Blizzard ha lanzado hace unos días World of Warcraft: Battle for Azeroth, nueva expansión para su veterano MMORPG. Precisamente que sea un juego tan veterano es un problema, según ha explicado su director técnico Patrick Dawson.
Tanto contenido a lo largo de los años supone que el equipo debe mirar constantemente posibles contradicciones en la narrativa o problemas de jugabilidad. "World of Warcraft no huye de los retos", dice Dawson.
"Es difícil apoyar el legado heredado. Cada vez que lanzas un parche o expansión tienes que comprobar que funciona Ragnaros, Onyxia, porque hay gente que todavía vuelve a ese contenido.
El reto es, ¿cómo mantener ese contenido mientras desarrollamos el nuevo?".
Para solucionarlo, el equipo añade características que están relacionadas únicamente a alguna expansión. El sistema Artifact de Legion es un ejemplo, y no necesita ser retocado.
"Sin embargo, hay una tonelada de otras funciones que tenemos que apoyar. Una de las más importantes desde el punto de vista técnico es que queremos modernizar todo lo que se pueda. Tenemos una infraestructura mucho más basada en la nube, que no existía en 2004 y ahora es el estándar. Hemos modernizado el juego para usar eso".
Warcraft: Battle for Azeroth ya está disponible.