Análisis de World of Warcraft: Battle for Azeroth (PC)

Parece mentira que ya hayan pasado casi 15 años desde que Azeroth se abrió ante nosotros en forma de MMORPG, sacudiendo los pilares de la industria y convirtiéndose en todo un referente que muchos quisieron imitar sin éxito y poniendo de moda un género que hasta aquel entonces estaba enfocado únicamente a los jugadores más dedicados y pacientes.

Desde entonces, hemos vivido infinidad de aventuras, hemos explorado cada rincón conocido de este maravilloso mundo y hemos puesto fin a temibles enemigos en épicos e inolvidables combates que amenazaban con destruirlo todo. Con la Legión Ardiente por fin derrotada, los tambores de guerra vuelven a sonar en una expansión completamente centrada en el enfrentamiento entre la Horda y la Alianza que ha caracterizado a la saga desde sus mismos orígenes, algo que se había perdido en los últimos años. ¿Lo mejor? Que Blizzard vuelve a demostrar que sigue en plena forma.

Guerra

Como decimos, Battle for Azeroth, la séptima expansión del juego que hoy analizamos, nos lleva a un punto de la historia en el que estalla una gran guerra por el control de la Azerita, un preciado recurso que resulta ser la "sangre" de la propia Azeroth, la cual ha empezado a surgir tras la gigantesca herida que Sargeras, el titán oscuro, le hizo al planeta cuando fue derrotado al final de la expansión anterior.

Tal y como podréis intuir, este mineral esconde un enorme poder, motivo por el cual tanto la Horda como la Alianza están dispuestas a hacer todo lo que sea necesario para amasar toda la Azerita posible para así ganar ventaja frente a la facción rival.

A nivel narrativo hay ciertos hechos que se sienten un tanto forzados, pero Blizzard conoce muy bien a su público y sabe jugar perfectamente sus cartas, lo que les ha permitido dar un golpe de efecto con cierto giro de los acontecimientos que ha polarizado a los integrantes de la Horda después de que Sylvanas, la actual Jefa de Guerra, haya asesinado a miles de inocentes al quemar Teldrassil, un acto que muchos consideraron como cruel y despiadado, mientras que para otros era una necesaria muestra de poder y fuerza en el camino hacia la victoria en esta larga guerra.

En respuesta, la Alianza decide atacar la ciudad de Entrañas (Undercity), marcando el comienzo de esta expansión, la cual se desarrolla en dos nuevas islas. Por un lado, la Horda marchará hacia Zandalar, donde reside el milenario imperio trol Zandalari, mientras que la Alianza viajará hasta Kul Tiras, hogar de Jaina y de los mejores magos de toda Azeroth. ¿El objetivo de cada facción? Reclutar nuevos aliados para su causa.

Así pues, exploraremos ambas islas cumpliendo infinidad de misiones mientras ayudamos a sus habitantes a resolver sus problemas para así ganarnos su favor en un proceso que resulta igual de entretenido que siempre, gracias a un buen diseño de misiones, un trasfondo muy cuidado y una historia muy entretenida.

Por supuesto, no faltan las típicas misiones de eliminar monstruos y recolectar objetos, aunque estas nunca aburren, ya que están muy bien hiladas y se intercalan constantemente con otras mucho más originales y divertidas, consiguiendo que el camino hacia el nivel 120, el nuevo límite, sea tan divertido como satisfactorio.

Esto es algo que se ve reforzado gracias al descomunal trabajo que ha realizado Blizzard a la hora de crear estas nuevas islas, teniendo aquí, probablemente, las dos mejores regiones de todo el juego. Ambas son una auténtica pasada y cuentan con un diseño artístico capaz de maravillarnos mientras recorremos sus diferentes parajes, y todo lo que nos cuentan sobre ellas suele ser interesante, por lo que no nos faltarán ganas de explorar y descubrir hasta el último rincón.

Lo mejor de todo es que ahora el proceso de subida de nivel es muy diferente dependiendo de nuestra facción. De este modo, los miembros de la Alianza subirán de nivel en Kul Tiras, mientras lidian con terroríficas brujas, ponen un poco de orden entre los clanes piratas de la isla y se intentan ganar el beneplácito de los magos. Por su parte, la Horda se verá inmersa en un complejo juego de poder en la fascinante capital del Imperio Zandalari, donde las traiciones y complots están a la orden del día en el peor momento posible, ya que los dioses de la región están siendo asesinados y corrompidos en extrañas circunstancias, lo que parece vaticinar el regreso de un antiguo y poderoso mal.

Como veis, tanto la historia como las misiones que cada facción vive son completamente diferentes, lo que nos animará a subirnos un personaje del bando contrario al nuestro para no perdernos nada. Evidentemente, llegados a un determinado punto de la historia, nos permitirán viajar a la isla enemiga, aunque las cosas que haremos serán bien distintas.

En otro orden de cosas, nos vemos obligados a destacar el nuevo sistema de PvP de mundo abierto del que hace gala esta expansión. Ahora, en vez de dividir a los jugadores en servidores PvP y PvE, se nos da la opción de que activar el llamado Modo de Guerra, algo que solo podremos hacer en la capital de cada bando.

Si lo activamos, ganaremos acceso a los talentos de PvP durante nuestras aventuras por el mundo y aumentaremos nuestras recompensas en un 10%, pero claro, podremos ser atacados por cualquier integrante de la facción rival. Lo interesante es que si alguien asesina a diez jugadores enemigos sin morir, se convertirá en un asesino y su posición será visible en el mapa por todo el bando contrario, de modo que si alguien consigue acabar con él se llevará una jugosa suma de puntos de honor.

