovela
Val Kilmer está de moda y eso es algo que celebrar. El actor es el protagonista de un documental autobiográfico producido por A24 y Amazon Prime Studios, en el que se ofrecen entrevistas al intérprete y en el que se rescatan numerosas cintas privadas para construir una enorme hagiografía de sus logros y milagros en el cine. Mientras explica cómo ha luchado contra el cáncer de garganta estos últimos años, se recrea en algunas etapas de su carrera y ahonda en varios de sus papeles más míticos.
Y ahí, aunque el actor no esté conforme con su legado, está Batman. Kilmer siempre fue un auténtico fanático del hombre murciélago. Leía sus cómics y cuando era niño su padre le llevó a él y a sus dos hermanos al plató donde se rodaba la serie de los años sesenta con Adam West. ¡Se subió hasta en el Batmóvil!
“Cualquier emoción de la infancia que tuviera fue aplastada por la realidad del Bat-traje. Sí, todos los niños quieren ser Batman", explica en sus declaraciones recogidas por Cinemanía. "Quieren ser él… pero no necesariamente interpretándolo en una película", comenta en el documental. No obstante, en aquellos días, Kilmer era una auténtica estrella. Había protagonizado Willow, Top Gun y se había consagrado con Tombstone: La leyenda de Wyatt Earp, conquistando Hollywood como una de las nuevas caras a tener en cuenta. En 1995 recogió el testigo de Michael Keaton como Bruce Wayne en Batman Forever, aunque pronto se dio cuenta de que no fue una buena idea. El traje era incómodo, no se podía escuchar con claridad y el rodaje se dificultaba.
"No podía oír nada y, al cabo de un rato, la gente dejaba de hablarme", añade, mientras recuerda que llegó a sentir envidia por Tommy Lee Jones y Jim Carrey, que como Dos Caras y Enigma no tenían necesidad de uniforme y eso les facilitaba la expresividad y la dicción de la que él carecía en muchos aspectos. Entonces, para fomentar el mensaje y los diálogos de su personaje, se le ocurrió poner los brazos en jarra, moduló su voz y cambió su dicción. "Daba igual lo que estuviera haciendo, así que intenté ser como un actor de telenovela. Cuando me dirigía a Nicole Kidman… no podría contar las veces que me puse las manos en las caderas", recuerda Kilmer entre risas. Kidman que, en estos momentos, está cerca de estrenar su nueva serie en Amazon Prime Video.
Debido a esta mala experiencia, cuando concluyó el rodaje se negó a volver como Batman en futuras secuelas. Cambió su carrera con El santo, el remake de la serie de televisión de éxito. Sin embargo, sí le guarda cariño al murciélago y pese a que el rodaje no fue bueno a nivel profesional, sigue pareciéndole uno de los hitos de su vida como fanático del personaje de DC. El futuro de Kilmer en el cine pasa por su regreso a Iceman, su icónico papel en Top Gun, que regresará en la secuela Top Gun: Maverick, que protagonizada por Tom Cruise se estrenará el próximo 17 de noviembre en cines.