Gracias a esto se le ha conseguido dar nueva vida al PvP de mundo abierto, algo que llevaba años de capa caída, propiciando situaciones muy divertidas y emocionantes que han hecho de nuestras aventuras por Kul Tiras y Zandalar algo muchísimo más entretenido e impredecible. No en vano, hacía muchísimo tiempo que no veíamos a grupos de jugadores organizándose para dar caza a los usuarios de la facción enemiga, algo que solía acabar desencadenando enormes batallas campales, recuperando ese clima de guerra que tanto busca traer de vuelta esta expansión.

Lo mejor de todo es que este modo es algo completamente opcional, por lo que si sois de los que solo buscan disfrutar de las misiones y del contenido PvE, podréis hacerlo sin ningún tipo de problema. En nuestra opinión, os recomendamos activarlo para disfrutar de toda la esencia de World of Warcraft, pero entendemos que es una característica que puede resultar muy frustrante y que no siempre apetece, especialmente si solemos jugar solos.

Por otra parte, cabe señalar que ahora se han eliminado las armas artefacto por motivos argumentales, algo que se ha sustituido por el Corazón de Azeroth, un colgante que podremos subir de nivel a base de Azerita. Cuanto más nivel tenga este ítem, más habilidades adicionales podremos desbloquear de las piezas de equipo de Azerita que consigamos.

Por desgracia, el título nunca consigue sacarle todo el partido a este sistema, ya que las mejoras que podemos desbloquear no son demasiado interesantes ni atractivas, todo lo contrario a lo que ocurrió con los artefactos en Legión. Es una buena idea, así que esperamos que Blizzard la pula y potencia en próximas actualizaciones, ya que el "farmeo" de Azerita a día de hoy no se siente demasiado satisfactorio.

Otra novedad la tenemos en la implementación de las razas aliadas, unas variantes de las razas actuales de cada facción con sus propias características y habilidades pasivas. Estas tenemos que desbloquearlas jugando, por lo que no estarán disponibles de inicio, dándonos un nuevo incentivo para subir ciertas reputaciones y poder acceder a más contenidos. Eso sí, todavía no están disponibles todas ellas, por lo que habrá que esperar a que Blizzard "libere" las que quedan.

Continuando con las novedades tenemos que destacar las Expediciones, un nuevo tipo de contenido PvE que nos ha gustado bastante. Aquí, tendremos que explorar una isla siempre cambiante cumpliendo diferentes objetivos para hacernos con toda la Azerita posible antes de que lo consiga otro grupo de la facción contraria controlado por la I.A. Lo más llamativo es que esta I.A. es realmente buena y es capaz de desarrollar estrategias muy efectivas contra nosotros, hasta el punto de que en sus dificultades más altas nos parecerá estar jugando contra jugadores reales, algo que no habíamos experimentado nunca en todo lo que lleva el juego en activo.

Por supuesto, Battle for Azeroth nos llega con una nueva remesa de mazmorras igual de divertidas que siempre y con temáticas muy diversas. Tan pronto estaremos explorando una tétrica mansión encantada digna de la mejor película de terror que combatiendo en una ciudad goblin o luchando por conquistar un bastión. Los jefes vuelven a hacer galas de mecánicas muy originales y el desarrollo de las instancias siempre resulta ameno y variado, por lo que pocas pegas podemos ponerle en este sentido, ya que la compañía californiana sigue demostrando que pocos rivales tienen creando este tipo de contenidos.

No nos podemos olvidar de mencionar que dentro de unos días se implementarán los Frente de Guerra, un nuevo tipo de batalla PvE para 20 jugadores en la que tendremos que construir nuestras propias bases para acabar con la facción enemiga, al más puro estilo Warcraft clásico. Como no está disponible todavía, no podemos daros nuestra opinión al respecto, ya que con esta expansión se está siguiendo una política de contenidos mucho más progresiva que en anteriores ocasiones, por lo que faltan bastantes cosas por llegar, incluyendo las nuevas raids.

En el terreno gráfico poco que decir, ya que esto no deja de ser un juego de casi 15 años que ha sufrido multitud de revisiones para adaptar su apartado técnico a los tiempos actuales. Lo más sorprendente es que sus paisajes siguen maravillándonos, algo de lo que tiene gran culpa su exquisita dirección artística, lo que no quita que cosas como su distancia de dibujado sigan impresionándonos como el primer día.

Finalmente, del sonido solo podemos alabar su espectacular banda sonora, la cual nos deja con algunas de las mejores composiciones de toda la saga y saben captar a la perfección la esencia y el ambiente de todo lo que vemos en pantalla. Los efectos siguen la misma línea y el doblaje al castellano vuelve a ser de primer nivel, con opción de cambiar al original inglés (inigualable) si así lo deseamos.

Conclusiones

World of Warcraft: Battle for Azeroth no busca revolucionar este veterano juego, pero sí que ha sabido insuflarle nueva vida y demostrar que su propuesta sigue siendo igual de divertida por más años que pasen. Las dos nuevas regiones son una auténtica pasada que todo fan de este fantástico universo debería de explorar, novedades como las Expediciones son muy interesantes, y los nuevos contenidos clásicos, como las nuevas mazmorras, están al mismo nivel de siempre, lo que asegura horas de entretenimiento de calidad.

Quizá no nos ha conquistado tanto como lo vivido en Legión (las misiones no están tan inspiradas, el sistema de Azerita no funciona ni la mitad de bien que el de artefactos, etcétera), probablemente una de las mejores y más ambiciosas expansiones jamás realizadas, pero aquí tenemos motivos de sobra para seguir disfrutando de todo lo que Azeroth tiene por ofrecer.

Hemos realizado este análisis gracias a un código que nos ha facilitado Blizzard.